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18 de diciembre de 2011

Stonehenge, Avebury y sitios relacionados

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Cuenta Bill Bryson en su maravilloso libro “En casa” que a mediados del siglo XIX la práctica totalidad de los monumentos antiguos de Gran Bretaña estaban en manos privadas y ninguna ley obligaba a los propietarios a cuidar de ellos. Stonehenge, el más famoso de todos, se encontraba en una situación deplorable hasta que llegó el London and South Western Railway en 1870 para construir una vía ferroviaria que cruzaba por el centro del yacimiento, con la idea, transmitida por un empleado de la empresa, de que Stonehenge estaba en un estado “irrecuperable y sin servir absolutamente de nada a nadie”.

P1000213Nadie lo diría, siglo y medio más tarde, a la vista del gran número de visitantes que recibe el yacimiento anualmente (850.000 según las guías).

Pero algo de todo ello quedó, pues Stonehenge se encuentra ubicado en la encrucijada de dos carreteras locales, una de ellas tan cercana al monumento que hay que cruzarla por debajo para poder acceder al mismo.

Nos acercamos a Stonehenge de la mano de Mad max Tours (http://www.madmaxtours.co.uk/), una de esas empresas que programa tours pequeños y agradables, con poca gente y con un guía simpático y que te deja tiempo para ver las cosas. Y así recorremos la campiña inglesa, parte de los Costwolds (con las encantadoras de villas de Lacock o Castle Combe) pero, sobre todo, nos acercamos a Stonehenge y a otro de los yacimientos megalíticos cercanos a éste, el círculo de piedras de Avebury.

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Paramos en un aparcamiento bastante amplio, cercano a las taquillas y a la tienda de recuerdos. La infraestructura es bastante decepcionante, en tanto en cuanto decenas de vehículos recorren las carreteras cercanas, la tienda es pequeña y no hay nada parecido a un centro de interpretación. Existen planes para la construcción de un centro de estas características pero por ahora es la audioguía que te dan con la entrada (que, por cierto, se paga aparte del tour) la que proporciona toda la información que se necesita. P1000136 

A la entrada de la zona de taquilla se ubican dos piedras pertenecientes a una de las configuraciones históricas de Stonehenge, pero que no han sido reubicadas en el resto del complejo (posiblemente sean una piedra de estación y una piedra azul). Y es que el yacimiento ha tenido que ser restaurado y en numerosas ocasiones, remontado después de las tribulaciones por las que ha ido pasando a lo largo de su amplia historia.

Esa historia comienza, aparentemente, hace 5000 años, cuando en esta zona se erguía un templo realizado en madera. Postes verticales de madera, un terraplén y un foso, elementos muy probablemente representativos de un templo del neolítico. El foso, de características muy irregulares, fue cavado utilizando omóplatos como palas y cuernos de ciervo como picos. Datando con radiocarbono los restos de huesos hallados en el foso se ha ubicado la primera construcción de Stonehenge allá por el 3000-2950 antes de nuestra era. Curiosamente, algunos de los huesos hallados son incluso anteriores, por lo que se quiere ver algún tipo de ofrenda con la que beneficiar a aquello para lo que se construyó el templo.

P1000152Los agujeros que soportaban los postes verticales (y que mucho más tarde, una vez desaparecidos por pudrición los troncos, sirvieron de sepultura para más de 50 personas) han sido denominados “Agujeros de Aubrey” en homenaje al primer estudioso de Stonehenge y descubridor de los mismos, John Aubrey (1626-16797). Mención a ello se hace en las primeras paradas de la visita, que rodea el monumento. Los visitantes recorremos un amplio círculo que recorre las paredes de Stonehenge, pudiéndolo apreciar desde todos los puntos de vista.

P1000187Y lo que más llama la atención, por no decir lo único, son las piedras.De éstas se distinguen dos tipos en función de su tamaño y características. Las piedras más grandes, algunas que sobrepasan las 40 toneladas, se ubican tanto en el centro del monumento como en el exterior del mismo.

Se denominan “Piedras de Sarsen”, una piedra de arenisca muy dura que procede de una zona 30 kilómetros al norte de Stonehenge, en Marlborough Downs, donde aún se pueden encontrar inmensas piedras semienterradas. Pero no nos equivoquemos: el esfuerzo realizado para traer estas inmensas moles desde una treintena de Km es comprable al que tuvieron que realizar los artesanos que las pulieron y dieron forma.

P1000172Pero si sorprendente es el emplazamiento original de las piedras de Sarsen más lo es el origen de las llamadas piedras azules, las piedras más pequeñas del complejo y que tienen composiciones bien diferentes. El rasgo que las une es, precisamente su origen: las colinas Preseli al oeste de Gales, a más de 240 Km de distancia de Stonehenge. Inicialmente se localizaban hasta 80 piedras azules en el yacimiento (ubicadas ahora en una zona entre los dos círculos de piedras de Sarsen, pero en su momento adoptaron otras formaciones), muchas de ellas de más de 5 toneladas de peso.

El cómo llegaron hasta aquí es uno de los misterios habitualmente asociados a este emplazamiento. El arrastre de las piedras grandes a través de la tierra y el uso del río Avon o del mar pueden facilitar el traslado de las azules desde una distancia tan amplia. Y una vez en Stonehenge las piedra se ubicaron en una configuración muy interesante.

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Como luego veremos en Avebury, los círculos de piedra tradicionales y característicos de esta zona de Gran Bretaña se limitan a tener dispuestos en posición vertical grandes bloques de piedra formando un círculo o un semicírculo. En Stonehenge, en cambio, todo se hizo a lo grande. Mientras que en otros yacimientos las piedras están sin pulir, aquí lo están de forma cuidadosa. Pero no sólo a título estético, también funcionalmente, pues muchas de ellas cuentan con estructuras y labrados para su unión y configuración.

P1000186Aunque hay varias teorías, lo más probable es que la configuración mencionada de piedras tuviera como fin crear un templo dedicado al sol. La estructura de Stonehenge cuenta con un alineamiento entre la entrada al recinto de piedra, el inicio de una avenida que se acercaba al mismo y el extremo de la principal de las herraduras interiores.

Los tres ámbitos forman una línea que apunta a la salida del sol en el solsticio de verano y hacia la puesta de sol en el solsticio de invierno. No conocemos qué rituales se llevarían a cabo para celebrar estas fechas, pero lo que es seguro es que se celebrarían desde hace miles de años.

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P1000202Es probable que en la primera distribución de piedras del primitivo Stonehenge (alrededor de 2550 aC) se repartieran un buen número de piedras azules en el centro del espacio ubicando cuatro piedras de estación en cuatro lugares estratégicos en el borde del terraplén y un par de enormes piedras de Sarsen en la entrada de Stonehenge, de las cuales queda una erguida junto a la carretera (foto de la derecha).

Tiempo después, sobre 2300 aC hubo una redistribución de estas piedras, ubicándose tres grandes moles a la entrada del complejo (de las que sólo queda una, la llamada Piedra del Sacrificio, caída y visible por fuera del círculo de piedras en la foto superior). Además, quedó más o menos establecida la configuración definitiva del círculo de piedras.

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Se trata de cuatro estructuras concéntricas, dos círculos y dos herraduras. En primer lugar un grupo exterior de 30 piedras sarsen coronadas por dinteles (de las que sólo quedan 17). Los dinteles se unen a los bloques verticales gracias a un machihembrado típico de carpintería con saliente o espiga en la parte superior de los bloques que se une a un agujero o mortaja que aparece en los dinteles. Los extremos de éstos están unidos por lengüetas y de todo ello sólo ha sobrevivido dignamente la parte noreste del complejo.

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Dentro del anillo de piedras de sarsen se ubicaba otro anillo concéntrico de piedras azules, aproximadamente 60 piedras de las que quedan un número muy reducido. Estas piedras, salvo un par de excepciones probablemente asignables a antiguos dinteles, no están trabajadas.

El grupo siguiente es el más impresionante: el de los trilitos (tres piedras, en griego). Se trata de una herradura con cinco estructuras colosales de piedras de sarsen, cada una de ellas con dos bloques verticales y un dintel horizontal . De las cinco quedan tres en pie y resultan muy llamativas por su tamaño, como lo es la mayor piedra vertical erigida en Gran Bretaña, de 7.3 metros de altura y que debió pertenecer al mayor de los trilitos. La espiga en lo alto de su superficie, aún a la espera del dintel que la complete, es fantásticamente visible desde cualquier lado.P1000167

En el interior de la herradura de trilitos, otra herradura de piedras azules, unas 19, con muestras de haber albergado algunas de ellas dinteles. En el extremo de esa herradura, y a la sombra del trilito más grande, se sitúa la llamada Piedra del Altar, semienterrada debajo de otra, una piedra arenisca verde que se convierte en la piedra más grande del complejo que no es de sarsen.

La verdad, no sé porqué me entretengo tanto en comentar la distribución interna de Stonehenge cuando no te permiten visitar su interior. El recorrido circular te permite ver el monumento desde todos los ángulos, pero no penetrar en él. Por ello tiendes a prestar más atención a otras cosas de la visita.

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La vista panorámica alrededor del monumento, por ejemplo. Además de la verde campiña y de las carreteras que cruzan el paisaje, llaman enseguida la atención los numerosos montículos cubiertos de hierba que rodean Stonehenge.

Se trata de túmulos redondos y cada uno de ellos contiene la sepultura de un personaje adinerado y de elevada posición social de la Edad del Bronce. En su momento debieron resaltar muchísimo: pirámides de color blanco calizo en la pradera y el bosquete inglés de hace miles de años. Quienes allí estaban enterrados querían trasladarnos a los observadores del futuro la importancia de su persona.

En un radio de tres kilómetros alrededor de Stonehenge se han localizado del orden de 300 túmulos. Muchos de ellos han sido excavados a lo largo de la historia, particularmente entre los siglos XVII y XIX, apogeo de arqueólogos entusiastas y piratas, y los únicos que quedaron a salvo (esta vez, sí) fueron los de aquellos propietarios privados que se negaron a talar los árboles que habían crecido encima de ellos. Los restos de estas personas se incineraban o enterraban junto con sus pertenencias.

P1000294Una de las estructuras más famosas y cercanas a Stonehenge que parece un túmulo es la Colina de Silbury (Silbury Hill). Y es que como decíamos Stonehenge está rodeado de yacimientos arqueológicos de su misma época, la Edad del Bronce. Y como tal, forma parte de uno de los Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO, el de Stonehenge, Avebury y Sitios relacionados desde 1986.

Se trata de una colina de enorme envergadura, de casi 40 metros de altura, el monumento prehistórico más grande de Europa, construido con arcilla y creta y actualmente cubierto por un herbazal. No se puede acceder al mismo, por lo que pasamos de largo, camino de otro de los yacimientos megalíticos más famosos de Inglaterra, el Círculo de piedras de Avebury.

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Si volvemos a Bill Bryson nos enteraremos de que la permanencia en el tiempo de Avebury, de Silbury Hill e, indirectamente, de Stonehenge es debida en gran parte a la persona de John Lubbock. Preferido de Darwin en sus últimos años, era el adinerado hijo de un banquero que compartió su tiempo entre la economía, las ciencias naturales y la arqueología. A él se deben conceptos tan variopintos como las vacaciones pagadas que disfrutamos todos, el descubrimiento de familias de ácaros como los Paurópodos, la creación de conceptos como paleolítico o neolítico o la conservación de los monumentos antiguos.

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En 1872 se enteró de que estaban a punto de derribar una buena parte del Círculo de Piedras de Avebury para construir casas. Así que ni corto ni perezoso se hizo con los terrenos amenazados y, de paso, con Silbury Hill y con West Kennet Long Barrow.

Y como no podía dar más de sí influyó ante el Parlamento para crear la primera ley que defendió estos yacimientos, la Ancient Monuments Protection Act, aprobada en 1882 con la opinión en contra de todos los tories que la veían como un ataque a la propiedad privada.

P1000242Y aquí estamos, en pleno siglo XXI disfrutando de uno de los éxitos de Lubbock, el círculo de piedras de Avebury en todo su esplendor. No es tan pintoresco como Stonehenge, pero es mucho más grande y disperso.

Se halla en la población del mismo nombre, Avebury, en medio de un paisaje realmente encantador de arces y robles, con campiña y casitas inglesas por todos lados y con pequeños monolitos que sustituyen a las piedras desaparecidas antaño (sobre todo en el siglo XVI).

P1000282De acuerdo con la wikipedia, “Avebury es el emplazamiento de un círculo de piedras datado hace más de 5.000 años. Está en el condado inglés de Wiltshire (…)

El monumento está compuesto por varios círculos de piedras. El círculo exterior tiene un diámetro de 335 metros y es el mayor de todos los monumentos prehistóricos encontrados. En origen estaba compuesto por 98 piedras; algunas de ellas pesan más de 40 toneladas. La altura de las piedras va desde los 3,6 a los 4,2 metros. Las pruebas del carbono las han fechado en los años 2800 al 2400 a. C.

P1000249Cerca del centro del monumento hay otros dos círculos de piedras, separados entre sí. El círculo del norte mide 98 metros de diámetro aunque sólo quedan de pie un par de piedras de las que lo componían. (…) El círculo del sur tiene 108 metros de diámetro. Está prácticamente destruido y algunas secciones están ahora entre los edificios del pueblo. Un monolito de 5,5 metros de alto estaba colocado en el centro junto con un alineamiento de pequeñas piedras que se destruyeron en el siglo XVIII.“

Esta imagen, extraída de http://www.avebury-web.co.uk es una  recreación hecha por Alan Sorrell, en 1958 que ayuda a transmitir lo que debería haber representado Avebury hace 5000 años cuando fue construido.

Igual que las piedras de sarsen de Stonhenge, las piedras de Avebury proceden de Marlborough Downs y sobreviven aproximadamente 76 de las más de 600 que tuvieron que existir en su momento. Se cree que hay del orden de 20 enterradas en los terrenos del pueblo.

P1000266Recorrer lo que queda de los círculos de piedra es un verdadero placer, una serie de senderos te llevan a realizar un encantador paseo entre las gigantescas piedras, los árboles, los vallados y las iglesias.

En una iglesia, precisamente, se encuentra el Centro de Interpretación y la tienda de recuerdos del pueblo, un sitio precioso que merece la pena recorrer un buen rato, sobre todo su Iglesia de St. James o pubs como el The Red Lion, el más conocido de la zona (enfrente, por cierto, una tienda de antigüedades bastante interesante).

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Pero este pueblo no sería el que es, en todos los sentidos, sin la participación de Alexander Keiller (1889–1955), un arqueólogo que trató de recuperar el entorno, derribar casas, desenterrar piedras, organizar, en definitiva, la exposición y puesta en valor de Avebury. Y lo hizo, primero, desde sus propios recursos, comprando gran parte de Avebury par luego entregarlo al National Trust de UK. Un museo que lleva su nombre (y que desgraciadamente no tuvimos tiempo de ver) expone los muchos artefactos y objetos que se han hallado en la zona (http://www.english-heritage.org.uk/daysout/properties/avebury-alexander-keiller-museum/).

P1000253Sí tuvimos tiempo de recorrer los círculos de piedra, tratando de dilucidar como aquellos pobladores del actual Wiltshire pudieron transportar y disponer estas inmensas moles de piedra formando agrupaciones y formas. Esta piedra de aquí arriba, denominada “La silla del diablo”, ubicada en la entrada sur del monumento, es una de las más grandes pudiendo alcanzar más de 60 toneladas, aunque las hay de 90. Por cierto, lo de “silla del diablo” se debe al asiento creado por la erosión, que ha generado numerosas leyendas y cuentos en la zona.

Muchas de las piedras desaparecieron por la misma mano que las trajo aquí, la del hombre, que es capaz de lo mejor y de lo peor en cualquier época. Del milagro de construir grandes monumentos en piedra con intenciones posiblemente asociadas al homenaje al sol dador de vida (en una época en la que el transporte no debía ser sencillo, precisamente) a la necesidad de utilizar esas mismas piedras para facilitar la propia vida muchos siglos después de que el sol dejara de significar algo.P1000198De aquellas gentes poco se sabe. Se han encontrado tanto en Stonehenge como en Avebury algunos restos humanos que quizá nos puedan explicar con tiempo las razones que les llevaron a construir tan asombrosas formaciones en una época en la que lo difícil era sobrevivir.

3 de diciembre de 2011

11 cosas que hacer en Nueva York (y IV-b): Downtown

Continúa desde la entrada anterior

P12803637. Cruzando el Puente de Brooklyn

Uno de los paseos imprescindibles en Nueva York se realiza por encima de uno de los puentes más famosos del mundo, el Puente de Brooklyn. Cuando se inauguró el 24 de mayo de 1883 se convirtió en el puente colgante más largo del mundo y en la obra realizada a mano más alta del continente americano. A mano, efectivamente. Durante 14 años, desde 1869, más de 600 obreros trabajaron en el puente. 27 de ellos murieron como consecuencia de las obras.

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Y ahora nosotros disfrutamos de su presencia. Nos desplazamos en metro hasta Brooklyn Bridge City Hall y desde allí recorremos los primeros pasos, en paralelo al tráfico neoyorquino que no va al mismo nivel que los peatones (que sí van al mismo nivel que los ciclistas, que pasan continuamente). Cruzar el puente es un placer, no sólo por la sensación de atravesar el río East por un puente legendario sino por las fantásticas vistas que proporciona tanto de Brooklyn como de Nueva York, del Lower Manhattan y de puentes cercanos como el Manhattan Bridge.

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Las torres están decoradas con dos enormes y dobles arcos góticos de 83 metros de altura cada uno. Cada torre se eleva sobre un gran cajón neumático que permite mantener una zona seca en su interior para el mantenimiento del puente. Entre los 27 muertos de la obra del puente se encontró el mismo diseñador del mismo, John A. Roebling, un ingeniero inmigrante alemán que lo inició pero no pudo verlo terminado. Murió como consecuencia de una infección al caer al agua o bien de un aplastamiento por parte de un transbordador (depende de la fuente).

El caso es que le sustituyó su hijo Washington que también cayó enfermo de la llamada enfermedad del buzo durante la obra (es decir, una embolia gaseosa por descompresión). Le sustituyó su mujer, Emiliy, quien bajo su supervisión entre fuertes dolores y parálisis finalizó la obra.

P1280372Entre las muertes famosas en este puente (tradicional lugar de encuentro de manifestantes de todo tipo) no puedo evitar recordar la muerte de Gwen Stacy, la primera novia de Spiderman y a quien el Duende Verde, con la inestimable colaboración de John Romita Sr, Gerry Conway y Roy Thomas como editor.

Y nosotros nos acordamos de ella mientras paseamos por el puente, por entre los imponentes cables de acero galvanizado con zinc (para protegerlos del viento, la nieve o la lluvia). Cables de acero que contrastan con las personas que los miran, entre los corredores, los turistas, los ciclistas, los trabajadores que van y vienen de un barrio a otro o de aquellos como la chica de la foto, que aprovecha para pintar una de esas vistas maravillosas que he comentado.

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No se tarda en recorrer más de 20 ó 25 minutos. De vez en cuando hay miradores desde los que ver Nueva York mientras te sobrevuela un helicóptero, numerosos ferries navegan por el East River y algún cormorán se sumerge en las heladas aguas del río, como lo ido R. Odlum, la primera persona en saltar desde el puente, en 1885. Por supuesto, murió poco después de una hemorragia interna.

P12705228. Woolworth Building y City Hall Park

Muy cerca del inicio del Puente de Brooklyn se encuentra el City Hall Park, la antigua zona verde de Nueva York (donde pastaba el ganado hace 300 años), donde se ubicaba el famoso museo de excentricidades de Phineas T. Barnum (que ardió en 1865) y donde se leyó la Declaración de Independencia en 1776. Ahora es un parque público  bonito y relajado, con numerosas ardillas grises (y alguna que otra rata) retozando entre sus arbustos y donde se alza una estatua dedicada al político, científico e inventor Benjamín Franklin.

P1270527Rodean el parque algunos edificios realmente sorprendentes. Por supuesto, el propio Ayuntamiento, el City Hall con su fachada en mármol del XIX. Algunos de los típicos brownstones de gran tamaño.

P1270529Pero sobre todo el Woolworth Building, el edificio más alto de la ciudad de 1913, un gran rascacielos de estilo gótico idea de Frank Woolworth, quien en 1879 abrió un nuevo tipo de tienda en la que los compradores podían ver y tocar las mercancías en oferta y donde todo costaba 5 centavos. Él se hizo rico y el comercio minorista no volvería a ser el mismo.

P1270534Lo más famoso del edificio ahora es su vestíbulo, de mármol y lleno de filigranas y relieves dorados.

Lamentablemente no es sencillo entrar en él (de hecho, la mayor parte de los visitantes lo que van a buscar son las caricaturas que incluyó el arquitecto Gilbert del propio Woolworth en él).

9. NYPD Police Museum

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Nueva York es un cúmulo de iconos y tópicos. Los taxis amarillos, los rascacielos, las hamburguesas, los depósitos de agua o el metro. Pero también los conocidos coches blanquiazules de la New York City Police, la NYPD que tantas veces se menciona en películas y series ambientadas en la ciudad.

Y para disfrutar de ello a tope nada mejor que recorrer las salas del New York City Police Museum (www.nycpolicemuseum.org/). La verdad es que es un museo muy divertido, con numerosas actividades para echar unas risas, desde el área de entrenamiento al calabozo P1270458enrejado pasando por la pared de la rueda de reconocimiento.

Pero también tiene un buen número de exposiciones permanentes fantásticas. Y alguna de ellas, emocionante. Salas dedicadas a las armas (desde las de filo hasta colecciones amplias de pistolas), salas P1270467dedicadas a los vehículos, las motos, los uniformes (donde destaca este cuadro que recoge los uniformes policiales de 1900 de jefes de policía de todo el mundo).

P1270468Pero sobre todo destacan dos de ellas. Una, dedicada a los atentados del 11-S, con numerosos recuerdos de aquella jornada, en especial de los policías que fallecieron en acto de servicio cerca de las torres. La puerta de una furgoneta policial (la de la derecha), walkie-talkies quemados, chapas identificativas, gorras… recuerdos sacados de entre los escombros acompañados de las fotos de aquellos que dejaron la vida bajo los mismos.P1270450

 

 

 

La otra exposición emocionante es la denominada Hall of Fame, en la que se exponen las placas identificativas de todos los policías de Nueva york que han muerto en acto de servicio. Es curioso ver la evolución de los apellidos de estos policías, cambiando con el paso del tiempo e introduciendo sonoros vocablos latinos, italianos, irlandeses o africanos según el año que observemos.

P1270439Y para terminar, nada mejor que pasarse por la tienda oficial del museo, que está repleta de coches policía, uniformes, gorras, camisetas, esposas y marionetas de los muppets. Por supuesto, no tardamos en hacernos con una.

El museo, por cierto, está muy cerca del South Street Seaport, nuestra próxima parada.

10. South Street Seaport y el Pier 17

P1270486El abandonado puerto de Nueva York se ha transformado en una de las zonas más entretenidas de la ciudad, con música ambiente, con terrazas, con espectáculos, con impresionantes vistas del Puente de Brooklyn y con algunos puntos de interés.

En primer lugar, el Titanic Memorial Lighthouse, un faro construido en 1913 en memoria de los fallecidos en el hundimiento del RMS Titanic. Justo detrás se encuentra el South Street Seaport Museum, que aprovecha los edificios históricos del área para narrar el pasado marítimo de Nueva York. El Museo también incluye, como era de esperar, barcos.

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Se trata de barcos de vela de mástil alto, como el Ambrose de la derecha o el Pioneer, construido su casco con hierro y destinado a transportar la arena de las minas. Estos barcos se sitúan delante de un gran complejo de tiendas, restaurantes (y el propio museo) ubicado en el Muelle 17, esto es, el Pier 17, con sus tres plantas de tiendas y puestos de comidas. P1270498

P1270493A la entrada se ubica una taquilla donde se pueden contratar viajes. Lo curioso es que esta taquilla es la antigua cabina de mando de un remolcador. Por las cercanías se pueden ver tiendas donde artesanos construyen o restauran barcos de madera o cualquier recuerdo de índole náutica.

Pero quizá lo mejor del Pier 17 son las fantásticas vistas que facilita del Puente de Brooklyn:

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11. Brooklyn Heights Promenade

P1280395Al otro lado del East River nos espera el barrio de Brooklyn, un barrio… más barrio, con calles pequeñas y casas de dos pisos estilo brownstone. Recorremos sus calles con nombres de frutas, encantados con las casas bajas, las escaleras de entrada, las ventanas a pie de calle.

Brooklyn era una zona agrícola hasta que se dispuso aquí la terminal del transbordador hacía Manhattan, momento en que comenzó a convertirse en zona residencial. P1280414Las casas que ahora vemos nos retrotraen al siglo XIX y de hecho hay un espíritu romántico en estas calles de casas de madera, barro y piedra arenisca.

En algunas de ellas han vivido escritores de renombre cuyas obras todavía nos encandilan. Las aventuras y desventuras de Holly Golightly en Desayuno en Tiffany’s fueron escritas por Truman Capote en el nº 40 de la calle Willow (a la izquierda) mientras que en el nº 155 Arthur Miller escribió alguna de sus obras maestras (a la derecha).

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Muy cerca de allí se puede disfrutar de una de las mejores vistas de Nueva York. Se trata de Brooklyn Heights Promenade. Promenade significa paseo junto al río, sólo que en este caso el río es el East y lo que está enfrente es Manhattan, el Downtown, Wall Street e incluso la Estatua de la Libertad.

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Pronto reanudamos nuestro recorrido por Brooklyn, entre los cafés y boutiques de de Montague Street, por los muros de Iglesia de Santa Ana y volvemos después por metro hacia el corazón de Nueva York, hacia la Quinta Avenida, Times Square, el Empre State.

Pero no podemos olvidar esta maravillosa visión, digna del mejor Woody Allen, que se queda atrapada en nuestras retinas como lo hace así mismo la capital del mundo, con sus exageradas dimensiones en todo, con sus pequeños detalles, sus hoteles de fábula, sus tantas cosas por ver. Es la ciudad que por su grandeza, siempre se queda pequeño el tiempo que tienes para disfrutarla.  P1280419