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9 de septiembre de 2007

Polaris

Polaris es el nombre que se le ha concedido a la llamada estrella alfa de la constelación de la Osa Menor. La configuración en constelaciones no tiene nada que ver con la naturaleza o distancias entre si de las estrellas que forman parte de cada una de ellas. Tiene que ver con la decisión de, en este caso, los antiguos griegos cuando asociaron imágenes de su mitología a lo que ellos creían reconocer en el cielo de noche.

Es el caso de las famosas constelaciones de la Osa Mayor y la Osa Menor, siempre visibles desde el Hemisferio Norte.

La Osa Mayor, el gran carro, es una de las constelaciones de observación más sencilla. No tanto le ocurre a la Osa Menor y sin embargo una de sus estrellas, Polaris, ha sido la estrella más importante para muchas personas ya que, al menos actualmente, es la Estrella Polar.

Para encontrar la Estrella Polar hay que fijarse en las dos estrellas que cierran el carro de la Osa Mayor, Dubhe y Merak. Prolongando 3 ó 4 veces la dirección de la línea que une estas dos estrellas hacia arriba encontraremos la estrella alfa de la Osa Menor, la estrella inicial del mango del pequeño carro.

De esta forma, localizaremos a la Estrella Polar, aquella estrella que no se mueve durante la noche mientras el resto del firmamento gira alrededor de la Tierra. Aunque en verdad esto no es cierto.

Es la Tierra, con su movimiento de rotación de 24 horas la que se mueve y focaliza las partes del firmamento visibles durante la noche. El eje de giro de nuestro planeta coincide con el Norte geográfico y con nuestra estrella Polaris, la Polar que sirvió de guía a tantos navegantes durante siglos.

Curiosamente, debido a la presión de los equinoccios, los polos celestes se desplazan con relación a las estrellas, por lo que la Estrella Polar cambia con el tiempo. En tiempos de los romanos, por ejemplo, no existía una estrella de referencia para la navegación.

De todo ésto y de muchas más cosas trata la sesión que vimos ayer en el Planetario de Madrid, "El Cielo de una noche de verano", una sesión en directo en la que un astrónomo explica, en la oscuridad placentera de la Sala de Proyección, las estrellas que se pueden observar en una noche de verano sin la contaminación lumínica provocada por las ciudades.

En el cielo de verano destaca nada más ponerse el Sol el "Triangulo de verano", un gran triángulo formado por las estrellas Vega (de la constelación de la Lira), Deneb (de la del Cisne) y Altair (de la del Águila). Además, el verano es ideal para contemplar la Vía Láctea, la galaxia a la que pertenecemos junto con otras 200.000 millones de estrellas más, que aparece como una gran mancha blanquecina en la oscuridad de la noche estival.

Y no puedo terminar sin acordarme de una de mis personajes femeninos favoritos de los cómics, Lorna Dane aka Polaris, la hija de Magneto y una de las mujeres-X más interesantes (siempre dependiendo del guionista que la desarrolle, claro está).

Esta portada de Billy Tan en la que aparecen Kaos y Polaris, del nº 478 de The Uncanny X-Men, en el comienzo de la Saga de Auge y Caída del Imperio Shi'ar, de Ed Brubaker, es una de las mejores que he visto en mucho tiempo.

La llegada de este guionista a la vida de La Patrulla-X ha sido bienvenida por todos, al igual que la de Mike Carey a la colección hermana X-MEN.

A ver si puedo hablar de ello otro día.