27 de mayo de 2012

Los frescos de Neidhart

P1020963Viena es una ciudad monumental. Pasear por la capital austríaca es verse rodeado continuamente de edificios grandilocuentes, bellos y un poco fríos. Muchos de ellos son visitables y suelen acaparar la atención de los visitantes y sin embargo hay otras cosas más humildes en Viena que, al menos a nosotros, nos emocionaron más que el edificio de la Ópera.

P1020975Y uno de esos ejemplos es el primer piso de la casa situada en la calle Tuchlauben, 19. Esta casa es bien conocida pues en agosto de 1979, como suele pasar en medio de unas obras, se halló todo un conjunto expositivo de frescos medievales dedicados a narrar momentos de las historias de un trovador medieval muy popular en la Alemania del siglo XIV, Neidhart von Reuental (1180-1240).

La casa había pasado por numerosos avatares en su larga historia, incluyendo una completa transformación en el siglo XVIII por lo que nadie podía suponer que los muros de la Edad Media se mantuvieran en su sitio y menos, con frescos espectacularmente conservados.

Lo que son los centroeuropeos: la historia de la casa está perfectamente registrada; se conocen todos y cada uno de sus dueños desde 1370¡ Es bastante curioso llevar a cabo ese ejercicio de imaginación que supone rastrear nombres antaño desaparecidos (y encontrarse tantas Bárbaras a lo largo de la historia de propietarios). Entre todos destaca aquel que poseyó la casa en 1398, Michel Menschein, miembro del Consejo Municipal en aquellos años (hasta 1414, un año antes de su muerte) y con suficiente poder como para contratar los servicios de pintores locales especializados para la decoración de una de sus casas (y tenía muchas en la ciudad). P1020969Efectivamente, Tuchlauben, 19 era la casa denominada “de Verano”, Sommerhaus", en contraposición de su casa “de invierno”, Winterhaus, que curiosamente se ubicaba en la calle Tuchlauben… 20¡

El tipo se podía permitir los mejores frescos para su casa de verano, pues contaba con recursos suficientes como para mantener al menos otras cuatro o cinco casas en Viena. Pero se cree que esas otras casas no eran sino inversiones, que donde vivía realmente (y alternativamente) era en Tuchlauben 19 y 20. Menschein debía ser un tipo importante; aparte de formar parte del Consejo era un empresario burgués de nivel, posiblemente metido en el negocio textil.

P1020958Y un tipo así tenía que dar una imagen adecuada. Su casa, como todas las de los poderosos, tenía que transmitir su imagen y por eso se hizo con los servicios de los mejores pintores de frescos de la ciudad. No se sabe a ciencia cierta quienes fueron exactamente. Se sabe por el estilo de las pinturas, por las caras, los gestos, los paisajes, que las pinturas datan de finales de la década de 1390 y principios de la de 1400 y que los pintores, probablemente vieneses por las implicaciones políticas que tenía ser miembro del Consejo, tuvieron por formación, aprendizaje o herencia, cierta influencia del arte de la Bohemia de aquella época.

Hay un puñado de pintores vieneses activos en esos años pero las pistas recaen sobre todo en Jackob Grün, también miembro del Consejo y con renta suficiente como para mantener su propia casa. Es posible que Grün pintase otro conjunto similar al que estamos tratando en la Winterhaus, pero no se ha conservado.

P1020961Bien, para poder ver en directo los frescos tenemos que dirigirnos a Tuchlauben, 19, por supuesto, muy cerca del centro histórico de la ciudad. El coste de la entrada es muy reducido, apenas 4 euros, y creo que merece muy mucho la pena subir a su primer piso y recorrerlo(www.wienmuseum.at/en/locations/location-detail/neidhart-fresken-1.html). Se trata de una casa típica del siglo XVIII, barroca, que conserva el estilo de su siglo y que guardaba en su interior, como si fuera un tesorillo, estos magníficos frescos.

Se piensa que los frescos estaban ubicados en un gran salón o sala de banquetes. No quedan demasiados ejemplos de los frescos que cubrían las paredes de casas privadas en aquel entonces (sí de iglesias, palacios y templos, pero no de residencias de la burguesía). Casi todas las pinturas están (o estaban, no se ve bien) divididas en tres partes horizontales, una inferior a modo de cortina, una intermedia con el motivo de la pintura y una banda decorativa superior. Parte de esa banda se ha perdido por las transformaciones que la casa ha tenido a través de los siglos.

P1020973Y aunque parezca que las escenas son independientes unas de otras, en realidad no son sino una composición basada en las poesías del trovador Neidhart von Reuetal y que se agrupan en función de las estaciones del año a las que representan. Al propietario de la casa le debía gustar el tema, aunque sólo sea por el nombre de sus dos casas en Tuchlauben y los motivos del grupo de frescos de la Sommerhaus.

Aunque es evidente que el color se ha deteriorado con el paso del tiempo (también es evidente el cariño con el que han sido restauradas las pinturas), los frescos siguen manteniendo un encantador juego con el espectador: no sólo transmiten el poder y la sensación de legitimidad que debían proporcionar en la época; también alientan la curiosidad y la diversión al tratar de interpretarse.

P1020966Al fin y al cabo, los temas principales de los trovadores eran el amor, la galantería, las justas, las batallas y los torneos caballerescos; y un poco de todo esto encontramos en los frescos de Neidhart basados en el ciclo de las estaciones.

Veamos: en la pared norte encontramos las escenas asociadas al verano (la Pelea de los Campesinos, el Juego de Pelota y los Amantes; el Robo del Espejo) pero también las asociadas al invierno (la Batalla de las bolas de nieve y el Paseo en Trineo). La pared sur queda para la Primavera (La Broma de la Violeta y el Baile) y el Otoño (el Banquete y un fragmento de un paisaje). Canciones, chistes, representaciones, cuentos… las escenas trasladan la mitología medieval del siglo XIII a la decoración exclusivista de un rico fabricante de finales del siglo XIV.

Ni las canciones de Neidhart ni las chanzas de la época dejaban en buen lugar a los campesinos, quienes solían aparecer como los malos del cuento, los vagos o los que generan problemas. El fresco de la Pelea de los Campesinos (Dörperkampf) recoge un poco este espíritu. Se trata de la fotografía de arriba. En el fresco, delante de un castillo, tres campesinos están luchando con espadas (faltan más, los demás han desaparecido por los daños habidos a las paredes). Estos campesinos luchan con fiereza y sus caras se consideran vulgares, sus armaduras, contrahechas. Y uno de ellos tiene el pelo muy largo: Neidhart se quejaba de lo vergonzoso que era que los campesinos llevaran así el cabello. Pero además, la lucha tiene un componente caricaturesco.

P1020967También en la pared norte está “El Juego de la pelota y los amantes”, uno de los más bonitos del conjunto. Se trata de una escena típica de verano en la que un caballero toma por la cintura a una de las dos damas que le acompañan mientras al otro lado del paisaje (con muchos árboles) de un grupo de personas una mujer lanza una bola de contenido vegetal al trío inicial… probablemente al hombre, quien podría ser el favorito de la dama. Esta escena se repite en otros frescos de la época.

En “El robo del Espejo” una figura, probablemente materna, está rogando cuidado a su posible hija, elevando su mano. Y es que la hija está yaciendo con el mismo hombre al que le ha lanzado en el fresco anterior la bola de consistencia vegetal (puede que algún tipo de corona), cediendo a sus impulsos (ay, qué típico de los campesinos) de una manera bastante real, muy medieval y libertino… Esta escena está sacada de algunas de las canciones de Neidhart y el espejo mencionado no es sino una metáfora extraída de las historias del trovador.

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Pasamos al invierno y qué mejor que comenzar con una batalla de bolas de nieve. Al menos es lo que parece que se están tirando los personajes del fresco. Sin embargo, hay otra opción que barajan los expertos: que se estén tirando huevos. Y es que hay escenas en las canciones de Neidhart en las que aparece una “guerra de huevos”. Y en medio, dos campesinos peleándose… por supuesto, por una mujer.

P1020971A un lado aparece un trineo. Es la primera parte de otro fresco, precisamente “La carrera de trineos”. Neidhart von Reuental tiene una canción dedicada a las carreras de trineos, que debían ser una actividad de ocio muy habitual en la época. En la escena, tres mujeres con las cabezas recubiertas marchan en trineo en medio del frío invierno. Al frente, hay un hombre en un caballo embridado tirando de los trineos. La escena debía ser mucho más larga, con más trineos ocupando las paredes de este salón de banquetes.

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Llegamos a la primavera, al otro lado de la casa. Y allí nos espera otra escena habitual de los cantares medievales que se dejaban llegar por la lujuria como motivo argumental principal. La broma de la violeta es un fresco de este tipo. Y se trata de la historia más popular de las que nos han llegado de Neidhart. En ella, Neidhart encuentra la primera violeta de la primavera y la cubre con su sombrero, para poder encontrarla después. Su motivo bien puede ser reservar la flor a la Duquesa para que la pueda coger ella misma.

Es entonces cuando aparece la travesura a la que hace mención el título del fresco: un campesino encuentra la flor y, literalmente, se caga encima. Y en el fresco (donde faltan, precisamente la duquesa, el sombrero y la cagada), los hombres de la corte (o el mismo Neidhart) descubren con horror la sorpresa y levantan la mano asombrados. Al fondo, un gran castillo almenado y una maravillosa pradera cubierta de verdor y de flores rojas, la típica ambientación que dice mucho de la calidad del fresco encargado por Michel Menschein.

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Un trozo de pared en blanco uniría la travesura de la violeta con el siguiente fresco, el que quizá es el más espectacular: el baile en corro. Un hombre toca el caramillo para que numerosas parejas se pongan a bailar en corro. Una pareja lleva la voz cantante; él posee un báculo con el que va dando órdenes. Según comentan, es la escena de baile más antigua hallada en Viena.

P1020960Justo al lado, separado por un árbol, aparece el último gran fresco, el Banquete. A la izquierda, un hombre sentado bajo un baldaquino alcanza una jarra mientras con la otra mano mueve el fuego. Y es que ya estamos en otoño y la gente se sienta al banquete para dejarse llevar por la glotonería y la gula, tal y como Neidhart dejó también reflejado en sus cantares.

P1020965La antigua entrada de la casa incluía frescos de paisajes otoñales. Algo de ellos queda en alguna de las columnas de la casa. En ellas, árboles sin hojas y unas poquitas flores rojas aportan una imagen que también aparece en alguna canción de Neidhart.

Y así acaba nuestra visita, asombrados y encantados por haber tenido el privilegio de ver los más que bien conservados frescos de una casa particular medieval y de conocer de primera mano la tradición de los cantares de uno de los trovadores alemanes más famosos, Neidhart von Reuental (1190-1236), cantante en la corte de Federico II y del que más melodías han sobrevivido hasta la actualidad.

Más información en wikipedia: http://en.wikipedia.org/wiki/Neidhart_von_Reuental. Neidhart, por cierto, está enterrado en la Catedral de San Esteban. Enseguida nos dirigiremos a ella.

Por cierto, la información de esta entrada procede de los estudios de Eva-Maria Höle y Oskar Pausch.

20 de mayo de 2012

11 cosas que hacer en Viena (II)

 

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Cada día de año nuevo el Concierto desde el Muskverein de Viena se convierte en tradición familiar. El que el Viena sea la sede del concierto más visto y escuchado en el mundo no es por azar. A Viena se la considera la capital de la música y razón de ello dan los teatros y salas para escucharla, las casas donde vivieron famosos músicos y los espectáculos de todo tipo que se pueden disfrutar en la ciudad. P1010911Mozart, Haydn, Beethoven, Schubert o Strauss se convierten en compañeros de paseo por las calles de la antigua capital del Imperio Austrohúngaro.

P1010884 La música está muy presente en la ciudad de Viena. Numerosas calles son denominadas con nombres de personajes o de óperas; en el Linke Wienzeille (la calle donde se ubica el Naschmarkt) aparecen en el suelo las típicas estrellas de famosos… del mundo de la música clásica; hay estatuas de músicos por doquier y, por supuesto, es la ciudad donde más nombres de leyenda han poblado sus aceras.

P10204444. Casas de Músicos

Como capital europea de la música a lo largo de varios siglos, Viena fue hogar de muchos de los grandes nombres de la música, tanto de la clásica tradicional (Mozart, Haydn, Beethoven, Schubert) como a lo que ahora consideraríamos clásica popular, la de los valses y sinfonías en las que se dejan sentir melodías fuera de lo habitual (Strauss padre e hijo,Brahms).

Y por eso Viene ofrece numerosas casas de músicos para visitar, aquella en la que Mozart escribió Las bodas de Fígaro, en la que Beethoven compuso la Heroica, en la que nació Schubert o en la que Haydn compuso La creación o Las estaciones. P1020111Casi todas ellas coinciden en algo: su interior suele ser pobre, no tienen demasiados objetos ni es llamativa su disposición (o eso comentan en las guías).

Así que no nos quisimos ir de Viena sin visitar una de ellas y, frente a lo más habitual (visitar la Figarohaus de Mozart), nos decidimos por hacer algo diferente y nos fuimos hasta la casa de Johann Strauss, hijo. Aquella en la que el compositor desarrolló El Danubio azul, lo que nos pareció muy apropiado no sólo por el inmenso río que cruza Viena sino porque, al fin y al cabo, es Johan Strauss el que protagoniza la mayor parte de las fotos de los turistas que se acercan al Parque Stadtpark.

P1020121La dorada estatua del músico contrasta con la sobriedad de su casa, en Prater Strasse, 54, en el barrio de Leopoldstadt. En una época en la que la música se convirtió en la afición común de clases aristocráticas y populares, los valses de Johan Strauss hijo alcanzaron la fama, el éxito y la permanente asociación entre Viena y su música. En esta casa vivió Strauss con su mujer Jetty (una antigua cantante de ópera) entre los 1860 y los 1870 y, como decía antes, aquí compuso El Danubio Azul, en una época en la que Strauss pudo recorrer el mundo con sus valses: P1020120Estados Unidos, Francia o Rusia disfrutaron de unos temas que son universalmente conocidos.

Toda la información en la web de la Casa de Johan Strauss: www.wienmuseum.at/de/standorte/ansicht/johann-strauss-wohnung-1.html. En el museo, un poco lo de siempre: partituras, cuadros, bustos (incluyendo la tradicional máscara mortuoria tan común en aquellos años), recuerdos y objetos de Johan Strauss, su piano, su violín, caricaturas, vestidos y trajes de época… la verdad es que es bastante entretenido y fácil de seguir. La biografía de Johan Strauss padre, de sus hijos y, sobre todo, la del compositor de El murciélago y de más de 400 valses se recorre con interés y curiosidad.

P1020107En su momento, la casa debió estar ubicada en uno de los mejores barrios de Viena, con vistas a un boulevard de cafés, paseos y librerías; desde los ventanales del salón y las habitaciones se puede aún observar Prater Strasse e imaginar lo que los Strauss pudieron ver mientras la música recorría la imaginación de Johann.

P1020123Lo mejor está al final de la visita (o al principio, según se quiera). Una sala dedicada a la audición de las obras de Strauss donde sentarse cómodamente y escuchar aquello por lo que los vieneses y el resto del mundo se sintieron subyugados y enamorados, los valses de Johann Strauss, hijo.

Y si en la casa museo de un compositor comienzas a entender la pasión por la música que se vive en Viena, la próxima parada es entonces inexcusable: la Ópera.

5. Ir a la Ópera; en vivo o con marionetas

P1020146Nos acercamos en metro hasta Währinger Str. Volksoper, en la línea U6. Allí nos espera el Teatro de la Ópera, sede de espectáculos líricos de todo tipo. Nos hacemos con la entrada cerca de la Staatsoper, el impresionante Teatro de la Ópera, el primer edificio en ser construido del Ring. En sus inmediaciones, hay una oficina para sacar entradas de todo tipo y, frente a los precios imposibles de la Staatsoper nos decidimos por ver una ópera conocida en el otro gran teatro de la ópera vienesa, el Volksoper.

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La ópera se siente. Emociona la escucha, el valor de las voces, la estética del escenario. Pero mucho me temo que ver una ópera en italiano con subtítulos en alemán no es P1020150sencillo sino conoces la obra. Por eso nos decidimos por la Madame Butterfly de Puccini, porque la conocíamos lo suficiente como para entender de qué iba la cosa.

Como era de esperar, el libreto estaba en alemán (aunque había dos o tres páginas en inglés que nos ayudaron a recordar lo que se nos había pasado. El personal de la Volksoper, muy agradable. Y el recinto estaba completo. Por atrás, espacio para las entradas de pié. La representación, fenomenal. La verdad es que un placer poder escuchar ópera en Viene, no sólo por la obra en sí, sino por la sensación de hacerlo en la cuna de la música occidental.

P1020356La otra opción interesante para escuchara ópera de una manera asombrosamente divertida es a través de marionetas. Hay varios teatros en Viena donde se representan óperas famosas con marionetas. En algunos casos se programan las óperas completas. En otros, las óperas se reducen para hacerlas más cercanas a los niños.

P1020381Esa es la opción que nosotros elegimos, en el Marionetten Theater (www.marionettentheater.at) cercano al Palacio de Schönbrunn. Un verdadero placer, sin lugar a dudas, en el que la marioneta de Wolfang Amadeus Mozart nos va presentando los personajes y la trama de la Flauta Mágica.

P1020369Y así, una Reina de la Noche y un Papageno sacados de un libro de cuentos nos hacen pasar un par de horas inolvidables en una sala pequeña, pero atestada de gente.

Hay otras obras en el repertorio de esta compañía de marionetas, desde el Danubio Azul hasta historias del propio Schönbrunn pero entiendo que La Flauta Mágica es la más representativa de todas ellas y la disfrutamos tanto nosotros como los muchos niños que siguen la pauta de Mozart, los gritos de la Reina de la Noche o los desvelos de Papageno y Papagena teniendo como telón de fondo los maravillosos paisajes del propio palacio, al que le dedicaré la siguiente entrada. P1020366

1 de mayo de 2012

11 cosas que hacer en Viena (I)

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1. Seguir la pista del Tercer Hombre en la Riesenrad

La llamada Noria Ferris es el símbolo del Prater, el parque más grande de la ciudad de Viena. Con 1300 Hectáreas de superficie es el sitio ideal para dar un paseo por sus grandes avenidas rodeadas de castaños, álamos y chopos. Es invierno y las veredas están cubiertas de las hojas que han dejado desnudos a los árboles y aún así es agradable recorrer el Prater (donde dicen que en verano los vieneses vienen a recargar las pilas). P1020053La avenida principal es la Hauptallee y cuentan las guías que durante mucho tiempo sirvió para uso exclusivo de los nobles.

Tiempo más tarde, el Prater pasó de ser en el siglo XIX coto de caza real a parque público que incluía en su parte norte un parque de atracciones, el Volksprater. Y como estrella de ese parque, nuestro objetivo: la Noria gigante, uno de los iconos de Viena y uno  de los escenarios donde transcurre “El tercer hombre” de Carol Reed (Carol era un hombre, a pesar de lo que parezca).

En Viena hay recorridos basados en la película, como era de esperar, pero llama la atención (para nuestro agrado) que se mantenga vivo el espíritu de un film de 1949. La música de Anton Karas y el guión de Graham Greene seguro que algo tienen que ver, así como las interpretaciones de Joseph Cotten u Orson Welles (Aida Valli no me terminó de convencer). De hecho, aún puedes ver la P1020614película en un cine de Viena, justo enfrente del Burggarten, en el Opernring, el Burg Kino (http://www.burgkino.at/).

Pero dejemos el clásico blanco y negro y acompañemos a Joseph Cotten (Holly Martins) a buscar a su indeseable amigo Harry Lime en el Riesenrad, pero esta vez a todo color. Para llegar a la noria, lo mejor es desplazarse en metro hasta P1010997Wien Nord –Praterstern y desde allí recorrer un breve camino hasta la noria y el parque de atracciones.

Ya desde la salida del metro aparece la forma imponente de la noria, que lleva aquí instalada al lado del Danubio desde 1896, cuando se empezó a construir por el ingeniero inglés Walter Basset.

El piso inferior de la noria es un café restaurante donde se come muy bien, la verdad. Pero antes nos pasamos a ver la noria y montar en una de sus curiosas cabinas rojas (http://www.wienerriesenrad.com/). De hecho, merece la pena detenerse en la pequeña exposición de la entrada, donde se recrean diferentes momentos de la historia de Viena en al menos 8 de las cabinas antiguas de la noria. Es el llamado Panorama.

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P1020012 P1020014La Viena romana (con un Marco Aurelio visitando Vindobona), la Viena medieval con la construcción de St Stephan, la Viena Biedermeier del XIX, pero también la Viena de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Noria Ferris quedó destruida después de un incendio. Pequeñas recreaciones de época con figuritas y ambientación que no dan para mucho, pero son entretenidas de ver.

Un año más tarde del incendio, en 1945, la noria se reconstruyó para pasar poco después a un estado de abandono del que saldría hace relativamente poco. De esta forma, ya en los años 2000 se puede disfrutar de la noria y montar en una de las cabinas recreadas como si se tratara de las de 1897 y experimentar un viaje lento (75 cm por segundo) en el que te da tiempo suficiente como para disfrutar de las vistas de Viena.

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En todas partes se publicita, por cierto, la posibilidad de alquilar una de estas cabinas para una cena especial o un acto relevante. Se trata de cabinas de lujo en donde te sirven una cena con velas y cosas así. Desde luego, tiene que ser gracioso, pero no está el bolsillo para estas extravagancias. Sí lo está, al menos, para disfrutar las vistas de Viena, con el Stephansdom y el Prater de fondo y todas las maravillas con las que puedes pasarlo bien en la ciudad.

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Y, por supuesto, si te apetece y vas solo en la cabina siempre puedes recrear el diálogo que mantienen Holly Martins y Harry Lime en la noria, en una Viena muy diferente, más gris y adormecida que con el tiempo ha vuelto a retomar la brillantez de otras épocas.

Por cierto, si tomamos el metro de nuevo, en apenas un par de paradas desde Praterstern llegamos a Donauinsel, una pequeña isla artificial en medio del Danubio con curiosas vistas del barrio de la ONU, un llamativo faro y un lugar donde se puede nadar (en verano) y patinar (en invierno) en el marco del Gran Danubio.

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2. Ondulante HundertwasserHaus

P1020085Llueve cuando nos acercamos a los apartamentos públicos diseñados por Friedensreich Hundertwasser. Es uno de los sitios más curiosos para ver en Viena y, frente a lo que nos suele gustar, es bastante reciente, de la década de los 80. Se trata de un grupo de casas que parecen salidas de un cuento, ubicadas en un distrito de Viena bastante normal que les cede todo el protagonismo. Y es que Hundertwasser y el profesor universitario Joseph Krawina planificaron unas casas coloridas y tan irregulares como el mismo suelo sobre el que se alzan.

P1020079La superficie se une a las fachadas en la extravagante sinfonía de formas. Aquí y allí surgen columnas, mosaicos y, sobre todo, árboles y arbustos. Al fin y al cabo Hundertwasser (cuyo nombre real era Friedrich Stowasser y cuyo nombre inventado significaba “Reino de la Paz con Cientos de Aguas”) destacaba precisamente por eso: por aportar singularidad a lo convencional, por romper la monotonía con tierra, barro, vegetación y color.

P1020073Hiedras y árboles (hasta 250)surgen de las fachadas y de las azoteas (por cierto, han causado más problemas de los inicialmente previstos), el edificio más alto termina en un bulbo y las ventanas irregulares campan a sus anchas en las fachadas multicolores.

Hundertwasser no cobró nada por el diseño de las Hundertwasserhaus (en Kegelgasse 36-38; www.hundertwasserhaus.info) y dejó una impronta asombrosa en la ciudad. Enfrente de las casas se sitúa la Hundertwasser Village, un pequeño centro comercial con cafés y tiendas que bien merece un paseo o una compra. Y son perfectos para ir al baño y encontrarse un escenario modernista bastante gracioso.

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Los 51 apartamentos de la Hundertwasserhaus no son especialmente caros, aunque pensando en la Viena de hoy en día, no sé que entenderán ellos por barato. Estas casas no son las únicas llamativas de la zona; la KunstHausWien es también obra de Hundertwasser y se encuentra muy cerca de los apartamentos (en Untere Weissgerbergstrasse 13; http://www.kunsthauswien.com/)

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Y su visita es obligatoria para los interesados en la figura de este ecléctico artista, pues se trata de una galería museo dedicada a su obra. Ese mismo artista que dijo en 1980 “(...)without an environment that is humane and without peace with nature, humane existence would not be possible. This house shall represent a first attempt of conversation with nature. We and nature shall be equal partners and none must suppress the other.”

3. En tranvía por el Ring: de la Karlskirche al Rathaus

P1020412Las antiguas murallas de Viena ya no tenían demasiado sentido en 1857. Es en ese momento cuando la ciudad se deshace de ellas para construir una infraestructura más acorde con la época que se vive, algo para que caminantes, tranvías y coches puedan recorrer en su futuro a placer rodeando el centro neurálgico de la ciudad.

Y construyen un anillo, el Ring, sobre el que se alzan portentosos edificios que pasarán a denominarse históricos. Uno de los placeres de Viena es pasear por la antigua Ringstrasse, un bulevar circular que une instituciones del poder político pero P1010462también de la cultura y el esparcimiento. Y qué mejor para recorrer el Ring que hacerlo en uno de los tranvías rojos vieneses.

Tomamos la línea 1, una de las que recorre el Ring. Viena es una ciudad como Milán, en la que se mezclan tranvías de diferentes épocas y por ello alguno de los que tomamos parece sacado de los años 50 o 60, con sus asientos de madera. El tranvía, aún siendo de noche, va abarrotado. Nosotros tomamos la línea 1 a la altura de la Karlskirche, una de las iglesias más bonitas de la ciudad.

P1010124 La Karlskirche está situada en Karlsplatz, no exactamente en la Ringstrasse pero sí en una zona en la que comenzaría la modificación de la ciudad una vez que los turcos la abandonaron en 1683. En esta plaza está el Museo de Viena o el Musikverein, la sala de conciertos donde tiene lugar el famoso Concierto de Año Nuevo. La Karlskirche es asombrosamente perfecta, con sus dos columnas a imitación de la de Trajano de Roma y su gran cúpula. Fue construida en honor a San Carlos Borromeo, supuesto adalid de la lucha contra la peste que asoló Viena en 1713.

P1020411Desde la Karlskirche, el tranvía sigue hacia el centro pasando por el MuseumQuartier donde se ubican el Kunthistorisches y el Naturhistorisches del que hable hace un par de entradas.

Se trata de la zona más monumental de Viena (y mira que la ciudad en sí es un monumento). Y es aquí donde se nota verdaderamente que el Ring separa los barrios históricos donde se ubican el Hofsburg o el Stephansdom del resto. Pasados los museos se ubica el Parlamento, un edificio erigido a la P1010252mayor gloria de la democracia ateniense, con una reconstrucción asombrosa de un templo griego y una escultura preciosa de Atenea en el frontal.

Pasado el Parlamento el tranvía se dirige hacia otros dos puntos fundamentales de la iconografía vienesa, ambos cara a cara como los museos de arte e historia natural.

Se trata del Burgtheater y del Ayuntamiento, el Rathaus. El Burgtheater es un edificio enorme en el que se pueden realizar visitar para observar los frescos de Klimt que decoran algunas de sus salas. Enfrente está el Neues Rathaus, el grandioso ayuntamiento neogótico de 1883, con su altísima torre de 98 metros de altura y un caballero con armadura y lanza rematándola.

P1010238El parque que se abre frente a él es perfecto para celebrar espectáculos como el mercado navideño que disfrutamos en aquel momento, si bien es cierto que nos pareció el más flojo de todos comparado con los de la Plaza de María Teresa o los que aparecen aquí y allá por esta ciudad maravillosa.