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2 de agosto de 2011

The Cloisters / Metropolitan Museum de Nueva York (I)

P1280764 ¡Esto es Nueva York¡ Pero también es San Martín de Fuentidueña, Segovia (o un trocito de la misma en la capital del mundo). El precioso e impactante Cristo que cuelga procede del Monasterio de Santa Clara, en Astudillo (Palencia). El fresco de la Virgen, el niño y los Reyes Magos del fondo procede del mismísimo Valle de Arán. Y están en Nueva York, en la sección del Museo Metropolitano dedicada a la arquitectura y el arte medieval, en The Cloisters.

DSCN2401 Y lo mejor de todo es que, al menos a nosotros, no nos duele, más bien nos emociona comprobar la magnificencia con la que han sido ubicados en este Museo, el respeto con el que han sido tratadas las piezas y la asombrosa ambientación que se consigue en este lugar. The Cloisters es un hallazgo y aunque está un poco alejado del centro de Manhattan creo tanto que merece la pena visitarlo que comienzo con esta parte del MET las entradas dedicadas a Nueva York.

Para llegar a The Cloisters creo que lo mejor es coger el metro, la línea A (azul) hasta la parada de la calle 190. Curiosamente parece estar mucho más cerca la estación Dyckman St pero en el propio Museo no nos recomendaron acercarnos a ella por temas de seguridad, por lo que lo olvidamos inmediatamente.

P1280856Desde 190th y saliendo por un ascensor muy amplio que incluye, de regalo, ascensorista sentada leyendo el periódico, se accede a Margaret Corbin Sq, lugar en el que comienza el Parque Fort Tryon, en cuyos terrenos está sentado el Museo (si es que se puede llamar así). Pasear por Ft Tryon es bastante agradable, la verdad, es un parque muy amplio con bonitas vistas al río (aunque nos tocó recorrerlo en un día con niebla). El museo está a un paseo de unos veinte minutos, mucho más corto tomando el bus M4 en la puerta del metro, claro. Aunque lo mejor para no perderse es andar por la carretera que utiliza ese mismo bus (hay que seguir la flecha amarilla de circulación, pues The Cloisters no está muy bien identificado, la verdad).

P1280712 P1280713 Y enseguida lo ves: un típico monasterio medieval, con su torre incluida. La entrada puede ser la misma que la del Metropolitan Museum of Art, si visitas los dos el mismo día en la entrada se incluyen ambos (y lo mismo sucede con la New York Pass y tarjetas similares). Esto es una locura, claro, a no ser que realmente sólo quieras realizar un paseíllo de un par de horas en el MET….

P1280716Ambos edificios están muy alejados el uno del otro y no fácilmente comunicados a lo que hay que añadir la inmensa cantidad de cosas por ver… a nosotros sólo se nos ocurrió una opción: visitar ambos un viernes, dado que el MET cierra por la noche a las 21:00 (bueno, en realidad a las 20:40h). Lo que hay que cuidar mucho es no perder la chapita de color que te dan con la entrada y que te identifica como visitante de ese día.

  Así que nos adentramos en el museo, cuya imagen está muy conseguida. Al fin y al cabo reúne en su interior numeroso claustros de monasterios franceses, capillas, puertas, arcos y un sin fin de objetos y estructuras medievales que te trasladan a la vieja Europa de un golpe. Pasillos de piedra que recorren estancias perfectamente reconstruidas a un continente de distancia.

Son tantas las cosas que hay que ver que sería imposible reflejarlas todas aquí, por lo que me limitaré como es habitual a mencionar las estrellas de la colección y aquellas que más nos gustaron. El recorrido es sencillo: sigue del Románico al Gótico pasando por varias estancias dedicadas a los tapices, al “tesoro”, etc y, por supuesto, pasando por los claustros y capillas que dan nombre al complejo.

P1280729Desde la Entrada Principal (además de poder visitar la más que surtida tienda de recuerdos) se puede acceder directamente al Claustro principal, el de Cuixá, pero lo posponemos para poder ver las obras del Románico, dada la reciente visita que hicimos a Palencia. Y los resultados son espectaculares.

Románico

P1280740En el Salón principal del Románico ya aparecen algunas “cosas maravillosas”.

A la derecha encontraremos la capilla de Fuentidueña y al fondo la Capilla Langon, pero en este Salón se ubican los impresionantes frescos del Monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza, cerca de Burgos; un león y un dragón (que hacen pareja con otro león y un grifo que están en el Museu Nacional d’Art de Catalunya).

El león, con un bigote y un aspecto muy oriental, y que según los bestiarios medievales dormía con los ojos abiertos, representa la vigilancia cristiana.

P1280744El Monasterio fue fundado en 912 por el mismísimo Fernán González, Conde de Castilla y los frescos datan de tiempo después, allá por 1220.

León y dragón están insertos en un rectángulo y rodeados por paisajes con columnas y árboles así como con peces y decoración similar en la parte inferior.

Se piensa que fueron pintados por un artista ingles procedente de Winchester y se ubicaban en la Capilla del Monasterio.

Y están muy bien acompañados: por un dromedario, ni más ni menos. P1280738Éste procede de la Ermita soriana de San Baudelio de Berlanga y fue pintado entre 1129 y 1134 en época de Alfonso I de Aragón y Navarra.

La comunidad de monjes disfrutaba de paredes con frescos relacionados con la vida de Cristo y, en la parte inferior, con las imágenes de animales y escenas de caza.

El dromedario aportaría el punto exótico y relacionado con los ambientes bíblicos por donde se suele mover, aún en la actualidad.

La triste historia de esta pintura (y de las demás que cubrían las paredes interiores de esta ermita) que ahora están distribuidas por diferentes museos americanos se narra de forma eficaz en el casi desaparecido Diario de un Copépodo:https://copepodo.wordpress.com/2008/10/17/la-inaudita-y-desgraciada-historia-del-dromedario-de-san-baudelio-de-berlanga-y-su-viaje-transatlantico/

P1280756A la derecha del Salón, como decía, rodeada de otras obras de gran calidad artística, está la Capilla de San Martín de Fuentidueña, recreada en un ambiente realmente conseguido.

Según la entrada mencionada antes, la presencia aquí de esta capilla se debe al intercambio de parte de las pinturas de San Baudelio de Berlanga por el ábside de la Iglesia, lo único que quedaba más o menos en pie de ella en 1955.

Así que allá por los años 50 el gobierno español tuvo a bien regalar a los Estados Unidos el ábside de la Iglesia de este pueblo segoviano, iglesia que se había convertido en una ruina (acorde con el paisaje de la época, por otro lado).

P1280761Dos mil bloques de arenisca conforman la capilla, que a su vez está decorada con sendas figuras de San Martín y la Anunciación. En la sala también se muestran unos acróbatas de la época en forma de decoración exterior de la iglesia.

Pero si el conjunto sobrecoge es porque el ábside está acompañado de un crucifijo excepcional y decorado con unos frescos preciosistas.

El Cristo del crucifijo, en madera pintada a mediados del siglo XII, está representado a la manera de la época, triunfante sobre la muerte, con los ojos abiertos y llevando la corona de oro de Rey de los Cielos y sobre una cruz de pino decorada también por detrás (con un Agnus Dei y los símbolos de los Cuatro Evangelistas). Señal de que estaría colgada en un lugar accesible desde ambos lados.

P1280758El fresco por detrás del crucifijo procede de la Iglesia de la Virgen en Tredós, en el Valle de Arán, en medio del Pirineo leridano. Hay muchas piezas del románico catalán en The Cloisters; ésta concretamente es de cerca de 1100 y tiene una decisiva influencia italobizantina (el trono con joyas, las alas con forma de fuego de los arcángeles, las propias vestimentas de los retratados).

P1280763Es un bonito fresco que recoge, por un lado, la adoración de los magos (en pequeñito, atrás) y la Virgen entronizada con el niño rodeados de una aureola con forma de almendra denominada mandorla.

Estaba situado en una iglesia que en el siglo XII estuvo controlada por los mismísimos caballeros templarios y que fue saqueada y destruida en la guerra civil.

P1280765En esta sala hay muchas otras piezas dignas de mención, pero no podemos quedarnos con todas, claro está. Hay un portal realizado en mármol de carrara procedente de la Toscana, de la Iglesia de San Leonardo al Frigido, cerca de Massa-Carrara.

Esta iglesia se situaba en un lugar estratégico pues era paso obligado en las dos grandes rutas de peregrinación medievales. el Camino de Santiago y la propia Roma. La iglesia, en ruinas, favoreció que se llevaran la excepcional puerta a una villa de Niza para más tarde aparecer abandonada en piezas en un lugar cerca de la ciudad.

P1280767Los lados de la puerta proceden de un antiguo sarcófago (con la Anunciación a un lado y con San Leonardo, patrón de los prisioneros, a otro).

Por arriba, la entrada a Jerusalén atribuida a un maestro pisano, Master Biduino, con Cristo en burro seguido de niños, apóstoles e incluso el mismísimo San Leonardo, para crear cercanía con los feligreses.

Más cosas del románico en esta sala: una adoración de (2) magos en piedra extraída de la Iglesia de Nuestra Señora de la Llana en Cerezo de Riotirón (Burgos). Nos falta el tercer rey mago: los otros dos se acercan agachándose a la virgen y el niño mientras José se echa una siestecita reparadora de más de 800 años. Hay más paneles con frescos, esculturas en piedra espléndidas y piezas en madera soberbias pero preferimos pasar al primero de los claustros que se presentan en la visita a los ídem.

P1280770Se trata del Claustro de Saint Guilhem-Le Désert, del Langedoc francés y también del siglo XII. Es un bonito claustro procedente de una iglesia benedictina fundada en 804 por el tal Guilhem, Duque de Aquitania, Conde de Tolosa y posterior santo (en 1066). Esta iglesia era parada habitual de los peregrinos que marchaban a Santiago de Compostela y sufrió durante las guerras de religión francesas y la revolución. El caso es que en 1906 George Grey Barnard compró hasta 140 piezas para poder exponerlas en lo que sería su Museo del Medievo.

George Grey Barnard (1863-1938) fue el fundador de The Cloisters, escultor y coleccionista de arte medieval abrió el primer museo en la ciudad en 1914 (véase http://www.georgegreybarnard.com/.P1280777 Había vivido varios años en Francia, cerca de Fointainebleau, y allí se dejó llevar por el afán del coleccionismo cuando comenzó a servir de valorador (si es que la palabra existe) de piezas artísticas para la compra. De hecho, se hizo con numerosos objetos de arte (cuatro claustros incluidos) que llevó a los Estados Unidos para que, el “espíritu del gótico” pudiera volver a ser escuchado.

Y vaya si lo fue, salió por patas en 1913 de Francia poco antes de que aquel país legislara en contra de llevar al extranjero tesoros artísticos patrios. Posteriormente, ante la situación económicamente ruinosa que vivió, sería necesaria en 1925 la ayuda del mismísimo John D. Rockefeller para hacerse con el museo, abrir uno nuevo en Fort Tryon e incorporar su propia colección medieval formando parte ya del Metropolitan Museum of Art.

Pues bien, el claustro de Sain Guilhem-Le-Désert, las columnas y capiteles del claustro esperaban en el jardín de un juez local a que alguien las recuperase.

P1280774Y aquí acabaron todas ellas, algunas fantásticas, con capiteles recreando la “boca del infierno” o la “presentación en el templo” además de motivos preferentemente vegetales tanto en capiteles como en las propias columnas.

En el pasillo, una interesante colección de gárgolas/ménsulas (diez) de la Abadía benedictina de Notre-Dame de la Grande Sauve así como una preciosa caja de madera pintada que hace referencia al mencionado Saint Guilhem, Duque de Aquitania y Conde de Toulousse que se ganó fama luchando como soldado en la liberación de la ciudad de Orange de los musulmanes.

P1280772Cuenta la leyenda medieval que se introdujo en la ciudad como espía pero que se enamoró de la reina mora de la misma (ay), que fue descubierto y que los francos tuvieron que entrar por túneles hasta el interior de la ciudad para liberar a ambos, el duque y Orange.

P1280745Volvemos al Salón principal del románico para entrar a la Capilla Langon. La entrada, como siempre en The Cloisters, muy bien aprovechada por una puerta, esta vez recuperada (en serio) de la Abadía de Moutiers-Saint-Jean, cerca de Dijon.

Y digo recuperada pues tras los daños que sufrió tanto la puerta como las figuras de los reyes merovingios Clovis y Clothar (Clodoveo y Clotario) que la anteceden, ésta terminó formando parte de una granja. Se realizó allá por 1250 y en el tímpano de la puerta aparece una coronación de la virgen con ángeles sedentes al lado.

Casi todas las figuras (también los reyes y las bíblicas de los lados) han perdido las cabezas con el paso del tiempo. Curiosamente, las figuras de los reyes merovingios (y sus cabezas) fueron recuperadas tiempo después y de forma independiente.

P1280748La Capilla Langon, de 1126, a la que da paso esta puerta, pertenecía a la Iglesia de Notre-Dame du Bourg, en Langon, cerca de Bourdeaux (cuando el museo la adquirió servía de secadero de tabaco).

Y la reconstrucción que han hecho en el MET es portentosa siendo las piezas originales únicamente las de la derecha. Lo que más suele llamar la atención son las cabezas coronadas de uno de los capiteles de la capilla. En su momento se identificaron con la reina Leonor de Aquitania, pero no hay evidencia de tal aseveración (siendo además muy común el uso de cabezas reales en capiteles románicos).

P1280749P1280751En esta sala, además de un altar frontal catalán leridano y de algunas piezas arquitectónicas (como un friso calizo que representa Jerusalén o Cluny, de donde procede), se expone una de las figuras más bonitas de toda la colección, una Virgen con Niño entronizada de madera de abedul, realizada en Francia (posiblemente para la catedral de San Lázaro en Autun) en 1130-40 y que aún transmite cierta sensación, aunque le falte la cabeza del niño, varias patas del trono y la policromía original de la pieza.

Y como The Cloisters no es sino la recreación de una época, la medieval, en la que el peso del imaginario actual de la misma se sitúa en los monasterios e iglesias, decidimos pasar al Claustro principal, el de Cuixá, a través de la Sala Capitular del Monasterio de Notre-Dame de Pontaut, del siglo XII y procedente de la Aquitania. Gran parte del monasterio fue dañado en un ataque de los hugonotes en 1569 (incluyendo parte de los techos y el suelo) y terminó sirviendo de establo en los siglos XIX y XX.

P1280735Comenzó siendo una abadía benedictina pero el Císter se hizo con ella en 1151. Como era habitual en la época, en la Sala Capitular tenían lugar la mayor parte de actos administrativos y litúrgicos diarios del monasterio. Los monjes se sentaban a lo largo de las paredes y escuchaban la lectura del código de conducta del monasterio, la Regla de San Benedicto. Además, era el lugar específico para rituales de gran simbolismo, como el lavado de pies previo a la Semana Santa.

P1280732Tres grandes arcos se abren, como hacían en su momento, hacia el Claustro, de acuerdo con la típica distribución de los monasterios medievales.

Y el Claustro de Saint Michel de Cuixá (en el Rousillon, Pirineos Orientales) es la estrella de la colección. Tanto, como para haber servido de muestra para la construcción del mismo museo, en particular, de su torre, clavada al monasterio francés.

Este monasterio benedictino se fundó en 878 pero el claustro se construyó en el siglo XII.

El claustro original, vendido una vez que los monjes lo abandonaron, se dispersó en el siglo XIX por lo que no están aquí todas sus piezas, capiteles y columnas. 

Por eso su tamaño es sensiblemente inferior al original.

P1280717Hay una fuente en el centro, procedente de un monasterio cercano, el de Saint Genis des Fontaines. Esta fuente se ubica en medio de un jardín. Y es que los jardines de The Cloisters están considerados no sólo de los mejores del país sino que tienen un carácter muy especial: tratan de reconstruir un jardín medieval, con las plantas y la ornamentación de la época. De hecho, vemos a varios jardineros trabajar con denuedo en los jardines a lo largo de la visita.

P1280726Hay otra cosa que llama la atención del Claustro de Cuixá: sus capiteles de mármol.

Son muy variados, desde los más simples a las figuras más complejas: leones devorando personas, leones devorando sus propias patas, animales de dos cuerpos con una cabeza común, piñas, hojas y un largo etcétera. Los bestiarios de la época y cierta influencia oriental se dejan sentir en estos capiteles únicos.

P1280725Como únicas son las obras que rodean el claustro. Tres nos llaman brevemente la atención. Tenemos por ejemplo, la Puerta principal de la Iglesia de San Vicente Mártir de Frías (Segovia), parcialmente destruida en 1879 cuando cayó la torre de la iglesia. Ahora, ochenta piezas de la puerta están aquí, incluyendo cabezas humanas, animales, escenas moralizantes y bíblicas.

Por otro lado tenemos una fuente de pared (escoltada por dos columnas de Cuixá) que no es sino una recreación del siglo XX de un motivo típico del siglo XII.

P1280719Y, por fin, asistimos a la belleza del llamado Arco de Narbona. Es un arco semicircular (1150-1175) de siete bloques que representa a ocho animales reales y fantásticos. De izquierda a derecha:

  • Una mantícora (un devorador de hombres persa,con cabeza humana, cuerpo de león y cola de escorpión.
  • Un pelícano (símbolo de Cristo)
  • Un basilisco (un dragón con cola de serpiente, cuyo significado tiene que ver con el poder de matar).
  • Una harpía (mitad mujer, mitad pájaro, cuya sensual y cantarina voz sirénida atraía a los hombres a la muerte).
  • Un grifo (con la cabeza de un león y el cuerpo y alas de un águila).
  • Una amphisbaena (en el bestiario medieval, una serpiente o lagarto con dos cabezas, una en cada extremo).
  • Un centauro (con la cabeza y el torso de un hombre y el cuerpo de un caballo).
  • Y un león coronado.

P1280722Todos ellos procedentes de los tradicionales bestiarios medievales del siglo XII que asociaban determinadas lecturas y asociaciones morales a cada uno de estos animales. El arco de Narbona se llama así porque se parece a algunas piezas de la Iglesia de Saint Paul Serge de Narbona, pero realmente se desconoce su origen real. Pero es asombroso.

Hay más piezas románicas, sobre todo en el Tesoro, pero continuemos la visita de forma ordenada.

Gótico

P1280780Otra de las salas a las que se accede desde el Claustro de Cuixá se dedica al final del románico y al Gótico temprano.

Ya hemos entrado en los siglos XIII y XIV y los objetos expuestos están asociados sobre todo al territorio francés. En esta sala se da importancia sobre todo a esculturas de la Virgen y a preciosas vidrieras medievales.

P1280783Entre las vidrieras más bellas, la del Martirio de San Lorenzo, de la Christ Church Cathedral de Canterbury, en Inglaterra y fue realizada en el siglo XII.

P1280784La tradicional parrilla en la que acabó sus días y varios niveles de fuego y humo (los píos teólogos medievales suponían que los fuegos internos de San Lázaro, a saber,la fe, el amor a Cristo y el Conocimiento de Dios, dieron al traste con los fuegos externos).

Esta vidriera formaría parte de las nuevas realizadas para la reconstrucción de la catedral después del fuego de 1174.

P1280787Otra vidriera hermosa, traída de la Abadía benedictina de Saint Germain des Pres (de su Capilla dedicada a la Virgen)  cuenta dos partes de la historia de Saint Germain, aquella en la que una sirviente trata de envenenarle con dos jarrones (uno con vino y otro con veneno) y aquella otra en la que un monje duerme, con el apoyo de Saint Germain instándole a que mantenga su fe (arriba, a la derecha).

Por último, una vidriera excepcional (aquí, al lado), la dedicada a la entrada del Emperador Teodosio en Éfeso y la historia de los Siete durmientes, los siete hermanos condenados a muerte por su fe cristiana y se quedaron escondidos en una cueva durmiendo una temporada.

Procede de Rouen, en la Normandía (la entrada del emperador en la ciudad para ver a los recién despertados es la única que queda del conjunto inicial).

Hay más vidrieras, siendo muy celebrada una dedicada a la vida de San Nicolás.

P1280792Pero nosotros nos centramos ahora con las esculturas: un angelote sonriente y varias vírgenes. P1280782La cabeza del ángel procede de Île de France, en lo más céntrico del París medieval.

P1280781Está construida con la misma piedra que Notre Dame y su caracterización parece identificarle con las figuras del transepto norte.

El ángel está demasiado bien conservado como para haber estado en el exterior, por lo que no se conoce bien su procedencia (incluso puede venir de alguna otra iglesia de la zona). P1280786Al lado, algunas Vírgenes portentosas.

La más importante de la colección, según la guía, es una Virgen de origen alsaciano que ocupaba una celosía de la Catedral de Estrasburgo (a la izquierda). Realizada a mediados del siglo XIII, ya no se conserva ni el niño que portaba ni el presunto rosal al que éste estaba sujeto, pero sí mantiene muchos restos de policromía.

Más vírgenes: una Virgen de Île de France de primera mitad del siglo XIV, excepcionalmente bien conservada, con policromía, niño y ropajes y maneras que transmiten flexibilidad, cercanía, color (está arriba, a la derecha). Es un modelo de Virgen más serena y displicente que las habituales. Por ejemplo, la Virgen con el Niño procedente de Navarra de finales del siglo XIII con una actitud bien distinta (aquí mismo, a la izquierda).

P1280794Hay otras figuras en la sala, algunas realmente llamativas, como un par de ángeles de altar, franceses, del siglo XIII y en origen policromados y con alas. Pero preferimos internarnos en uno de los ambientes más conseguidos de The Cloisters, la Capilla Gótica, ciertamente abigarrada, en la que sólo nos da tiempo ya de fijarnos en las 3 o 4 cosas principales.

La verdad es que es muy llamativa, ya incluso desde el acceso, pues hay que bajar unas escaleras (está en el piso de abajo, donde continúa la exposición).

La Capilla Gótica es sorprendente porque recoge algunas sepulturas francesas y españolas así como enormes estatuas de los siglos XIII y XIV (muchas de ellas procedentes de Cataluña). así como algunas vidrieras austriacas que le dan ambiente al escenario.

P1280797Las vidrieras están ubicadas en ventanales típicamente góticos iluminando tumbas como la del caballero Jean d’Alluye.

Procedente del Valle del Loira y realizada en el siglo XIII, esta efigie funeraria procede de la Abadía Cisterciense de La Clarté Dieu y muestra al caballero con su armadura (incluyendo los ropajes interiores), su espada colgando del cinto y su magnifico escudo. Sus pies se sitúan sobre un león,símbolo de valentía y bravura. Aunque tiene aspecto juvenil (idealizado), Jean d’Alluye volvió de las cruzadas con una pieza de la Cruz, falleciendo en 1248.     P1280802 Otra tumba impresionante de la Capilla Gótica es el Sepulcro de Ermengol VII, Conde de Urgell. Ensamblada en el siglo XVIII, este conjunto de diferentes obras funerarias recoge desde la efigie de Ermengol VII de 1320-1340 (con su comitiva fúnebre detrás, en pequeñito) a los relieves del sarcófago del XIV (Cristo y los apóstoles). Por encima del sepulcro, obispos celebrando un rito funerario quedando en la parte superior un pequeño panel rectangular con ángeles llevando un alma al cielo.

P1280798Es una mezcla de estilos probablemente realizada con restos funerarios de aquí y de allá del Monasterio premonstratense de Santa María de Bellpuig de les Avellanes, que fue fundado por este Conde y su esposa, Doña Dulcia. La capilla donde se ubicaba el sepulcro fue construida más de cien años después de su muerte (murió en 1184) por Ermengol X.

P1280803De hecho, la tumba de éste último también se encuentra en esta Capilla Gótica.

Pero no sólo hay personajes ilustres “enterrados” en esta capilla. Un humilde monje francés del siglo XIV, el padre Luis, encontró acomodo también aquí. O al menos su lápida, donde además de aparecer el propio monje queda reflejada la historia de su vida en un brevísimo mensaje:

P1280799HIC TACET VENERAND PATER LUDOVICS.

Aquí yace el venerable Padre Luis.

Y aquí paz y después gloria.

Dejamos la Capilla Gótica, aún en el piso de abajo, para recorrer la Galería de Vidrieras, dedicada sobre todo a pequeñas piezas para uso privado, sobre todo del norte de Europa. No es una sala en la que nos recreemos demasiado pues nos queda mucho por ver.

P1280809Así que le echamos una ojeada a alguna de las pequeñas piezas de vidrio decoradas (nos centramos en algunas procedentes de Leiden del siglo XVI, como este martirio de San Jacobo Intercisus). Estas piezas de vidrio blanco plateado eran muy habituales en las casas particulares de la época y solían hacer mención a escenas bíblicas o moralizantes. Su forma más habitual era la circular pero también las hay romboidales o cuadradas.

P1280807También hay cerámicas y objetos de vidrio de la vida diaria, así como alguna pintura destacable, como estas Escenas de la Vida de San Agustín (1490, del Maestro de San Agustín de Brujas). Se trata del panel central de un tríptico dedicado a San Agustín, cuya parte izquierda se ha perdido y la derecha está en la National Gallery de Dublín.

Este central cuenta cinco escenas de la vida de San Agustín, entre las que destaca su consagración como obispo de Hipona. Pero si es valiosa esta pintura es por el variado número de vestimentas eclesiales que se pueden ver en él para asociarlas a la época en la que se pintó.

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Desde la Galería se puede acceder al exterior, a los dos claustros que nos faltaban por visitar.

El Claustro de Bonnefont es de finales del XIII o principios del XIV y procede de la Abadía Cisterciense de Bonnefont en Comminges. Curiosamente, lo más valioso de este Claustro son las más de 250 especies de plantas de la Edad Media que se cultivan en su jardín. Todas ellas están documentadas en fuentes medievales como el Capitulare de villis bel curtis imperialibus (Directivas para la administración de las Cortes Imperiales).

Durante la Revolución francesa se quemaron los archivos de esta Abadía, que fue demolida poco después. Los numerosos capiteles que conforman el Claustro (algunos de ellos, con formas bulbosas muy características) proceden de varias donaciones y compras a diferentes propietarios de los originales repartidos a lo largo del tiempo.

P1280831P1280833Pared con pared se sitúa el Claustro de Trie, ya del siglo XV, procedente del Convento Carmelita de Trie en Bigorre (cerca de Toulousse, Hautes Pyrénées) y de otras fundaciones religiosas cercanas. De nuevo, además del café que han ubicado aquí, destaca su jardín, con especies vegetales extraídas de los tapices de la Caza del Unicornio a los que me referiré en breve.

P1280827Volvemos a la Galería de las Vidrieras para encontrar dos curiosidades antes de entrar al Tesoro. En primer lugar un fragmento de pergamino con parte de la genealogía de Cristo, procedente de la Inglaterra de 1230. Aprovecha el Compendium Historiale in Genealogia Christi de Pedro de Poitiers, escrito entre 1193 y 1205 y recurrentemente copiado. Una pieza realmente llamativa que recoge eventos desde las pretéritas doce tribus de Israel hasta imágenes de Jerusalén.

Justo al lado se encuentra la puerta de entrada y las escaleras del nº 29 de la calle Tannerie (de los Curtidores, que diríamos nosotros), de Abbeville, en la Picardía francesa.

Esta singular entrada se encontraba en un patio del que quedan numerosas imágenes, tanto en pintura como en la incipiente fotografía del siglo XIX. Fuer comprada en 1907 (antes de que en una de las guerras mundiales la zona quedase arrasada) P1280825y hacía tiempo que había dejado de ser la entrada a la casa de un curtidor solvente (durante mucho tiempo se la asoció con una presunta casa de Francisco I).

El caso es que la decoración hecha a mano en esta puerta de madera es sobresaliente, incluyendo estatuillas y decoraciones asombrosamente vívidas (a lo que hay que añadir su particular forma curvada). Un bonito ejemplo de la arquitectura medieval de comienzos del siglo XVI (cuando ya dejaba de ser medieval).

Tesoro

Justo al terminar la galería de las vidrieras se accede al Tesoro, cual catedral medieval. Lo más preciado de la colección de The Cloisters está aquí, con objetos del siglo IX al XVI: joyas, pinturas, manuscritos,vestimentas y textiles… Como siempre es necesario realizar una selección de 6 ó 7 piezas.

P1280811Una placa de marfil de colmillo de elefante dedicada a San Emiliano. Procedente de San Millán de la Cogolla, cerca de Logroño fue realizada allá por 1060 por el Maestro Engelram y su hijo Rodolfo y perteneció al cofre que guardaba las reliquias de San Emiliano. Este cofre fue destruido en las guerras napoleónicas y sus partes se han dispersado por el mundo. En ésta tenemos a San Emiliano cuidando de sus ovejas y recibiendo la bendición divina. La placa está rodeada de otras de similar factura procedentes de la Alta Edad Media.

P1280812Hoja del Beato de Liébana. En 776 el monje Beato de Liébana realizó una compilación de las Revelaciones de San Juan, comúnmente conocidas como el Apocalipsis de San Juan. Sus manuscritos, bellamente ilustrados e iluminados con oro, tinta y témpera se consideran las obras maestras de su tiempo. Este monje se dedicó a narrar los pasajes del venidero apocalipsis acompañándoles de interpretaciones preparadas como alegorías cristianas. Las 14 hojas con las que cuenta The Cloisters (hay alguna más en Nueva York) proceden de un original desmantelado en 1870.

Aunque no tenga mucho que ver, en el Tesoro se guardan algunos libros de horas muy valiosos, como el de Jeanne d’Evreaux, reina de Francia o Jean, Duque de Berry.

P1280815La llamada Cruz de The Cloisters. Una cruz preciosa, de Altar, enorme, realizada con cinco piezas de marfil de morsa en Inglaterra sobre 1150 y que aún mantiene restos de policromía. La cruz se suele atribuir a la abadía de Bury Saint Edmunds, un próspero centro monástico del siglo XII de Suffolk.

La verdad es que es un trabajo de tallado portentoso, pues recoge, en sus dos lados, con noventa y dos figuras y noventa y ocho inscripciones en latín y griego todas ellas relacionadas con la religión… pero desde diversos puntos de vista: el antiguo testamento, el nuevo testamento, profetas, símbolos de los evangelistas en cada extremo, la alegoría del cordero de Dios….

Las escenas están unidas entre sí por las ramas del árbol de la vida, entre cuyas raíces salen de sus tumbas Adán y Eva simbolizando la redención de la humanidad ante el pecado original (en fin). En la parte frontal se echa de menos la figura de Cristo; la sustituye un Moisés con la tradicional serpiente enrollada en su vara (típico de la edad media relacionarlo con la crucifixión).

P1280816En los extremos, escenas típicas: Lamentación,  Resurrección, las Marías en la tumba, Ascensión… En la parte trasera tenemos a un buen número de profetas del Antiguo Testamento, símbolos de tres de los Evangelistas en los extremos (el león de San Marcos, el águila de San Juan y el toro de San Lucas; el ángel de San Mateo que estaría en la parte de abajo se ha debido perder), la alegoría del Cordero de Dios en el centro y un sinnúmero de inscripciones asocian esta cruz con una época de fuerte antisemitismo.

P1280819Un relicario en forma de brazo. Fabricado en plata dorada en 1230 en los Países Bajos. Los relicarios se convirtieron en una costumbre en la Alta Edad Media y su forma suele referirse a la reliquia que guardan (en este caso, el brazo que debía mantener ya no existe). La mano, en posición de bendición, refuerza el carácter sagrado de las supuestas reliquias que guardaba, para las que existían dos agujeros, probablemente cubiertos con piedras preciosas, para su introducción (mención aparte de la cuidada decoración que mantiene el objeto).

P1280818Una Virgen (sin) Niño de marfil. Y es que con el paso del tiempo el Niño se ha perdido. Fue realizada allá por 1290 en Westminster o en el propio Londres y es un ejemplo claro de la transformación artística y social que conllevó el cambio entre el románico y el gótico: esta virgen es menos rígida, más cercana, más humana que las versiones anteriores. Hay que ganarse a la feligresía y acercar los mitos a la realidad de cada uno es la mejor forma de hacerlo. El color oscuro de la pieza puede deberse a haber sufrido un episodio de fuerte calor o bien que para conservarla se le aplicó aceite de avellana, muy recomendado en la edad media por un Monje llamado Theophilus en su tratado On Divers Arts.

P1280824Un juego de 52 cartas. Procedente de los Países Bajos, es el único juego de cartas completo y en buen estado que nos ha llegado de la Edad Media (sobre 1470-80). De hecho, su excepcional estado es síntoma de que nunca se utilizaron para lo que se crearon, para jugar. Como los nuestros, tienen 4 palos, cada uno de ellos relacionados con objetos de la caza y a dos colores: collares y cuernos (en rojo), lazos y correas (en azul). Por supuesto, contaban con su sota (bien parecida a un juglar), rey y dama (todos ellos vestidos a la última de la época). Lástima que no se sepa cómo se jugaba entonces.

P1280834Tapices

The Cloisters guarda dos colecciones famosas (y valiosas) de tapices. En primer lugar, los 5 tapices supervivientes de la serie denominada “De los 9 héroes”. Nos quedan Julio César, Héctor, David, Josué y el Rey Arturo (se han perdido Alejandro Magno, Judas Macabeo –quien lideró a los judíos contra los sirios-, Carlomagno y Godfrey de Bouillón, héroe de la primera cruzada que conquistó Jerusalén).

Estos 9 héroes (Julio César, a la izquierda)reunían valentía, honor y sabiduría, los ideales del caballero medieval (el concepto apareció por vez primera en 1312 en un romance del poeta Jacques de Longuyon llamado Les Voeux du paon. Todos los héroes aparecen ataviados a la moda de finales del siglo XIV, con sus emblemas característicos (como el águila de dos cabezas de Julio César) y con recurrentes señales del Duque de Berry, para el que se debieron realizar. Estos tapices góticos de principios del siglo XV realizados han sido cortados y utilizados como cortinas, pero aún resisten…

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Pero la más famosa colección de tapices del museo es la dedicada al Unicornio. Se trata de una serie de siete tapices que cuenta la caza y muerte de un unicornio así como su resurrección. La cacería comienza en el primer tapiz, con los cazadores entrando en el bosque. En el segundo tapiz encuentran al pobre unicornio en una fuente (donde moja su cuerno en agua como símbolo de sus presuntas dotes curativas) y le atacan en el tercero de la colección. EL unicornio se defiende a las bravas en el cuarto para ser domado por el encanto de una virgen en el quinto de la serie (y, precisamente, el más dañado, pues sólo quedan de él dos fragmentos). El unicornio es muerto y llevado al castillo en el sexto y, milagrosamente, aparece resucitado y en cautividad en un jardín y bajo la sombra de un granado en el séptimo y último tapiz.

P1280837Dicen las guías que la leyenda del unicornio no es sino una popularización de la Pasión de Cristo, y ven en el olvido de la ferocidad del Unicornio frente a la doncella la renuncia de Cristo a su naturaleza divina a través de su madre, la Virgen. En fin, es un poco enrevesado pero tiene sentido.

Otra teoría recoge la probable asociación de estos tapices con un regalo matrimonial, dada la mezcla de simbolismo cristiano y flora y fauna símbolos de fertilidad y amor profano. Estos tapices son de diseño claramente parisino pero tejidos cerca del año 1500 en Brabante, en los Países Bajos. No se conocen sus propietarios originales, aquellos para los que se tejieron las letras AE en cinco de los siete tapices.

P1280838Los Tapices del Unicornio no son sólo valiosos por su calidad, su edad o sus vívidos colores sino también por la gran cantidad de especies vegetales y animales que recogen cada uno de ellos. Como comentaba anteriormente, en los jardines de los Claustros (en particular, el de Trie en Bigorre) se han tratado de recuperar un buen número de ellas, tanto las que aparecen tal cual como aquellas a partir de las cuales se crearon los tintes que dieron color a los tapices.

Al salir de las salas de los tapices nos espera una obra de arte en pintura bastante apreciada en The Cloisters. Se trata de un Tríptico de la Anunciación de Robert Campin, pintado entre 1425-30. Con la obra de este pintor flamenco se pueden considerar algunas de las vías que va a tomar la sociedad medieval con el cambio de siglos. Lo mismo que se comentó en la virgen con niño de marfil de Westminster aplica en este panel de madera al óleo (otra innovación de la época) pues la mencionada Anunciación tiene lugar no en una ermita o en un paisaje eclesiástico o bíblico, sino en el salón de un hogar particular (posiblemente de Ingelbretch de Mechelen, quien con su esposa a parece arrodillado en el panel izquierdo y cuyo escudo de armas aparece en el panel central). Y mientras tanto, en el panel derecho, aparece José, a lo suyo, trabajando el hombre en su taller y perdiéndose el pastel.

P1280851No hay que olvidar que el simbolismo tenía una implicación decisiva en este tipo de pinturas y de ahí la vela, símbolo de Cristo, el candelabro, símbolo de la Virgen que lo concibe y la jofaina y el lirio, símbolos de la pureza de María.

Baja Edad Media

Las últimas salas están dedicadas a objetos de los siglos XV en adelante, cuando la Edad Media tocaba a su fin. Como nuestra visita también tocaba a su fin y, a pesar del esplendor de muchas de las piezas mostradas, nos quedamos con 3 ó 4 objetos a lo sumo:

P1280844En primer lugar, un panel de madera de nogal de 1480 del Monasterio benedictino de Sopetrán, en Guadalajara. Simplemente, maravilloso.

Se trata de una Lamentación, en madera policromada, el centro de un gran retablo de alas pintadas (de hecho, los de los lados están en el Prado) y con la intervención de varios escultores y artistas: para las figuras, para el paisaje, para los marcos… Precisamente los marcos dorados y el brocado tienen un típico sabor hispano pero las figuras tienen un estilo a lo Van der Weiden que no se puede evitar. ¿Habría un neerlandés en el taller español que lo fabricó o se hizo con un diseño basado en algún cuadro del artista flamenco?

En una vitrina cercana se nos cuela una importante colección de aguamaniles alemanes, de los siglos XII al XV y con unas formas muy llamativas: P1280845un dragón que se traga a un hombre, un gallo, un león… Contenían agua que utilizaban bien los particulares en sus casas para lavarse las manos o bien los sacerdotes para lo mismo durante la misa. Son objetos casi caprichosos pero dotados de un encanto del que mantendrían envidia el resto de piezas del museo.

Por fin, en la última sala, aquella dedicada al Gótico tardío, se muestran esculturas (algunas de las que se sacan en procesión), altares y figuras varias de todos los países que han dejado huella en el museo, Francia, España, Italia, Inglaterra, Alemania, Países Bajos. P1280854Nos encantan una figuras alemanas que representan a los Reyes Magos, de 1489.

Mantienen su policromía intacta y, al igual que los aguamaniles alemanes, están dotados de una elegancia y un encanto únicos. Pertenecían a un retablo de la Iglesia de Lichtenthal, cerca de Baden-Baden. En los países del norte de Europa se piensa que los magos o sabios descendían de los tres hijos de Noé y de ahí que representaran las tres razas conocidas de la humanidad de entonces.

P1280852Una humanidad que dio paso al Renacimiento y a la Sociedad Moderna y que, gracias a museos tan excepcionales como estos The Cloisters puede aprender de su pasado para, bueno, para volver a repetirlo, es inevitable.