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25 de febrero de 2007

Meteoritos en el Museo de Ciencias

¿Causó un meteorito la extinción de los dinosaurios? La conocida teoria apoyada por, entre otros, Walter Álvarez, ofrece una nueva lectura en la exposición itinerante sobre Meteoritos del Museo de Ciencias. Un cometa parece ser la verdadera causa (no la única) de la desaparición de los dinosaurios. Sus efectos debieron tener tanta envergadura como para provocar cambios radicales en la tierra y en la diversidad biológica que ésta albergaba.

El meteorito de Tunguska es otro de los ejemplos mas conocidos de caidas de meteoritos en la Tierra. Todos ellos, junto a un gran numero de piezas caidas en terreno patrio se muestran en esta excelente exposicion itinerante que muestra meteoritos de las colecciones del museo de ciencias naturales, tanto pétreos como férreos y petreoferreos.


La colección de meteoritos caidos sobre suelo español viene acompañada de someros resúmenes sobre la noticia, con testimonios, fotografías, etc. lo que hace mucho más entretenida esta muestra. Uno de los meteoros más famosos cayó hace más de un siglo en Madrid:

El 10 de febrero de 1896, la caída del Meteorito de Madrid causó conmoción entre la población y alcanzó a algunos transeúntes. Es uno de los impactos que ha tenido más eco social. El suceso se produjo a las 9h29, “hallándose el cielo completamente despejado, y encalmado el aire”, como refiere la Gaceta de Madrid. La población tuvo conocimiento de lo que sucedió porque se produjo un vivo relámpago de luz que iluminó intensamente toda la ciudad de Madrid. Este resplandor intenso se vio desde Mallorca hasta Badajoz y desde Guipúzcoa hasta Jaén y fue muy intenso en las provincias de Madrid, Guadalajara, Cuenca, Toledo, Ciudad Real, y Albacete. Un minuto después se oyó en toda la ciudad una explosión formidable que hizo temblar hasta los edificios más sólidos. El estampido fue sordo e intenso, seguido de otros ruidos mucho menos fuertes, semejantes al que produciría una bala de cañón al rodar por el piso de una casa.

La visita a la exposición se puede complementar con las magníficas muestras dedicadas a la investigación por parte de las mujeres en la historia de la ciencia (con datos demoledores al respecto) o con la exposición "La escritura de los animales" de marcado carácter pedagógico.

18 de febrero de 2007

Tintoretto: Genio y teatralidad

Ergo, si muove. Dicen de los ojos de la MonaLisa de DaVinci que se mueven mientras los miras. Pues bien, en El Prado se pueden ver éstos días otros ejemplos de imágenes que envuelven al espectador haciéndole partícipe de las escenas que muestran.

Tal es el caso de "El lavatorio" de Tintoretto que se muestra habitualmente en el Museo del Prado y que ahora forma parte de la exposición dedicada a Tintoretto, la primera desde el año 37.

La perspectiva del cuadro, diseñado para verse desde el lateral, hace que los comensales giren contigo cuando te mueves. Nada dejaba el pintor al azar: la construcción de maquetas y el esbozo de dibujos previos, la elección de las humildes ropas y el lujoso escenario, la utilización de elementos cotidianos... todo juega a su favor, de forma que consigue una ambientación tal que el observador se puede sentir parte de la escena.

Este Lavatorio formaba parte de un conjunto de obras realizadas para la Iglesia de San Marcuola, en Venecia (la ciudad donde se asentó el pintor y donde se muestra la mayor parte de sus obras) en 1547. La exposición del Prado permite observar por primera vez en mucho tiempo juntas el Lavatorio con una impresionante Última Cena.

Tintoretto, en plena lucha artística con Tiziano y el Veronés, demuestra en este cuadro que, además de saber dibujar como los pintores de la escuela romana, también domina el color con tanta maestría como cualquiera de sus compatriotas del norte, jugando con el uso de colores cálidos y fríos en una mezcla que contribuye a darle una personalidad al Lavatorio que no es única en la obra de Tintoretto: la influencia de la teatralidad.

Comediógrafos, escritores, intelectuales, impresores... Tintoretto se rodeaba de personajes cuya influencia dejaba un rastro imposible de no poder valorar en sus obras; muchas de ellas significan una bocanada de aire fresco, una nueva mirada para historias o situaciones muchas veces representadas en la historia del arte. Esa lluvia de oro (metálica) cayendo sobre Dánae, esos viejos (escrutadores) observando a Susana, esa Helena (desfallecida) raptada por los Troyanos... y, sobre todo, esa perspectiva lateral que hace único al Lavatorio de Santa María de Marcuole hacen que por sí solos atraigan a multitudes a la Exposición del Prado.

Y por último, una breve disquisición sobre el sentido de organizar una exposición. En museología es muy conocido el denominado "efecto salida"; a partir de un determinado momento, el visitante pasa de una sala a otra, sin apenas darse cuenta de lo que ve. Y, mea culpa, a pesar de mis numerosas visitas al museo, jamás había reparado en esta obra maestra. Sin embargo, en una exposición, la selección de una muestra de un numeroso total, junto con el esfuerzo que realiza en museo con las visitas didácticas y la edición del catálogo, hace que conozcas y admires obras en las que antes ni siquiera hábías reparado.

Nadie puede pretender visitar el museo del Prado en tres días o en tres horas y salir sabiendo lo que ha visto: la cantidad de obras te abruman, a pesar de que, la política actual del museo sea retirar parte de las obras, que antes llegaban desde el suelo hasta el techo, y permitir que el visitante se recree en una muestra más reducida de pintura.

De hecho, ya se encargan de recordártelo en la "obra del mes", una de las iniciativas más interesantes del Museo del Prado (al igual que la magnífica pieza del mes del Arqueológico) y que más ayuda a comprender a los pintores y a sus obras. Este mes, por ejemplo, El Greco y su Trinidad. En otra ocasión, tiempo atrás, tuvo su oportunidad El Lavatorio de Tintoretto. Merece una segunda revisión, pero ahora como eje de una exposición que merece enormemente la pena.

9 de febrero de 2007

Lucy (in the sky with diamonds)

Cada disciplina se ve caracterizada por personas, hechos, elementos, teorías, errores y anécdotas que la definen y que contribuyen a su reconocimiento. Una de las características fundamentales de la antropología, y en particular de la Paleoantropología, es el cambio periódico de los "árboles genealógicos" de la evolución humana (generalmente a partir de nuevos descubrimientos o por nuevas aportaciones con respecto a lo ya conocido).

Pero también, y no sin cierta influencia fetichista, la paleoantropología tiene a los más famosos hallazgos de fósiles humanos como uno de sus principales pilares. Desde Miguelón, el famoso Cráneo nº 5 de Atapuerca, hasta la mandíbula de Mauer o el Cráneo del niño de Taung. Pero es indiscutible que la verdadera estrella de los fósiles humanos es Lucy.

Los visitantes del Museo de Historia Natural de Londres tienen la fortuna de poder admirar en directo los 52 huesos hallados de Lucy, una hembra de Australopithecus afarensis hallada por el equipo de Donald Johanson en 1974. Cuentan (reiteradamente, es una historia muy repetida en todos los foros de antropología) que durante las duras jornadas de excavación, la canción de los Beatles "Lucy in the sky with diamonds" sonaba recurrentemente bajo el sol etíope, por lo que a los restos de homínido hallados se les adjudicó el nombre de Lucy.

En el corto caminar de la evolución humana, Australopitecus afarensis aparece hace 3,5 millones de años (osea, hace dos días en comparación con la edad de la Tierra). Lucy es una hembra de alrededor de un metro de altura de una de las especies de Australopitecinos, pre-homínidos en los que la bipedestación comenzó a marcar el rumbo de una evolución aleatoria que, por ahora, ha finalizado en nuestra especie elegida (parafraseando al título del excelente libro de Arsuaga del que se ha sacado la ilustración inferior).


La bipedestación, el caminar erguido, fue anterior al desarrollo del cerebro, influido por el cambio en la dieta y por las caracteríticas de un entorno, el africano, cambiante y cuya adaptación influyó decisivamente en la aparición de especies diferentes que confluirían en lo que hoy somos.

Estos días hemos tenido la oportunidad de revivir la historia de Lucy y del resto de la familia humana en los excelentes documentales de BBC "Caminando entre cavernícolas", sucesor de dinosaurios y bestias y precuela de "Encuentros con monstruos" con Homo sapiens conviviendo con especies animales ya desaparecidas. Muy recomendables todos ellos.

Así como el coleccionable de Lar Press sobre "El origen del hombre" con reproducciones en resina de fósiles, arte mueble paleolítico y otras tantas cosas que hacen las delicias de los aficionados a esta disciplina, la antropología, marcada por hallazgos tan emblemáticos como el de Lucy en las tierras de la tribu de los Afar.

Más información, por ejemplo, en Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Evoluci%C3%B3n_humana