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19 de marzo de 2011

Obras maestras del Museo del Cincuentenario de Bruselas

P1250310Dice muy poco de un Museo que éste no cuente con una guía de las piezas que en él se pueden ver. Y menos aún cuando se trata de un museo de una capital europea como es el caso del Museo del Cincuentenario de Bruselas.

Pues esa es la decepcionante sensación que te queda al recorrer la tienda del museo y encontrar postales antiguas, cuadernillos en blanco y negro de algunas de las piezas de la colección y libros habituales de historia y arqueología… menos mal que la colección en sí tiene cosas interesantes, sobre todo para los que hemos estado en el yacimiento sirio de Apamea.

El Museo del Cincuentenario (www.kmkg-mrah.be), como su nombre indica, está en el Parque del Cincuentenario, el gran parque que Leopoldo II inauguró en 1880 para conmemorar los cincuenta años de una nación que ha pasado una convulsa historia de dependencia de otros países.

El Museo del Cincuentenario, que comparte gigantesco edificio con el Autoworld y con el Museo de Historia Militar es un lugar perfecto para perderse. No es el Bristish Museum ni el Louvre ni lo pretende, pero sí es un digno representante de los museos arqueológicos contemporáneos. Lástima, eso sí, de carencias como la mencionada respecto de las guías.

Es un Museo centrado en la historia de la civilización humana y consecuentemente tiene cuatro zonas diferentes: antigüedad, arqueología belga, artes decorativas y civilizaciones no europeas (islam, China….). El tiempo nos apremiaba así que nos recorrimos las salas que más nos interesaban a priori, es decir, las de la antigüedad (no pudiendo disfrutar de las dedicadas a la arqueología belga, desgraciadamente).

P1250312 Una de las cosas más conocidas del Museo del Cincuentenario es su magnífica maqueta de la Roma imperial. Es realmente grande y cuenta con una explicación sonora mientras se ilumina cada uno de los edificios de la más fascinante ciudad de la antigüedad.

La presentación audiovisual dura casi media hora, por lo que tienes que estar muy interesado en el tema para oírla entera.

Pero las estrellas del Museo están relacionadas con el yacimiento de Apamea. En la planta superior se ha realizado una reconstrucción de parte de la inmensa vía columnada de Apamea (http://isla-muir.blogspot.com/2010/09/apamea-bosra-y-rusafa-yacimientos-en.html) desde la que se observa un espectacular mosaico, el Mosaico de la Caza.

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Este impresionante mosaico se descubrió en 1935 en el que fue posiblemente el palacio del gobernador de la provincia de Siria allá por el siglo V dC. Al fin y al cabo, la caza representaba el coraje, la valentía y las características que todo buen jefe debería poseer.

El mosaico incluye una inscripción que hace referencia a su restauración posterior. Es una inscripción griega que menciona que en 539 dC, en el tiempo del muy magnífico Apellion,  el mosaico y el triclinium fueron restaurados por Gorpiaios.

Aprovechando la columnada reconstruida se exponen otros muchos mosaicos, obtenidos sobre todo de la zona de la llamada Catedral: escenas de caza, de animales salvajes, tranquilas o divertidas escenas de jardín o figuras mitológicas. La mayor parte de ellas, de los siglos IV-V dC. Entre las que más nos gustaron, una llamativa cabeza de Dionisio, un cáliz rodeado de palomas o un leopardo atrapando a un antílope. Pero, sobre todo, una preciosa escena de baile…

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Pero si hay algo que da realce a la colección romana del Museo del Cincuentenario es la estatua en bronce de Septimio Severo. Sin embargo, la historia es un poco más compleja. La estatua, de unos dos metros de altura, fue hallada en el Janículo, en Roma, durante unas obras que estaba realizando el Papa Urbano VIII en su villa. Siendo uno de los bronces más grandes que han llegado a nosotros, enseguida pasó a formar parte de la colección del Palacio Barberini.

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Lamentablemente, a la figura le faltaba la cabeza y el brazo derecho, aquel con el que realizaba un gesto típicamente asociado a los oradores.

Así que en 1667, un colaborador de Bernini, Paolo Naldini, reconstruyó la figura añadiendo la cabeza del Emperador Septimio Severo (193-211) y un brazo derecho, creando una portentosa escultura que desde 1880 está en suelo belga.

La estatua original, representación probable del pueblo romano (Genius Populii Romani) se ha convertido en el emperador Septimio Severo. Es un cambio llamativo, que creo que engrandece la pieza proporcionándole una historia complementaria a la suya propia.

El Museo del Cincuentenario cuenta también con una amplia colección de bustos de época romana. Un alto funcionario romano de época Adriana mira directamente a un retrato del favorito de su Emperador, Antinoo, en una de esas curiosas situaciones que suceden en los museos…. Un Augusto Velado, retratos de Druso, del Emperador Galieno y de ciudadanos anónimos (muchos de ellos obtenidos en Asia Menor) enriquecen una sala encantadora del Museo del Cincuentenario.

Por otro lado, el Museo del Cincuentenario conserva numerosas piezas de la vida diaria de los antiguos romanos: lápidas, relieves, figurillas y hasta frescos de Villa Farnesio. Destacan, por ejemplo, algunas pequeñas piezas relacionadas con los juegos gladiatorios. Se presentan desde un relieve hallado en una tumba referente a un combate hasta amuletos que, presuntamente, proporcionaban suerte y que estaban relacionados con los gladiadores.

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P1250297Los fragmentos de frescos murales proceden de Villa Farnesio, en el Trastévere, cerca del Campo de Marte y son de época augustea. Se realizaron en segundo estilo pompeyano y muy probablemente decoraron las paredes de la villa de Julia, hija de Augusto, durante su matrimonio con Agrippa.

La pieza oscura posiblemente perteneciera a la decoración del triclinium mientras que la más clara, con una figura femenina de estilo egipcio como protagonista, probablemente decorara el criptopórtico.

P1250307La lápida, por cierto, perteneció a una tal Julia Urania (tiene una inscripción que dice CINERIBUS / IULIAE.URANIAE, es decir, Para las cenizas de Julia Urania).

Lo más característico de esta lápida es su vaso central, preparado para recoger las libaciones de vino o de perfumes que tendrían lugar como consecuencia de los ritos funerarios de incineración y enterramiento de la mujer.

La antigüedad egipcia también está suficientemente bien mostrada en el Museo del Cincuentenario y con algunos objetos realmente sorprendentes. Quizá es porque hace relativamente poco que pudimos ver alguno en el campo de Almagro, pero nos hizo especial ilusión encontrar este sarcófago en bronce de baja época de un Meloncillo (Herpestes ichneumon).

P1250340En el Egipto romano se hizo bastante popular la adoración de estos cazadores de ratas y serpientes, que se unía a la ya extensa lista de fauna incorporada al panteón menor egipcio. El Museo belga alberga numerosos ídolos y figuras de bronce de dioses y animales divinizados.

P1250365 P1250362 Entre las piezas más antiguas destaca esta estela restaurada, denominada Estela del Rey Den, datada alrededor de 2800 aC y hallada en Abydos justo a la mastaba del antiguo rey. Muy cerca de ella se reconstruye una tumba de época protodinástica, la Tumba de Tarkhan.

De una época similar es la llamada “Dama de Bruselas”, una figura femenina trabajada en caliza de 2700 aC.

Muy posteriores son los ushebtis del Faraón Taharqa, en la foto de la derecha. P1250341Siempre llama la atención encontrar en cualquier museo objetos asociados a personajes de la historia ante los que te maravillas al pensar cómo han podido llegar hasta la actualidad.

P1250335El Museo del Cincuentenario cuenta con numerosos objetos del mundo funerario egipcio. Existe una buena colección de ushebtis, por supuesto, pero también interesantes máscaras funerarias, momias y artículos relacionados con las mismas. En época romana, por ejemplo, se ataba a la momia una pequeña etiqueta de madera en la que, a veces en griego y en demótico, se informaba del nombre, filiación, edad, etc. de la persona momificada así como un pequeño texto religioso o una fórmula de condolencia o pésame.

P1250349El Museo también cuenta con un Libro de los Muertos, el de Neferrenpet (1300 aC), así como la reconstrucción de toda una cámara funeraria, la mastaba de Nefertitenaf, de 2400 aC. Se trataba de un alto funcionario encargado del culto funerario de tres faraones de la quinta dinastía: Ousekaf, Sahouré y Neferirkaré II.

P1250356Además, tenemos máscaras funerarias realmente bonitas, como ésta de la época del Imperio Nuevo en la foto de la izquierda, con el espléndido loto en la parte anterior de la peluca, así como una colección más que interesante de objetos de ajuar funerarios, como las tradicionales barcas, figuras de madera realizando labores variadas, etc. Pero sin lugar a dudas, el más llamativo de los objetos de ajuar funerario del Museo del Cincuentenario es la pequeña figura del escriba, absolutamente fascinante.

Es probable que perteneciera a un escenario mayor, dada la afición existente en la época del Imperio Medio a incorporar a las tumbas escenas de la vida del difunto. Este escriba, probablemente, está cumplimentando un listado de alimentos para el futuro del difunto.

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Dejamos Egipto haciendo mención a alguno de sus personajes más conocidos: dos grandes reinas y el parte de la decoración de una ciudad emblemática.

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Las flores de este relieve son margaritas y se elaboraron allá por 1360 aC en una ciudad destinada a desaparecer tan rápido como se construyó: Amarna.

Allí vivieron Akhenatón y su esposa Nefertiti. La madre de Akhenatón, la reina Tiy, esposa de Amenhotep III (abajo, a la izquierda) también tiene su espacio en el Museo, gracias a un bonito relieve extraído de una tumba, la de Userhat, quien allá por 1400 aC ordenó construir su tumba incorporando la imagen de su reina con su típica corona de serpientes y la diadema con dos uraeus, dos cobras con las diferentes coronas del alto y el bajo Egipto.

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Y a la derecha, y un paso atrás en el tiempo, la magnífica reina faraón Hatshepsut en otro relieve funerario.

En total, más de 11.000 objetos de la historia egipcia se guardan en este Museo y cuya revisión pormenorizada nos impidió dar una vuelta concienzuda por las salas dedicadas a la arqueología belga. En particular, nos interesaban las salas dedicadas a los galo-romanos y a los merovingios. La próxima vez será, siempre teniendo en cuenta que el Museo cierra a las 17 h.