31 de diciembre de 2010

11 cosas que hacer en Oxford

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Oxford está a una hora de Londres en tren. Es muy sencillo llegar, se trata de ir a la estación de Paddington y coger cualquier tren de la First Great Western hacia Hereford. La cuarta parada es la nuestra. Oxford da para al menos un par de días pero nosotros hubimos de limitarlo a uno. Aún con eso, dio mucho de si. ¿Y porqué no empezar con la visita más famosa de la ciudad?

1. Visitar el Christ Church

P1230988Oxford (junto con Cambridge) es la ciudad universitaria por excelencia: tiene casi 40 colegios universitarios históricos, muchos de ellos unidos a través de preciosos pasajes y muros que recuerdan a otras épocas. El Colegio considerado como más importante es el Christ Church y por varias razones. En primer lugar, porque lo fundó en 1525 el mismísimo Cardenal Wolsey el superministro de Enrique VIII pensando en construir el colegio más importante de Oxford hasta que cayó en desgracia y el propio Rey se hizo cargo del mismo. P1240027De hecho, fue Enrique VIII quien en 1546 decretó que la preciosa capilla del Christ Church (el nombre también lo puso él) se convirtiera en la catedral de la ciudad, siendo la única del mundo en cumplir con este papel.

En el interior de la catedral se guardan varias cosas de interés. Antes que nada, el sepulcro de Santa Frideswide, quien huyó a los bosques que rodean Oxford para huir de un príncipe que, ¡horror!, quería casarse con ella. En un momento dado, el príncipe queda ciego y Frideswide le devuelve la vista a cambio de su libertad y fundó el Priorato en el que se localizaba la capilla original del siglo VIII; capilla a la que terminaron visitando cientos de peregrinos a lo largo de la historia.

Una colección de vidrieras realmente impactantes completan, junto con el reconstruido relicario que guardaba en origen los restos de la santa (construido en 1289 y destruido en la reforma, en 1538), la visita a la capilla-catedral.

P1240009 Saliendo de la catedral, la Tower Tom (en la plaza Tom, claro), una torre octogonal que planeó Wolsey y terminó Christopher Wren en 1681. Su campana (llamada Big Tom) toca 101 veces cada noche en recuerdo del nº original de miembros del Colegio y es la que da nombre al complejo que, por cierto, está muy cerca del Gran Salón del Christ Church. Éste Salón, presidido por grandes retratos de Enrique VIII y del Cardenal Wolsey, es fácilmente reconocible por muchos visitantes: sirvió de inspiración al Comedor de la Escuela Hogwarts de las versiones cinematográficas de Harry Potter.

P1240002 La verdad es que el Comedor es sobrecogedor, grandioso, curioso. Está prohibido sentarse o tocar la cubertería, pero puedes recorrer a placer la estancia, fijando la atención en los platos, los cuadros, las lámparas encendidas o el amable personal (siempre con sombrero y de negro) llamando tu atención sobre las posibilidades del Gran Salón. O también puedes pensar en quienes aquí se sentaron, por ejemplo, un tal Charles Dogson, profesor de matemáticas en el Christ Church y que pasaría a la inmortalidad con el pseudónimo de Lewis Carroll.

P12400572. Alicia en el Oxford de las maravillas

Esta es “Alice’s Shop” una de las tiendas más famosas de Oxford, pues está centrada en el personaje literario más famoso de la ciudad.

P1240046Lewis Carroll, profesor en Christ Church (esta tienda está enfrente mismo del Colegio) trasladó a la historia ambientes y personajes de su Oxford. Alicia (y el resto de personajes del libro) están presentes en muchas partes de Oxford.  En la capilla del Christ Church, por ejemplo, hay una preciosa vidriera dedicada a Santa Catalina de Alejandría. El rostro de la Santa es el de Edith Liddell, la hermana de Alicia. Así que nada, no hay que olvidar pasarse por esta encantadora tiendecita y traerse un conejo blanco….

3. Recorrer los Colegios Universitarios: Balliol, Merton, Corpus Christi…

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Ya lo he comentado antes, Oxford es una ciudad universitaria y la visita a los College está en el lado de los “debe”. No se si merece la pena visitarlos todos, pero sí que hay que intentar entrar en alguno de ellos. Y como nuestra ruta comienza en Broad Street (donde está la oficina de turismo de Oxford y de su comarca) pasamos al interior del Balliol College, uno de los colegios universitarios más antiguos y más importante pues originalmente estaba reservado sólo para estudiantes sin recursos. Aldous Huxley o Graham Greene estudiaron aquí.

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También lo hicieron muchos chavales que murieron en las dos guerras mundiales. En la puerta que da acceso a la capilla del College aparecen todos ellos mencionados, incluido un tal Adam von Trott, un alemán ejecutado en 1944 por formar parte de un complot para asesinar a Hitler. P1230882El Balliol cuenta con unos edificios realmente encantadores, tanto la librería antigua como el Salón principal y están todos ellos rodeados de jardines. Pero lo que más llama la atención son las gárgolas que los decoran, con especial atención al profesor y el alumno arriba retratados.

Muro con muro, el Balliol tiene como vecino al Trinity College, otro de los grandes Colegios de Oxford y cuyos jardines resultan ser el parque público más grande de la ciudad.

P1240051 Pero nosotros nos quedamos con otros dos que también son vecinos: el Corpus Christi y el Merton College. Ambos son para nosotros especiales, el Merton, en el que en 1945 J.R.R. Tolkien fue nombrado profesor de Lengua y literatura inglesas y el Corpus Christi, justo al lado, con su pelícano sacándose sangre del pecho para alimentar a sus crías en lo alto de la columna en el patio principal. Que este pelícano represente el cuerpo de Cristo sí que es sorprendente…

P1240054 Pero nosotros nos quedamos con los recorridos y vericuetos que existen entre los Colleges, por los que pasearían amigablemente el autor del Señor de los Anillos junto con su colega C.S. Lewis, el autor de las Crónicas de Narnia y un gran poeta. La película Tierras de Penumbra estaba dedicada a él. Por cierto, en Oxford se ofrecen Tours de Tolkien, lástima de falta de tiempo que si no…

4. El Puente de los Suspiros… de Oxford

P1230968Al rodear Broad Street por un edificio tan emblemático como el Sheldonian, un espacio para conciertos y ceremonias basado en el Teatro de Marcelo de Roma, nos encontramos con Catte Street y con New College Lane, un callejón medieval con puntos fuertes: la casa/observatorio de Edmund Halley (una mísera placa que indica que allí descubrió su cometa) y el Puente de los Suspiros de Oxford, que está lejanamente emparentado con el veneciano aunque su datación es mucho más cercana: 1913.

5. Buscar los restos del dodo en el Museo de Historia Natural

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Si en vez de hacia Catte Street doblamos desde el Sheldonian hacia Parks Road, además de un precioso paseo tendremos el premio deseado: el Oxford University Museum of Natural History , el Museo al que le dediqué la entrada anterior , situado en un edificio histórico muy llamativo y sede de varias anécdotas que hacen las delicias de los aficionados a la ciencia como el que suscribe.

P1230904 Henry Huxley vs Samuel Wilberforce, los dinosaurios de William Buckland y los restos de un dodo original hacen de la visita al Museo una verdadera delicia.

P1230918 Curiosamente, el edificio está compartido con el Pitts Rivers Museum, dedicado a la antropología y la etnología y cuya visión general hace que te detengas a pensar si realmente tienes tiempo para ver todo lo que en el se guarda y muestra. Nosotros decidimos que, lamentablemente, no teníamos tiempo. Otra vez será.

6. Buscar la Linterna de Guy Fawkes en el Ashmolean Museum

Uno de los primeros museos de Inglaterra, el del coleccionista privado Elias Ashmole se situó en Broad Street. allí mostraría muchos de los tesoros recogidos a lo largo de los años por la saga de naturalistas de la familia Tradescant. P1240071 Era el siglo XVII y Ashmole unió a esta colección sus propios objetos dando lugar a un encantador museo que, posteriormente, se dividiría en tres partes: el Museo de Historia Natural antes mencionado, el Pitts Rivers y este Ashmolean Museum, verdadero contenedor de piezas arqueológicas e históricas de valor.

P1240081 Éstas se guardan en un edificio neoclásico con la habitual entrada columnada al que accedemos a última hora, casi sin tiempo para ver todo lo que este maravilloso museo reserva. Paseamos por las salas romanas y de la prehistoria, viendo objetos interesantes y bien expuestos. Y sí, nos recreamos en la posible linterna que Guy Fawkes (http://www.ashmolean.org/) pudo utilizar en su famoso ataque al parlamento inglés… y en otras muchas cosas por las que recorrer estas honorables salas de fervor coleccionista.

7. Mártires protestantes

P1240093 Acostumbrados a oír siempre hablar de mártires cristianos tendemos a olvidar la historia de otros países en los que el cierre neuronal de sus gentes ha provocado similar número de actos estúpidos. En Inglaterra el cambio de religión establecido por Enrique VIII  por propio interés provocó un terremoto en terrenos no preparados para resistirlo. Católicos y protestantes sufrieron la situación antes y después.

P1230975 La pobre Lady Mary, la Bloody Mary inglesa dejó su sangrienta huella en Oxford asumiendo la quema de mártires protestantes como el arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer y los obispos Nicholas Ridley y Hugh Latimer. Una cruz señala el lugar, en este caso de la ubicación de la hoguera donde murió esta gente en Broad Street. La Iglesia donde fueron juzgados (St Mary the Virgin, en la foto desde Radcliffe Square) es visitable en High Street y un monumento memorial construido siglos después del acto los recuerda en St Giles Street.

8.  Canales rodeando la ciudad

Ahora es invierno y el canal está helado, pero en verano debe ser un lugar para disfrutar. Al fin y al cabo recorre un largo camino, 78 millas desde Oxford hasta Coventry y lo hace a través de la verde campiña inglesa. Y se hace así porque durante su construcción se aprovecharon las curvas propias del paisaje, se evitó realizar grandes cortes en el terreno y destrucciones innecesarias.

Ello redundó no sólo en la belleza de la infraestructura sino en la experiencia al recorrerlo. En los siglos XVIII y XIX eran barcos cargados del carbón para la industria. En épocas recientes lo recorren embarcaciones de ocio, la gente disfruta bateando en sus aguas. Lo que nosotros hubiéramos hecho si no fuera diciembre…P1230864

9. De compras en el Mercado Cubierto de Market Street

Oxford se ha convertido en un destino turístico de primer orden y por ello muchas de las compras están enfocadas a productos representativos de la propia ciudad, sobre todo relacionados con los Colleges. Sin embargo, aún quedan ambientes únicos para realizar alguna compra. El más famoso de todos ellos es el Mercado Cubierto de Oxford, en Market Street. Se accede a él a través de una calle estrecha, Turl Street, y está aquí desde 1772.

P1240063 En él puedes encontrar flores, ropa, libros, pasteles, pescado y carne, mucha carne.

Es curioso como la mente divaga y te lleva hasta los zocos de Damasco o Aleppo al ver colgadas las piezas de ternera a la venta en el exterior de las tiendas, los pavos y faisanes pelados esperando a que alguien los compre por navidad.

PeP1240066ro hay otra compra pendiente de hacer en Oxford: un libro. Por ejemplo, uno de JRR Tolkien, de CS Lewis, de Evelyn Waugh (al fin y al cabo Retorno a Brideshead transcurre aquí) o del mismísimo Lewis Carroll. ¿Y dónde mejor para hacerlo que en Blackwell? Se trata de la librería más antigua de la ciudad, en 1879 sólo tres clientes cabían en su pequeño espacio. Ahora, al menos en su sede central en Broad Street, caben muchísimos más. 5 km de estanterías nos esperan en una de las librerías más antiguas y grandes del mundo.

10. Comer en King’s arms

P1230894 A la hora de hacer una parada para comer, qué mejor que tomarse una Soup of the day en alguno de los pubs típicamente ingleses de Oxford.

Nosotros elegimos el Young’s The Kings Arms, donde disfrutamos de la sopa pero también de unos Fish & Chips de verdadero deleite. Qué bien les sale el pescado rebozado a los ingleses. Creo que la cerveza tiene algo que ver en todo ello.  Para pedir,toda una pizarra repleta de atractivos platos para realizar tu pedido en la caja. En este pub te identifican con una pizarrita, donde apuntan el número de tu pedido a fin de que el camarero te localice y te traiga los Homemade pies, los Traditional Faggots brased in red onion gravyP1230897P1230900

11. Pasear con los estudiantes por calles monumentales

Y es que Oxford es una ciudad para pasear, para perder el tiempo recorriendo calles, más aún en época navideña, con las luces y el gentío en la calle. Pero seguro que Oxford siempre es así. Al fin y al cabo desde el siglo XII es una ciudad universitaria. Los estudiantes están muy presentes en Oxford, aquí y allá hay chavales con libros, pubs repletos de gente joven, bicicletas aparcadas en las vallas de los jardines.

P1230979En 1167 enrique II prohibió que los estudiantes ingleses visitaran la Universidad de París marcando para siempre el estilo y la forma de vida de una ciudad, Oxford, que había sido rural hasta el momento (Oxford, por cierto, viene de Oxenford, el vado del buey, el paso menos profundo del Támesis para que cruzase el ganado).

P1240100 Muestra de aquellos inicios es la Torre Carfax, una Torre de Reloj del siglo XIV con sus llamativas figuras mecánicas (Quarter boys) que dan la hora. Carfax es una de las calles más antiguas de Oxford, su nombre viene del latín quadrifurcus (cuatro bifurcaciones) y aquí se localizaba una iglesia desaparecida, un acueducto y un mercado que más tarde se emplazó en Market Street. El Castillo de Oxford está muy cerca de aquí, pero ahora es casi más un centro comercial abierto que un castillo.

En el siglo XIII los estudiantes ya alborotaban lo suyo y por eso, para controlar la algarabía y el follón, se crearon los Colegios mayores. University College, Merton y Balliol son los más antiguos (de entre 1249 y 1280) pero siguen sirviendo para lo que fueron creados. Y han imprimido un estilo, un ambiente y una forma de ser a toda una ciudad, una ciudad en la que la juventud y la antigüedad se dan la mano todos los días, sonriendo afables al reconocerse como mutuamente necesarias.

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19 de diciembre de 2010

Maravillas del Oxford University Museum of Natural History

P1230911 En el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford (www.oum.ox.ac.uk) resuenan voces del pasado, la voz del buldog de Darwin, Huxley, en su famosa discusión con el Obispo Wilberforce; la voz de los primeros descubridores de huesos de dinosaurios y la voz apagada de la más famosa ave extinguida de la historia, el dodo.

P1230907Y todo ello en un marco impresionante, un edificio victoriano bellísimo que fue inaugurado en 1860 y cuyo fin es dar acogida a dos museos muy especiales, el de Historia Natural y el Pitt Rivers Museum, especializado en antropología (y aparentemente, abigarrado de objetos).

Esta catedral de la ciencia (como les gusta denominarla a los científicos de la Universidad de Oxford) es incluso más espectacular en su interior, pues la exposición principal está ubicada en un Gran Salón techado con un tejado de cristal que soportan 30 columnas de hierro rodeadas de cuatro arcadas que dan lugar a un llamativo claustro en el que se mezcla la maestría de la ingeniería victoriana y la belleza del gótico.

P1230960 La iluminación que proporciona este tejado hace de este Museo algo único, la verdad. En la entrada hay dos cosas que llaman la atención enseguida. En primer lugar una curiosa exposición exterior: Ghost Trees, en la que esqueletos de árboles traídos desde los bosques lluviosos primarios del este de África sirven de penosos embajadores de los excesos empresariales de nuestra sociedad del primer mundo sobre aquellos que no pueden defenderse.

P1230919 Y justo a la entrada del Museo un pequeño monolito recuerda una de esas escenas que se asientan en la memoria de todos los que amamos la ciencia. El 30 de junio de 1860 tuvo lugar aquí en la Universidad de Oxford el encendido debate entre Thomas Henry Huxley, uno de los mayores defensores de las teorías recién publicadas en “El Origen de las Especies” de Charles Darwin y el obispo Samuel jabonoso Wilberforce, el contendiente más famoso contrario a las mismas. Dos ilustrados científicos, dos oradores excepcionales que dejaron su huella entre estas paredes. Lo que pasó aquí se considera uno de los debates científicos más apasionantes de la historia de la ciencia. Gracias a eltamiz.com tenemos las palabras textuales que dejó escritas el zoólogo Alfred newton días después de la discusión:

En la Sección de Historia Natural tuvimos otro apasionado debate darwiniano [...] Refiriéndose a lo que Huxley había dicho dos días antes, sobre que al fin y al cabo no le importaría saber si descendía de un gorila o no, el obispo se mofó de él y le preguntó si tenía preferencia por descender de él por parte de padre o de madre. Esto dio a Huxley la oportunidad de decir que antes preferiría ser familia de un simio que de un hombre como el propio obispo, que utilizaba tan vilmente sus habilidades oratorias para tratar de destruir, mediante una muestra de autoridad, una discusión libre sobre lo que era o no verdad, y le recordó que en lo que se refiere a las ciencias físicas la “autoridad” siempre había acabado siendo destronada por la investigación, como podía verse en los casos de la astronomía y la geología. A continuación atacó los argumentos del obispo y mostró cómo no se correspondían con los hechos, y cómo el obispo no sabía nada de lo que había estado hablando [...] La impresión de los asistentes fue muy contraria al obispo.

Pasamos al interior de esta catedral de la ciencia. La iluminación natural es, efectivamente, sorprendente. La entrada es gratuita y la tienda, donde se pueden comprar muchas y variadas cosas está a la izquierda. Entre ellas, el librito “The Oxford Dodo” que tiene como protagonista al icono del museo, al mismísimo Dodo (Raphus cucullatus). Éste era nuestro objetivo principal, pues ya sabíamos que en Oxford se guardan restos de uno de los pocos dodos que sobrevivieron disecados desde el siglo XVIII.

P1230913 En el libro ya te aclaran que la historia de que echaron a quemar al dodo disecado después de verlo deteriorado en una limpieza general a finales del siglo XVIII (y de los que un anónimo guardián de sala salvó las patas y la cabeza) parece ser más una leyenda urbana que una historia verdadera. Pero la realidad es que es aquí, en Oxford, donde se guardan algunos de los únicos restos de tejidos que quedan del dodo.

P1230912 Recientemente se han descubierto en Mauricio restos de un buen número de dodos que han proporcionado importante información sobre esta emblemática especie, pero Oxford siempre ha sido el referente a tener en cuenta y la pobre y deteriorada cabeza y las patas (por supuesto, se exponen copias de las mismas) se convirtieron en foco de peregrinación para científicos y aficionados al medio natural. De hecho, es lo que a mí me pasó, claro. Todo lo que hay del dodo en Oxford se expone en una vitrina que incluye los casts, un esqueleto recompuesto a partir de múltiples huesos de varios dodos y una reconstrucción de la famosa paloma.

En el Museo de Historia Natural de Oxford todo se expone en este tipo de vitrinas, intercambiando fósiles, animales naturalizados, piezas variadas, reconstrucciones… La verdad es que es una forma cómoda de ver el museo. Entre vitrina y vitrina se ubican numerosos esqueletos de animales, entre los que destaca la llamada Parada de los Esqueletos, realmente llamativa, pero también esqueletos de animales ya extinguidos (sí, ¡también hay un Moa!), grandes peces, grandes mamíferos, ballenas y, por supuesto, dinosaurios.

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Un poco más arriba he incluido la foto de uno de los dinosaurios más famosos de la historia: Iguanodon, que junto con Megalosaurus y Camptosaurus, se convierten en los primeros dinosaurios descritos por la ciencia. Y lo fueron aquí, en Oxford. Fue en 1677 y a partir de un hueso de Megalosaurus hallado en Oxfordshire. El Doctor Robert Plot lo mencionó en su libro “The natural history of Oxfordshire” pensando que era un hueso de uno de los elefantes que bien pudieron traer los romanos a Britania.

P1230921 El caso es ya en pleno siglo XIX uno de los geólogos más famosos de Inglaterra, William Buckland, a quien se le dedican o se le menciona en un buen número de vitrinas del Museo, ante el hallazgo de nuevos huesos tuvo la oportunidad de contrastarlos con el anatomista francés por excelencia de la época, George Cuvier (de visita en Oxford), quien ligó los huesos a grandes reptiles a los que terminó dando nombre Richard Owen en 1842.

Camptosaurus e Iguanodon fueron también de los primeros en ser identificados y es quizá Iguanodon, con su espectacular esqueleto dispuesto en medio del Gran Salón del Museo, el que más llama la atención por ser el primer dinosaurio descrito y a partir del cual se abrió un nuevo escenario dentro del mundo científico. La historia del cirujano Gideón Mantell enviando a Cuvier y a William Buckland los dientes de Iguanodon hallados con su mujer Mary Ann en Susex es apasionante. La historia les dio la razón.

P1230942 Buckland aparece una y otra vez por el museo. El cuerpo principal de las colecciones de fósiles y minerales del museo era suya. Se le puede encontrar mencionado en el Megalosaurus, en los restos de la Hiena de Yorkshrire o en los del primer hombre del paleolítico hallado en Inglaterra, la llamada “Red lady of Paviland”.

Se trata de los restos de un enterramiento del Paleolítico (sobre 34.000 años) hallado en el sur de Gales en el que los huesos de un hombre joven (interpretado como una mujer en la época) fueron pintados de rojo. En el enterramiento se hallaron otros huesos de animales (osos, mamuts…) así como artículos de decoración en marfil.

Por cierto, en la cueva donde fueron hallados se han encontrado muchas otras cosas, desde monedas romanas hasta botellas de whisky de época victoriana…

Siendo los restos del ser humano más antiguo de Gran Bretaña la verdad es que ahora ocupan una posición un tanto escondida, lateral. De hecho, se sitúan justo al lado de otro de los puntos fuertes del museo, la Baldosa de piedra con Selenopeltis.

P1230937Es un resto fósil enorme y que merece atención, por supuesto. Se trata, efectivamente, de una gran losa de piedra en la que, literalmente, nadan un gran número de trilobites de tres especies.

Esta losa procede de hace 450 millones de años, en pleno Ordovícico, cuando varios trilobites de los géneros Selenopeltis (con largas espinas a los lados), Calymenella (grandes y alargados) y Dalamanitina (los más pequeños, con una larga espina posterior que termina configurando una especie de cola) nadaban en un mar que ahora se ha convertido en los desiertos de Marruecos.

P1230945Y así seguimos recorriendo el museo, de fósil en fósil (huevos de dinosaurio, los restos del gigantesco reptil marino Temnodontosaurus, numerosas copias de esqueletos –con el Tyrannosaurus rex de rigor-, etc), de vitrina en vitrina, de esqueleto en esqueleto.

P1230948 El Museo, por cierto, mantenía una exigua exposición temporal sobre Elizabeth Philpot y Mary Anning, las dos cazadoras de fósiles más famosas del XIX, que incluía algunos de los fósiles recogidos por estas asombrosas señoras.

Del Museo nos gusta tanto el contenido como el continente. Además de meteoritos, de cangrejos gigantes y de múltiples especies de animales disecadas, en el Museo hay que mirar con placer las columnas de hierro, los arcos ingenieriles, las estatuas de famosos científicos y pensadores ubicadas en cada arco (véase a Darwin aquí, con las piernas cruzadas).

Todo ello sin olvidar que es una institución del siglo XXI que se encumbra sobre los hombros de los gigantes de los siglos XIX y XX, momento en el que ya hacía décadas que, en una isla perdida en medio del Océano Índico, una regordeta ave había desaparecido a causa de los excesos del ser humano y de aquellos seres que le acompañaban en su viaje (ratas, gatos…), una modesta paloma que ahora sirve de símbolo al encantador Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford.

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5 de diciembre de 2010

El Corral de Comedias de Almagro

P1230718 Resuena en la sala la inconfundible voz de Fernando Fernán Gómez (¿durante cuanto tiempo seguirá siendo inconfundible?), atronadora pero tranquila, evocadora y potente. Para aquellos que sentíamos debilidad por el más grande de nuestros actores, sentimos una mezcla de orgullo y sensación de pérdida, pero también de maravilla pues la voz de Fernán Gómez no es sino parte de un espléndido espectáculo en el que se unen la historia, el teatro y el amor por la conservación de nuestro patrimonio.

Estamos en el Corral de Comedias de Almagro, el punto álgido de una visita al más encantador de los pueblos manchegos.

A Almagro se le conoce, precisamente, por su festival internacional de teatro, íntimamente asociado a la permanencia y buen estado de uno de los únicos Corrales de Comedias conservados en Europa. A él se accede desde la Plaza Mayor, otro escenario de cuento, con sus soportales columnados en verde contraste con los cristales de las viviendas superiores. La antigua Plaza de Armas del siglo XIII fue poco a poco transformándose en una plaza con galerías abiertas cuyos pisos superiores se fueron transformando poco a poco en casas particulares.

P1230693 Sea lo que sea, es una de esas plazas que se queda pegada a la retina de los mejores recuerdos. En uno de sus soportales se halla la entrada al Corral de Comedias, construido en 1628 por el personaje al que da voz Fernando Fernán Gómez, Leonardo de Oviedo a partir de un antiguo Mesón, el Mesón del Toro. El Corral responde a un diseño muy habitual en las casas de vecinos, mesones y posadas manchegas: sus patios servían de teatros a un tiempo.

P1230725 Aquí se representaron múltiples obras, de nuestros mejores escritores y las gentes de Almagro y la comarca las disfrutaron desde el patio y desde sus galerías, al menos hasta el siglo XVIII cuando un edicto de Felipe V decretó el cierre de estos espacios, en ocasiones asociados a la mala vida, la diversión, el juego y otros tantos vicios sin los que las virtudes serían tan aburridas.

Desde ese momento, el Corral de Comedias volvería a ser un típico mesón de comidas, al menos hasta 1954. Hace poco más de medio siglo fue redescubierto y, con el compromiso de mucha gente a lo largo de los años, restaurado con mimo y cuidado. Al fin y al cabo es el único Corral que se ha mantenido casi intacto desde el siglo XVII y, además, el único que se mantiene activo.

Hoy, por ejemplo, hay representación: la dedicada a los turistas (las obras de teatro fueron anoche, cuando buscábamos búhos reales en las cercanías del embalse de Granátula).

Una pizpireta actriz sobreactúa lo suficiente como para ganarse al público y aprovechar al máximo las características del Corral, que muestra un aspecto de ensueño con sus sillas de madera y junco, con sus columnas de rojo, sus candiles para las velas y su Tablado (el Escenario, vaya, bajo el que se encontraba la bodega que hacía las veces de camerinos).

P1230731La obra es francamente divertida y sus objetivos son dos y se cumplen: entretener e informar sucintamente de la historia del Corral a los espectadores, con los que continuamente se interactúa. Son sólo tres actores y, como digo, muy sobreactuados, pero es que deben hacerlo así. Y desde luego que hacen reír.

P1230740 Por eso la visita es tan fascinante. El Corral en sí está muy bien restaurado. La obrilla es divertida y amena. Y además, aprendes cosas sobre el propio edificio. Nosotros nos sentamos en los aposentos o galerías del tercer piso.

Se trataba de corredores a modo de palcos, a derecha, izquierda y frente del escenario y de mayor precio que las localidades de patio. Los principales de la ciudad, hombres y mujeres, regidores y alcaldes del consejo, se sentaban aquí, muchas veces en familia y haciendo gala de su posición.

P1230747Los precios más baratos eran los del patio central, que muchas veces por no tener no tenía ni sillas, por los que los hombres (exclusivamente hombres) más pobres pagaban por ver la función de pie.

Entre uno y otro caso se situaba la Cazuela, el primer corredor frente al escenario y preparado para ser utilizado sólo por las mujeres pobres, que accedían además por una entrada diferente a la de ellos. La relación entre ambos sexos en el Corral no estaba permitida salvo que tuvieras dinero para pagarla. P1230711Debajo de las galerías se hallaba la Alojería, donde se vendían frutos secos, fruta y la misma aloja, un brebaje de agua, miel y especias al que eran muy aficionados los espectadores de la época. Para salir a la calle, el Zaguán, un acceso con un pórtico enorme e interesante.

Qué placer recorrer las galerías entre las sillas de madera, sonreír ante los infortunios del actor, escuchar la sonora de Fernán Gómez informándonos de lo privilegiados que somos al poder sentarnos en este magnífico Corral de Comedias.

Salimos encantados del Corral y recorremos con más encanto aún las calles de Almagro. Pasamos, por ejemplo, por la calle Federico Relimpio, aquella que utilizó Almodóvar para “Volver”, ese peliculón con genuino sabor manchego. Pero también por calles de nombres atractivos como la “De las Ánimas” o “Mangalamar”, con casas de dos pisos de paredes blancas de cal, con balconcillos de reja negra, con puertas que se abren a pasillos que desembocan en corrales, con el sabor de la Mancha, parejo al del asadillo o al de las migas, con el mismo encanto.

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Pero sobre todo paseamos por el Barrio Noble, el clásico, aquel donde habitaron los nobles y potentados de los siglos XV y XVI, los banqueros más famosos de la época de Carlos V: los Függer (y algunos otros también). El Almacén de los Fúcares (abajo) no es sino la casa que restauró en 1525 Jacob Függer para servir de edificio de oficinas y almacén para sus cada vez más jugosos negocios (como el arriendo de las Minas de Almadén).

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Palacios, grandes Casas, asombrosas portadas.. y aquí y allá nombres que recuerdan tiempos en los que la nobleza, los nombres de alta alcurnia y las jerarquías eclesiásticas poblaban Almagro.

La casa del apoderado de los Függer, George Welser, señor de Herstenburg, la Casa del Mayorazgo de Los Molina, la Casa del Prior, el Palacio de los Condes de Valdeparaíso (abajo, a la derecha, con un estilo típicamente asociado a los palacios madrileños)… en fin, un buen número de edificios históricos, espacios cultos y emblemáticos que pueblan las bonitas calles de Almagro.

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Nuestros pies nos llevan a un edificio histórico de gran belleza, el Convento de la Asunción. La verdad es que ha pasado por numerosas vicisitudes en su existencia, desde varias paralizaciones en pleno siglo XVII por falta de fondos para su construcción hasta la desamortización y reconstrucciones azarosas por parte de gentes más o menos bienintencionadas.

P1230669Hospital en el plano y convento al final, fue monasterio de monjas calatravas y su construcción duró casi veinte años hasta que un tal Gutierre de Padilla (Comendador Mayor de Calatrava) hizo entrega de los dineros que faltaban para que se acabase el edificio y la espera. A partir de ahí, el traslado de las monjas en 1815 y su sustitución por frailes, la desamortización en 1836, intervenciones desafortunadas en 1851 (curiosamente cuando fue declarado Monumento Histórico) para convertirlo en Cuartel de Caballería.

P1230665 P1230673 Lo más bonito de este edificio es su claustro cuadrangular con dos galerías decoradas con 60 columnas de estilo clásico (jónico y toscano) en piedra arenisca y fustes de mármol.

Pero también su escalera principal, de estilo gótico, que responde al modelo español claustral del renacimiento, con tres tramos y balaustrada de motivos flamígeros.

Almagro es un lugar ideal para pasear, desde su bulliciosa Plaza Mayor de origen medieval a los palacios y conventos que se suceden entre las paredes blancas de cal de sus calles y con un Corral de Comedias que debe visitarse en cualquier caso, para disfrutar de la voz de Fernán Gómez mientras los actores recorren un escenario que sirvió durante el renacimiento como representación de una sociedad que se trata de recuperar en pleno siglo XXI.

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