Museo de las Civilizaciones Anatolianas de Ankara
Ankara es la capital de Turquía y aunque el turismo arribe masivamente a Estambul, esta ciudad también tiene algunas cosas dignas de visitar. Una de ellas es el Mausoleo de Atatürk, por supuesto.
Existen también ruinas romanas; pero lo más interesante que guarda Ankara es el Museo de las Civilizaciones de Anatolia, que utiliza un antiguo mercado y un antiguo caravasar para disponer una de las colecciones más impresionantes de todo Turquía.
Como todo en el país, se supone que fue Atatürk el que propuso hacer un gran museo de los hititas en la capital que él mismo había fundado. Para ello hizo que las grandes piezas arqueológicas de aquella época halladas en cualquier lugar de Turquía se trasladasen a Ankara, y eso se hizo. Pero claro, la península de Anatolia no sólo destaca por los hititas; en realidad el número de civilizaciones que han pisado tierra turca es enorme. Y a cual más fascinante.
Esto ya se nota en la entrada del museo, donde sobre todo piezas de origen romano decoran el exterior del Museo que, por otro lado, cuenta con una tienda bastante aceptable, infinitamente mejor que la del Museo Arqueológico de Estambul, al que también merece la pena visitar.
Como hay un número enorme de piezas y el tiempo es limitado, voy a tratar de resumir el recorrido por el museo en aquellas piezas que nos llamaron la atención utilizándolas como ejemplos de las civilizaciones de las que procedieron.
Neolítico
Y porqué no comenzar con la Diosa Madre de Çatalhöyük. Se trata de una rotunda diosa Cibeles hallada en uno de los yacimientos más importantes de Turquía, Çataloÿük y creada acerca del 5750 antes de nuestra era, en pleno neolítico.
Lo más sorprendente de esta figura no es que esté sentada en un trono, sino que está dando a luz. La figura se apoya en dos cabezas de animales míticos, posiblemente dos leopardos. Estas figuras demuestran el culto a la fertilidad y fueron halladas en el yacimiento de Çatalöyük, una villa neolítica a 52 km de la actual Konya en la que se han desenterrado casas y calles en moderado estado. Una de las casas se reproduce en el Museo y está adornada por algo muy típico de esta población: cabezas de toro, ubicadas en un área considerada sagrada de cualquiera de las casas del poblado.
Otra de las cosas que está representada en la casa es el enterramiento de los familiares que hacían en el interior. Los niños, bajo el suelo de las habitaciones. Los ancianos, bajo los bancos en los que se sentaban (y con su ajuar funerario, claro).
Edad del Bronce
Dejando atrás el Neolítico y el Calcolítico, nos adentramos en pleno periodo del Bronce antiguo, a finales del cuarto milenio antes de nuestra era cuando (al igual que el resto de pobladores de aquella tierra) mezclando cobre con estaño, los habitantes de Anatolia pasaron a este periodo.
La generalización de talleres de creación de metal y de establecimientos para su comercialización marca una sociedad muy llamativa, que tiene al yacimiento de Alacahöyük como su mejor representante. Aquí se localizan tumbas rectangulares con paredes de tierra en las que se enterraban a los personajes de calidad con ofrendas (por ejemplo, cabezas y patas de toros sacrificados) y con un perro de guardia fuera de las mismas.
Entre las ofrendas se encuentran unas espectaculares estatuas de toros y ciervos de bronce decorado con electro (algunas de ellas en el centro de símbolos solares como la de la foto inicial de esta entrada). Los toros y ciervos se consideraban representaciones de dioses a los que se rendía culto.
El símbolo ceremonial funerario de la fotografía inicial es bellísimo y pertenece a la segunda mitad del tercer milenio antes de nuestra era. Desde luego, el difunto que se sepultó con él debía tener un rango importante y su ceremonia funeraria, majestuosa sin duda. El intrincado símbolo ceremonial de la foto de al lado, de la misma época, es también asombroso.
Colonias Comerciales Asirias
A partir de 1950 aC el antiguo reino asirio de Mesopotamia había establecido un sistema comercial muy desarrollado con Anatolia. Junto con el comercio, trajeron su lengua, su escritura cuneiforme y sus sellos cilíndricos.
Se han hallado un numerosísimo conjunto de tablillas cuneiformes de arcilla de contenido fundamentalmente comercial y en idioma asirio, pero también hay alguna carta. Una de las más curiosas es una tablilla de cerámica hallada en el yacimiento de Kültepe que mantiene parte de la funda que las envolvía, a modo de sobre.
Otra de las tablillas que se exponen es realmente conmovedora. Se trata de la venta de un esclavo, por parte de una madre y un hermano, de una persona llamada Inar a un tal Tarmana. En la tablilla se recoge que si se devuelve el dinero, Inar volverá a quedar libre.
Imperio Hitita
El rey Anitta, hijo de Pithana, fue el primer rey local que trató de unir las ciudades estado de Anatolia. Ya estamos ubicados entre el 1750 y el 1200 aC.El rey Hattusili I fue el que dispuso la capital en Hattusas, la actual Bogazköy, el gran yacimiento hitita, muy llamativo y que no tuvimos la oportunidad de visitar.
Estas vasijas de cerámica con forma de toro, uno de los símbolos del museo de las civilizaciones de Anatolia, son bastante grandes, de hasta 90 cm de alto y fueron halladas en Bogazköy.
Fueron realizadas en el siglo XIV aC y tenían un uso ceremonial, describiendo con su forma al Dios de las Tormentas hitita. ¿Sus nombres? Hurri (la mañana) y Serri (la noche). En su interior se vertía un líquido, parte de la ceremonia religiosa a la que estaban adscritos.
Los floreros con decoración en relieve son también habituales de esta época, como el Florero de Inandik, que presenta relieves que terminan conformando un friso. Curioso: la importancia de las vasijas ceremoniales en época hitita queda reflejada en este mismo florero, en el que aparecen no menos de 14 vasos en su decoración.
Otra de las piezas que llamó nuestra atención es un evocador documento escrito en una tablilla de cerámica, del siglo XIII aC y también de Bogazköy.
Se trata de una carta de amistad enviada por Natera, esposa del mismísimo Ramsés II, a Puduhepa, esposa del rey hitita Hattusili III, realizada después del Tratado de Qadesh (más tarde volveremos sobre el mismo).
Y es que “Los hititas también son conocidos por el carácter humanitario de su Constitución y su religión y por un elevado sentido de la ética. Antes que la guerra, preferían la diplomacia que solía consolidarse a través de las bodas reales. Una reina reinaba en igualdad con su esposo, y los prisioneros de guerra no eran cruelmente torturados como en el resto de Oriente Medio. Tanto las bibliotecas como los archivos y la burocracia ocupaban un lugar en la sociedad hitita y los soberanos no eran despóticos sino que estaban sujetos a una Constitución, al igual que sus súbditos.” (de www.turquia.com)
En la época hitita, todo templo y palacio que se preciara estaba complementado con estatuas y relieves en sus paredes (llamados por aquí orthostates). La sala central del Museo está ocupada por un buen número de paredes con relieves y estatuas hititas, que recuerdan a las asirias que hemos visto tantas veces (por ejemplo, en el British Museum).
Precisamente, un relieve del Dios de la Guerra que permaneció muchos siglos ubicado a la izquierda de la famosa “Puerta de los Leones” de Hattusas, en Bogazkoy, es la estrella de estos orthostates.
Realizada en material calcáreo se situaba sobre las murallas y miraba al interior de la ciudad. El relieve está realizado de modo que parece una estatua.
Es curioso como en toda la documentación se mencionaba que, precisamente en el momento de mayor apogeo del Imperio Hitita, su capacidad artística sufrió un duro revés (salvo para la alfarería de productos ceremoniales), lo que no suele suceder, que yo sepa, en otras sociedades similares.
Por fin, las invasiones de los llamados Pueblos del Mar en 1200 aC acabaron definitivamente con el Imperio Hitita y con otras muchas civilizaciones de la época. Ramsés III lo pasó mal para evitar el derrumbe del Imperio Nuevo. Las ciudades hititas fueron destruidas e incendiadas, refugiándose los últimos hititas en las montañas del Tauro.
Periodo Hitita tardío
Allí crearon principados que se mantuvieron hasta 700 aC,rodeados por pueblos que les harían finalmente desaparecer: los frigios al norte, los urartos en el Oriente y los asirios en el Sur.
Con el tiempo llegaron incluso a sustituir su escritura cuneiforme por la jeroglífica, pero sin embargo siguieron decorando las paredes de sus templos y palacios con orthostates, relieves y estatuas como el león de la puerta del yacimiento de Malatya.
Los Frigios
Llegaron a Anatolia desde Europa allá por el siglo XII antes de nuestra era. Acabaron con los hititas y dominaron los siglos VIII y VII aC, hasta que los lidios y cimerios les sustituyeron.
Mientras tanto, dejaron su huella en Anatolia. Y qué huella: la del mismísimo Rey Midas. Aunque oro, lo que se dice oro, poco se encontró en su tumba (cuya reconstrucción aparece aquí). La capital de Frigia era Gordión, importante ciudad amurallada y donde se localizó el enorme túmulo (50 metros de altura y 300 de diámetro) atribuido al Rey Midas. Según www.turquia.com “El rey Midas , según la tradición griega, tenia una esposa griega y dedicó un trono en el santuario de Delfos. Su reino alcanzó el apogeo bajo su gobierno, alrededor del 725 a.c. pero cuando llegaron jinetes cimerios que saquearon e incendiaron Gordion se cree que desesperado, se suicidó y el reino frigio llegó a un brusco final. El túmulo atribuido al rey Midas atestigua su poder: Mide casi 50m de altura y contenia una gran colección de objetos, incluidos tejidos y muebles ricamente tallados, llegados de lugares tan alejados como Urartu.”
Acostado sobre una mesa de madera, el cadáver de un hombre de unos 60 años y de 1,59 m te altura, el presunto rey Midas, esperó en la eternidad hasta que le encontraron, rodeado de tazas, vasos, calderas, fíbulas y un largo etc.
Las vasijas ceremoniales, como éstas en forma de cisnes, también eran habituales y se fabricaban en cerámica. Estas concretamente pertenecían a un niño de la familia real frigia, enterrado en un túmulo de Gordión desde comienzos del siglo VII aC.
En el mismo túmulo (llamado Túmulo P) también se encontró este precioso juguete de bronce: un modelo de carro de cuatro caballos, una versión en miniatura de un carro de guerra de la época.
Unas sítulas de cabeza de león de bronce, una mesa plegable… tantas cosas por ver. La civilización frigia está muy bien representada, siendo su estrella la gran estatua de Cibeles de Hattusas.
Construida en yeso, en lugar de los dos leones habituales que la acompañan, a sus lados se encuentran un flautista y un músico que toca la lira.
Esta Cibeles, que a lo largo del tiempo siempre representó la fertilidad y la abundancia en Anatolia (antes la llamaban Kubaba, diosa principal del panteón hitita), muestra ya ciertas influencias egipcias en los pliegues de su vestido y en los rasgos arcaizantes de la cara.
Los frigios la denominaban la Señora de la Montaña y la dama de la tierra, una especie de Madre Naturaleza. Precisamente de los frigios tomaron griegos y romanos la idea de que Cibeles fuera la madre de los Dioses.
Los frigios, para terminar, desarrollaron un estilo especial en la fabricación de calderas de bronce.
Adornaban los bordes de las mismas con cabezas humanas, a diferencia de sus vecinos los urartos (quienes fueron los maestros de este ramo mucho antes), que las decoraban con cabezas de animales. La caldera de bronce de tres patas de aquí al lado es, precisamente, de Urartia, otro de los pueblos clave de la antigua Anatolia.
Marchamos apenados del Museo de las Civilizaciones de Ankara por no tener suficiente tiempo para seguir recorriendo sus salas. El Museo merece la pena, no por ello recibió el premio al mejor museo europeo en 1997 (el mismo galardón que recibió el MARQ de Alicante en 2004), aunque Ankara no esté precisamente en territorio europeo.
Días más tarde pudimos continuar la visita en el otro gran Museo Arqueológico de Turquía, el de Estambul que, en realidad, son tres.