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31 de enero de 2010

En el Museo de Pérgamo (II): La Puerta del Mercado de Mileto

P1170909Alemania no se podía quedar atrás. Inglaterra y Francia se habían hecho con algunas de las obras más impresionantes de la civilización que se había puesto de moda en Europa, la egipcia. Y Egipto ya empezaba a poner trabas serias para sacar de sus fronteras lo hallado en excavaciones, de hecho, empezaba a poner problemas para conceder permisos para realizar esas mismas excavaciones.

P1170906Había que dirigir la vista hacia otro lado. Grecia estaba muy cerca, pero allí tampoco dejaban hacer nada ya. El Imperio Otomano, ese sí que estaba en franca decadencia, de allí se podía sacar rendimiento para construir un Museo a la altura del Louvre, del British. Pérgamo estaba al quite. Humann salvó de la destrucción el majestuoso Altar de Zeus. También destruyó el todo llevándose la mejor parte a Berlín.

Pero los alemanes no se quedaron en Pérgamo, había muchas otras ciudades que se habían significado en el periodo helénico o en el romano de las que tirar. Mileto era una de ellas. Y la Puerta de su Mercado la mejor opción para llevarse un grandioso recuerdo de la época romana que hiciera justa compañía al Altar de Zeus de los Atálidas.

La entrada sur al mercado, construida en tiempos del Emperador Adriano (acompañada en la plaza por el Bouleterion y por un inmenso ninfeo) y posteriormente integrada en la muralla de la ciudad por Justiniano, luce ahora en la Sala dedicada a la arquitectura romana en el Museo de Pérgamo.

Los alemanes volvieron a alzar la entrada a la Biblioteca de Celso en Éfeso y la dejaron allí para mayor gloria del yacimiento y placer de sus visitantes. Sin embargo, Theodor Wiegand y Huber Knackfuss no debieron pensar lo mismo en 1905, cuando recuperaron de las ruinas abandonadas de Mileto la espléndida entrada Sur. La reconstrucción la hicieron ya en el propio Museo de Pérgamo.

P1170922 La Puerta está acompañada de dignas obras de arte romanas entre las que destaca una escultura del Emperador Trajano con su brazo distendido. Pero también hay algún busto de Adriano y restos romanos mayoritariamente procedentes de Turquía.

En un artículo de la revista GEO se recuerda que cuando se halló la Puerta de MiletoLa “grecomanía” era tan grande que a los tesoros no helénicos les costó mantenerse al lado del celebrado Altar de Pérgamo. En mayo de 1908, Theodor Wiegand desembarcó en la Isla de los Museos con los fragmentos de la Puerta romana del Mercado de Mileto, empaquetados en 533 cajas. Estalló una discusión sobre el lugar donde exponer la puerta. El director general de los museos de Berlín, Wilhelm Bode, no quería tenerla en el Museo de Pérgamo y dijo que se dejara a la intemperie. Allí podía “pudrirse”, pues la arquitectura romana se consideraba de segunda categoría. La lucha entre “griegos” y “romanos” duró tres años hasta que el emperador terminó por tomar una decisión a favor de Wiegand.

Hasta después de la Primera Guerra Mundial, entre 1926 y 1930, la puerta no fue montada en el nuevo Museo de Pérgamo. Fue reforzada con un esqueleto de hierro, integrado en las columnas de mármol y las vigas. P1170923Así, sobrevivió al impacto de las bombas de febrero de 1945, pero la argamasa y los metales utilizados durante el montaje y la posterior restauración provocaron reacciones químicas que cambiaron el color y la mineralización del mármol original. Se formaron grietas, se cristalizaron sales minerales y la obra fue atacada por bacterias.

En las piedras que soportan las columnas del piso inferior aún se aprecian las inscripciones de gentes que se anunciaban como profesionales en una época que revivimos al pasear por las salas del Museo de Pérgamo.

Y, al cruzar la Puerta del Mercado de Mileto, hallaremos el otro gran tesoro del Museo, la Puerta de Ishtar y la Vía de la Procesión.