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27 de junio de 2010

Maravillas del Museo di Storia Naturale de Milán

P1200273Cualquier museo de ciencias naturales cuenta con animales naturalizados o disecados. Cualquiera. Algunos le dan más importancia: aquellos que ahora carecen de recursos y han de tirar del modelo museístico de la primera mitad del siglo XX. Otros, como el actual Museo de Ciencias Naturales de Madrid, aprovechan este “fondo de armario” para complementar exposiciones temporales o para enriquecer la muestra permanente.

P1200264Pero es en el Museo di Storia Naturale di Milano donde he podido ver un mejor uso de esta práctica: en dioramas.¡Y qué dioramas¡

La verdad es que es un paseo asombroso, una sala tras otra vas disfrutando de los diferentes ecosistemas de la tierra, con espectaculares animales en posiciones naturales, en entornos recreados a la perfección, consiguiendo una ambientación que sólo se consigue en documentales de la naturaleza o en las fotografías de las mejores enciclopedias.

P1200260La Reserva de Aldabra, en las Islas Seychelles, donde estos galápagos gigantes están bebiendo en una poza de agua dulce. El Parque Nacional de Nagarhole, en la India meridional, donde el Elefante Asiático y el Rinoceronte de Java comparten ciénaga y pájaros desparasitadores. El bosque siberiano, con el tigre cazando un ciervo en la Reserva rusa de Kedrovaya Pad.

P1200271Es un espectáculo continuo, una recreación necesaria y emocionante de reservas naturales del mundo.

Este Bisonte Europeo del Parque Nacional de Bialowieza en Polonia; el Jaguar y los Pecaríes de la Reserva Nacional de Monteverde en Costa Rica (qué grandes recuerdos nos trajo este diorama) o un absolutamente impresionante Elefante Marino de la Isla Subantártica de Kerguelen nos llaman la atención mientras recorremos las 23 salas del Museo, P1200269realmente no sabemos en cual centrar la atención, son todas fabulosas y sinceramente creo que es el mejor uso que se le puede dar a quienes dejaron de estar vivos hace mucho tiempo.

Las vetustas vitrinas con leones disecados ya albinos que han perdido el color (y que fueron disecados allá por 1905) no se encuentran en el Museo di Storia Naturale de Milán. A cambio, quienes disfrutan del paseo por entre estos dioramas tienen la posibilidad de reconocer ambientes con los que solo pueden soñar y asistir a escenas difícilmente visibles ya incluso en estos lugares.

P1200275 Pero no sólo se limitan a reproducir el altiplano tibetano, la costa indonesia, el río Amazonas, el Ártico, las chilenas Torres del Paine o la Sabana africana (éste asume todo el significado de la palabra espectacular), sino que también reservan el último piso del Museo a los ecosistemas y Parques Naturales de la propia península italiana y sus islas.

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El Parque Nacional Gran Paraíso, por ejemplo, en los Alpes italianos. El más antiguo de todos los parques de la República creado precisamente para conformar un coto de caza privado real para que Victorio Emmanuelle pudiera cazar las últimas cabras montesas (íbices) de la península. Y aquí están, en el diorama correspondiente.

Y es que el Museo di Storia Naturale está fuertemente ligado a la historia de la ciudad. Se sitúa en los Giardini Pubbici Indro Montanelli, los primeros jardines públicos de Europa, diseñados en 1783 sobre los terrenos de dos antiguos monasterios. Y no será hasta 1844 cuando se inaugure el Museo gracias al esfuerzo, entre otros, de su primer Director, Giorgio Jan, un botánico de prestigio que se empeñó en tener un Museo de nivel en Milán cediendo sus propias colecciones.

P1200205Es un edificio precioso que, como es natural, recoge grandes colecciones de minerales, fósiles, insectos, vertebrados… además de los dioramas comentados. Tuvimos muy poquito tiempo para hacer la visita como es debido, pero fue suficiente. Entre los múltiples objetos para admirar, nos llamaron la atención los siguientes.

P1200222 El Yacimiento de Besano acapara gran atención. De hecho, éste de aquí al lado es el Besanosaurio, un reptil marino muy largo, de casi seis metros que vivió hace 235 millones de años, en el Triásico. Un ictiosaurio hembra que se encontró en 1993 en la Lombardía y que presenta restos de embriones en su interior: estaba preñada. 6 años se tardó en sacar este fósil del yacimiento de Besano, donde se hallaron otros organismos igualmente interesantes. Por ejemplo, más de veinte especies de reptiles y muchos de ellos en un estado de conservación excepcional. P1200229 Uno de los más llamativos es el Tanistrofeo, cuyo cuello era enormemente largo. Se trataba de un plesiosaurio que toma un protagonismo claro en el diorama (no podía faltar) que reconstruye el mar y las costas del Triásico de Besano de hace 238 millones de años.

En este yacimiento se encontraron también numerosos fósiles de peces e invertebrados que pueblan las vitrinas de las salas de Paleontología. Y de repente hace su aparición un cráneo gigantesco de un pez placodermo (Dunkleosteus sp) extraído en Marruecos y directamente traído del Devónico superior, hace 370 millones de años. P1200239Siendo tan grande la cabeza, se supone que el cuerpo podría llegar a medir hasta 4 metros de largo; cuerpo que posiblemente no llevara escamas ni placas para mayor flexibilidad en sus movimientos (al fin y al cabo era un cazador consumado).

Accediendo a las salas dedicadas a los dinosaurios, se muestran unas portentosas reproducciones de plesiosaurios, estegosaurios, tiranosaurios y hasta un enorme y encantador Triceratops, un modelo no demasiado real pero impactante y encantador realizado en los años 70 de uno de los dinosaurios más populares entre los aficionados.

P1200246 Y justo al lado del Triceratops, en una gran vitrina se pierde el pequeño fósil del dinosaurio Scipionyx hallado en Pietraroia (Benevento). Abajo, con su reproducción en resina.

Es uno de los dinosaurios más conocidos hallados en Italia porque mantiene unas condiciones de conservación excepcionales de sus órganos internos (intestino, tráquea, algunos músculos de la cola o el hígado). Un ejemplar único. P1200247¡Lástima que casi no lo pudiéramos ver por la cantidad de niños que atendían a un monitor de paleontología en la sala¡

Y, por supuesto, fósiles habituales de estos museos como el enorme Glyptodonte (no debe haber Museo sin su armadillo gigante sudamericano). 

Nos dimos también un paseo por las colecciones zoológicas, admirando el gran esqueleto de Cachalote hallado hace unos años en la Toscana, valiosos ejemplares de Tridacnas o de Cangrejos Gigantes de Japón (entre las cosas que ahora mismo me vienen a la mente). P1200227Pero si algo caracteriza al Museo de Storia Naturale di Milano, además de sus excepcionales dioramas, es por ser uno de los pocos museos donde se guarda un ejemplar disecado de Quagga.

File:Quagga milano.jpg

El Quagga (Equus quagga) una pobre cebra extinguida a finales del siglo XIX en Sudáfrica se mantiene viva aún hoy en las salas del Museo a la espera de ser recuperada por diferentes programas basados en la secuenciación de su ADN o en el proceso de cría específico que se está desarrollando en Etiopía.

Nos quedamos con ganas de mucho más (pudiendo aprovechar, además, la visita pues era el día de entrada gratis como celebración del año de la Biodiversidad). Ya habrá tiempo para volver.

22 de junio de 2010

La Basílica de San Marcos / Piazza San Marcos (y II)

P1190831La construcción de una de las obras más impresionantes de la antigüedad ha llevado casi mil años, pero hubo un momento definitorio en todo ese tiempo: la Cuarta Cruzada. En 1204 el anciano Dux Enrico Dandolo capitaneó las hordas de cruzados que esquilmaron Constantinopla, dejándola sin la mayor parte de sus tesoros.

P1190824 A partir de ahí, la Basílica de San Marcos de Venecia contó con mármoles orientales, columnas, capiteles, tesoros, estatuaria y una influencia decisiva para pasar a convertirse en el emocionante edificio que es hoy. Multitud de visitantes esperan cola para entrar. La alta sombra del Campanile, justo enfrente, ayuda a soportar el calor. El Campanile es otro de los símbolos de la Plaza San Marcos.

Si Venecia es la ciudad de los campanarios (alrededor de 200 en pleno siglo XVIII), los casi 100 metros de altura de este gran Campanario de San Marcos han vivido muchas vicisitudes, sobre todo incisión de rayos y un impactante colapso estructural. El 14 de julio de 1902 el Campanile colapsó y se derrumbó todo lo alto que era. Y aunque se reconstruyó tal cual era, numerosos tesoros se perdieron con ello: varias de las longevas campanas, la estatua del Arcángel Gabriel que lo coronaba y la entrada principal, la Logetta de Sansovino. Todos ellos también se reconstruyeron, las campanas con los restos de las perdidas (salvo la famosa Marangona cuyo tañido permitía comenzar las sesiones del Consejo), el Arcángel y la Logetta, que ganó mármoles y presencia (hoy está en restauración). Sin embargo, la preciosa Virgen con niño del mismo Jocobo Sansovino que se situaba aquí quedó muy dañada, pudiéndose ver lo que queda de ella en el Museo de San Marcos, sito en la propia Basílica. DSC00523

Y es precisamente en el Museo de San Marcos donde se pueden observar los caballos originales de la fachada de la Basílica, los robados del hipódromo de Constantinopla en 1204. Dejando aparte la belleza innata de estas figuras de bronce, mil y pico de años después de su factura, estos caballos sin cuadriga son de las pocas estatuas de bronce de época romana y de gran tamaño que han sobrevivido a la historia. Y eso que sustos no le han faltado. Estaban situadas en una ubicación portentosa en el hipódromo de Constantinopla y vivieron allí junto al carro del que tiraban victorias y fracasos, revoluciones (Nika¡) y abandonos… hasta que el anciano Dux conquistador decidió que debería ser Venecia y no Constantinopla la heredera espiritual de la Roma Imperial y se los llevó como botín.

P1190761 El poeta Francesco Petrarca escribía a un amigo en 1364: “Se ven los cuatro caballos de bronce dorado, a los que su antiguo artífice dio un aspecto tan real que casi te parece oírlos relinchar y galopar”. Los caballos, se discute si helénicos o de época de Constantino, se convirtieron en un símbolo: Génova les quiso poner las riendas en una guerra con Venecia que perdió. Napoleón sí la ganó, y se los llevó a París de donde volvieron en 1815. Ahora son unas copias perfectas de los caballos las que presiden la terraza de la Basílica mientras los originales son las estrellas del Museo.

DSC00525 Un Museo que cuenta con un buen número de mosaicos bizantinos, telas pintadas… pero sobre todo, que deja ver el interior de la Basílica desde una perspectiva apabullante. Los muros de las cúpulas y las bóvedas están cubiertos de mosaicos dorados a la manera bizantina. 4240 metros cuadrados de mosaicos realizados por artesanos procedentes de Rávena.

Más que cada detalle de los múltiples que llaman la atención, lo imponente es el conjunto, el ambiente, la luz, el lujo de unos mosaicos que recuerdan un arte a punto de desaparecer en lo más alto de su historia. La Basílica de San Marcos tiene un indudable aire oriental que recuerda a Santa Sofía o a San Salvador de Chora, en Estambul.

Todo comenzó en enero de 828 cuando unos mercaderes venecianos en viaje de negocios en Alejandría se enteraron de que la iglesia donde dormían los restos del discípulo de Pedro iba a ser convertida en mezquita. Decidieron entonces robarlos y llevarlos a su patria para lo que hubieron de esconderlos en un cargamento de carne de cerdo que los árabes no dudaron en dejar pasar por la aduana (estos árabes se tapan ojos y nariz al ver el cerdo que oculta el cuerpo de Marcos en una de las pinturas que adorna la portada occidental de la Basílica):

P1190767El traslado del cuerpo del Evangelista no fue sencillo pero al llegar a Venecia fueron recibidos por el mismísimo Dogo, Giustiniano Particiaco, quien dio la bienvenida al que llegaría a ser una de las reliquias y símbolo de la cristiandad del momento. Por orden suya, comenzó a construirse tras su muerte un templo a la altura de su importancia (la iglesia dedicada al más modesto San Teodoro no parecía suficiente), la Basílica misma que no llegaría a ser catedral de Venecia hasta 1807.

Precisamente, en la llamada Puerta de San Alipio se narra el traslado a la nueva Basílica (tal y como era en el siglo XIII) del cuerpo de San Marcos, en un mosaico de 1265 que consigue ser el único que se mantiene original desde su construcción.

P1190812La fachada occidental, por donde se entra a la Basílica, está adornada por numerosas imágenes relacionadas con la historia del evangelista y otras habituales de la historiografía cristiana. Y a partir de aquí se entra al Atrio y comienzas a sorprenderte por los mosaicos de los techos.

Son mosaicos venecianos, construidos en el siglo XIII y que narran numerosas escenas del Antiguo testamento. Son sobrecogedores, pues a la belleza innata de las figuras, fondos y dorados se une el asombro por el trabajo realizado hace más de setecientos años.

P1190804Aquí al lado tenemos, por ejemplo, escenas de la vida de Josué, intérprete de sueños, a quien sus hermanos tratan de matar tirándole a un pozo por la envidia que le tienen al ser el preferido de su padre. Sobrevive, pero sólo para ser vendido como esclavo a los egipcios tras ser encontrado por una caravana de camellos. En Egipto es acogido por el faraón y termina convirtiéndose en el salvador del pueblo egipcio. 

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Ésta otra es la cupulilla dedicada a Abraham, en la que se narra parte de la vida del iniciador de una nueva historia de la humanidad (según el antiguo testamento, claro). En varias ocasiones, Abraham, quien se ha sometido a Dios olvidándose de sí mismo, escucha las palabras de Dios que aparece como una mano que asoma a través de un jirón de cielo, dividiendo la historia en varias escenas.

A pesar de la belleza del Atrio, poca gente le presta atención, pues el interés de la mayoría es acceder a la Basílica o subir al Museo por unas escalerillas ciertamente empinadas.

Y el interior es efectivamente, impactante. Todos los mosaicos de la Basílica transmiten historias que forman parte de otra gran historia, la sagrada. Curiosamente, muchos de los mosaicos han sufrido el paso del tiempo y algunos hasta fueron sustituidos por pinturas al fresco. La verdad es que se nota mucho cuando la escena está pintada sobre la pared (aunque hay algunas basadas en bocetos de Tintoretto, por ejemplo) y contrasta muy mucho con los restos de mosaicos que aparecen aquí y allá.

P1190791Pero si hay un tesoro excepcional en la Basílica de San Marcos es la Pala d’Oro. Se trata de un exquisito retablo, un impresionante trabajo de orfebrería bizantina y veneciana  realizado entre el siglo X y el XIV por orfebres medievales.

Hay que volver a pagar por verlo, pero merece la pena. Está formado por 250 paneles confeccionados con esmaltes engastados en oro y plata y adornados con pedrería preciosa. Un lujo, vaya, que ciega con los brillos que produce la luz al acariciar su superficie.

El retablo consta de dos partes. La inferior ilustra la historia de San Marcos (a los lados), incluye un retrato del Dogo que lo encargó (Ordelaffo Falier) y de la Emperatriz que regía Constantinopla en aquella época, Irene; un Cristo pantocrátor en el centro y, alrededor, todo el elenco de personajes bíblicos: profetas, apóstoles, arcángeles, la Virgen…

P1190794Esta sección inferior, la más grande, fue un encargo a orfebres bizantinos que posiblemente vivían en Venecia, pero no sucede así con la parte superior: ésta procede del botín de la Cuarta Cruzada, de la conquistada Iglesia del Pantocrátor de Constantinopla. Seis grandes planchas, seis recuadros con seis festividades de la iglesia según la época: P1190795

La entrada a Jerusalén, la resurrección y la crucifixión arriba; la ascensión, la venida del Espíritu Santo y la Deesis (muerte de la Virgen), abajo.P1190793 Salimos de la Basílica con el color del oro en nuestra mente para reconciliarnos con el dorado real de la luz del sol y de las tonalidades que crea sobre las cúpulas de San Marcos. Estas cúpulas son especiales. Son cinco cúpulas de aspecto inconfundible y de tamaños diferentes, pero les une un común denominador: son cúpulas que recubren a otras cúpulas.

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Fue a mediados del siglo XIII cuando se decidió recubrir las cúpulas típicamente bizantinas de la época (más bien bajas y achatadas) por estructuras de madera recubierta de finas láminas de plomo rematadas por una cúpula pequeña rematada por una cruz dorada.

Su existencia modificó la iluminación interior de la Basílica: en cada corona de la cúpula hay 26 ventanas pero más gruesas y permitiendo la entrada de la luz con menos ángulo. Por ello, se perdió la luz atenuada y uniforme de las iglesias bizantinas y se ganó la poderosa luz de los rosetones de las iglesias románicas.

Uno de los placeres que proporciona la vista al Museo es poder recorrer a pie la terraza de la Basílica. Desde allí se tiene una visión inigualable de la Piazza San Marcos. Tanto de la Piazzeta con las columnas y el Palacio Ducal como de la propia Plaza, con las Procuradurías y la magnífica Torre dell’Orologio.

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Estas de aquí arriba son las Procuradurías, viejas y nuevas a izquierda y derecha. Al fondo, el edificio que Napoleón hizo construir para convertir esta ya de por si maravillosa plaza en “el salón mas bello del mundo” (entendiendo salón como equivalente a plaza pública). Ahora es sede del Museo Correr, que tanto me hubiera gustado visitar.

P1190773 Justo al lado de las Procuradurías viejas, donde se disponen cientos de mesas para que los turistas puedan ser timados al oído de música de orquesta, se encuentra la llamada Torre de los Moros o Torre dell’Orologio.

A causa del color oscuro que ha ido adquiriendo el metal, las dos figuras que tocan la campana en este precioso edificio medieval, que en origen eran pastores (uno joven y otro viejo con barba como símbolo del paso del tiempo), han sido tradicionalmente denominados moros.

Los franceses mandaron desmantelar la figura del Dux que acompañaba al tradicional león de San Marcos,ahora huérfano en lo alto de la torre.

El reloj es un prodigio de la técnica que no solo da la hora sino también el día, el mes y el horóscopo gracias a un complejo mecanismo. Unos Reyes Magos autómatas rinden tributo a la Virgen cada hora según indicación de un ángel anunciador.

P1190826Por último, crucemos a tomar un granizado al Café Florian, el mismo lugar donde Dickens, Proust, Casanova o Lord Byron disfrutaron de las vistas únicas que regala la Piazza San Marcos.

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18 de junio de 2010

La Piazza San Marcos (I): el Palacio Ducal

P1190754 Según la tradición, el Dux, el más alto representante de la Serenísima República de Venecia, tenía por costumbre asomarse por entre las dos columnas de mármol rojo de Verona de su imponente Palacio en diferentes ocasiones: en los momentos en que había que leer condenas a muerte, cuando se ejecutaban dichas condenas o en momentos de celebración (el Carnaval, como el mayor de todos). Y ahí estriba la esencia de la antigua y poderosa República de Venecia, en esa mezcla cautivadora de ostentación, poder, comercio y apertura.

P1190748 Venecia aprovechó la ocasión. De hecho, es una de las pocas ciudades que no vio la necesidad de construir murallas o estructuras defensivas. Para eso ya contaba con el aislamiento que le proporcionaba la laguna. El largo puente que une la ciudad con el continente no se construyó hasta 1846 por lo que la única comunicación que existía con el exterior era marítima. Y Venecia lo aprovechó para bien, haciéndose con la mayor flota naviera comercial y de guerra y convirtiéndose en la potencia mundial de la época.

Y todo ello sin monarquías ni reyes por ningún lado. La República de Venecia se congratulaba de no necesitarlos y por eso sus Dogos (Dux) eran elegidos más o menos democráticamente por una serie de familias importantes. Y el cargo era vitalicio. Y para representar poderío, qué menos que un palacio espectacular: el Palacio Ducal sito en uno de los lugares más impresionantes de la ya de por sí impresionante ciudad de Venecia: la Plaza de San Marcos.

P1190777 A San Marcos (bueno, a lo que quedaba de él) se lo trajeron unos cuantos venecianos desde Alejandría, donde supuestamente robaron el cuerpo del Santo y, escondiéndolo entre verduras y carnes, lo sacaron del país y lo llevaron a Venecia, donde pronto se convirtió en la competencia de San Teodoro, el otro patrón de referencia de la ciudad. El caso es que para tener al Santo bien enterrado se construyó una de las más maravillosas iglesias de la Cristiandad, la Basílica de San Marcos, que ejerció durante mucho tiempo de iglesia casi civil, dado que estaba ubicada pared con pared con el palacio ducal y que se avenía a las necesidades de los Dogos.

P1190774 La Plaza se completa con otros edificios portentosos: el Campanile, la Torre del Reloj, la Biblioteca Marciana y las Viejas y Nuevas Procuradurías. Fue Napoleón el que la denominó "El Salón más bello del mundo" antes de destruirla parcialmente para construir su propio palacio. Una plaza enorme y evocadora con algunas de las visitas más interesantes para todo aquel interesado en la historia de la antigüedad.

Qué mejor que acercare a la Piazza San Marcos por el agua. Muchos vaporettos te dejan en una parada muy cerquita de la plaza, a la que se accede a través de algunos puestos de venta dedicados a los turistas (atención, algunos merecen muy mucho la pena, sus máscaras son bien diferentes de las demás). Y lo primero que ves al llegar son las imponentes columnas que sirven de antesala a la piazza. Antes eran símbolo de mala suerte y los venecianos no querían pasar entre ellas.

P1190749 El que allí se ajusticiara a los condenados a muerte (mientras el Dux lo veía desde el palacio) quizá tuviera algo que ver. Dicen que en origen eran tres columnas pero que la tercera nunca pudo ser recuperada de su caída al mar. Para elevar las dos restantes, procedentes posiblemente de Constantinopla, tuvieron que esperar años hasta que un tal Nicola Staratonio tuvo la genial idea en 1172 de atar maromas mojadas a las columnas que, según se iba secando levantaban pocos centímetros las inmensas columnas, justo lo necesario para ir metiendo sacos de arena en el hueco. Y así se consiguió elevar estas imponentes columnas de granito oriental.

Por cierto, como recompensa a Staratonio (quien también proyectó el primer puente de Rialto) se le permitió abrir allí una casa de juegos que le hizo rico. Parece que no estaba mal tener ideas buenas en la antigua Venecia. Los que tenían mala suerte eran los ejecutados, a quienes se les ponía líricamente de cara a la torre del reloj (justo enfrente) para que pudieran ver su última hora.

Encima de las columnas hay sendas estatuas muy interesantes, que a día de hoy son copias para evitar la degradación de las originales que se muestran en los Museos Venecianos y el Palacio del Dux. En la primera está la estatua de Todaro (San Teodoro de Amasya), santo bizantino y primer patrono de la ciudad, quien está matando un dragón como si tal cosa. Curiosamente, se cree que la cabeza del Santo pertenece a un retrato del inefable rey Mitrídates del Ponto (infatigable enemigo de la república romana), el torso a una estatua de Adriano mientras que extremidades y dragón pertenecerían al siglo XIV.

P1190759 La otra columna está habitada por un león alado, símbolo del evangelista San Marcos (no podía ser de otra forma). Sin embargo se trata de un león que no lo es: es una quimera probablemente etrusca o sasánida a la que le añadieron las alas a posteriori (algunos optan incluso por un origen chino). Napoleón se la llevó a París en el XIX y volvió muy desgastada, habiendo perdido el brillo dorado de antaño y algunas de sus piezas (que tuvieron que ser reemplazadas). Las columnas representan un cambio fundamental:el paso de ciudad bizantina a capital de la república Serenissima y por eso son tan importantes.

Desde la dársena de la laguna, y a través de las columnas, se entra en la Piazzeta. A lo largo de los siglos, numerosos terremotos e incendios han acabado con los emblemáticos edificios de esta zona. Sin embargo, una y otra vez han sido reconstruidos (y además, siendo encargados a los mejores arquitectos y artistas de cada época). Por eso la Plaza de San Marcos es un lugar simbólico y fundamental.

P1190751 Hace muy buen tiempo cuando entramos en la Piazzeta, la antesala a la Piazza. Numerosos grupos de turistas abarrotan la plaza, muchos de ellos hacen cola para entrar en la Basílica o para subir al Campanile. La Basílica nos trae recuerdos, enseguida, de Estambul, tanto le debe Venecia a la ciudad del cuerno de oro. El Campanile es imponente, pero es que toda la plaza redunda armonía. Nos fijamos en el Palacio Ducal, a la izquierda. Elegancia y refinamiento, mármoles blancos y rojos, pórticos sosteniendo ligeras galerías de enorme belleza que a su vez sostienen un edificio enorme. Y no tiene ningún aspecto de fortaleza inexpugnable a la defensiva (como suele pasar con otros palacios de la época): el mar y la potente flota veneciana eran más que suficientes.

P1190832 Aquí vivía el Dux y tomaba protagonismo la vida política y legislativa de la ciudad. De hecho, aquí se reunían numerosos Consejos que gobernaban la ciudad: el Consejo Mayor, el Consejo de Sabios, el temido Consejo de los Diez... Los miembros del Consejo Mayor, una especie de parlamento de la época, se reunían en la grandiosa Sala del Consejo Mayor, de de 53 metros de longitud y donde, abarrotada, se sentaban los más de dos mil consejeros que tenía la República. Pertenecían a casas nobles y su número creció tanto que en 1319 se vieron obligados a cortar el acceso al Consejo. Por eso, los nobles que con el tiempo vinieron a menos y se arruinaron eran fácilmente comprables por quien no podía ejercer el voto directamente.

DSC00535 El Dux era un puesto vitalicio, sólo podía "abdicar" en casos muy extremos, pero su poder no era total: estaba sometido a la ciudad. Muestra de ello son las numerosas figuras de Dogos arrodillados frente a simbólicos leones de San Marcos en humilde apostura.

Otra pista la dan los retratos de dogos de la gran Sala del Consejo Mayor: alguno está tapado en un negro acusador; se trata de algún dogo corrupto que no merece constar entre las decenas de personas que llegaron a tan alta condición (por cierto que todos los retratos de Dogos no hacen sino dar compañía al impresionante Paraíso de Tintoretto, que pintó ya anciano y que ocupa una extensión enorme). Recorrer las Salas del Palacio Ducal es un placer, no te dejan hacer fotos con lo que poco se puede mostrar. Recuerdo la especial impresión que nos provocó la Sala de los Mapas, en la que mapas del Mediterráneo cubren las paredes y dos inmensos globos terráqueos que proporcionan una personalidad al Palacio que lo alejan de las habituales residencias reales.

P1190859 Pero es que el Palacio no sólo servía de Residencia de los Dogos o de sede de los Consejos. También aquí se administraba justicia y sus pasillos llevaban a modernas prisiones donde fueron encerrados prisioneros tan famosos como el mismísimo Casanova, quien finalmente logró escapar de su prisión de techo de plomo.

DSC00537El Palacio cuenta con celdas oscuras y húmedas, salas de tortura y celdas soleadas y bien aireadas para los mejores prisioneros. Las recorremos, sus puertas tienen mil y un formas de cerrajes, sus pasillos son estrechos, la luz no fluye con facilidad... de vez en cuando surge algún patio luminoso (donde posiblemente se dispusiera la venta de vino no aguado para los prisioneros y que fue apreciado por los venecianos, que se acercaban a comprarlo).

De repente nos damos cuenta de que estamos pasando a través del Puente de los Suspiros, uno de los emblemas de Venecia que actualmente está en proceso de restauración. De todos es conocida la leyenda que dice que los condenados suspiraban a su paso por el puente, pues sería su última visión del exterior.

P1190878 Ahora está medio tapado por publicidad (curiosa la opción de los italianos para ocultar monumentos en restauración) pero sigue siendo imponente. Casanova debió pasar por allí antes de ser encerrado en su celda, donde aprovecharía las láminas de plomo del techo para escribir sus memorias antes de escapar en 1756.

P1190838 En el interior del Palacio también merece la pena acercarse a la Escalera de los Gigantes, que da al primer piso del edificio, coronada por dos enormes estatuas de Marte y Neptuno que realzan la vista que se tiene desde la Puerta de la Carta.

P1190808 Esta Puerta es una de las más famosas de la Piazza. Su nombre viene de los escribanos que se detenían aquí para escribir lo que otros no podían cuando tenían que presentar documentación al ente administrativo de la República (sito en el propio Palacio).

La Puerta de la Carta se sitúa entre el Palacio y la Basílica y en su momento el dorado de los metales y el color de sus pinturas debía asombrar a todo el que la veía. La Justicia, San Marcos y el consabido Dux postrado ante su león caracterizan la Puerta.

Este Dogo en concreto es uno de los dos más nombrados, se trata de Francesco Foscari, el Dux de mandato más largo (1423-1457), con mayor intervención en guerras y más fastuosa vida. Al final, el Consejo de los Diez le obligó a renunciar a su puesto después de desterrar a su hijo.

P1190809 El otro Dogo más conocido es Enrico Dandolo, elegido cuando ya era anciano y que protagonizó uno de los episodios más importantes de la historia de la República: su participación en la Cuarta Cruzada, en 1204. Constantinopla fue arrasada por los mismos cruzados cuyo destino era protegerla, arrasada y robados todos sus tesoros, de los que la Basílica de San Marcos da una buena muestra.

P1190763 De hecho, si rodeamos desde la Puerta de la Carta hacia la Basílica encontramos empotrada en la esquina una de esas obras de arte de la antigüedad emocionantes y conocidas: los Tetrarcas (Diocleciano, Maximiano, Constancio Cloro y  Galenio), altorrelieve en pórfido egipcio de los responsables del Imperio Romano en una época convulsa en la que Diocleciano decidió repartir el poder para una mejor gestión del gigante con pies de barro. Esta escultura ha viajado mucho y con el saqueo de Constantinopla volvió a Italia, a ser observada por los visitantes de la Piazza San Marcos antes de entrar en el Campanile o en la mismísima Basílica, a la que ya entramos.

4 de junio de 2010

11 cosas que hacer en Venecia

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1. Imposible decidir a qué hacerle una foto.

Venecia, Italia. Uno de los lugares más bellos del mundo (si el tiempo acompaña), cada canal, cada puente, cada casa con descascarillada y encantadora cubierta, cada iglesia, cada rincón.

Es absolutamente imposible no sentirse abrumado por la belleza que emana de la ciudad, vayas donde vayas. El agua, abierta en la Laguna o encerrada en los pequeños canales, tiene el protagonismo, pero es la ciudad en sí la que fascina, el conjunto de tal número de razones que hacen imposible fijar tu mirada un momento, pues la vista de al lado es igualmente insuperable. Imposible decidir a qué hacer una foto: tienes que hacerlas todas.

P1190945 Paseas por callejuelas, te enfrentas de repente a vetustos palacios, asumes la importancia de la antigua Serenissima República de Venecia, siempre rodeado de turistas, pagando caro lo que disfrutas… pero no importa, no exagero al decir que Venecia subyuga y encandila.

Es la ciudad de los cuentos y aquellos que aseguran con rotundidad que basta con un día para verla es que no han conectado con el espíritu que te ofrece generosamente Venecia.

2. Vista desde el Puente de Rialto

P1190980 Y lo tienes fácil, no hay más que subir por las empinadas escaleras del antiguo Puente de Rialto, uno de los más famosos de Venecia. Y allí está el espectáculo. Venecia recuerda poderosamente a Estambul (sólo le faltan los vendedores de comida por la calle), pero en belleza acumulada gana a la antigua y bellísima Constantinopla (tanto que bebió de Bizancio para llegar a ser lo que fue antaño).

Para subir a lo alto del Puente de Rialto casi te pegas con cientos de turistas interesados por lo mismo. Al lado se ubicaba el antiguo mercado de la ciudad que ha sustituido los pescados y verduras por las camisetas y los souvenirs. Las blancas piedras de mármol del arco contrastan con el variable color del agua, agua por la que rondan decenas de embarcaciones.

P1190730 Góndolas, barcas taxi, vaporettos, barcas particulares… todo en una gloriosa mezcla en la que parece que van a chocar pero no lo hacen, los gondoleros driblan la barca, los vaporettos utilizan la bocina o su misma presencia achica a los barcos taxi mientras los traguettos cruzan el gran canal.

Hace un día perfecto y la caótica perfección de la navegación de tantas embarcaciones no hace sino aumentar el encanto de la vista, con las casas y palacios como palcos del escenario teatral en el que actúan los actores de una función que se repite todos los días, todas las horas y que estoy seguro que no cansa.

Alrededor del Puente de Rialto se ubican algunas de las terrazas más encantadoras de la ciudad y en donde el concepto de clavo adquiere acepciones por encima de las habituales. Al fondo hay unos obreros que se tiran cajas de barca en barca hasta la orilla, los vaporettos paran en la parada y descargan multitud de personas. Entre ellas, nosotros.

3. Navegar en un Vaporetto

P1190942Y es que navegar en góndola no sólo parece un poco guiri (curioso, todos nos seguimos considerando viajeros en lugar de turistas) sino que es muy, muy caro. Y reducido en el tiempo.

P1190721Nos asombra la gran cantidad de hindúes que toman las góndolas, algunos japoneses hacen uso también de los gondoleros que de vez en cuando sueltan aún una cancioncilla.

A pesar de ser también caro (6,5 € el viaje de ida válido para una hora –cualquier trayecto te lleva más de media-), nos decidimos por un Vaporetto para cruzar de principio a fin el Gran Canal. Sorprende comprobar que la M30 veneciana está hecha de agua. Es un canal muy grande que forma una ese por el centro de la ciudad.

Por él navegan incontables embarcaciones, como nuestro abarrotado Vaporetto. Tenemos suerte y nos sentamos atrás del todo, desde donde se ve un paisaje inolvidable. Hemos cogido la línea 2 (la 3 es exclusiva para los propios venecianos) y el vaporetto va atestado de turistas, para de cuando en cuando y un chaval amable grita el nombre de la parada.

P1190743 Pero nosotros estamos embobados asistiendo a la película diaria de la ciudad. Vemos un funeral; el ataúd ha llegado en barca y es recibido por el cura en el canal. Vemos numerosos palacios venidos a menos: buscamos el más conocido de todos ellos, Ca’ d’Oro, supuestamente cubierto en el pasado de oro en la fachada. Es imponente, pero ha perdido el dorado que le dio fama.

Hacemos transbordo en Rialto, perdemos los asientos privilegiados, pero a cambio viajamos oyendo las expresiones asombradas de chavales y mayores que desde las ventanas ven pasar imágenes difícilmente olvidables salvo que seas alguien inerte o un adolescente ombliguista y taciturno.

P1190716 El vaporetto va rápido y pronto hace un requiebro al final del recorrido, nos está dejando en la parada de la Piazza San Marcos, en plena dársena, donde comienza otro capítulo del asombro que produce Venecia.

4. Visita a la Plaza de San Marcos, con la Basílica y el Palacio Ducal (y ver los hurtos de Constantinopla)

P1190780 Nuestro destino es la Piazza San Marcos, el Salón (plaza) más bello de Europa en palabras del último conquistador y disolutor de la antigua República, el mismísimo Napoleón. La Piazza es poderosa, atrayente, transmite grandeza. Desde la entrada de la dársena ya llaman la atención las columnas mellizas con San Teodoro y el León alado de Venecia que actúan como recepcionistas de un lugar fascinante.

P1190754 En realidad, no sabes bien a qué dirigir la mirada. ¿Al elevado Campanile cuya figura contrasta con la de la ciudad desde cualquier punto? ¿Con las cúpulas falsas de la maravillosa Basílica? ¿Con la arquitectura imposible del Palacio de los Dux? ¿La Biblioteca Marciana? ¿Las heladerías? ¿Las terrazas? ¿todo a la vez?

Un conjunto imbatible, los ojos se van hacia lo alto del Campanile que fue reconstruido a principios del XX tras se derrumbe sin pérdidas en 1902. En el Museo de la Basílica puedes incluso encontrar los restos de una Virgen que decoraba el espacio de acceso al antiguo faro.

P1190775 Las cúpulas y la estructura grandiosa de la Basílica de San Marcos son el siguiente punto en la revisión de la Piazza. Tiene cierto regusto bizantino, bebe de él, y hasta se decora con él. Uno de los mayores placeres que conlleva la visita a la Basílica, además de admirar mosaicos y espacios noqueantes, es el de poder ver en directo los cuatro caballos de la cuadriga que estaba situada en el hipódromo de Constantinopla y que, entre otros muchos tesoros como los Tetrarcas, se trajeron en 1204 los cruzados del Dux Enrico Dandolo, saqueando la ciudad referente de la cristiandad y convirtiéndose en su sucesora natural.

P1190824El interior de la Basílica, erigida para contener los restos robados en Alejandría de San Marcos, es asombrosamente bello, recordándonos de nuevo a la Santa Sofía de Estambul. El paseo por la Basílica nos lleva directos al Palacio Ducal, aquel donde vivían temporalmente los Duques elegidos por el pueblo con derecho a voto en Venecia.

La compleja organización jerárquica de la antigua República tiene su fiel reflejo en los interiores del Palacio Ducal, con salas enormes y amplias y celdas de prisiones reducidas y lóbregas. La estructura exterior es portentosa, la interior apasionante.

Y mientras te tomas un granizado de naranja sanguina en la Piazza San Marcos disfrutas de la vista de la Torre del Reloj, de las Corredurías y de la multitud que se afana por ver una de las maravillas del mundo antiguo.

5. Comprar una máscara

Las tiendas y puestos de souvenirs acaparan la atención de los turistas. Casi todo lo que venden es feo, reconozcámoslo, como en casi todos los sitios. No nos interesan las camisetas estrambóticas (bueno, alguna sí) pero hay una cosa que nos llama la atención: la gran cantidad de máscaras que se ofrecen al mejor postor. De colores, blancas, de papel cartón, de porcelana…

P1190876 Cuando la República de Venecia dejó de ser lo que era, cuando el poder se perdió, permaneció a duras penas la diversión y el colorido. La visita a la Venecia renacentista debía ser espectacular y colorida, los edificios cubiertos de oro y tinturas, los venecianos vestidos con llamativas prendas, el color azul del agua y un cielo impecable.

Y en el mes de febrero, el carnaval. Las vestimentas incrementan su colorido y los venecianos y todos aquellos atraídos por la fiesta se disfrazan y utilizan máscaras basadas en el Teatro de la Vida. La rocambolesca huida de la prisión de Casanova termina convirtiéndose en una de las máscaras más famosas. La imagen del Doctor que lucha contra la peste se transforma en una máscara nariguda y llamativa…

Aunque se declaró festividad en el siglo XIII fue en el XVIII cuando el Carnaval de Venecia alcanzó su punto máximo. Luego palideció a la sombra crepuscular de la Sereníssima hasta casi desaparecer. El siglo XX lo trajo de nuevo para disfrute de los miles de turistas que cubren las calles de la ciudad. El siglo XXI lo ha mantenido y ampliado a todo el año. Por eso puedes comprar máscaras en cualquier época.

6. Subir y bajar puentes, contar capillas en las esquinas y pasear por el barrio judío

P1190930 Si el agua es protagonista en Venecia, son los puentes que cruzan los canales su complemento perfecto. Éste de aquí es el Puente de las Tres cruces, cerca de la laguna. Pero casi cada canal y cada calle tiene a un puente como referencia. Por eso, pasear por Venecia es subir y bajar puentes, pequeños y grandes, hasta 455 puentes en toda la ciudad.

P1190946Los más conocidos, por supuesto, son los que cruzan el Gran Canal: el Puente de Rialto (el primero de piedra, de 1591), el Puente de la Academia, el Puente de los Descalzos y, desde hace poco, el de Santiago Calatrava que, aunque personalmente no me suele convencer, en este caso sí lo hizo (y mira que hubo polémica). Puentes arriba y abajo, paseando por entre canales estrechos y callejuelas cuyas paredes pierden la pintura en un encantador pero dejado efecto que recuerda a la Piazzza della Rotonda de Roma, Venecia regala la vista tanto en un sitio como en otro.

De vez en cuando aparecen huellas insólitas de la vida diaria de la ciudad entre sus calles. Pequeñas capillas con vírgenes en las paredes, curiosas estatuas en algunas esquinas (como las del Campo dei Mori, vecinos portavoces de los venecianos del siglo XIII), señales que ubican baños públicos en el suelo (eso sí, sólo hasta las 19:00) o, de repente, vecinos con kipá.. y es que de repente nos encontramos en el barrio judío, creado en 1516 como el primer guetto de Occidente. Aquí están los edificios más altos de la ciudad; es lo que tiene vivir en espacio limitado.

P11909347. Recorrer la Galería de la Academia

En 1508 Giorgione pinta “La tempestad”. Una mujer desnuda amamantando un niños, un hombre que bien pudiera ser un soldado la observa. Por detrás, un paisaje apagado y de luz tenue.

GIORGIONE - La tempestadY con estos ingredientes se cocina el lienzo estrella de la Galería de la Academia de Venecia, que ahora mismo está en obras pero cuyas obras maestras sí están expuestas al público. “La tempestad” es un cuadro misterioso que ha dado lugar a numerosas hipótesis sobre su temática real. A nosotros no nos llega especialmente, pero sí lo hacen otras obras famosas y no tanto.

Por ejemplo, este “retrato de hombre” del muy conocido pintor alemán Hans Memling, del siglo XV. Pero también una serie de cuadros absolutamente encantadora del pintor italiano Pietro Longhi (1701-1785). En ellos, Longhi retrata escenas costumbristas de la vida veneciana que ahora se convierten no sólo en un divertimento sino en un efectivo modo de recordar la Venecia del siglo XVII. El Boticario y La lección de danza nos sirven de ejemplo. Tiziano, Tintoretto, Canaletto y el resto de la plana mayor de pintores italianos también están aquí, por supuesto.

Archivo:Pietro Longhi 012.jpgArchivo:Pietro Longhi 060.jpg

8. Visitar todos los Sestieres

Y es que Venecia no se limita a la Piazza San Marcos y al Campanile. Bien, desde allí hay una vista magnífica de San Giorgio Maggiore, una de esas vistas que nunca se te va a quitar de la cabeza. Es un auténtico paisaje de postal que difícilmente puedas encontrar en muchos sitios.

P1190748 El caso es que hay mucha Venecia por descubrir en cada uno de sus seis barrios, o sestieres, más importantes. En el Sestiere San Marcos es donde se encuentra la Venecia turística y conocida. Justo al lado, se encuentra el P1190900Sestiere Castello, donde podemos encontrar los antiguos Arsenales de construcción de barcos. Desde aquí se tienen unas vistas preciosas del llamado Canal de San Marcos.

Pero si hay una vista realmente poderosa es la del final del Gran Canal desde el Puente de la Academia, en el Sestiere Dorsoduro. Santa María de la Salute, la iglesia que rinde tributo a las tristezas de las epidemias de peste se levanta en la misma desembocadura del Gran Canal compitiendo en belleza con la Basílica de San Marcos.

P1200038 El Sestiere Cannaregio está situado al norte y facilita unas vistas preciosas de la Laguna, hasta la que se llega a través de callejuelas donde parece que se ha parado el tiempo y donde cuelgan infinidad de sábanas y ropas de los balcones. En sus calles se aloja el Barrio judío mencionado antes y pasear por él se convierte en toda una experiencia.

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Y en el centro de la ciudad, los Sestieres de San Croce y San Polo, donde son los canales, los grandes palacios y las iglesias las protagonistas de la recreación de la vista.

Curiosamente, cada barrio tiene su personalidad pero entre todos confluye una única Venecia, que es la que los que pasamos unos días en ella tenemos la oportunidad de recorrer a pie o en vaporetto. Merece la pena patear todos los sestieres en busca de aquellas vistas que no se nos olviden nunca.

P1190914Como por ejemplo, la de la Basílica de los Santos Juan y Pablo (no confundirse, se trata de oscuros mártires venecianos) delante del monumento a Bartolomeo Colleoni, valeroso condottiere que legó su fortuna a la Serenissima a cambio de ser enterrado frente a San Marcos. Y bien que cumplieron: está frente a la Scuola di San Marco.

Y es que en Venecia, además de cientos de canales, hay cientos de iglesias.

9. Entrar en alguna iglesia (y hacer necroturismo)

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Jacobi Robustii, el mismísimo Tintoretto está enterrado en la Iglesia della Madonna dell’Orto (esta de aquí al lado es su tumba), una de las más preciosas iglesias de Venecia. En realidad, es casi un auténtico museo consagrado al pintor, lo que nos llevó a entrar en ella.

P1200070Aunque podíamos haber entrado en cualquier otra, pues son tantas y parecen tan embriagadoras, que ganas no faltaron. Desde la sencillez de la aislada Chiesa de Sant’Alvisse (en la foto de abajo)hasta la magnificencia de Santa María de la Salud, Venecia ofrece una muestra envidiable de templos religiosos (y muchos de ellos, con “premio” en su interior).

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Allá donde camines en Venecia siempre podrás encontrar canales, puentes, barcas, callejuelas, gentío y campanarios de iglesias con los que disfrutar la vista.

10. Palazzos y La Fenice

Pero no sólo de Iglesias vive el turista con interés histórico. El Gran Canal, y Venecia en sí misma, está repleta de palacios que nos dicen mucho del poder que llegó a atesorar la Serenissima. Los más conocidos de todos ellos son Ca’ d’Oro y Ca’Rezzonico, monumentales palacios erigidos con mármol, decorados con frescos, tapices y elegantes mobiliarios, habitados por gentes de nivel, cubiertos de oro y con vistas al Gran Canal.

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Muchos de estos palacios no son ahora sino pasto del tiempo, paredes desconchadas, aguas que inundan sus antaños suelos (lo del centímetro que sube el agua en Venecia anualmente no debe ser leyenda urbana), dejadez en la mirada.

Sin embargo, el Palazzo que más nos gustó no se encontraba al pie de un canal, sino en medio del Sestiere de San Marco. Se trata del Palazzo Contarini del Bóvolo, con su famosa escalera helicoidal. Constituye, según las guías, una proeza de la ingeniería, la arquitectura y el ingenio (como si de todo esto faltase en una ciudad construida sobre las aguas de una laguna).

P1200006 Y muy cerquita de éste (que se encontraba en obras, qué mala suerte) se sitúa el Gran Teatro de La Fenice, uno de los escenarios líricos más conocidos del mundo y auténtico fénix que renace de sus cenizas cada vez que se incendia. P1200009

Don Giovanni era la obra programada en el momento de nuestra visita, si bien nosotros teníamos más en mente al Comisario Brunetti, cuya primera aventura, Muerte en la Fenice, tenía al gran teatro como escenario. Y ya que estábamos allí, ¿porqué no comer en una Osteria veneciana?

11. Comer en una Osteria veneciana

Cocina tradicional, simple y autentica, dicen las guías de las trattorias u osterias venecianas. Venecia se tiene por un lugar caro (lo es) pero también es cierto que el precio de los menús que tomamos tanto cerca de San Marcos como aquí cerca de la Fenice no fueron excesivamente altos. Y la comida estaba buenísima.

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Y no sólo por la tradicional pasta italiana de primo piatto: los pescados y las carnes (secondo piatto) con sus contorni (ensalada, pisto…) o los previos antipasti, que fueron especialmente sabrosos: jamón de parma, brandada de bacalao (como la de al lado), pulpo y un largo etcétera.

Una experiencia gastronómica en una ciudad que abre el apetito cultural y emocional, una ciudad bellísima de la que, aunque sea en retazos, siempre permanece en la memoria de quien la visita/de quien la disfruta.

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