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19 de diciembre de 2009

Maravillas del Museum für Naturkunde de Berlín

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Hemos pasado unos días maravillosos en Berlín. Es cierto que en nuestra elección pesaban mucho la Nefertiti del Neues Museum, el Altar de Pérgamo del Museo del Idem y este fósil impresionante de Archaeopteryx lithographica, uno de los más famosos de la historia, que se muestra en todo su esplendor en el Museo de Ciencias Naturales de Berlín, el Museum für Naturkunde de la Universidad de Humboldt.

Así que allí nos dirigimos, en la única tarde que nos llovió en la fría semana que pasamos en Berlín, a este precioso museo cercano a la parada de metro de la línea U6 del U-Bahn Zinnowitzer Straße.

El Archaeopteryx está en la gran sala principal del Museo, acompañado de los grandes esqueletos de dinosaurios que todo gran museo de historia natural debe tener (sólo que en este caso hay alguna diferencia que te deja asombrado).

El fósil fue hallado en 1874 en una cantera de fósiles sita en Eichstätt por un tal Jakob Niemeyer quien lo cambió por una vaca, unos 160 marcos alemanes de la época. El nuevo propietario, Johann Dörr lo vendió por 2000 marcos a un tal Ernst Häberlein, un coleccionista amateur, pasando por varias manos más hasta dar con el Museo de Ciencias, que lo adquirió por 20.000 marcos en 1880 con la ayuda de W. von Siemens (a quien se le dedicó inicialmente esta especia, cuyo holotipo es el presente fósil).

Una historia económicamente fascinante. El caso es que es la primera vez que el fósil de Archaeopteryx está expuesto en condiciones. Existen otros nueve hallazgos similares, pero este sigue siendo el más espectacular, aquel en el que la impresión de las plumas ha quedado mejor preservada y el único que está completo.

P1170797 Durante el Jurásico se desarrollaron numerosas especies de aves primitivas, mostrando caracteres combinados entre los dinosaurios terópodos y las aves actuales. Mucho antes, otros dinosaurios habían sobrevolado también los cielos. Y sorprendentemente se guardan un buen número de fósiles en el Naturkunde. Pterodáctilos y Ramphoyncos, como el de la imagen (Rhamphorhynchus muensteri), sobrevolaron los cielos del Mesozoico y ahora reposan en las vitrinas del Museo. Muchos de ellos proceden de un mismo yacimiento: el de la Montaña de Tendaguru, en Tanzania.

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Según nos dice la Guía del Museo (sólo en alemán y en inglés, un poco pobre, la verdad), la Gran Sala central del Museo nos inicia en un viaje de 150 millones de años atrás. La mayor parte de los fósiles expuestos proceden del yacimiento de Tendaguru desde donde en 1909 se trasladaron especímenes de animales y plantas que habitaron la tierra en el Jurásico Superior.

Entre los hallazgos más impresionantes, el del mayor esqueleto de dinosaurio hallado completo en el mundo, el del inmenso Brachiosaurus brancai, que deja alucinado a cualquiera.

Mide 13,27 metros de alto, alzado sobre sus poderosos brazos (eso es lo que significa su nombre, Braquiosaurio, lagarto con brazos), que sostenían al menos 50 toneladas de peso de uno de los animales más sorprendentes de la historia natural. Se han realizado numerosas investigaciones sobre sus huesos, habiendo descubierto, por ejemplo, que los saurópodos del Jurásico como éste crecían enormemente rápido, alcanzando la madurez sexual a los 10-15 años.

P1170818 Pero para el Museum für Naturkunde parece que no bastaba con el prodigioso esqueleto para dar a conocer al Braquiosaurio. El visitante puede acceder al Jurascope, una forma de visionar al dinosaurio recién sacada de “Caminando entre Dinosaurios” pero partiendo del esqueleto real que se observa.

La verdad es que los escenarios son muy llamativos y me parece una técnica interesantísima que no sólo se aplica al Braquiosaurio. Otro de los protagonistas de la exposición, el esqueleto de Kentrosaurus (una especie de Stegosaurus) de Tendaguru, también tiene su vídeo animado, con el animal en su hábitat y defendiéndose de un Allosaurus que, precisamente, le acompaña para la eternidad en la Gran Sala del Museo.

P1170835 Para terminar con los fósiles (entre los que destacan muchos interesantísimos de insectos, mamíferos, saurios acuáticos, etc.), me quedo con un fósil que nos dejó epatados. Se trata de un par de Lirios de Mar, de Crinoideos gigantes de la especie Seirocrinus subangularis hallados en Alemania.

Hace 190 millones de años, el sur de Alemania estaba sumergido y allí habitaban estos enormes equinodermos cuya corona podía llegar a medir hasta 1 metro de diámetro alcanzando su tallo hasta 20 metros.

La verdad es que resultan maravillosamente sorprendentes e incluso el esqueleto acorazado del Bradysaurus baini del Pérmico queda pequeño al lado suyo. Cuesta poco imaginar como debían mecerse estos grandes crinoideos bajo las aguas del Mar de Tethys en el Jurásico.

P1170825 Otro área que es preciso mencionar es la dedicada a la evolución humana. En el Museum für Naturkunde no basta con presentar copias de cráneos famosos de la historia humana como en muchos otros, sino que los acompañan de espléndidas reproducciones de cada especie del árbol humano.

El Paranthropus boisei, uno de mis antepasados vegetarianos favoritos, sirve de ejemplo a este respecto. Echamos de menos, por supuesto, al Homo antecessor de Atapuerca, pero la verdad es que esta parte del Museo sobrecoge, como así mismo lo hace la exposición “Ecosistema Tierra” (System Earth): evolución, biodiversidad, cambio climático.

Una visión global y atractiva, multidisciplinar, interactiva y que da una idea acertada de las complejas interacciones y relaciones que hacen de nuestro mundo lo que es. En esta parte se pueden observar algunos ejemplares de Ave del Paraíso de Nueva Guinea (Paradissaea raggiana) que le dieron la pista al eminente zoólogo alemán Ernst Mayr (1904-2005; comenzó a trabajar en este museo y se le hacen numerosos homenajes en algunas exposiciones) para dar con la solución a un dilema que Darwin no supo resolver: ¿Cómo se crean las especies?.

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Mayr participó en una expedición al Sur del Pacífico en 1928-1930. Allí se dio cuenta de que la distribución geográfica de las formas individuales era la solución al problema: grandes montañas, océanos, en fin, las grandes barreras geográficas tienen mucho que ver con la Especiación, teoría que formuló Mayr en 1942 y que sigue vigente.

Las montañas de Nueva Guinea separaron formas primigenias del Ave del Paraíso, dando lugar a numerosas especies con el paso del tiempo, todas en la misma isla, todas separadas entre sí.

P1170829P1170830 Por cierto, que la muestra de animales disecados en fascinante. Es cierto que ya no llaman tanto la atención pero siempre depende de la forma en la que se exponen. El Museum für Naturkunde ha elegido mostrar los grandes mamíferos (absolutamente espectacular) y aprovechar otros ejemplares para dioramas y vitrinas explicativas. De hecho, hay un área dedicada expresamente a técnicas de preparación la mar de interesante.

P1170844Por cierto, que un par de ejemplares de los extintos Lobo de Tasmania y Quagga aparecen en la singular exposición que se ha dedicado a Darwin con motivo de su bicentenario.

P1170845 Si bien una parte de esta exposición es un tanto decepcionante, la sorpresa espera a la vuelta de la esquina, en una reproducción de un pseudo-camarote de enormes proporciones, encantador, que le sigue la pista al Beagle.

En la exposición sobre Darwin no faltaba una mención a Ernst Mayr, por supuesto.

Por último, comentar brevemente la llamativa colección de minerales del museo (con una afamada representación de meteoritos) y una impecable exposición sobre el Cosmos y el Sistema Solar

P1170781 En ésta se tiene la oportunidad de tumbarse cómodamente en un sillón junto a otras personas y asistir al inolvidable espectáculo que ofrece una animación que viaja a través del espacio y el tiempo, a través del universo y de lo más cercano y que termina facilitando la visión del propio espectador que, mareado ante la inmensidad de lo que nos rodea, marcha raudo a ver el enorme esqueleto de Brachiosaurus brancai.

Pues aunque sea delante del más gigantesco de los esqueletos de animales extintos que se puedan observar en el mundo, no deja de representar un clavo al que agarrarse ante el fenomenal audiovisual que el Museum für Naturkunde regala a sus visitantes.