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16 de diciembre de 2006
Falsa primavera en el Parque Natural de Cornalvo
A pocos kilómetros de Mérida se encuentra el Parque Natural de Cornalvo, una excelente muestra de dehesa de encina (Quercus ilex) y alcornoque (Quercus suber) bien conservada que comparte espacio con algunos restos de bosque mediterráneo, campos de labranza y dos embalses históricos que sirven de lugar de invernada para numerosas aves.
El Centro de Interpretación que sirve de bienvenida al área visitable del Parque mantiene un nivel expositivo elogiable, como lo es la atención del personal del mismo. Una larga y estrecha carretera cruza el Parque, con lo que el acceso a los vehículos privados es posible hasta ciertas áreas.
Nuestra visita, realizada en pleno mes de diciembre, coincide no sólo con la invernada de las aves de paso, sino con la asombrosa visión de campos cubiertos con Jaramagos amarillos (Diplotaxis muralis) y una más que agradable temperatura que, de acuerdo con los comentarios de la técnico del Parque, se debían a una falsa primavera que está teniendo lugar por estas fechas.
El Parque Natural de Cornalvo es también famoso por albergar dos embalses de resonancias arqueologicas interesantes: el embalse de Cornalvo (que da nombre al Parque y cuyo origen hay que buscarlo en la denominación romana Cornus albus referente a su forma de cuerno y al albo color de las aguas del río Albarregas) y el embalse de Las Muelas.
Ambos embalses deben su construcción a los romanos, interesados en el aporte de agua a la ciudad de Augusta Emerita (la actual Mérida) a través de prolongadísimos acueductos que aún conservan algunos de sus espectaculares arcos. El embalse de Cornalvo es la presa más antigua que existe aún en uso y mantiene el dique de época romana. Su mantenimiento hasta el presente se debe a un innovador aporte de agua dependiente del embalse de Las Muelas, a través de canalización, en vez de ser un mero embalse de río.
En el Embalse de Las Muelas existe un par de pequeños observatorios que permiten ver aves. En nuestra visita no fue posible hallar rastro de la cigüeña negra o de las grullas de paso pero si pudimos observar un nutrido grupo de aves acuáticas entre las que detacaban las ahora perennes Cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), ya con los crotoreos típicos del celo, alguna Garza Real (Ardea cinerea), Garceta Común (Egretta garzetta), Zampullín Común (Tachybaptus ruficollis) o Ánade Real (Anas platyrhynchos).
Pero los que más llamaron nuestra atención fueron algunos limícolas de dudosa adscripción (bien pudieran ser Agujas Colinegras (Limosa limosa) o alguna especie de Archibebe. Además, por supuesto, de la Avefría (Vanellus vanellus), bastante reconocible por su precioso copete y sus tornasoladas tonalidades.
La Avefría europea es un ave predominantemente blanca y negra, alas redondeadas y vuelo amariposado. Es gregaria y suele criar en pequeños grupos, efectuando vuelos acrobáticos muy llamativos como parte de su cortejo nupcial. Anida en bordes de lagunas y marismas, prados con juncos y pastizales inundados, invernando también en embalses, arrozales y campos de labranza. Es en ésta época cuando es más abundante, pues llegan a nuestro país decenas o cientos de miles de avefrías.
Una última recomendación al visitar el Parque Natural de Cornalvo: a lo largo del Río Muelas existen espectaculares formaciones graníticas que han sido modeladas por la erosión del agua en el transcurso del tiempo. Es el llamado "Berrocal del Rugidero" y merece la pena llegarse hasta allí.