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18 de julio de 2007

Asirios en Alicante y hobbits en A Coruña

Dos exposiciones me han interesado estos días, cada una en una punta de España, ambas de interés pero con cierta carga sentimental por mi parte. En el MARQ se presenta la exposición "Arte e Imperio", los tesoros del imperio asirio que guarda el British Museum accesibles en Alicante

Por otro lado, Caixa Galicia se ha traido a España en exclusiva la exposición sobre la trilogía de "El Señor de los Anillos" y la presenta en dos sedes, A Coruña y Santiago. Sólo he podido ver la primera, lástima.

El MARQ es para mi uno de los mejores museos arqueológicos de España sin lugar a dudas. Después de ver la pobreza de museos como el de Huelva (con Tartessos al lado) uno se queda de piedra al ver los recursos (económicos y museísticos) del MARQ de Alicante.

Ahora se traen algunas de las mejores piezas asirias del British. Y les ha quedado francamente bien. Son tres salas (más alguna cosa al final en la biblioteca y los pasillos) que no tienen desperdicio. Hombre, no están los gargantuescos toros alados pero lo que hay despierta el interés por uno de los imperios más fascinantes de la historia humana.

A veces pongo en duda lo que la razón me pide a gritos: qué hacen los restos del friso del Partenon en Londres. A qué viene mantener el resultado de siglos de esquilmaciones en museos del siglo XXI. Pero luego me fijo en la situación del Irak actual y me alegro de poder tener esos tesoros en el British Museum.

La leona y el africano o la mujer en la ventana, pequeñas miniaturas halladas en la ciudad asiria de Nimrud son nada más que detalles de lo que el Imperio Asirio ofreció al mundo antes de desaparecer. Un Imperio fuerte en el que se hallaban , como resultado de la herencia sumeria, muestras de dominio de las ciencias (medicina, astronomía, matemáticas...), de dominio de la estrategia militar y un ejemplo de la transformación de las tierras cercanas al Tigris y al Eúfrates.

En los palacios asirios, además de estos pequeños marfiles de origen fenicio procedentes de incursiones cuya crueldad se narra incluso en la Biblia, destacan los innumerables bajorrelieves de los muros de los palacios reales.

Los Palacios de Nínive, Nimrud o Assur estaban cubiertos de imponentes relieves que nos trasladan a los siglos XI al VII a.C. Junto con las traducciones de las múltiples tablillas con escritura cuneiforme, estos paneles en piedra han ayudado a reconstruir un imperio de dominación de los vecinos y de heroicas gestas de sus reyes, entre los que destacan Sennaquerib, Assharaddon o Assurbanipal.

Éstos magnificos paneles decoraban las paredes de los Palacios proporcionando la imagen de poder y soberbia que aquellos impresionantes jerarcas querían trasladar. En muchos de ellos, el rey aparece cazando leones o toros, asediando ciudades o incendiándolas. De este mundo quedé hechizado al leer las novelas de Nicholas Guild "El asirio" y su continuación, "La estrella de sangre", que seguro que no pasan a la historia de la literatura, pero merecen una mención por la elaborada recreación de este mundo fascinante que en el siglo XIX volvió a poner en actualidad A.H. Layard, un inglés que llegaría a ser embajador en nuestro país y que recuperó un sinnúmero de piezas trasladándolas al Museo Británico. Aún así, sorprende ver cómo entre las joyas de su mujer existe un bello collar realizado a partir de sellos cilíndricos asirios.

Y mientras en Alicante revive una civilización fascinante y olvidada, en la otra punta de España, en A Coruña, un mundo imaginario pero igual de fascinante y evocador muestra algunos de sus secretos. Tras la excepcional recreación de Peter Jackson de la trilogía del Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien, llega el momento de ver la exposición basada en las películas.

Dos impresionantes Argonath reciben al visitante situados frente a una reproducción a escala 1:1 de la parte superior de Bárbol, el ent pastor de árboles.

Y a partír de ahí, toda la maravilla de la saga se muestra con un cuidado soberbio. Multitud de objetos de las películas, vestuario original, armas de los personajes, reproducciones, maquetas, vídeos y alguna cosa interactiva completan una exposición que emociona a los aficionados a la saga de LOTR.

Emociona, sin duda, ver la malla de mithril que Bilbo regala a Frodo para que se proteja, justo al lado de la espada Dardo y del vestuario del mismo Frodo. En esa misma sala, un gigantesco Troll de las Cavernas mira al frente, donde se sitúa una reproducción de la barca en donde Boromir es enviado por el río Lórien tras morir defendiendo a los hobbits Merry y Pippin. Además, una maqueta de la Comarca destrozada (de la visión de Frodo en el espejo de Galadriel) completa esta primera sala que continúa, cual ruleta rusa, vertiginosamente.

El vestuario de Aragorn, Gandalf el Blanco, Saruman o la armadura del Rey Theoden. Una silla de montar de Édoras, los papeles de la biblioteca de Minas Tirith, las mochilas de Frodo y Sam, la espada Andúril y los restos de su precursora, Nársil, pies de hobbits, un Uruk Ai (Lurk) imponente, las coronas de los reyes de los hombres y de los espectros del anillo, todos los anillos de la serie, el libro de Bilbo, el traje de luto de Arwen, la Torre de Orthanc en Isengard.... e incluso el Palantir de Saruman.

Todo para recrear un mundo mágico y sorprendente que desde luego deja boquiabiertos a los fans de la trilogía de Tolkien y Jackson, pero que probablemente no interese demasiado a los que no la valoran de igual forma.

A todo ello ayudan preciosas acuarelas de autores que trataron de plasmar en papel las ideas de Tolkien y ayudar a Peter Jackson a llevar a cabo su trilogía. Destacan, por supuesto, las de Alan Lee, el ilustrador original de las ediciones de El Señor de los Anillos.

Y es que el libro tiene multitud de lectores encantados, pero las películas han ampliado hasta casi el infinito el número de aficionados y adoradores de una saga literaria y fílmica que sí que pasará a la historia de ambos tipos de arte, la literatura y el cine.

La exposición, al menos la parte de A Coruña, finaliza con una sala en la que se muestra el Anillo Único, con las letras en élfico moviendose por las paredes, una maqueta de la Torre de Barad-Dur y un verdaderamente impresionante Sauron que despide la exposición dejando un sabor de boca realmente bueno.

Un único pero: mira que traducir incorrectamente el Abismo de Helm (Helm's deep) por el absurdo "El Valle de Helm"....