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24 de diciembre de 2006

Augusta Emerita
















Desde siempre hemos oído hablar de Emerita Augusta, pero no, parece que la mayor parte de las fuentes nos indican que hemos de cambiar el nombre: Augusta Emerita; y es que ya nada es lo que era... el circo, el teatro y el anfiteatro, los acueductos, las casas y las villas de Mérida hace tiempo que dejaron de ser imagen fiel de sí mismas y, sin embargo, el paso del tiempo a la vez que las arruina las cubre con una pátina de dignidad, o de ruina digna que dirían en Pastrana.

Augusta Emerita, como capital de la provincia hispano romana de la Lusitania, fue el centro neurálgico de la zona, tal y como resulta ser la actual ciudad de Mérida, capital de Extremadura y sede de la mayor parte de organismos oficiales de la Junta.

Su origen se remonta al año 25 antes de nuestra era, cuando los legionarios licenciados de las legiones romanas X Gémina y V Alaudae recibieron como pago a su servicios terrenos en esta zona. A los pobladores (quizá alguna tribu celta o de influencia tartésica) se les concedió la ciudadanía romana a cambio de albergar en su territorio a estos soldados retirados (eméritos) cuya jubilación con honores contribuyó a crear una de las colonias romanas más importantes de la época. El legado Publio Carisio realizó la fundación por orden de Octavio Augusto, y a él está dedicada la ciudad.




















Precisamente, en el Museo de Arte Romano de Mérida se puede ver un busto velado del emperador Augusto que cumplía una una misión ceremonial y que fue hallado en la parte anterior del teatro romano, en una pequeña sala dedicada al culto al Emperador. El Museo de Arte Romano, diseñado por Rafael "Cubo de los Jerónimos" Moneo es una parada imprescindible en la visita a Mérida y la verdad es que es espectacular. Sus fondos recogen fundamentalmente hallazgos de la antigua capital lusitana, desde la decoración original del Teatro o del Foro Romano hasta parte de una calzada y del Acueducto de San Lázaro. Inolvidables los frescos hallados en el anfiteatro, así como algunos mosaicos realmente espectaculares.
















Cerca del Museo y del Teatro se encuentra las Casas del Anfiteatro, con un mosaico sobre la vendimia realmente interesante. En este tipo de visitas siempre es recomendable utilizar alguna guía de la zona para poder asimilar en toda su dimensión histórica y artística todo lo que un yacimiento como el presente puede ofrecer.
















La visita a Mérida tiene varias paradas obligatorias: teatro, anfiteatro, foro, templo de diana, acueductos de San Lázaro y de los Milagros, la Casa del Mitreo, los columbarios.... pero nos ha sorprendido gratamente el Circo Romano. El pequeño centro de interpretación ayuda a imaginar el esplendor que tuvo el circo de Mérida y a comprender lo que las carreras de bigas y cuádrigas podía suponer en el mundo romano. Panem et circenses, que diría Juvenal, representa la pasión que los romanos sentían por las carreras de caballos y las apuestas, cada uno apoyando al equipo del que fuere aficionado: los verdes, los azules, los rojos o los blancos.