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11 de agosto de 2010

La avispa cazadora de arañas hace un nido

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Se llama Cryptocheilus comparatus y es una avispa enorme. Enorme de verdad. Triplica la longitud de una avispa común (Vespula vulgaris), el batir de sus alas es audible, su tamaño, asombroso. Es el mayor de los Pompílidos europeos, lo cual no dejaría de ser una mera mención a la familia a la que pertenece este himenóptero sino fuera porque los Pompílidos son las avispas cazadoras de arañas.

Y ésta lo es. De hecho, si está haciendo un nido es, precisamente, para enterrar en vida a una araña que servirá, en poco tiempo, como alimento de la larva que nacerá del huevo que la gran avispa pondrá sobre si víctima. Así es la vida en la naturaleza.

P1200804 El caso es que este pompílido sigue hasta sus nidos a las arañas (incluyendo las de gran tamaño, como las tarántulas) para capturarlas; también se le da bien capturarlas en el suelo.

Es una avispa solitaria que hace su nido con barro. Es muy similar a otras especies de avispas que excavan sus nidos en la tierra. Su aspecto es similar pero cuando se posan sus alas no se mantienen planas en reposo (tal y como le sucede a Cryptocheilus). Por cierto, que algunos autores tienden a identificar esta especie con Cryptocheilus alternatus, identificada desde el siglo XIX.

El caso es que el avispón se afana en hacer el nido con el barro. Es una hembra (las que suelen encargarse de tal labor) y no es el único nido que va a hacer hoy. Estas avispas están activas en pleno verano, entre junio y agosto y les da tiempo a hacer varios nidos instalando en ellos antes de cerrarlos a la desafortunada araña. Una araña y un huevo por nido.

La velocidad a la que volaba me impidió seguirla al lugar de donde recogía la tierra. Así que me persigné a esperarla en plena tarde de julio a una temperatura no precisamente agradable. La avispa no tardó más dos horas en terminar su obra, cuando anocheció estaba a punto de cerrar el chiringuito, aún sin araña en su interior.

Lástima que al día siguiente no pudiera hacer un seguimiento. A los dos días, el nido estaba perfectamente cerrado con arena (que amontona con el abdomen en lugar del barro del nido que lo hace con la boca) y habitado, en fin, por una araña cuya vida declina y por una larva que se aprovecha de ella.

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Por cierto, el tamaño de la Avispa Oriental (Vespa orientalis) que hemos podido ver estos días por Siria es casi el mismo¡