28 de noviembre de 2009

Mariano de la Paz Graells

CAROLVS III REX

NATVRAM ET ARTEM SVB VNO TECTO IN PVBLICAM VTILITATEM CONSOCLAVIT

ANNO MDCCLXXIV

O lo que es lo mismo,

EL REY CARLOS III

UNIÓ BAJO UN MISMO TECHO LA NATURALEZA Y EL ARTE PARA UTILIDAD PÚBLICA

AÑO 1774

Leo esta inscripción, que aparece en el dintel de la puerta de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, cada vez que paseo cerca de la Puerta del Sol. Y siento que es una pena que se haya perdido ya la motivación que existió detrás de este mensaje. Eran otros tiempos y en la Corte de Carlos III se quería trasladar el espíritu novedoso que recorría el resto de países europeos a la vetusta España. Y qué mejor forma que inaugurar un Museo como dios manda, un Real Gabinete de Historia Natural y un Museo de Arte que convivan juntos para la ilustración del pueblo.

En 1815, ahora bajo el yugo del inútil de Fernando VII, el Deseado, el Real Gabinete de Historia Natural se “refunda” y a partir del 1 de octubre de ese año se constituye en Museo de Ciencias Naturales. ¿Y qué lo conforma? Pues un buen número de instituciones científicas fundadas por Carlos III: el propio Gabinete con sus Estudios de Zoología y Mineralogía, el Jardín Botánico, el Observatorio Astronómico y las colecciones del Laboratorio de Química. ¿Y a quien ponen al mando de esta institución tan compleja y con tantos intereses mezclados, con una estructura tan diversa y con tan poca atención institucional?

Pues a Mariano de la Paz Graells. A uno de los grandes científicos del siglo XIX. A una de nuestras (lamentablemente pocas) más famosas personalidades del ámbito de la ciencia. A Graells, sin embargo, se le conoce mucho más por un hecho mitad anecdótico mitad historia natural: el descubrimiento de Graellsia isabellae.

La espléndida polilla, tan bella que parece mentira que ningún naturalista se fijara en ella hasta que Don Mariano lo hizo, revolotea desde el atardecer de gran parte de los sistemas montañosos de nuestro país. Cuando Graells la encontró en 1852 (dicen que fue su perro mientras paseaba por la Sierra de Guadarrama) decidió dedicársela a la reina, a Isabel II, con estas palabras: “Al augusto nombre de S.M. la Reina Doña Isabel II, dedico esta magnífica Saturnia, único representante en Europa de la Sección a que pertenecen la Diana, Luna, Selene, Isis, y otras divinidades menos positivas que la nuestra". (la foto y la cita vienen de http://entomología.net). La historia, mucho mejor contada en Diario de un Copépodo: http://copepodo.wordpress.com/2007/06/05/chascarrillos-mariposoides-hispano-galos-si-la-envidia-fuera-tina/. Numerosas especies (sobre todo insectos, plantas y vertebrados fósiles) fueron descritas por Graells.

Más allá del descubrimiento de esta encantadora polilla, que está en la boca de todo biólogo hispano, hay muchas cosas por descubrir de este gran zoólogo del siglo XIX del que ahora se cumplen 200 años desde su nacimiento; aniversario eclipsado por el del mismísimo Darwin, para cuya Teoría de la Evolución por Selección Natural también tuvo su comentario ( y un llamativo cambio de opinión en el tiempo hacia posiciones más darwinistas).

Y en el mismo Museo de Ciencias Naturales que él dirigió se le ha dedicado una pequeña exposición: Graells 1809-1898 La aplicación de la ciencia, que merece muy mucho la pena.

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Y de Graells, que ya anciano aparece rodeado de sus discípulos en la foto de la entrada, se aprenden muchas cosas. Cuando llegó a ser director del Museo de Ciencias Naturales llevaba a sus espaldas muchos años de experiencia. Ya era médico-cirujano, había sido director de un balneario, había sido catedrático de Zoología y Taxidermia en Barcelona. Y en 1837 es contratado como profesor interino de Zoología en el Museo madrileño. Llega con poco o ningún entusiasmo pues las condiciones del Museo eran penosas.

Y sin embargo, poco a poco le insufla dinamismo y pone en marcha suficientes mejoras como para ser nombrado su director en 1845. Como estrategia, se rodea de valedores y apoyos institucionales (la dedicatoria de la polilla junto al famoso acto público en el que Isabel II la lució cual joya le debieron proporcionar favor real).

Da un fuerte empuje a la catalogación y al incremento de las colecciones, establece contactos con centros similares en el extranjero, logra crear una imagen moderna y de prestigio a una institución que cambia el anonimato por la figura de órgano consultivo.

Proyecto del monumento del estanque del Real Jardín Botánico de MadridEl famoso busto de Linneo ubicado en el estanque del Jardín Botánico es responsabilidad suya (en la exposición se expone el plano de diseño del mismo), como lo es también el invernadero de palmas.

Pero donde mayor esfuerzo dedicó Mariano de la Paz Graells es en darle utilidad a la ciencia. El enfoque práctico primó siempre en los proyectos científicos de Graells: acuicultura, aclimatación de fauna o control de plagas de insectos fueron sus mayores motivaciones.

Una de las cosas buenas que tiene esta exposición es que cuenta con mucho material original que perteneció al zoólogo: láminas, títulos propios, libros, fotografías o instrumental científico. Es un placer, por ejemplo, ver las láminas de su colección personal pertenecientes a sus proyectos científicos.

Su presencia en Barcelona le imprimió este carácter utilitarista que supo trasladar a la inmovilista sociedad científica madrileña. En el ámbito de la acuicultura, Graells creó en 1867 la primera piscifactoría fluvial española en La Granja. También incitó a la introducción del cultivo del mejillón en España y trató de promover la de la ostra.

Una de las primeras delegaciones de la Société Zoologique d’Acclimatation francesa se creó en Madrid por mediación de Graells. Esta Sociedad, representada por el famoso naturalista francés Geoffroy Saint-Hilaire, tenía como objetivo aumentar el número de especies para la domesticación, incrementando la rentabilidad ganadera y facilitando el acceso a nuevas fuentes de alimento y ropa para los más desfavorecidos.

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Estas crías de Emú fotografiadas en el Jardín Zoológico en 1861 son una muestra de las llamas, avestruces, gacelas o canguros (entre otros muchos animales) que trataron de ser aclimatados con fines zootécnicos pero también filantrópicos en Madrid a instancias de Mariano de la Paz Graells.

La cosa, por cierto, acabó muy mal: los sublevados contra Isabel II en septiembre de 1868 desbarataron el proyecto, destrozando el Jardín. Bueno, también consiguieron destronar a la reina, pero en la cuneta se quedaron proyectos que estaban pensados para los que más lo necesitaban.

3802101266_d5f89d728b Proyectos como la lucha contra Phylloxera vastatrix, la plaga que asoló los viñedos europeos a finales del XIX y contra la que Graells elaboró manuales de divulgación dirigidos a agricultores, participando activamente en acciones formativas para trabajadores del campo con el fin de mitigar los efectos devastadores que este homóptero estaba provocando en nuestro país (un millón de hectáreas arrasadas en 25 años).

Graells participó durante años como Comisionado por el gobierno español en foros y tratados internacionales sobre la Filoxera (aquí al lado, esquema publicado por Graells del ciclo vital y propagación de Phylloxera vastratix).

Graells se hizo con una posición envidiable en el panorama científico español del XIX. Su relación con la Casa Real facilitó mucho estos avances, pero también lastró su posición cuando Isabel II fue obligada a exiliarse. Dicen que su cese como director del Museo tuvo algo que ver, pero siguió unido a la institución hasta el fin de sus días. Además, fue senador en un par de ocasiones (1881 y 1887). Como no podía ser de otra forma, sus interpelaciones en el Senado versaron sobre temas que seguro que no hallaron demasiado interés en su época (quizá tampoco en la nuestra): la pesca, los cultivos, los programas de enseñanza y cátedras, el Patrimonio natural y el Museo de Ciencias Naturales.

Cuando murió a los 89 años, en 1898, atesoraba tal cantidad de cargos honoríficos, había descrito tal cantidad de especies, había aportado tanto a la ciencia aplicada que su necrológica apareció en un buen número de revistas científicas internacionales. Para ser español, esto no era muy habitual.

22 de noviembre de 2009

Obras maestras del Museo del Bardo

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En el antiguo barrio del Bardo, en Túnez, se ubica un elegante palacio del siglo XIX, antigua residencia del Bey (el soberano) de Túnez y que ahora acoge, ya como museo, la más excepcional e impresionante colección de mosaicos romanos del mundo.

Se trata del Museo del Bardo, situado en las afueras de Túnez capital, inaugurado en 1888, rico en historia y en colecciones y una de las visitas más emocionantes del precioso país norteafricano.

Mi vista fue fugaz, apenas lo que me dejó el horario de comida de la ONA, la organización para la que estaba trabajando en ese momento. Por eso mi visita a Cartago fue reducida y no merecedora de entrada alguna en este blog.

DSCN1762Sin embargo, como pasear por las salas del Museo del Bardo en apenas dos horas y media (dejando cinco minutos para comer un mísero plátano ese día) me proporcionó tan gratos momentos, creo que sí merece la pena destacar algunas de esas obras que se me quedaron grabadas en la retina y en la pequeña cámara que llevaba en el bolsillo.

Mejor llegar en taxi, uno de los típicos y trastabillados taxis amarillos de Túnez. El acceso es casi por tierra y los billetes se sacan en una taquilla externa al museo, cerca de las tiendas donde se te espera con denuedo para venderte recuerdos.

DSCN1844 La verdad es que el interior es muchísimo más bonito que la fachada exterior, mucho más encanto espera en las salas y pasillos. Encanto que se ve aumentado por los diversos mosaicos que cubren sus paredes.

También hay estatuas y algunas piezas arqueológicas (hay, por ejemplo, todo un área dedicada a los restos sacados de un naufragio). Dioses y Emperadores romanos se dan la mano con estatuas fenicias y púnicas en un llamativo caso de combinación de civilizaciones. Al fin y al cabo, por Túnez han pasado fenicios, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, turcos, españoles y franceses. El Museo del Bardo muestra piezas hasta de arte islámico, pero su colección más importante es la de los mosaicos romanos.

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Y el más importante de todos ellos es “Virgilio y las musas”. Y ahí está Virgilio, en un mosaico realizado conforme a un retrato original de la época. está vestido con toga y muestra en sus rodillas el octavo verso de su Eneida.

Está muy bien rodeado: a su derecha, Clio, la musa de la historia; a la izquierda, y sosteniendo una máscara con la mano, Melpomene, la musa del Teatro Trágico.

Un rico hacendado de Soussa ordenó disponer de este carismático mosaico en el suelo de su villa en el siglo III dC. Y se encontraba en el sitio más adecuado para hacerlo. La antigua Hadrumentum (como también Cartago o Útica) contaba con una escuela estable de mosaicos de primer orden, una escuela en la que se recogía la tradición mosaicista romana, heredada a su vez de los griegos.  El arte del mosaico se situaba en el mismo nivel que la pintura o la escultura y se considera una de las expresiones artísticas más importantes de la antigüedad.

El Museo del Bardo tiene una colección fabulosa de mosaicos africanos de tradición helenística del siglo II-IV dC. Los motivos predominantes en la colección son las historias mitológicas, las divinidades, los animales, los héroes y las escenas de vida cotidiana y de caza.

Entre las historias mitológicas destaca, como no podía ser de otra forma, aquellas extraídas de la Odisea de Homero.

DSCN1825Ulises y las sirenas” es el mosaico más conocido de esta tipología y DSCN1827en el que el héroe griego pasa cerca de la roca de las sirenas (representadas por seres mitad mujer y mitad pájaro tal y como se definían en la mitología griega original, en la imagen de la derecha), quienes tratan de atraerle con sus cantos y melodías (véanse las flautas que lleva la sirena).

Ulises, para evitarlo, tapó con cera los oídos de toda la tripulación pero, deseoso de oírlas, ordenó que lo ataran al mástil de la nave para no caer en la trampa. El mosaico fue hallado en Dougga y es del siglo IV dC.

DSCN1830Otro mosaico de tema mitológico muy llamativo es el de “Dionisio castigando a los piratas del Mar Tirreno”. El Dios, siempre según la Odisea de Homero, transformó en delfines a los piratas que asediaban las costas del Mar Tirreno. Le acompañan en la barca un sátiro y una pareja de bacantes (adoradoras del Dios).

En la escena, un leopardo ataca y muerde las todavía humanas piernas de un pirata en plena transformación a delfín (alguno nada ya como delfín en las cercanías del barco). Es un mosaico de Dougga del siglo III dC.

DSCN1839 Los dioses grecorromanos son otros de los grandes protagonistas de los mosaicos del Museo del Bardo. Éste de “Diana cazadora” es un magnífico ejemplo.

Descubierto en Útica y fechado en el siglo II dC, la Diosa Diana está representada con un vestido corto mientras blande el arco para disparar con una flecha a una gacela que, a su vez, trata de comer de un olivo (posiblemente, es difícil de decir). Es un mosaico de tamaño mediano, pero cuyo trabajo en el uso de las teselas policromadas ralla la perfección.

DSCN1824 El mosaico de Diana es independiente. Sin embargo, muchos otros proceden de mosaicos de gran tamaño, enormes composiciones con escenas diferentes, decoraciones geométricas o vegetales y con una escena central de gran impacto.

El mosaico de “Neptuno y las cuatro estaciones”, de 4,90 x 4,85 metros es uno de ellos. Decoraba el piso de una sala grande con columnas en una casa de Chebba en el siglo III dC. El Dios del mar Neptuno, majestuoso y triunfante, gobierna un carro tirado por hipocampos conducido por un tritón y una nereida. Lo circundan las cuatro estaciones, asociadas a plantas representativas de las mismas: el trigo, el olivo, la vid y las rosas. También se incluyen los trabajos correspondientes a cada estación (evocada por una mujer joven y por el trabajo agrícola asociado a ella). Neptuno reparte fecundidad y abundancia y, además de su mítico tridente, está representado con una aureola de divinidad que se haría popular en el futuro cuando se asocie a los santos de la cristiandad.

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Muchos de los mosaicos están dedicados a la descripción de la vida en el campo, entendida como celebración de la riqueza de los señores y propietarios de las grandes villas romanas de la época, precursores del feudalismo medieval. El “Mosaico del Señor Julius” es uno de los más famosos.

En él se muestra la gran villa de Julius, en Cartago, con dos torres y un largo pórtico abierto y circundada por los campesinos mientras están trabajando. constituye el documento más completo de la situación económica y social en el África romana durante el Bajo Imperio (a comienzos del siglo V dC.).

DSCN1801En la parte superior la escena converge hacia la mujer de Julius, propietaria de los terrenos. En el centro el mismo Julius se encuentra representado con su valiosa villa. En la parte inferior, los dueños de la casa reciben ofrendas de sus campesinos, primicias de sus cosechas y productos de caza y pesca, privilegios por dejarles trabajar en sus tierras.

Motivos de caza y pesca, así como de animales en general son muy habituales en la colección de mosaicos del Museo del Bardo. Muchos de ellos son domésticos (gallos, perros, caballos, vacas…), hay numerosos mosaicos referidos a la fauna marina (con peces de diferentes especies, pulpos, delfines, calamares y un largo etc.) pero también los hay de animales salvajes (leones, avestruces…). En otros casos, son escenas de caza tradicionales, con hombres, aves de reclamo o perros de caza, las que ilustran la vida de las gentes de aquella época.

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Escenas de la vida de unos hombres en las que aparece de forma predominante el vino y todo lo que con él se relaciona, desde el mismo Dionisios a la recogida de la vendimia o la celebración de la vida con él. Se trata de una simbología de la fructífera agricultura del África de la época.

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DSCN1855 DSCN1846Tiempo después llegaría el cristianismo que, pese a lo esperado, no rompió definitivamente con el arte del mosaico, que fue adecuadamente aprovechado para la promoción de la nueva fe e incluso para la ilustración de los difuntos en lápidas de tumbas (de similar factura a los retratos pictóricos del Egipto romano).

Un buen número de mosaicos cristianos completan una de las colecciones más fabulosas que he tenido la oportunidad de visitar, la del Museo del Bardo. El Museo también cuenta con algunas piezas arqueológicas de gran valor pero son los mosaicos y el esplendor de sus salas lo que más recuerda el visitante.

15 de noviembre de 2009

Julióbriga

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He aquí un ejemplo de que, más interesante que el yacimiento a visitar, es el centro de interpretación que se ha construido en honor a él. Al lado de la desaparecida ciudad de Julióbriga, en Retortillo, muy cerca de Reinosa en Cantabria, se sitúa DOMUS, un centro de interpretación que en su mayor parte es la recreación de una villa romana del siglo III d.C.

El propio yacimiento es interesante y está situado en un paisaje fantástico, pero es la domus la que permanece en la memoria de los visitantes. Pero hagamos memoria. Julióbriga (Iulobriga, Ciudad fortificada de Julio, en latín) era una ciudad construida en el primer siglo de nuestra era por orden del primero de los emperadores, Octavio Augusto, en honor a su padre adoptivo, el gran Julio César. Entre el 29 y el 19 aC tuvieron lugar en Hispania las llamadas guerras cántabras de las que salieron vencedores los romanos tras escaramuzas, asedios a castros y años de enfrentamiento que darían a Octavio Augusto el prestigio que necesitaba para asentarse como Emperador en ciernes.

P1170537 El mismísimo Augusto se pasó por aquí y procedió al fomento de nuevos núcleos urbanos: Caesaraugusta (Zaragoza), Asturica Augusta (Astorga), Augusta Emerita (Mérida) o la misma Iulobriga, fundada en 15 aC por la Legio IV Macedonica.

Controlar el paso de tránsito entre la meseta y la costa cantábrica y servir de referencia para la población autóctona cántabra, siempre deseosa de rebelarse. Esas fueron las motivaciones de la creación de Iulobriga. Foco de romanización, según Plinio, la ciudad se convirtió en la única a tener en cuenta del área cántabra de la Península Ibérica.

Incendios y reconstrucciones se vivieron en la ciudad en el transcurso de los siglos, pasando de la época floreciente del siglo II al abandono progresivo en el siglo IV dC. En su mejor momento, en época de Vespasiano, Julióbriga pasó a ser municipio aprovechando sus gentes además la extensión del derecho latino en aquella época (sobre el 70 dC) para ascender en la jerarquía romana ocupando cargos de la magistratura local. Es decir, la romanización ya había tenido sus frutos: los cántabros adoptan la forma de vida romana y se promocionan socialmente. Se han hallado numerosas lápidas de cargos públicos iulobriguenses.

P1170470 Lo que mejor se puede comprobar en el recorrido por el yacimiento son, precisamente, esas huellas de romanización en una ciudad construida de novo (quizá a partir de un antiguo castro celta) y que presenta su foro romano, sus viviendas típicamente romanas y en su territorio se esparcían un buen número de villas y domus romanas.

Pero era el foro el verdadero símbolo de la romanización de Julióbriga en Cantabria. No es que quede demasiado del pequeño foro porticado con el que contó la ciudad, apenas basamentos de columnas, parte del la planta original y el arranque del alzado de algunos de sus muros de cierre.

DSCN1898 Los restos del foro quedaron sepultados bajo la Iglesia Románica de Retortillo, un edificio precioso que, si bien el campanario no es claramente románico, sí que es la parte de la misma que facilita un mayor disfrute pues sus escaleras exteriores permiten acceder al mismísimo campanario.

El foro fue construido en época flavia, entre 60 y 80 dC y se situaba en el centro de Julióbriga, donde convergen las dos vías principales de la ciudad, el cardo máximo y el decumano máximo. Al lado se situaba, sobre un podium hallado al norte del foro, el Templo de Júpiter que debía presidir la ciudad.

P1170538 Otras pistas de la romanización las guardan las diferentes viviendas excavadas en Julióbriga, síntoma de las clases sociales que habitaban la ciudad.

Las que más llaman la atención son las casas señoriales, de las que hay dos tipos muy interesantes y en las que coincide el mismo tipo de error de construcción: son casas edificadas conforme a un modelo de construcción mediterránea, nada que ver con las condiciones climáticas de esta zona.

Las primeras se encuentran en la carretera de entrada a Retortillo. Las casas llamadas “de los mosaicos” y “de los morillos” son las típicas villas de atrio romano, con su patio interior porticado sin techo (qué frío debieron pasar sus habitantes). Una de ellas contaba incluso con sus propias termas.

P1170564 Más alejadas se encuentras las viviendas de la Llanuca, dos grandes casas de patio central construidas en el siglo I dC, de cuidada planificación y destinadas a los gestores enviados por Roma en los inicios de la ciudad.

Casas perfectamente diseñadas, con depósitos de agua, termas, múltiples habitaciones, cocinas y pisos superiores, además del consabido patio central, con columnas de una de ellas que hubieron de ser tapiadas a medida que el frío arreció.

P1170530Contrastan con estas enormes casas las humildes casuchas donde vivían agricultores, ganaderos o artesanos. Se trataba de casas carentes de patio, pequeñas, con pocas estancias pero construidas con los mismos materiales que las otras: adobe y tapial sobre cimientos de piedra; tejados de madera, paja y ramas (alguna teja puntualmente). Sobre el terreno se pueden observar varias casas modestas rodeadas de corrales, en ellos destacan las alineaciones de piedra sobre las que se situaban los graneros de madera, alzados a modo de hórreos para proteger su contenido.

P1170567 La calle porticada de las casas de la Llanuca, siguiendo el decumano máximo, comunica el foro romano con esta zona de alto nivel social. Hay sitio para tiendas, que tenían en el tejadillo que soportaban las columnas la protección que sus clientes necesitaban. Clientes que vivían en una ciudad recién construida, no especialmente bella ni funcional, pero la más importante del área cántabra y en la que recaía la responsabilidad de la gestión de la zona.

P1170500 Quizá haya sido importante esa responsabilidad para tomar la decisión de construir aquí, en Retortillo, DOMUS, una preciosa reproducción de villa romana.

Como centro de interpretación incluye el consabido –y corto- vídeo temático, reproducciones de piezas (alguna original hallada en el yacimiento), paneles informativos, un cántabro y un romano… pero sobre todo réplicas de las habitaciones de una villa romana. Aquí, al lado, el habitual atrio columnado con su estanque (impluvium), la pequeña plaza en miniatura que servía de centro neurálgico de la casa.

Y a partir de aquí, el Cubiculum (la habitación principal, con el lecho como mueble principal), la Cocina (Culina), en cuyo fogón se utilizaban brasas para evitar humos o el Triclinium, con sus lechos para apoyarse, la mesita para situar la comida y los mosaicos en el suelo.

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P1170503Desde luego, una vez vistos Pompeya, Herculano, Éfeso u Ostia, qué mejor que poder pasear por esta DOMUS excepcionalmente reconstruida.

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Y qué mejor para terminar tomándose algo en el Thermopolium que la gente del Centro de Interpretación se ha currado de forma espectacular. Si hubiéramos tiempo, podríamos haber planeado visitar, muy cerca de Retortillo, el yacimiento arqueológico de Mataporquera, en Camesa Rebolledo, donde se ubican unas termas bastante conocidas.

El Centro del Románico de Villacantid también está cerca. Opciones más que interesantes para volver por esta zona, de gastronomía atrayente y de enorme interés. Lo mismo que debieron pensar los arqueólogos de los años 40 del siglo XX que comenzaron a desenterrar los tesoros de Julióbriga.

6 de noviembre de 2009

El Parque Natural de las Dunas de Liencres

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Eran otros tiempos. El valor incalculable del impresionante paisaje del Parque Natural de las Dunas de Liencres, en Santander, como el del ecosistema dunar que le caracteriza no salían a cuenta. Y sin embargo, la arena acumulada por cientos de años de laborioso trabajo compartido entre el mar y el viento sí resultaban de lo más práctico, por ejemplo, para cegar y desecar las cercanas marismas de Mogro y Piélagos. Era el final del siglo XIX, pero el XX estuvo a la altura. No sólo se utilizaron las dunas para extracción de áridos, no sólo se extrajeron sus juncos como combustible, también se aprovecharon sus suelos como alfombras de acículas: un bosque enorme de Pino Resinero (Pinus pinaster) cubre gran parte de lo que, ahora sí, es zona protegida.

DSCN1895 Y la verdad es que sorprende. La belleza inabarcable de la playa del Parque, ¿de verdad no influía en el ánimo de quienes decidieron acabar con ella? ¿Podía más la necesidad? El caso es que el magnífico ecosistema dunar casi desapareció por la mano del hombre y fue poco a poco recuperado desde su categorización como Parque Natural en 1986. Es un parque más bien pequeño, 195 hectáreas en las que las dunas se convierten en las protagonistas.

Se trata de un enclave particularmente atrayente para el turismo y, por lo que he leído, para el urbanismo salvaje. Su situación legal, como Parque Natural pero también como Lugar de Interés Comunitario, LIC desde 2004, le protege de la amenaza del ladrillo pero no de la del visitante asiduo, del paseante, del marisquero ilegal o del windsurfista. Éste último, una especie muy abundante en el parque al igual que el paseante con perro. Llegamos a plantearnos la posibilidad de poner allí mismo un establecimiento de alquiler de canes para aquellos que, como nosotros, parecieran fuera de lugar.

P1170439 Para evitar el acceso de playeros y perros, las dunas están convenientemente protegidas por estacas de madera y vallados. La rala vegetación que crece sobre ellas está ahora protegida. Nos alejamos de la playa donde baten las olas y nos acercamos a las dunas, hechas de la misma arena que ha traído el Cantábrico y que el viento ha ido acumulando en esta zona. Según www.periplo.com, "La formación de la duna de Liencres se debe al encuentro de la corriente litoral y la del río Pas que actúa suavizando ambas lo que permite el depósito de arenas en la anteplaya, que una vez desecadas por el viento son arrastradas por este acumulándose por efecto de la vegetación. Los vientos predominantes, que en Liencres son del Oeste, le dan forma al arenal en el que se distinguen cuatro cordones: la preduna, en la misma playa, las dunas móviles, que se forman por el efecto de acumulación de la vegetación, dunas semifijas y dunas fijas, en función del grado de éxito y arraigo que ha ido teniendo la vegetación. Las dunas fijas llegan a tener una altura de hasta 40 metros." Excelente definición para lo que nos podemos encontrar en el breve sendero habilitado para conocer el parque.

P1170385 Sin embargo, la extracción de áridos durante muchos años y la mano del hombre han malogrado esta diferenciación de dunas tan clara en la teoría y tan difícil de descubrir en la realidad.

Las predunas, por ejemplo. Arena seca de la playa transportada por el viento y que choca con restos naturales como acumulaciones de conchas o arribazones, dando lugar a las primeras acumulaciones de arena, muy inestables, y que dan cobijo a especies vegetales muy especializadas como la Oruga de Mar (Cakile maritima), la Correhuela de mar (Polygonum maritimum) o la Hierba de la Sal (Honckenya peploides). Todas ellas especies anuales, muchas de ellas carnosas, y todas muy sensibles al pisoteo de los turistas, poderosa razón que impone la protección ya de las primeras formaciones de dunas en Liencres.

Y es que la vegetación del Parque Natural de las Dunas de Liencres es enormemente especializada, adaptada a unas condiciones de sal en el sustrato elevadísimas, a una sequía permanente y a una dinámica muy activa del ámbito que pueblan. P1170384Les pasa lo mismo a las especies vegetales que pueblan las dunas embrionarias o dunas primarias, el primer cordón que se puede considerar dunar tras las predunas cercanas a la playa.

La grama marina (Elymus farctus) y la lechetrezna de las dunas (Euphorbia parallas) son algunas de las especies que resisten la elevada concentración de sal y el reducidísimo estrato húmico con el que cuentan las dunas primarias, acumulaciones serias de arena ya de cierto tamaño e importancia.

La cobertura vegetal, en cualquier caso, es rala. Los densos rizomas de la grama marina comienzan a afianzar el sustrato mientras la lechetrezna poco a poco se va haciendo común entre las dunas. Sus tallos pueden llegar a alzarse hasta 80 cms, presenta base leñosa y sus frutos amarillentos en ramillete son muy característicos. Suele ser considerada como un indicador de la sequedad del terreno.

P1170423 Las dunas secundarias o blancas son mucho más estables que las primarias. La razón se debe a otra especie vegetal, de importancia clave en el mantenimiento del ecosistema de dunas: P1170417 Ammophila arenaria, comúnmente conocida como barrón. De hecho, el barrón da nombre a la Comunidad Vegetal de las dunas, el Orden Ammophiletalia (Alianza Ammophilion australis; comunidad de neófitos, hemicriptófitos y caméfitos psammohalófitos que tienen su óptimo dentro de los ecosistemas dunares) dado que son las principales fijadoras de suelo de todas las especies de los ecosistemas dunares y de los arenales de playa.

Los barrones forman a modo de diques o empalizadas que detienen el avance de la arena, facilitando el asentamiento de otras especies y la continuidad en la comunidad. Es una planta perenne, rizomatosa, cuyos tayos pueden llegar a medir más de un metro de altura.

P1170389 Los barrones son típicos de las costas europeas, desde Escandinavia a los países del Mediterráneo, aparecen entre la arena de las dunas blancas fijando el terreno. Pero no suele estar sola, le acompaña una modesta comunidad vecinal entre la que destaca el cardo marino (Eryngium maritimum), la azucena marítima (Pancratium maritimum), la avellana de tierra (Aetheorhiza bulbosa) o la misma lechetrezna marítima comentada anteriormente. Las flores azul metálico del cardo marino llaman poderosamente la atención, en un bello contraste con el pardo amarillento de la arena que ocupa. Son cardos pequeños (50 cm como muy máximo para sus tallos) habituales de zonas arenosas y con sal (de ahí lo de psammohalófilo).

La menor salinidad y la mayor presencia de humus permiten la presencia de una vegetación más abundante y diversa en el último tipo de dunas que caracterizan el ecosistema dunar, las dunas terciarias o dunas grises. El barrón ya no se encuentra sólo, ahora le acompaña un estrato arbustivo incluso, en el que pueden aparecer madroños (Arbutus unedo), Aladiernos (Rhamnus alaternus), alguna jara de la especie Cistus salviifolius e incluso alguna pequeña encina.

P1170406 En nuestro caso, matas arbustivas de pino resinero dominaban el paisaje, si bien aparecía algún aladierno e incluso algún sauce por entre las dunas. Aquí el paisaje que se observaba desde el sendero era sencillamente arrebatador. A lo lejos, una pasarela de madera hormigueaba entre las dunas enmarcada en el azul del cielo y del mar Cantábrico que, cercano, trataba de comenzar continuamente el proceso que ahora finalizaba en estas dunas terciarias.

P1170397 Alguna manzanilla (Helychrisum stoechas), alguna clavelina (Dianthus hyssopifolius) pero sobre todo Colas de Conejo (Lagurus ovatus) aparecían por entre las dunas y los pinos, con sus enhiestas y emplumadas inflorescencias visibles desde cualquier lado. Musgos, líquenes y orquídeas completan la gama de una visita fascinante, en el que las plantas, perfectamente adaptadas a tan excepcionales condiciones climáticas dan vida a un escenario seco, salino, difícil, con el mar de fondo y con el viento ejerciendo de modelador del paisaje.

P1170359 El hombre no sólo afecta al paisaje por su mera presencia: la introducción de especies exóticas es otro de los peligros que amenazan al Parque Natural y, en general, a todas las áreas costeras. La especie introducida más común y dañina es la uña de gato (Carpobrotus edulis), una planta crasulácea invasora procedente de Sudáfrica que puebla parques, jardines y, desde hace un tiempo, cualquier ambiente arenoso al que tan bien está adaptada.

Sólo los numerosísimos caracoles de la muy común especie Theba pisana quedan como representantes de la fauna del parque. Mientras lo visitábamos, bandadas de gaviotas recorrían la línea imaginaria de migración lejos de la costa y una garza imperial sobrevoló nuestra posición. Pero quienes nos sorprendieron de verdad fueron los caracoles. Theba pisana es una especie de gasterópodo hermafrodita y colonial, gregario. Su éxito se debe a que, según wikipedia, "Puede sobrevivir muchos días en condiciones desfavorables ya que puede segregar una tapadera de mucus seco que sella su apertura; ello le ha permitido colonizar muchas partes del mundo, transportada por el comercio humano. Una vez establecida, es capaz de producir importantes explosiones demográficas que invaden el territorio".

P1170378 Sequedad, intensos vientos, salinidad. Belleza paisajística, singularidad botánica, procesos de configuración del ecosistema fascinantes. No es mala combinación para un Parque Natural de tan reducidas dimensiones.