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31 de diciembre de 2009

11 cosas que hacer en Berlín

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1. Huellas de la historia reciente

Berlín ha estado en el meollo de la historia en numerosas ocasiones. Es una ciudad que ha sufrido mucho (y que ha hecho sufrir mucho) y desperdigados por su perímetro hay auténticos recuerdos que deberían tocar la fibra sensible si no se hubieran convertido en marketing.

P1180110Baste con observar los trozos de muro de Berlín que se venden en cualquier tienda de recuerdos. De hecho, se pueden encontrar aquí y allá restos de muro piqueteados para conseguir su superficie para la venta.

Pero sin duda, el más espectacular resto de la historia reciente de Berlín es la Iglesia del Káiser Guillermo, de 1895, cuyo mutilado campanario recuerda a quien lo observa la barbaridad de la guerra. Se dejó así conscientemente: es útil (o debería serlo) tener al lado, siempre, una huella indeleble del dolor.

2. Mercadillos navideños

P1180070¿Porqué, a pesar del gélido invierno que hemos saboreado en Berlín, la sensación con la que volvemos es de alegría en las calles, de celebración y diversión? Probablemente, por la multitud de mercadillos navideños que se reparten por toda la ciudad.

¿Y cuál es la diferencia con los nuestros? Porque tienen los mismos puestos de venta de productos de vete tú a saber dónde… pues yo creo que en la iluminación, preciosa, de todos ellos y en la posibilidad de vender comida en la calle: salchichas (el currywurst, por supuesto), crêpes, champiñones, dulces, frutas recubiertas de chocolate fundido.. la verdad es que es todo un placer pasear por estos lugares.

3. Subir al Reichstag

P1170708El símbolo de la caída de Berlín en la segunda guerra mundial es ahora el parlamento más visitado del mundo. El Bundestag, donde se reúnen los políticos alemanes desde la reunificación, cuando se decidió que Berlín volviera a ser la capital del Estado, se puede observar desde arriba, desde la inmensa cúpula de cristal de Norman Foster. Recorrerla es una maravilla: la audioguía es gratis y te enseña con detenimiento los edificios más importantes de la ciudad.

Nos conmovió escuchar que aquella mole enorme que veíamos no era sino la Charité, el hospital y centro de investigación donde el médico alemán Robert Koch descubrió su famoso bacilo, el bacilo de Koch, que provoca la tuberculosis (es una especie de Mycobacterium).

P1170754P11707364. Pasear por Tiergarten

167 hectáreas de coto de caza que tenían los Hohenzollern, ahora feliz parque público donde pasean los berlineses que esconde entre sus árboles tesoros como el Monumento al soldado ruso desconocido, un grandioso monumento a Bismarck, un castillo (el Schloss Bellevue) así como la Siegesäule, la columna de la victoria (con la Niké cual ángel dorado del Cielo sobre Berlín) que honra a Prusia frente a las naciones que ésta venció en batalla.

Al Tiergarten le atraviesa la Straße des 17. Juni, que conmemora el alzamiento de los berlineses del Este en 1953 contra el gobierno de la RDA del momento. Esta calle ha visto tantas cosas, aviones aterrizando en la segunda guerra mundial, triunfales banderas hitlerianas en sus lados…

5. Pasar por debajo de la Puerta de Brandeburgo

P1170631 Hasta 1918, solamente miembros de la familia real, sus invitados y miembros de la familia Pfuel tenían permitido usar el paso central de la puerta, dice wikipedia. Y añade, un rato después: Con la construcción del Muro de Berlín en 1961, la Puerta de Brandeburgo quedó en tierra de nadie, sin acceso del este ni del oeste. Solamente guardias de frontera e invitados especiales de la RDA tenían acceso al monumento.

Y ahora luce espléndida en la Plaza de París, como la puerta de entrada a la ciudad que en su momento se planteó, conciliando Under der Linden con Strasse 17. juni. Un lugar histórico y simbólico que debe franquearse pensando en lo que haces, no en las cremas que vas a comprar en las tiendas de Berlín.

P11709976. Cuidado con el transporte público

Es cuestión de acostumbrarse, claro. La red de transporte público de Berlín incluye metro (U-Bahn), tren de cercanías(S-Bahn), tranvías amarillos de pequeño alcance, trenes regionales (RER), autobús y un largo etcétera. Una vez te habitúas es relativamente sencillo pero si te equivocas puedes acabar muy, muy lejos o con una multa muy, muy cara.

Esto es lo que nos pasó al comprar billetes de trayecto corto hasta que descubrimos, de manos de una inspectora encubierta, que nuestros billetes sólo valían para tres estaciones de metro y nosotros llevábamos 15 (Hasta el Castillo de Charlotemburg). Menos mal que se apiadó de nuestras pobres caras de confiados viajeros perdidos que si no…

7. Berliner Dom, la Isla de los Museos y el Archaeopteryx

P1180362 Éste de aquí es el Altes Museum, donde se guarda el busto más impresionante que conozco de Julio César. El Altes Museum está en el lugar más fascinante para los amantes de la arqueología de todo Berlín, la Isla de los Museos.

En pocos metros cuadrados aparecen los más sublimes de los Museos del Mundo ofreciendo maravillas como el P1180361Busto de Nefertiti o el Altar de Pérgamo. y enfrente la catedral protestante, una mole enorme con cierto encanto. Pero atención, al busto de Nefertiti no dejan hacerle fotos.

P1170814 A quien sí dejan quedar retratado es al fósil más famoso del mundo, el Archaeopteryx, en el Museum für Naturkunde, bastante alejado de la Isla de los Museos pero cuya visita es imprescindible para los que nos gustan estos jaleos.

En Berlín, si tienes interés, varios de los días se te van en la visita a los museos, algunos de los más importantes del mundo.

8. Comer algo típico alemán: codillo, bratwurst, currywurst…

P1180139 Y a ser posible en una típica taberna alemana. La sopa de tomate es también muy recomendable, es sabrosísima.

Las salchichas o el codillo, por supuesto, deben ir acompañadas por patatas cocidas y el sempiterno repollo. En definitiva, una cocina muy colorida, que abusa mucho del curry, pero que tiene algunos hallazgos francamente sorprendentes (esas frutas recubiertas con chocolate).

9. A la busca de símbolos del Berlín Este: los Ampleman, Fersehturm, AlexanderPlatz, Nikolaiviertel, Postdammer Platz, Checkpoint Charlie

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Berlín ha protegido los particulares y característicos Ampleman de los semáforos del Este y los ha convertido en un símbolo de la ciudad, un símbolo bastante llamativo y divertido.

Por supuesto que me he traído la correspondiente camiseta del Ampleman (como el correspondiente pedacito de muro), que por cierto, ya está acompañado de la Amplefrau y, en su caso, de la bicicleta tan habitual en Berlín. Las calles del Berlín Oriental son muy pobres en diseño, grises, homogéneas, igualitarias, totalitarias. Se salen de este conjunto las preciosas calles del Barrio medieval de Nikolaiviertel, una recreación de los años 80 alrededor de la Iglesia de San Nicolás (la única edificación medieval de la ciudad).

P1180066 Y también se sale la espectacular Torre de la Televisión, el Fernsehturm, al que dediqué la entrada anterior y la espectacular plaza de Alexander Platz, verdadero centro neurálgico y corazón de la ciudad de Berlín, de las dos antiguas ciudades de Berlín. Y qué no decir del actual colorido que viste Postadammer Platz, antaño la más perjudicada de las zonas en época de entreguerras y ahora centro financiero y de ocio del Berlín actual.

10. Visitar el Castillo de Charlottenburgo

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Se supone que en su interior, además de las consabidas habitaciones palaciales de estilo barroco, espectacularmente decoradas y asombrosamente conservadas, existen obras de arte singulares, por ejemplo de Caspar David Fiedrich, que no pudimos ver.

Pero sí nos quedamos con unos encantadores tapices con la historia del Quijote, las pinturas que representan a Humboldt y a Bonpland en su viaje por Sudamérica o las esculturas dedicadas a una de las personalidades más interesantes de la historia prusiana, la reina Luisa (http://wapedia.mobi/es/Augusta_de_Sajonia-Weimar-Eisenach), cuyo mausoleo se guarda entre los preciosos jardines del Palacio (mejor ir en primavera).

11. De compras al KaDeWe

P1180041 La verdad es que no podemos decir que Berlín nos haya gustado por las compras que hemos podido hacer, pero como ya es tradicional, nos hemos pasado por los grandes almacenes más famosos de la ciudad, los Kaufhaus des Westens, o KaDeWe para los amigos. Responden perfectamente al esquema de Harrod´s o de Galleries Lafallette y, para más adecuación, ya estaba celebrando la navidad….

En fin, mucho que hacer en una ciudad tan bulliciosa a pesar del frío como es Berlín.

27 de diciembre de 2009

Berlín desde el Fernsehturm

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Los amigos Marx y Engels miran paternalmente al este de Berlín. Allí han puesto sus esperanzas, es posible que en este lugar se cree una nueva sociedad del bienestar, una innovadora forma de vivir en la que todos seamos iguales y las diferencias sociales y económicas no existan. Pero la cosa no les sale bien (bueno, no a ellos, a los que pusieron en marcha sus teorías), y lo que termina creándose es un estadillo totalitario cuyos límites son algunos barrios de una de las ciudades más importantes del mundo, Berlín.

La gente que vive en este sitio, el Berlín Este, empieza a darse cuenta de que no es oro todo lo que reluce y comienza a trasladarse en masa al Berlín Oeste donde las semillas del capitalismo han sido cuidadosamente plantadas por americanos, franceses e ingleses, que se repartieron la ciudad cual botín después de la segunda guerra mundial.

Como esto no puede seguir así, los poderes públicos, siempre buscando la solución menos dolorosa, crean un muro de separación. Sencillo y práctico. Mejor que no nos vean y que no les veamos. Y mejor que los nuestros no salgan y los suyos no entren, vamos, hombre.

Sin embargo parece que a los otros les va bien y a los nuestros, no tanto. Hay que hacer algo para sobresalir, hay que hacer algo para que, pese a que el muro no les deja ver nuestro paraíso, ellos puedan valorar lo que somos y a donde podemos llegar. Construiremos una torre, una torre muy alta, la más alta de Europa, que se pueda ver desde cualquier punto de la ciudad. Esa torre alargada servirá de barrera mental, ocultaremos nuestro fracaso elevándonos hasta donde nadie pueda alcanzarnos.

P1170992 Han pasado muchos años desde entonces. La Torre de la Televisión, el Fernsehturm, sigue dominando la ciudad desde cualquier punto. Allá donde vayas en Berlín puedes volverte, confiado, pues a tu espalda sigue estando la Torre como símbolo de una ciudad maravillosa donde para ascender a uno de los símbolos de un pasado aterrador hay que pagar 10 euros y esperar a que te avisen con SMS para poder subir hasta los doscientos y pico metros del total de 365 con los que cuenta la Torre.

Allí, hay un restaurante giratorio, una tienda de recuerdos y mucha gente viendo Berlín. Sin duda es irónico, el símbolo del bienestar comunista inaugurado en 1969 convertido en símbolo de la versión turística del capitalismo moderno. Para narrar su historia me dejo llevar por el Centro Alemán de Información (www.alemaniaparati.diplo.de/)

P1180056El 3 de octubre de 1969 la inauguración de la torre de televisión después de 48 meses de obras -una mezcla, en aquella época, de destreza ingenieril y megalomanía socialista- servía de marco para las celebraciones por los dos decenios de vida de la (ahora extinta) RDA. Entonces nadie presagió que la tecnología le ganaría la carrera a la política.

El emplazamiento fue arduamente discutido hasta que Walter Ulbricht, -jefe de Estado de la RDA- y la comisión constructora se decidieron por levantar la torre en el centro de la Alexanderplatz. Después seguirían las discusiones, pero por la autoría arquitectónica de la estructura, que, sucintamente, se debe a un trabajo colectivo.

Lo que no fue tema de discusión era que su forma debía recordar a los satélites soviéticos Sputnik, es decir, hacer alusión a la carrera espacial en la que llevarían la delantera el bloque socialista. De hecho, se llegó a pensar que la esfera irradiara luces rojas. Y también, de este periodo data su primer mote: la torre de «San Walter» en alusión al sr. Ulbricht.

Su costo, eso sí, no fue ningún orgullo: 200 millones de marcos alemanes (de la RDA), seis veces el presupuesto inicial que se había calculado, en parte porque muchas de sus piezas provinieron del extranjero (las ventanas térmicas de Bélgica, los aparatos climáticos de Suecia etc.).

El Tele-Café, a doscientos metros de altura, se convirtió pronto en uno de los restaurantes más deseados por los ciudadanos de ese lado del muro, en donde por 2.55 marcos se podía degustar una sopa de tortuga, acompañada de una Club-Cola (1.65 marcos de entonces). Al menos si la torre se derrumbaba uno caería en el lado occidental -y sin necesidad de trepar ningún muro-, decían los más chistosos.”

En subir no se tarda nada, el ascensor va mostrando los metros de altura y agradables guías te comentan cosas en un alemán que, al menos nosotros, no entendemos. El piso del metro 203 está animado, hay mucha gente mirando desde los ventanales. Berlín está a tu disposición.

P1180396Justo al lado de la Torre se encuentra el llamado Ayuntamiento Rojo (Rothes Rathaus), cuya silueta de color ladrillo antecede al comienzo de dos joyas del antiguo Berlín Este, a su derecha, Nikolai Viertel, un artificial pueblo medieval en medio de las áridas calles berlinesas.

P1180334Artificial porque se creó en 1987, momento en el que el Berlín comunista trató de traer el turismo extranjero recreando las calles cercanas a la única Iglesia medieval que sigue en pie, la de San Nicolás.

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Y a la izquierda del Ayuntamiento Rojo la mismísima “Alex”, como llaman los berlineses a Alexander Platz. En el centro, el reloj universal de Erich John, de 1969, fuente de la amistad de todos los pueblos. Alrededor, una enorme cantidad de gente pasea, ríe, corre.

P1180402 Los tranvías amarillos pasan por medio de la plaza, allá donde los berlineses del Este se manifestaron días antes de la caída del muro en contra del comunismo.

P1180067 El Zar Alejandro I dio nombre a la plaza en 1805 si bien la guerra y la austeridad del Berlín Oriental dieron al traste con la belleza de la plaza que, en cualquier caso, mantiene un encanto difícil de explicar.

Alexanderplatz se encuentra en el Distrito de Mitte, el centro de la ciudad (que es lo que significa Mitte). Después de la segunda guerra mundial este barrio, que es el que actualmente atrae al mayo número de visitantes de la ciudad, quedó en el lado Oeste y con él, la gran parte de los edificios y lugares emblemáticos del actual Berlín, Alexanderplatz incluida.

De hecho, la Isla de los Museos, Berliner Dom, la Puerta de Brandenburgo, GendarmenMarkt, la Universidad, Postdammer Platz o el mismo Reichstag quedaron en esta parte del muro (del que quedan aquí y allá restos, cuando no han sido aprovechados para ser vendidas a trocitos en cualquier tienda de recuerdos de la ciudad).

P1180386En esta foto de aquí al lado, la gran calle de la izquierda, Under der Linden (Bajo los Tilos) une la catedral de Berlín (Berliner Dom) al principio con la mismísima Puerta de Brandenburgo al final, con la que se inicia el gran Parque de Tiergarten.

En medio de la fotografía, el río Spree cruza el Distrito de Mitte.

Estos son los puntos fuertes de la visita a Berlín, desde luego. Tiergarten es un parque enorme por el que, la menos en el crudo invierno que hemos vivido, no sirve de mucho para pasear, pero se a ciencia cierta que la primavera y el verano atraen a tantos berlineses a sus caminos que se convierte en el lugar al que hay que ir.

P1170740 En medio de Tiergarten, la Columna de la Victoria, la Niké en lo alto de Siegessäule, la columna que conmemora la victoria prusiana sobre diferentes enemigos en el XIX (Dinamarca, Austria, Francia…).

P1170695 A los lados de Tiergarten sobrevuelan dos cúpulas, a cual más extraordinaria. La primera, la cúpula de cristal de Norman Foster, imponente y solemne del Reichstag, el Parlamento alemán, de 1894 y destruido en la guerra para ser recuperado recientemente y convertido en el Parlamento más visitado del mundo. La visita a la cúpula es extraordinariamente interesante, audioguía gratuita incluida.

P1180329 La otra gran cúpula es la de Postdammer Platz, el corazón del Berlín de los años 20, que quedó arrasado en la guerra y del que sólo quedan los restos del GrandHotel Esplanade de 1911 que se exponen en el impresionante Sony Center, una inmensa carpa en la que las luces y el agua juegan un papel fundamental para asombrar al personal.

Restos del muro se pueden observar aquí, una de las zonas más pobres del Berlín Oriental y más espectaculares del Berlín de 2009.

Entre las dos cúpulas, paseando bajo el frío de diciembre, accedemos al Monumento al Holocausto, 2700 estelas de piedra de diferentes alturas que diseñadas por Peter Eisenman provocan una sensación desasosegante en quien recorre los caminos entre las grises losas.

P1180081 Y muy cerca, el otro símbolo de la ciudad, la Puerta de Brandenburgo, de 1788 y coronada por una cuadriga que ya ha hecho algún que otro viaje al extranjero (Napoleón se la llevó a París cuando conquistó Berlín).

La Puerta se ha convertido en el símbolo de la reunificación y cruzar sus enormes columnas al estilo ateniense supone un privilegio que mucha gente no es capaz de valorar. Es la única que queda de las varias puertas similares que se construyeron en Berlín en la época.

P1170669 Pero recuerdo que todo esto comenzó en lo alto de la Fernsehturm. Desde allí volvemos a la más importante de las calles berlinesas, Under der Linden, paseo de tilos ya plantados en el siglo XVIII que a su vez se cruza con otras calles igualmente interesantes de Berlín, como Friedrichstrasse, tradicional calle de compras que va a parar al mismísimo P1180103Check Point Charlie. Se trata del tradicional lugar donde se realizaba el cruce entre los sectores americano y soviético “YOU ARE LEAVING THE AMERCIAN SECTOR” ha pasado de ser un aviso a convertirse en postal, pegatina o cartel en otra de esas ironías que tan frecuentemente  se dan en Berlín. ¿Porqué no hacerse una foto con los oficiales americanos que hacen el paripé hoy en día en el puesto? ¿O porqué no dejarte sellar el pasaporte por el soldado ruso correspondiente?

Es lo que hay, mezclando churras con merinas y haciendo de la visita a Berlín algo inolvidable. Como lo es la visita a la encantadora GendarmenMarkt una bellísima plaza con las catedrales francesa y alemana luchando en pos de la mirada del visitante. Se ve bien desde la Fernsehturm.

P1180395 Volvemos hasta Under der Linden para dar con nuestros pies en el resto de iconos del Berlín actual: la catedral y la Isla de los Museos. La Catedral protestante levanta su neobarroca fachada en el comienzo de la Isla de los Museos. P1180363Construida en 1905 quedó muy dañada en la guerra y aunque a mucha gente su estilo le parezca cargado y asfixiante creo sinceramente que le da un aire especial a esta zona de Berlín, la más céntrica.

Y, como decía, la Berliner Dom sirve de invitación de entrada para la famosa Isla de los Museos, a la que dedicaré sucesivas entradas pues la cantidad de maravillas por minuto que guarda en el interior de sus vetustos edificios no es comparable con nada que hayamos visto hasta la fecha.

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Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999, Museuminsel, la Isla de los Museos, es un sitio maravilloso. En él se reúnen los clásicos Museos de Pérgamo (con el Altar de Pérgamo o la Puerta de Ishtar), Altes Museum (con el busto de César en bronce), Bode Museum (con piezas bizantinas), Altes Nationalgallery y recientemente re-inaugurado el Neues Museum con el célebre busto de Nefertiti como reclamo.

A ello nos dedicamos varios días. El contraste entre las zonas berlinesas que se pueden vislumbrar desde la Fernsehturm es muy llamativo, el apagado Berlín Este contra el novecentesco Mitte, mientras tranvías, trenes, metros y bicicletas hacen caso a los ampleman de los semáforos. La verdad es que la visita a Berlín es para contarla.

19 de diciembre de 2009

Maravillas del Museum für Naturkunde de Berlín

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Hemos pasado unos días maravillosos en Berlín. Es cierto que en nuestra elección pesaban mucho la Nefertiti del Neues Museum, el Altar de Pérgamo del Museo del Idem y este fósil impresionante de Archaeopteryx lithographica, uno de los más famosos de la historia, que se muestra en todo su esplendor en el Museo de Ciencias Naturales de Berlín, el Museum für Naturkunde de la Universidad de Humboldt.

Así que allí nos dirigimos, en la única tarde que nos llovió en la fría semana que pasamos en Berlín, a este precioso museo cercano a la parada de metro de la línea U6 del U-Bahn Zinnowitzer Straße.

El Archaeopteryx está en la gran sala principal del Museo, acompañado de los grandes esqueletos de dinosaurios que todo gran museo de historia natural debe tener (sólo que en este caso hay alguna diferencia que te deja asombrado).

El fósil fue hallado en 1874 en una cantera de fósiles sita en Eichstätt por un tal Jakob Niemeyer quien lo cambió por una vaca, unos 160 marcos alemanes de la época. El nuevo propietario, Johann Dörr lo vendió por 2000 marcos a un tal Ernst Häberlein, un coleccionista amateur, pasando por varias manos más hasta dar con el Museo de Ciencias, que lo adquirió por 20.000 marcos en 1880 con la ayuda de W. von Siemens (a quien se le dedicó inicialmente esta especia, cuyo holotipo es el presente fósil).

Una historia económicamente fascinante. El caso es que es la primera vez que el fósil de Archaeopteryx está expuesto en condiciones. Existen otros nueve hallazgos similares, pero este sigue siendo el más espectacular, aquel en el que la impresión de las plumas ha quedado mejor preservada y el único que está completo.

P1170797 Durante el Jurásico se desarrollaron numerosas especies de aves primitivas, mostrando caracteres combinados entre los dinosaurios terópodos y las aves actuales. Mucho antes, otros dinosaurios habían sobrevolado también los cielos. Y sorprendentemente se guardan un buen número de fósiles en el Naturkunde. Pterodáctilos y Ramphoyncos, como el de la imagen (Rhamphorhynchus muensteri), sobrevolaron los cielos del Mesozoico y ahora reposan en las vitrinas del Museo. Muchos de ellos proceden de un mismo yacimiento: el de la Montaña de Tendaguru, en Tanzania.

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Según nos dice la Guía del Museo (sólo en alemán y en inglés, un poco pobre, la verdad), la Gran Sala central del Museo nos inicia en un viaje de 150 millones de años atrás. La mayor parte de los fósiles expuestos proceden del yacimiento de Tendaguru desde donde en 1909 se trasladaron especímenes de animales y plantas que habitaron la tierra en el Jurásico Superior.

Entre los hallazgos más impresionantes, el del mayor esqueleto de dinosaurio hallado completo en el mundo, el del inmenso Brachiosaurus brancai, que deja alucinado a cualquiera.

Mide 13,27 metros de alto, alzado sobre sus poderosos brazos (eso es lo que significa su nombre, Braquiosaurio, lagarto con brazos), que sostenían al menos 50 toneladas de peso de uno de los animales más sorprendentes de la historia natural. Se han realizado numerosas investigaciones sobre sus huesos, habiendo descubierto, por ejemplo, que los saurópodos del Jurásico como éste crecían enormemente rápido, alcanzando la madurez sexual a los 10-15 años.

P1170818 Pero para el Museum für Naturkunde parece que no bastaba con el prodigioso esqueleto para dar a conocer al Braquiosaurio. El visitante puede acceder al Jurascope, una forma de visionar al dinosaurio recién sacada de “Caminando entre Dinosaurios” pero partiendo del esqueleto real que se observa.

La verdad es que los escenarios son muy llamativos y me parece una técnica interesantísima que no sólo se aplica al Braquiosaurio. Otro de los protagonistas de la exposición, el esqueleto de Kentrosaurus (una especie de Stegosaurus) de Tendaguru, también tiene su vídeo animado, con el animal en su hábitat y defendiéndose de un Allosaurus que, precisamente, le acompaña para la eternidad en la Gran Sala del Museo.

P1170835 Para terminar con los fósiles (entre los que destacan muchos interesantísimos de insectos, mamíferos, saurios acuáticos, etc.), me quedo con un fósil que nos dejó epatados. Se trata de un par de Lirios de Mar, de Crinoideos gigantes de la especie Seirocrinus subangularis hallados en Alemania.

Hace 190 millones de años, el sur de Alemania estaba sumergido y allí habitaban estos enormes equinodermos cuya corona podía llegar a medir hasta 1 metro de diámetro alcanzando su tallo hasta 20 metros.

La verdad es que resultan maravillosamente sorprendentes e incluso el esqueleto acorazado del Bradysaurus baini del Pérmico queda pequeño al lado suyo. Cuesta poco imaginar como debían mecerse estos grandes crinoideos bajo las aguas del Mar de Tethys en el Jurásico.

P1170825 Otro área que es preciso mencionar es la dedicada a la evolución humana. En el Museum für Naturkunde no basta con presentar copias de cráneos famosos de la historia humana como en muchos otros, sino que los acompañan de espléndidas reproducciones de cada especie del árbol humano.

El Paranthropus boisei, uno de mis antepasados vegetarianos favoritos, sirve de ejemplo a este respecto. Echamos de menos, por supuesto, al Homo antecessor de Atapuerca, pero la verdad es que esta parte del Museo sobrecoge, como así mismo lo hace la exposición “Ecosistema Tierra” (System Earth): evolución, biodiversidad, cambio climático.

Una visión global y atractiva, multidisciplinar, interactiva y que da una idea acertada de las complejas interacciones y relaciones que hacen de nuestro mundo lo que es. En esta parte se pueden observar algunos ejemplares de Ave del Paraíso de Nueva Guinea (Paradissaea raggiana) que le dieron la pista al eminente zoólogo alemán Ernst Mayr (1904-2005; comenzó a trabajar en este museo y se le hacen numerosos homenajes en algunas exposiciones) para dar con la solución a un dilema que Darwin no supo resolver: ¿Cómo se crean las especies?.

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Mayr participó en una expedición al Sur del Pacífico en 1928-1930. Allí se dio cuenta de que la distribución geográfica de las formas individuales era la solución al problema: grandes montañas, océanos, en fin, las grandes barreras geográficas tienen mucho que ver con la Especiación, teoría que formuló Mayr en 1942 y que sigue vigente.

Las montañas de Nueva Guinea separaron formas primigenias del Ave del Paraíso, dando lugar a numerosas especies con el paso del tiempo, todas en la misma isla, todas separadas entre sí.

P1170829P1170830 Por cierto, que la muestra de animales disecados en fascinante. Es cierto que ya no llaman tanto la atención pero siempre depende de la forma en la que se exponen. El Museum für Naturkunde ha elegido mostrar los grandes mamíferos (absolutamente espectacular) y aprovechar otros ejemplares para dioramas y vitrinas explicativas. De hecho, hay un área dedicada expresamente a técnicas de preparación la mar de interesante.

P1170844Por cierto, que un par de ejemplares de los extintos Lobo de Tasmania y Quagga aparecen en la singular exposición que se ha dedicado a Darwin con motivo de su bicentenario.

P1170845 Si bien una parte de esta exposición es un tanto decepcionante, la sorpresa espera a la vuelta de la esquina, en una reproducción de un pseudo-camarote de enormes proporciones, encantador, que le sigue la pista al Beagle.

En la exposición sobre Darwin no faltaba una mención a Ernst Mayr, por supuesto.

Por último, comentar brevemente la llamativa colección de minerales del museo (con una afamada representación de meteoritos) y una impecable exposición sobre el Cosmos y el Sistema Solar

P1170781 En ésta se tiene la oportunidad de tumbarse cómodamente en un sillón junto a otras personas y asistir al inolvidable espectáculo que ofrece una animación que viaja a través del espacio y el tiempo, a través del universo y de lo más cercano y que termina facilitando la visión del propio espectador que, mareado ante la inmensidad de lo que nos rodea, marcha raudo a ver el enorme esqueleto de Brachiosaurus brancai.

Pues aunque sea delante del más gigantesco de los esqueletos de animales extintos que se puedan observar en el mundo, no deja de representar un clavo al que agarrarse ante el fenomenal audiovisual que el Museum für Naturkunde regala a sus visitantes.

8 de diciembre de 2009

Finaliza el año Darwin

DSC00302A alguien de la Fundación portuguesa Calouste Gulbenkian se le ocurrió en 2008 recrear al joven Darwin. Y aquí lo tenemos, observando un escarabajo que tiene en la mano en la magnífica exposición que el Museo de Ciencias Naturales ha dedicado a Charles Darwin con motivo de su aniversario. Por otro lado, lo mismo han hecho la mayor parte de museos e instituciones científicas del mundo.

Y las editoriales han aprovechado el tirón y han publicado una buena parte de su obra no editada y otros muchos libros de complemento. Y nosotros les hemos seguido el ritmo en la medida de lo posible.

DSC00307 Por supuesto, nos acercamos a la exposición del MNCN. Es sencillamente extraordinaria. Por supuesto bebe de las exposiciones que museos como el American History Museum o el Natural History Museum de Londres (con la para mi inolvidable Darwin’s Big Idea) y reproduce parte de los escenarios que en ellas se podían observar (es el caso de las Galápagos redivivas en la exposición).

Pero hay otras muchas cosas nuevas y a veces impactantes que me dispongo a subrayar.

La exposición se llama “La evolución de Darwin” y el título está muy bien pensado. Se trata de la evolución de Darwin como persona, pero también la evolución de la sociedad en la que éste vivía y las reacciones que su gran idea provocó.

Me quedo con el párrafo de bienvenida de la exposición, que deja bien a las claras su intención: “Al contrario que el movimiento de los planetas, el estudio de los seres vivos no había permitido encontrar todavía ningún fundamento o conjunto de leyes que pudiera explicar la exquisita adaptación que se podía ver en las alas de una mariposa o en el ojo humano, la extraordinaria variedad de formas vivas. El escenario estaba listo para que alguien hiciera con la biología lo que Newton había hecho con la física”.

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Se trataba de una sociedad donde destacaban los Gabinetes de Maravillas Naturales como el del danés Ole Worm que se recrea al principio de la exposición. Linneo o Buffon trataron de dar un enfoque diferente contribuyendo a organizar la naturaleza mientras Cuvier desentrañaba los secretos de la tierra. Lamarck ya estaba con la mosca tras la oreja en el tema de la transformación de las especies…

El final del siglo XVIII y el comienzo del XIX se presentaban con una potente luz que iluminaría las tinieblas de un mundo en el que los científicos aún necesitaban de los hombros de gigantes que habían vivido hacía más de 18 siglos.

DSC00300 Y como tal, la exposición del MNCN recoge apartados dedicados a todos estos gigantes del XIX y lo ilustra de una manera curiosa: 20 modelos de flores realizados en el mismo siglo XIX se alinean con las ideas de Cuvier, Lamarck, Linneo o Buffon. Es entonces cuando, una vez delimitado el contexto social, religioso y científico de este siglo de luces, la exposición te introduce en la figura del joven Darwin.

En una figura casi real, pues el joven Darwin, como decía al principio, está recreado de forma magnífica en una vitrina muy fotografiada. La historia ya la conocemos, el abuelo Erasmus, su rígido padre, sus estudios en diversas ciudades hasta dar con sus huesos en las clases del botánico Henslow o del geólogo Sedgwick. Fue el propio Henslow quien le propuso como naturalista del viaje del Beagle que cambiaría su vida y la nuestra.

DSC00306 Numerosas cartas y documentos nos preparan para entender la personalidad y aptitudes de quien se embarcó con el capitán Fitzroy en el Beagle en 1831. Una preciosa maqueta del HMS Beagle abre este apartado.

El viaje del Beagle ha sido, con mucho, el acontecimiento más importante de mi vida. y ha sido determinante a lo largo de toda mi carrera.”  dice Charles Darwin en su autobiografía. Una biografía que ha tenido varias ediciones en función de la autocensura que se permitió Francis Darwin, su hijo, a la hora de trasladar las cartas que su padre había escrito para ellos. A mi me ha tocado en suerte la de la Editorial Verticales (creo que es mejor la de la Editorial Belacqua, pero esta es la que he podido conseguir). En cualquier caso es una edición digna y bastante bonita.

El caso es que nos encontramos a un Darwin de 22 años embarcando en un viaje que duraría muchos más de los previstos, acompañado de un inestable pero fascinante capitán inglés cuyos detallados planos de la costa sudamericana permanecerían vigentes hasta bien entrado el siglo XX.

Algunos de esos mapas se muestran en la exposición del MNCN para deleite de los que nos sentimos fascinados por la figura de Robert Fitzroy. De hecho, aprovechando el año Darwin la editorial Juventud ha sacado un espléndido recorrido por la personalidad del capitán del Beagle DSC00304que es muy recomendable para los que se sientan intrigados por este científico y elogiable marino y meteorólogo que terminó suicidándose quizá sintiendo culpabilidad por el cambio que él ayudó a provocar en su colega Charles Darwin.

Darwin comienza el viaje del Beagle como un futuro clérigo interesado por el medio natural y lo finaliza como un escéptico científico de gran prestigio que ha logrado transmitir a la Inglaterra de su época el valor de la ciencia y el descubrimiento. 

DSC00310Durante el viaje, el compañero de conversación de Fitzroy recorre a pie media Sudamérica mientras el Beagle la circunvala, visita lugares inaccesibles, contacta con gentes de otros mundos comparados con el suyo, aborrece la esclavitud y la vida en el barco, adora las estrellas que ve en el cielo nocturno, encuentra especies nuevas y fascinantes, fósiles y vivientes, envía a Inglaterra cuanto halla. Mientras viaja lee los Principios de Geología de Charles Lyell (Fitroy le regala el primer volumen), escribe cientos de cartas, recoge especímenes varios, redacta cuadernos de viaje, se salva de un terremoto, coge la enfermedad de Chagas que le acompañará toda su vida.

Recorre Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda, Tahití o Sudáfrica. Leer su Diario de un Naturalista alrededor del mundo es un placer indescriptible (el diario de Fitzroy no se volvió a reeditar; el de Darwin, cientos de veces).

DSC00313 El caso es que en algún momento saltó la chispa. No fueron los pinzones de Galápagos, como se suele creer. En todo caso fueron los Sinsontes de Galápagos, pero lo fueron mucho más tarde, ya en casa, en Down House y casado con su fervorosa mujer, Emma Wegdwood, cuando terminó de madurar la que sería su obra magna.

Pero mientras tanto, se dedicó a estudiar y escribir sobre diferentes temas, pero siempre relacionados con las ciencias naturales, por las que sentía una ardorosa pasión, según sus palabras. Cirrípedos, geología de Sudamérica, arrecifes de coral, orquídeas.

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Nunca ha habido un tema que me interesara tanto como el de las Orquídeas”. Y en el MNCN se lo han tomado a pecho, disponiendo unas orquídeas para explicar lo que de ellas dilucidó Darwin, como de tantas cosas hasta que la combinación experiencia, atención, trabajo duro y brillantez, sumado a las lecturas de Lyell o Malthus le condujo a la publicación del Origen de las Especies.

También estuvo por allí la influencia de la carta desde el archipiélago malayo de Alfred Russell Wallace, pero esa es otra historia. Una historia que también se cuenta en el curioso libro de TIKAL portada del librosobre Darwin, perteneciente a su colección clásica en la que junto al texto se incluyen reproducciones de documentos, fotos, publicaciones, etc.. Un verdadero disfrute.

Volviendo a Darwin, después de pensárselo mucho, mucho, (puede que por no hacer daño a su esposa y a su propio prestigio, al fin y al cabo iba a publicar una obra que cambiaría el mundo tal y como se conocía entonces), en 1859 publica On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life. Algunos de los compañeros científicos que le han apoyado tradicionalmente, como Richard Owen, le atacan sin piedad. Clérigos como Wilbeforce le vanalizan. Amigos como Huxley le defienden.

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Los libros de Darwin en España” es la exposición complementaria de la principal. Las diferentes ediciones del Origen en España están recogidas aquí, como símbolo del cambio de mentalidad y de las diferencias en la acogida de este texto fundamental.

Hubo quienes no lo entendieron, quienes utilizaron la famosa figura del mono para atacar una teoría científica que trasciende fácilmente a lo espiritual. Bueno, otros también lo aprovecharon pero al contrario, no hay más que fijarse en el Anís del Mono.

Pero fueron otros quienes de verdad aprovecharon la teoría de la evolución. La ayuda incuestionable de Mendel provocó una cadena de acontecimientos que acabaron con Watson y Crick descubriendo

la cadena del ADN que permite la evolución que teorizó Darwin, un legado sin el cual no se comprende la Medicina, la Biología, la Química, la Antropología…Ya lo dijo Dobzhansky: Nada tiene sentido en la biología si no se observa bajo la luz de la evolución.

Y todo a partir de una idea genial gracias a la cual un eminente y brillante científico del siglo XIX nos aportó parte de la razón con la que tenemos la suerte de contar estos días y que muchas veces aún se resiente por los ataques de aquellos que anteponen una forma de pensar y una fe (cualquiera) a la razón de la ciencia.

I think…