
Por otro lado, Caixa Galicia se ha traido a España en exclusiva la exposición sobre la trilogía de "El Señor de los Anillos" y la presenta en dos sedes, A Coruña y Santiago. Sólo he podido ver la primera, lástima.
El MARQ es para mi uno de los mejores museos arqueológicos de España sin lugar a dudas. Después de ver la pobreza de museos como el de Huelva (con Tartessos al lado) uno se queda de piedra al ver los recursos (económicos y museísticos) del MARQ de Alicante.

A veces pongo en duda lo que la razón me pide a gritos: qué hacen los restos del friso del Partenon en Londres. A qué viene mantener el resultado de siglos de esquilmaciones en museos del siglo XXI. Pero luego me fijo en la situación del Irak actual y me alegro de poder tener esos tesoros en el British Museum.
La leona y el africano o la mujer en la ventana, pequeñas miniaturas halladas en la ciudad asiria de Nimrud son nada más que detalles de lo que el Imperio Asirio ofreció al mundo antes de desaparecer.

En los palacios asirios, además de estos pequeños marfiles de origen fenicio procedentes de incursiones cuya crueldad se narra incluso en la Biblia, destacan los innumerables bajorrelieves de los muros de los palacios reales.
Los Palacios de Nínive, Nimrud o Assur estaban cubiertos de imponentes relieves que nos trasladan a los siglos XI al VII a.C. Junto con las traducciones de las múltiples tablillas con escritura cuneiforme, estos paneles en piedra han ayudado a reconstruir un imperio de dominación de los vecinos y de heroicas gestas de sus reyes, entre los que destacan Sennaquerib, Assharaddon o Assurbanipal.

Y mientras en Alicante revive una civilización fascinante y olvidada, en la otra punta de España, en A Coruña, un mundo imaginario pero igual de fascinante y evocador muestra algunos de sus secretos. Tras la excepcional recreación de Peter Jackson de la trilogía del Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien, llega el momento de ver la exposición basada en las películas.

Y a partír de ahí, toda la maravilla de la saga se muestra con un cuidado soberbio. Multitud de objetos de las películas, vestuario original, armas de los personajes, reproducciones, maquetas, vídeos y alguna cosa interactiva completan una exposición que emociona a los aficionados a la saga de LOTR.
Emociona, sin duda, ver la malla de mithril que Bilbo regala a Frodo para que se proteja, justo al lado de la espada Dardo y del vestuario del mismo Frodo.

El vestuario de Aragorn, Gandalf el Blanco, Saruman o la armadura del Rey Theoden. Una silla de montar de Édoras, los papeles de la biblioteca de Minas Tirith, las mochilas de Frodo y Sam, la espada Andúril y los restos de su precursora, Nársil, pies de hobbits, un Uruk Ai (Lurk) imponente, las coronas de los reyes de los hombres y de los espectros del anillo, todos los anillos de la serie, el libro de Bilbo, el traje de luto de Arwen, la Torre de Orthanc en Isengard.... e incluso el Palantir de Saruman.
Todo para recrear un mundo mágico y sorprendente que desde luego deja boquiabiertos a los fans de la trilogía de Tolkien y Jackson, pero que probablemente no interese demasiado a los que no la valoran de igual forma.
A todo ello ayudan preciosas acuarelas de autores que trataron de plasmar en papel las ideas de Tolkien y ayudar a Peter Jackson a llevar a cabo su trilogía. Destacan, por supuesto, las de Alan Lee, el ilustrador original de las ediciones de El Señor de los Anillos.
Y es que el libro tiene multitud de lectores encantados, pero las películas han ampliado hasta casi el infinito el número de aficionados y adoradores de una saga literaria y fílmica que sí que pasará a la historia de ambos tipos de arte, la literatura y el cine.

Un único pero: mira que traducir incorrectamente el Abismo de Helm (Helm's deep) por el absurdo "El Valle de Helm"....