Finales del siglo XV. Cristóbal Colón, mantiene una opinión que no coincide con la de muchos de sus coetáneos: la Tierra es esférica. No está sólo. Antiguos sabios como Aristóteles, Plinio o Averroes también lo propusieron en su momento. Pero Colón tiene algo de lo que aquellos carecían para demostrarlo: puede hacerlo empíricamente.
Navegante avezado, decide emprender viaje hacia occidente, hacía las Indias, donde le esperan riquezas sin igual, especias, oro. Se apoya en su experiencia, pero también en ciertos indicios que son llamativos: el piloto Martín Vicente le cuenta que encontró un madero labrado a más de 450 millas del Cabo de San Vicente; los habitantes de las Azores le comentan que cuando sopla viento de Poniente arriban a sus playas troncos de pinos de especies no conocidas en las islas ni en el continente, a veces aparecen incluso cadáveres…
Son anécdotas, pero ayudan a configurar la mente del Almirante. Colón tiene experiencia en la navegación comercial, sobre todo en el Mediterráneo. En 1476 está en Portugal, cumpliendo órdenes de la Corona, y navegando por el Atlántico en numerosas rutas entre Islandia y Guinea. Conoce y sabe lo que se hace. Y trata de llegar a más.
En Sevilla, en el Archivo de Indias, se guarda un ejemplar del Libro de las Maravillas del Mundo de Marco Polo con apostillas de Cristóbal Colón. El resto de la historia es suficientemente conocido. Los viajes de Colón, en particular el primero, significaron un hito histórico en su época y un momento clave en la historia de la sociedad occidental.
Existen muchos lugares que celebran de una u otra forma la relación de Colón con ellos. Últimamente he visitado varias Casas de Colón, pero la que más me ha llamado la atención es la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria.
En 1478, Juan Rejón, conquistador de la Isla de Gran Canaria, funda el Real de Las Palmas, núcleo originario de la ciudad. Entre los edificios representativos de los poderes sociales construidos al efecto se encontraba la Casa del Gobernador, por la que probablemente pasó Cristóbal Colón en 1492 de camino a las Indias.
Colón pasó por Gran Canaria en tres de sus cuatro viajes, por lo que la probabilidad de que se pasara por la Casa del Gobernador en alguno de ellos es elevada. Lo que son las cosas, la visita puntual de un navegante en el siglo XV a la Casa del más poderoso regente de la isla, el Gobernador, termina dándole nombre al edificio varios siglos después.
Hoy en día, éste edificio forma parte del conjunto arquitectónico de la Casa de Colón, una vez restaurado y rehabilitado por el Cabildo y está dedicado a narrar la aventura (sí, aventura) que vivieron los hombres de Colón en aquel primer viaje de 1492, a informar sobre lo que sucedió en el resto de singladuras y a ubicar histórica y socialmente la intervención de Las Palmas de Gran Canaria en todo ello.
La Casa de Colón cuenta con una escenografía interesante y encantadora. Un gran patio facilita el acceso a cada sala, fresco y confortable, con pozo con brocal gótico, fuentes, palmeras y una arquería renacentista preciosa, procedente de un Convento desaparecido, el de Santo Domingo, destruido por el ataque del corsario holandés Pieter van der Does en 1599. Es pequeño, pero sorprendente: al fin y al cabo cada una de sus paredes está cubierta por pinturas referentes a los viajes colombinos.
A su alrededor se abren salas en las que se descubren detalles sobre los viajes y sobre el Descubrimiento. Especialmente impactante es la recreación del interior de La Niña, una de las carabelas míticas que llevó a Colón y sus hombres a las Indias. La Cámara del Almirante aguarda al visitante escondiendo sorpresas: algunos del os objetos mostrados entre las cuadernas de madera fielmente reproducidas son originales, en particular ánforas y crucifijos que decorarían el despacho de Colón en su viaje.
La Niña fue uno de los barcos favoritos del Almirante. Después de la destrucción de la Santa María, La Niña se convirtió en la Nave Almirante. Y lo seguiría siendo en el segundo viaje. Un barco de 4 palos, casco ligero, alargado… que precisamente en su escala en Canarias cambió las tradicionales velas latinas de la época por velas redondas para una mejor navegación.
Su nombre, por cierto, viene de su constructor, Juan Niño, quien la construyó en Moguer poco antes del inicio de la primera singladura. En 1501 se pierde la pista de esta nave, convertida en un hito de la historia contemporánea.
Insignias, Cartas Naúticas, instrumentos de navegación, modelos de las carabelas, mapas con las rutas… de todo hay en esta Casa de Colón, punto de visita obligada en Las Palmas de Gran Canaria. Recorriendo sus salas no me pude sustraer al encanto de apuntar el listado de artículos que fueron cargados en las carabelas de Colón semanas antes de partir, en agosto de 1492, al viaje que cambiaría la historia del mundo:
· Tablas, perchas, pernos, clavos.
· Herramientas de carpintería, caballería y herrería.
· Alquitrán, brea, aceite de ballena, sebo y azufre.
· Paños de vela, cuero, hilo, cera, cabos, cuadernales, motones, vigotas.
· Anclas, cables de ancla, bogarines, banderas, gallardetes.
· Lombardas, falconetes, arcabuces.
· Pólvora, balas de piedra, pedazos de metal.
· Ballestas, saetas, capacetes, escudos, espadas, lanzas.
· Bizcochos, alubias, guisantes.
· Vino, vinagre, aceite de oliva, miel, jarabe, agua.
· Pescado salado, carne salada, cerdo salado.
· Cerdos, gallinas.
· Sal, harina, arroz, queso, almendras, medicinas.
· Calderos de cobre, cuchillos, cucharones, vasos.
· Eslabones, pedernal, yesca, fanales, leña.
· Bicheros, escobas, petates, canastos, anzuelos, redes, arpones, plomos.
· Cuadernos y libros de cuentas.
· Almanaques, tablas y diarios de navegación.
· Plumas de ave, tinta, sellos de cera, cartas, papel secante.
· Imanes de piedras de color, agujas de mareas.
· Ampolletas de media hora, compases de punta, reglas, astrolabio, cuadrante, escandallo y sondaleza.
4 viajes que acabaron con los ideales del Almirante cuando la Corona decidió prescindir de sus servicios dadas las quejas recibidas de los colonos que habitaron con él las primeras, ahora sí, tierras descubiertas del nuevo continente. Precisamente, hace poco se ha hallado una de las pocas copias que se guarda con las declaraciones de los testigos del juicio del Almirante, aquel que le redujo cargos y honores y que le impidió volver a pisar la isla de La Española.
Pero que no le prohibió volver a navegar por las costas de América, un logro que nadie pudo quitarle, ni siquiera él mismo con su inadecuada forma de gobernar.
El paso de Colón por Canarias no fue un hecho fortuito. Las islas están situadas en una posición que facilita la navegación hacia el occidente gracias a los vientos alisios y a las corrientes marinas. Todas las expediciones que se embarcaban hacia América, recalaban en el archipiélago para avituallarse lo que en el futuro se convertiría en un flujo constante social, cultural y económico entre las Islas Canarias y el Nuevo Mundo.
La Casa de Colón fue testigo de todo ello y ahora lo expone para quienes estén interesados en conocerlo.