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9 de septiembre de 2010

Apuntes sobre el medio Natural en Petra (y II) y Oriente Medio

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Estos dromedarios pastan libremente en un desierto sirio entre Palmira y el Éufrates. El recorrido por Jordania y Siria tiene un evidente interés arqueológico y social pero existen oportunidades para ver fauna y flora características de los ambientes desérticos que dominan en esta zona de Oriente Medio.

Es cierto que hay que buscarlas entre las ruinas de Petra, Palmira o Aphamea o bien aprovechar las visitas a grandes espacios como el desierto del Wadi Rum o el Mar Muerto. Pero el caso es que algo se ve, sobre todo reptiles, algún ave y dromedarios entre los mamíferos así como especies adaptadas a las duras condiciones climáticas entre las plantas.

P1210452 Una de las cosas que más llama la atención tanto en Jordania como en Siria es lo poco que les importa el paisaje y el medio natural.

No nos equivoquemos. Ambos países cuentan con espacios naturales protegidos y campañas para la recuperación de especies emblemáticas (como por ejemplo para el Oryx de Arabia, cerca del Wadi Rum).

P1210765Pero aún así, uno de los paisajes más habituales en ambos países es el desierto de bolsas de plástico.  Negras, blancas, grises… multitud de bolsas de plástico, de basura al fin y al cabo, se esparcen por los campos cercanos a las carreteras, proporcionando un aspecto desolador. Y no por lo desértico del ambiente, sino por la dejadez y falta de interés que demuestran campos y campos poblados de bolsas.

Otro aspecto que duele es revisar la magnífica Field guide to Jordan” de Jarir Maani (http://www.fieldguidetojordan.com/). Además de precisas descripciones de medio ambiente, medio natural y arqueología incluye entre las especies animales que detalla en su interior a aquellas que ya han dejado de existir en Jordania. La mención aparece en el leopardo, el guepardo, el oryx… “Raro o extinto en Jordania. En 1962 se divisó y mató de un disparo al último guepardo”.

Esto no se diferencia en nada de la situación que hemos vivido aquí hace unas décadas, simplemente (espero) es una cuestión de tiempo y de intención. Al menos existen los proyectos de recuperación antes mencionados y gracias a ellos al menos las especies más emblemáticas pueden tener una segunda oportunidad.

P1220211 Es el caso, por ejemplo, de las gacelas. Tres especies del Género Gazella viven en la zona. Una de ellas, la Gacela Persa (Gazella subgutturossa), está extinguida en el medio natural y criada en cautividad. Las otras dos gacelas, la dorcas (Gazella dorcas) y la de montaña (Gazella gazella) –como la de la foto- están en peligro de extinción.

P1220206 Otra especie con el mismo triste historial es el Avestruz (Struthio camelus). La subespecie arábica (syriacus) está, cómo no, extinta. La especie principal se está criando de nuevo en cautividad para devolverla a su medio.

En fin, que supongo que no es nada diferente a lo que se ha vivido en Europa, pero quizá lo que más se echa en falta es sensibilidad en la población (al menos, los responsables del reino Hashemita se han puesto las pilas).

Bien, el caso es que aprovecharé la visita al magnífico yacimiento de Petra para comentar algunas de las especies animales y vegetales que hemos encontrado en Oriente Medio, bien allí o bien en otras áreas semejantes de la zona.

Petra es espectacular desde cualquier punto de vista. El yacimiento arqueológico, es decir, la ciudad nabatea es tan espectacular que puede ensombrecer la fascinante naturaleza que le rodea. La geología es lo primero que llama la atención. El Siq, el canal natural erosionado por el agua y el tiempo mediante el que se accede al Tesoro y al resto de la ciudad, no es más que una invitación a descubrir los secretos geológicos de una región espectacular.

P1210079 Aquí y allá aparecen algunos árboles en el Siq. Se trata de un camino muy antropizado en tanto en cuanto se limpia frecuentemente y el paso de turistas es continuo. Aún así, la vida se abre camino aún en este paraje tan llamativo. Justo al inicio, una gran planta de Ricino (Ricinus communis, a la izquierda) se antecede a algunas higueras (Ficus carica, a la derecha), alcaparras (del Género Capparis) que ya han dejado pasar la época de su espectacular floración y otros arbustos que logran salir de entre las rocas de arenisca. Al fin y al cabo, están adaptadas a salir entre los quebrados huecos que deja la erosión en el Siq.

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De hecho, algunas de las flores de las alcaparras ya se han transformado en frutos y sirven ahora de comida a las enormes avispas orientales de Oriente Medio (Vespa orientalis). Son verdaderamente sorprendentes, son grandes, de un color rojo oscuro y unas características bandas amarillas en el abdomen y en la cabeza que las hacen fácilmente distinguibles. De hecho, nos asombra ver cómo una de ellas levanta un escarabajo muerto de su mismo tamaño para llevarlo a un lugar tranquilo en el que, supongo, disponer de él.

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En ese mismo Siq comienzan a aparecer aquí y allá las evidencias de unas formaciones geológicas muy particulares que aparecen típicamente en Petra: los anillos de Liesegang. Se trata de unas bandas de colores llamativos que varían en función del mineral del que están compuestos. En resumen, los anillos o el bandeado de Liesegang se forman gracias a aguas subterráneas enriquecidas en minerales que, al filtrarse por las rocas, dejan a su paso depósitos de esos mismos minerales dando lugar a estas espectaculares formaciones.

P1210394 Y efectivamente, diferentes minerales producen diferentes colores e incluso algunos de ellos ejercen la labor del cemento para convertir la acumulación de sedimentos en sólida roca. El óxido de hierro suele dar la coloración roja, los óxidos de manganeso la negra y la azulada, los amarillos son debidos a componentes con azufre.

P1210226 En todos los casos, las franjas (paralelas, concéntricas, alternas…) responden a una precipitación rítmica de minerales que,tanto en el exterior como en el interior de algunas tumbas, no dejan indiferente a nadie. Bien, quizá sí a los beduinos, quienes ya los tienen muy vistos y pueden llegar a echar una siesta bajo un techo que para nosotros es impresionante. Al lado, esperan los dromedarios con los que este beduino se gana la vida. Recordemos que antes éstos animales proporcionaban un medio de vida completo: transporte, comida, calor, agua en situaciones desesperadas, refugio. Y un modo de vida: las caravanas.

P1210231 Dejado atrás el nomadismo, el dromedario (Camelus dromedarius) sigue siendo una fuente importante de riqueza para los beduinos. Es un modo de transporte fundamental y además un recurso turístico de primer orden.

Los dromedarios son enormes. Su altura puede superar los dos metros y alcanzan los tres de longitud. Pero sobre todo, están soberbiamente adaptados a los desiertos, como todo el mundo sabe. No sólo acumulan grasas en la joroba y agua en la sangre, también soportan muy bien el calor, no jadean (no lo necesitan) y minimizan la transpiración.

Además, para protegerse del polvo y la arena, el dromedario cuenta con dos párpados en cada ojo, unas orejas pequeñas y peludas y unas fosas nasales capaces de cerrarse herméticamente a la mínima necesidad.

Por otro lado, sus pezuñas cuentan con una base almohadillada ideal para andar por la arena. Todo un logro en conjunto, vamos. Por cierto que su forma de comer es un poco asquerosa Tragan rápidamente las hojas de sus arbustos favoritos, y regurgitan lo comido para luego volver a ingerir y masticar lo vomitado inicialmente.

P1220229 Fueron domesticados hace 3000 años y la mayoría de los dromedarios que se pueden ver hoy en Oriente Medio están troquelados sino directamente domesticados. No obstante, algunas de las manadas de dromedarios que se ven por los inmensos desiertos sirios y jordanos puede que aún tengan cierta libertad.La menor necesidad de su uso ha conllevado que numerosos dromedarios anden sueltos cerca de poblaciones humanas y provoquen un alto impacto sobre los arbustos de las cercanías, superior incluso al de las otras dos especies de mamíferos sin los que el paisaje de Oriente Medio no sería el mismo: las cabras y los burros.

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Las cabras (Capra aegagrus) fueron domesticadas aquí, en Oriente Medio, hace 10.000 años. Y aquí siguen. Una de las estampas más habituales de estos parajes es el pastos beduino con las cabras arremolinadas a la sombra de la única acacia a la vista.

Las cabras abundan por toda Jordania y Siria y consiguen lo que en cualquier otro lugar del mundo: comer todo (lo vegetal) que se pone a tiro. Y así arrasan con lo poco que hay. También dan leche, carne, piel, abrigo…. son un recurso fundamental y parte del paisaje.

P1210235 Como así mismo lo son los burros (Equus asinus). Mientras en nuestras latitudes los pobres burros están de capa caída por su no necesidad actual, en Oriente Medio forman también parte de la sociedad. Y al igual que les pasa a dromedarios y cabras, no son precisamente bien tratados (al menos, a los ojos de los sensibles occidentales como nosotros). A los burros les tocó la domesticación hace 5000 años y en origen estaba adaptado a los desiertos, precisamente. Y ahora los beduinos se aprovechan de ello.

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Como estos burros se están aprovechando de esta adelfa para, supuestamente, comer. Al salir del Siq se abre el verdadero valle, el Wadi, dando lugar a una de las vistas más impresionantes que he tenido la oportunidad de ver.

Y aquí hay adelfas, muchas. La adelfa (Nerium oleander) es un arbusto enorme que puede llegar a medir tres metros, estilizado, de hojas verde oscuro y preciosas flores rosas o blancas… todas ellas venenosas. si son ingeridas, claro. Por lo que no creo que esos burros estén comiendo hojas de adelfa¡ Las adelfas están adaptadas a lugares secos y calurosos, pero prefieren estar sobre suelo húmedo por lo que, de encontrarlas, se sitúan en las zonas inundables y estacionales de los valles.

P1210213 Iniciamos el ascenso hacia el Monasterio. Una subida de aproximadamente una hora  regala, por igual, sublimes paisajes, gentes sonrientes, animales y plantas curiosos, uno de los más espectaculares edificios de importancia arqueológica y el mismísimo fin del mundo. El ascenso es duro, sobre todo si se hace a mediodía como hicimos nosotros.

P1210341 Las escaleras son empinadas, cuando las hay. Numerosos beduinos nos ofrecen burros para llegar al Monasterio y más tarde nos alegramos de no utilizarlos: la pendiente es enorme¡ Y a pesar de ello, los burros realizan auténticas proezas subiendo objetos imposibles hacia arriba.

P1210351 En el camino aparecen algunas aves revoloteando. Algunos son nuestros conocidos gorriones comunes (Passer domesticus) pero aquí y allá se dejan ver las tórtolas senegalenses (Streptopelia senegalensi) con una tonalidad azulada en medio del más monótono pardo terroso. Si bien no puedo asegurar que sean senegalenses pues son todas demasiado parecidas¡ Las tórtolas y los gorriones acompañan gran parte del camino, que aunque cansado es maravilloso. Y no sólo aparecen de ve en cuando pequeñas tumbas nabateas, también preciosos árboles creciendo en los lugares más recónditos y difíciles.

P1210339Es el caso de las sabinas moras (Juniperus phoenicea) que resisten estoicamente al clima tanto en nuestro país como aquí, en medio del desierto jordano. Estos preciosos árboles que pueden llegar a vivir hasta 1000 años son perennes como casi cualquier conífera. Algunas de ellas tenían sus típicos frutos en gálbula de color rojo oscuro que tardan 18 meses en madurar desde la polinización.

Otros arbustos completaban el reducido cortejo arbustivo de este valle: retamas (Retama raetam), pistachos como el del Ninfeo de la ciudad nabatea, higueras, alcaparras y arbustos típicamente xerófilos como los del Wadi Rum. Pero también alguna especie curiosa como el Coloquíntida (Citrullus colocynthis), una planta trepadora de frutos enormes, como sandías pequeñas y de sabor amargo que se está extendiendo por todo el Mediterráneo desde su África natal.

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Llegamos al final del recorrido, coronamos la cumbre de la arqueología nabatea con una vista poderosa del Monasterio. Y allí, además de la jaima en la que nos refrescamos tenemos un encuentro maravilloso: un Pez de la arena (Scincus scincus meccensis), un lagarto absolutamente adaptado al desierto, respecto del color, el movimiento o la alimentación.

P1210296 Llega a medir hasta 18 cm, es muy largo, y éste ejemplar cumplía de sobra. Corrió por la arena como si nadara por el agua, grácil y rápido, provocando destellos con su librea anaranjada y amarilla. Para hacer lo que hace, nadar en la arena, necesita una serie de adaptaciones basadas en el comportamiento de baja fricción y la resistencia a la abrasión de su piel.

La verdad es que nos emocionó mucho verlo (y verle correr) pues las guías indican que es muy difícil de ver en estado salvaje. No tuvimos tanta suerte ni con los camaleones ni con los Agamas del Sinaí, que lucen una espectacular librea azul que los hace inconfundibles.

P1210637Sin embargo, las sucesivas visitas a yacimientos de la zona sí nos permitieron ver a otros reptiles igualmente interesantes: geckos, salamanquesas y agamas. Por ejemplo, este Laudakia stellio de Jerash (arriba) con sus características bandas anaranjadas en el dorso y la cola. Imponente, este macho otea desde lo alto de una piedra con una territorialidad que llega a ser tan fuerte que puede acabar con otros machos más débiles para defender su terruño.

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O esta salamanquesa Ptyodactylus guttatus de Palmira (izquierda) con sus características almohadillas al final de cada dedo, sosteniéndose grácilmente en los muros de un templo. O este posible Agama Pálido (Trapelus pallidus) de Aphamea (derecha y abajo), reptiles todos ellos adaptados a climas difíciles, ambientes rocosos y vida dura.

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Tan adaptados a la vida del desierto como la Hormiga del Desierto (Cataglyphis fortis), una de las hormigas más curiosas que hemos visto. Se trata de una hormiga negra que tiene el abdomen típicamente levantado para protegerse de la arena calentada por el sol. Esta hormiga es un fenómeno.

P1220330Es impresionante. No sólo tiene el abdomen para arriba, patas largas para correr o una capacidad incuestionable para comer deprisa. También es una hormiga que, a diferencia del resto, suele buscarse la comida solita sin necesidad de volver al hormiguero utilizando caminos hechos. Curiosamente, después de recolectar comida en lugares al azar es capaz de volver al nido directamente en línea recta. Diferentes estudios aseguran que lo hace gracias a que, atención, cuenta los pasos desde el inicio de su recorrido. Los patrones de luz del día también deben ayudar.(ver por ejemplo http://www.llave.connmed.com.ar/portalnoticias_vernoticia.php?codigonoticia=12165). P1210302Estas hormigas cuentan y suman los pasos que dan en cada uno de los tramos que recorren en el camino irregular que las lleva al alimento. Esto les permite calcular la distancia de la línea recta que deben seguir para llegar a su nido.””

Bien, llegamos al final del recorrido en Petra. Desde el Monasterio se puede acceder a diferentes miradores que dan una visión única de la zona donde nos encontramos. Optamos por varios de ellos, tenemos tiempo. Pero el primero de todos es el que más nos encandila: “el final del mundo”.

Se trata del último esfuerzo, pero cuesta. Al llegar arriba nos recibe un paisaje espectacular, impresionante. Las crestas de las montañas que encierran a Petra en un misterioso valle merecen recibir el apelativo de final del mundo.

Nos rodean plantas del desierto, arena, piedras, una jaima desvencijada y dos beduinos que tocan la guitarra. Eso, y la sensación real de estar en un lugar remoto y maravilloso.

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