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1 de noviembre de 2011

En el Empire State Building

P1270215Una de las visitas imprescindibles de Nueva York es su edificio más emblemático con permiso del Chrysler y del Flat Iron. Se trata del Empire State Building y ascender a sus miradores de las plantas 86 y 102 se convierte en una delicia.

El Empire State se puede ver casi desde cualquier parte de la ciudad. Si te fijas, el diseño del edificio no es nada del otro mundo. Es muy llamativa su aguja terminal y el diseño al que ésta da lugar, pero salvo por su altura, realmente no destaca tanto de otros edificios altos neoyorquinos.

Entonces, ¿porqué es tan popular? ¿por su continuada presencia en películas emblemáticas, desde King Kong a Tu & Yo (An affair to remember)? ¿Por la rapidez con la que lo construyeron en 1931? No se bien porqué, pero es cierto que encandila y que muchos lo vamos buscando con la vista casi desde cualquier lugar. Y por la noche, encima, se ilumina con un calendario de colores perfectamente definido.

En su web (http://www.esbnyc.com/) se puede acceder al calendario de iluminación de los próximos días que va cambiando en función del “homenaje a” o de los “días de” que toque en cada caso. También en la web puedes acceder a algunas de las maravillosas fotografías de la construcción del Empire State, de esas de obreros trabajando a alturas imposibles sin los más elementales medios de protección.

1930s image of the Empire State Building

Buscar en internet fotografías del año 1930 en la que aparecen estos valientes trabajadores de otras épocas (en todos los sentidos) es bastante entretenido. La mejor colección está en la NYPL Digital Gallery, donde puedes encontrar obreros de la construcción sobre vigas, grúas y plataformas realizando una labor asombrosa y rápida. De hecho la construcción del Empire State fue efectivamente muy rápida.

Icarus, high up on Empire StateEl que en su momento fue el Hotel Waldorf Astoria, propiedad de la familia Astor, fue vendido a una corporación (Empire State Inc.)que, como todo en Nueva York, procedió a demoler el antiguo edificio y comenzar el nuevo. En este caso fue para bien. El 22 de enero de 1930 comenzó la excavación donde se ubicarían los cimientos del edificio (hasta 200 pilares de hormigón y acero), comenzando la construcción del mismo el 17 de marzo de 1930.

3000 trabajadores construyeron 4 pisos y medio por semana. El edificio fue proyectado para que pudiera elevarse de forma acelerada, prefabricando todas las partes posibles para ser encajadas luego una a una. En junio de 1931 comenzaron los trabajos de albañilería más importantes, finalizando en noviembre de ese año.

El 1 de mayo de 1931 el presidente de los Estados Unidos, Herbert Hoover, apretó un botón en la Casa Blanca con el que se encendieron las luces del rascacielos, dándolo por inaugurado oficialmente. Con 381 metros se convirtió en el edificio más alto del momento, un edificio en la línea de los altísimos rascacielos de Nueva York y que estaba incluso preparado para amarrar dirigibles, si bien nunca llegó un Zeppelín a “aterrizar” en la aguja del Empre State. Las conocidas fotografías referidas a este hecho no son más que fakes sí, pero muy graciosos (y que debieron influir mucho a los guionistas de  Fringe).

DSC01209Al principio la cosa no fue bien, se le llegó a denominar The Empty State Building, pues con la gran depresión del 29, alquilar sus pisos se convirtió en un imposible. Sin embargo, sus miradores de las plantas 86 y 102 lograron lo que no pudieron sus espacios vacios.

Desde su inauguración han gozado de las vistas del Empire State unos 120 millones de personas, que se dice pronto. Miradores que, por cierto, se cierran durante las tormentas, pues el edificio es un conductor natural al que los rayos golpean unas 100 veces al año. Hay muchas fotos por internet que ilustran momentos así.

P1280021El caso es que nos decidimos a visitar el Empire State y nos dirigimos al 350 de la Quinta Avenida para subir a lo alto. El vestíbulo de mármol de entrada incluye un conocido relieve del rascacielos superpuesto sobre un mapa del Estado de Nueva York.

P1280058De hecho, recorrer este vestíbulo es una de las mejores experiencias de la visita. Imágenes icónicas del edificio aparecen en las paredes de todo el recorrido, de evidente influencia art decó, por el que te guía el personal para acceder a los ascensores.

Nosotros fuimos a primerísima hora, casi a las 08:00, momento en el que abren, y no encontramos prácticamente nada de cola (este sitio es famoso por el tiempo para acceder a él). Nos dirigimos pues al ascensor, que nos deja en la planta 86 en nada de tiempo, pues asciende a 305 metros por minuto. Y allí, en la primera Observation Deck nos encontramos con la voz que nos guía a través de la audioguía.

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Es una de las cosas que más nos gustaron de la visita. La vista desde el piso 86, de 360 grados, es asombrosa y maravillosa, pero la acompaña una de las mejores audioguías que hemos tenido la oportunidad de disfrutar. Se trata de una inmigrante dominicana que nos cuenta la historia de su familia, anécdotas de cada barrio y del edificio en sí, historias de Nueva York e historias de personas. Entiendo que las audioguías en otros idiomas probablemente estén narradas por inmigrantes de cada uno de los países o lenguas que han caracterizado la historia de Estados Unidos y, en particular, de Nueva York.

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Las vistas, por supuesto, son portentosas. La audioguía te sitúa y te comenta desde el origen de la Cocina del Infierno hasta las anécdotas de sus abuelos tratando de pasar por Ellis Island. Tanto para los que conocen Nueva York para los que no, se trata de una visita imprescindible para conocer la ciudad y el país y sentirse por un rato el feliz protagonista de una película.

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Aquí, por ejemplo, la vista del Sur de la ciudad, con los rascacielos de Wall Street al fondo, con la estatua de la libertad casi invisible por la neblina y con el precioso Flat Iron en primer plano. Chinatown, Little Italy, Chelsea, Soho, Tribeca y los Villages se ven desde aquí, así como la cercana New Jersey y la confluencia de los ríos Hudson y East.

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O esta preciosa (y quemada por el sol) vista del Este, con el río East, la Isla Roosevelt o el Edificio Chrysler como los más representativos iconos de esta parte de Nueva York y con Brooklyn al fondo, al cruzar el río.

P1280027Y entre vista y vista, entre la del piso 86 y la del 102, uno disfruta de los tradicionales símbolos de la ciudad de ciudades, de los taxis amarillos, de los depósitos de agua como setas en las azoteas de los edificios, de los grandes edificios que rascan el cielo, de las avenidas rectas, de las cuadrículas en las que se asientan los barrios, de la excepción del cruce de Broadway con la Séptima Avenida y la Calle 42 (Times Square), de la enormidad de Central Park, de los vecinos edificios de nombres tan conocidos como Rockefeller o Chrysler o de los cientos de seres humanos que como hormigas recorren Manhattan convirtiéndola más en la capital del mundo que en una gran manzana.

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Y así pasa la visita al más emblemático de los edificios, de líneas pulidas, casi sin ornamentación, con 6400 ventanas diseñadas para sobresalir de las paredes de piedra caliza evitando el aspecto abigarrado o aburrido de otros muchos rascacielos de Nueva York.

King Kong supo bien donde subir con Fay Wray, a un edificio que cuenta con su propio código postal (el 10118), a un edificio que en los últimos años se ha caracterizado por su apuesta por la sostenibilidad y el ahorro energético, a un edificio cuya visita es fácil y emocionante y, en fin, a un símbolo de la Nueva York de hoy donde reencontrarse, cual Cary Grant y Deborah Kerr (o Tom Hanks y Meg Ryan, según preferencias) con lo mejor de nosotros mismos: la ilusión.