26 de julio de 2011

Románico Palentino

P1260925Un retazo de los restos del fresco que ocupaba el altar de la Ermita de San Pelayo en Perazancas de Ojeda, en la provincia de Palencia. Las labores del calendario agrícola, los Apóstoles y parte de un Pantócrator del siglo XII aparecen, muy deteriorados, en las paredes de esta pequeña iglesia que resume el estado de muchas de las obras románicas que, desperdigadas, atraen la atención de los curiosos en Palencia.

P1260900 Es una ermita modesta, y alejada del pueblo (está a un par de kilómetros en la carretera que une Cervera de Pisuerga con Herrera de Pisuerga, una vez pasado Perazancas).

Para acceder a ella hay que pedir la llave en uno de los dos bares de Perazancas de Ojeda (dejando el DNI, claro) con lo que la entrada es libre. Y esto es más frecuente de lo que se pueda pensar.

En las oficinas de turismo te hacen entrega de un listado de edificios románicos cuyo acceso está asociado a una persona del pueblecito en donde se ubica. Hay que tener en cuenta que el románico en nuestro país está muy asociado no a grandilocuentes catedrales sino a un ejército de ermitas dispersas por todo el norte de España. Y en cada pueblito, alguien dedica su tiempo y esfuerzo a mostrar la joya que les enorgullece.

P1260883El exterior no llama la atención demasiado, se trata de una nave cuadrada y maciza, muy modificada a lo largo de los años pero terminada en un ábside del siglo XI que aporta valor a la iglesia.

Este ábside está soportado en el exterior por varias vigas de madera, lo que da idea del estado de la ermita. Sus bandas de ajedrezados y engranajes y sus arquillos lombardos le dan cierto aire diferencial frente al resto de edificios románicos palentinos (probablemente, por la influencia de los recién llegados obispos catalanes Bernardo y Poncio a la Diócesis Palentina en el siglo XI).

P1260904En cualquier caso, se trata de una de las más antiguas ermitas de la provincia: en su interior se puede observar a placer una lápida de consagración fechada en el año 1076. Esta lápida recoge el siguiente texto:

In Nomine Domini Nostri / En Nombre de Nuestro Señor

Jesu Chrit Sub Honore / Jesucristo En Honor de

Sancti Pelagii, Pelagius / San Pelayo, el Abad Pelayo

Abbas Fechit in Era MCXIIIIII / Hizo este Templo en la Era MCXIIIIII (1076)

Obstinente Rece Ildefonso / reinando el Rey Alfonso (VI, en León).

En la parte superior derecha de la lápida aparece un curioso dibujo inciso que representa un clérigo con su báculo, con nariz y gruesos labios. A la entrada de la iglesia te reciben sendos sarcófagos antropomorfos pero enseguida la mirada se va hacia el ábside interior cubierto de pinturas (recientemente restauradas) que en su momento debieron cubrir toda la iglesia.

P1260902Seis apóstoles a cada lado de la ventana central del ábside con las faenas agrícolas en la parte inferior y el Pantócrator, rodeado de tetramorfos, en la parte superior. Es una visita agradecida, en una iglesia románica levantada sobre una mozárabe previa y que es la invitación perfecta para recorrer los edificios del románico palentino.

Y es que la provincia de Palencia alberga la mayor concentración de monumentos románicos de toda Europa y por ello se hace muy complicado visitarlos todos en una única ruta. De ahí que    nos decidamos por unos pocos de ellos, los que más nos llamaron la atención de una zona en la que el curso alto del Pisuerga y las Comarcas de Cervera de Pisuerga y Aguilar de Campoo se sitúan como las poblaciones de referencia para visitar la gran cantidad de pequeñas ermitas y llamativos monasterios del románico palentino.P1260573

P1260574P1260572En la misma Perazancas de Ojeda hay otra iglesia románica, pero ésta dentro del pueblo. Se trata de la Iglesia Parroquial de la Asunción, también del siglo XII y que formó parte de un monasterio benedictino ahora desaparecido.

Lo que más llama la atención de esta iglesia, en la que intervinieron maestros canteros comunes a las ermitas de Aguilar de Campoo, es su portada, repleta de las llamativas figuras características del románico.

Pero para belleza y asombro, las figuras del friso frontal de la cercana Iglesia de Moarve de Ojeda, dedicada a San Juan. Hay que tener en cuenta que en los siglos XI y XII la mayor parte de los pequeños poblados palentinos debieron de poseer iglesias románicas, fruto de la sociedad y economía cerradas que vivían estas comarcas, densamente pobladas pero con la geografía montañosa como límite en sus comunicaciones.

P1260565 Es por ello que minúsculas aldeas, concejos y parroquias contasen con iglesias tan impresionantes como la de San Juan de Moarve de Ojeda, cuyo puerta de entrada y el friso que la corona son tan impactantes como el grado de conservación que mantienen. Desde el siglo XII nos contempla esta ejemplar obra de arte románico, son su pantócrator presidiendo la entrada rodeado de sus Apóstoles y de cuatro animales mitológicos: el águila, el león, el toro y el mismo hombre.

P1260806Si en vez de tirar hacia el sur (hacia Perazancas y Moarve) desde Cervera tomamos dirección norte hacia los Picos de Europa, hacia Potes, daremos con nuestros huesos en San Salvador de Cantamuda, donde nos espera la Iglesia de San Salvador, uno de los edificios románicos más compactos y P1260812atractivos de la comarca (en el que destaca, sobre todo su excepcional espadaña, excepcionalmente bien conservada).

San Salvador de Cantamuda es la cabeza de la Región de la Pernía, en donde aguardan en el camino antiguas casas de hidalgos e incluso un rollo jurisdiccional del siglo XVI. La Iglesia de San Salvador, de posible origen mozárabe, perteneció a un antiguo monasterio (llamado de San Salvador de Campo de Muga) y fue mandada construir por la Condesa Doña Elvira, sobrina de Fernando I de León, quien quería enterrarse aquí al morir.

P1260804Desde 1123 fue propiedad del obispado palentino y en 1181, momento en el que alcanza la apariencia actual cuando Alfonso VIII crea el Condado de Pernía a favor del Obispo de la época, Don Raimundo. Y así pasó el tiempo, pasando a ser Colegiata y perdiendo después buena parte de su totalidad. Pero aún así, su presencia, aislada en el paisaje, es soberbia y merece una visita.

Como también la merece la impactante imagen de la Iglesia de Santa Cecilia en Vallespinoso de Aguilar. Hemos tomado el camino de Aguilar de Campoo, donde nos esperan unas cuantas maravillas pero decidimos pasarnos por una muy especial que se encuentra en lo alto de una loma de este pequeño pueblo. Y a qué magnífica vista da lugar.

P1260932Así, de primeras, lo que más destaca en el paisaje es la torre cilíndrica dispuesta en la portada principal. Tiene un aspecto que la asocia con la defensa de la zona (lo que se ve apoyado por la posición estratégica de la ermita) pero cuando uno se acerca comienza a darse cuenta de la importancia real que tiene esta pequeña iglesia: los artesanos que con sus cinceles crearon las obras maestras de sus capiteles fueron los mejores de su época, precisamente los mismos que fueron llamados a crear las iglesias de Aguilar. P1260947La ermita es de una sola nave con su correspondiente ábside semicircular. La portada, de arco apuntado, presenta seis columnas a cada lado con unos capiteles un tanto especiales: cuentan historias. Tal y como menciona la descripción técnica “son capiteles corridos a modo de friso que combinan la decoración con motivos vegetales con escenas historiadas”. Entre ellas destacan “San Jorge matando a un dragón alado” (arriba), “San Miguel y el Demonio”, “Las tres Marías en el sepulcro” (ambos, abajo) así como dos centauros enfrentados, arpías y un basilisco.

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Pero no son las únicas imágenes, todo el “friso” es una historia del bien contra el mal, de las tradicionales leyendas bíblicas y de algunas escenas que dan lugar a equívoco, como las 8 P1260953figuras bastante deterioradas que bien podrían ser apóstoles, músicos o listado de oficios de la época (según http://www.arquivoltas.com/8-palencia/02-Vallespinoso01.htm).

Pasamos por debajo de la columna cilíndrica y llegamos al ábside. Se nos regala una bonita vista de Vallespinoso, con sus cigüeñas en el nido, sus tejados rojos, sus campos de trigo y un precioso carpe en lo alto de la colina. Y también más huellas del arte elegante y preciosista de los canteros de Aguilar.

P1260961P1260959El ábside tiene dos columnas adosadas y entre ellas tres vanos con arcos de medio punto y una ventana central también decorada (no hay más que fijarse en los capiteles de sus columnas laterales: arpías y grifos –a la derecha-, además de los consabidos motivos vegetales).

Bajo el alero, una cenefa de dientes de sierra y canecillos con motivos labrados, sobre todo vegetales, pero también figuras: destaca un águila con una serpiente entre las garras, un músico y un personaje itifálico, uno de los encuentros más interesantes de estos monumentos románicos: P1260963las escenas de sexo explícito que toman absoluto protagonismo en la ermita cántabra de San Pedro de Cervatos (http://www.castillodeloarre.org/Cantabria/cervatos03.htm) . Ésta será una visita obligada en el futuro, desde luego…

Continuamos camino hacia Aguilar de Campoo y hacemos dos pequeñas paradas que no merecen demasiado la pena: una por la iglesia en sí y otra por las obras que la cubrían. En el primer caso tenemos la Iglesia Parroquial de San Andrés de Barrio de San Pedro (con una parte muy, muy reducida de románico) y, sobre todo, la Ermita de Santa Eulalia, en el llamado Barrio de Santa María.

P1260971 Tuvimos la malísima suerte de que los andamios la cubrieran. Se trata de la parroquia de un antiguo despoblado medieval, del que viene el nombre del Barrio.

Es otra de esas joyas románicas compactas, pequeñas y rotundas, bellísimas y situadas en un paisaje poco menos que pintoresco. Además, mantiene en su interior algunos frescos que por lo que he visto son realmente interesantes. Por lo menos, nos metimos entre el andamiaje para encontrar alguno de los capiteles más famosos que tiene esta ermita: el de Adán y Eva y el Árbol del Paraíso.

P1260975Su portada se abre al norte (lo cual es raro en este tipo de edificios) y en uno de sus ventanales hay un capitel que mantiene todavía este motivo naturalista y bello.

Una verdadera lástima no poder acceder a su interior. Así que continuamos hacia el plato fuerte de nuestra visita al Románico Palentino: el Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo.

P1270043En 1909, un tal Lampérez realiza un estudio en profundidad del edificio que en su momento fue el Monasterio de Santa María y sus conclusiones son deprimentes: “bóvedas hundidas, sepulcros abiertos, fragmentos esparcidos (…) abandono y profanación; tal es lo que se ve allí”. Fue casi el final de un edificio maravilloso cuya historia, tejida con relatos de rebeldías, éxitos y fracasos a lo largo de los siglos, comenzó en el siglo XI.

Existe una conocida leyenda que refiere la fundación mítica del llamado “Convento caído” allá por el siglo IX que no por falsa pierde encanto. Se refiere al hallazgo de sendas iglesias derruidas por parte de un cazador, Alpidio, quien busca a su hermano, el Obispo Opila, para saber qué hacer con lo hallado (la segunda iglesia estaba repleta de reliquias, con lo que éstas valían en esta época de superstición). El Obispo visita el lugar: su río, sus tierras, sus bosques. Y decide hacer lo que la sociedad de la época le pide: fundar un cenobio.

La sociedad de la época: la palabra feudalismo viene a los labios, con sus estamentos claramente definidos: P1270020Los nobles, con las armas y el poder. Los siervos y plebeyos, para trabajar. El clero, con las almas y el poder. Y monasterios e iglesias en cada recodo, aprovechando el mejor saber y entender en su construcción y con comunidades de religiosos sometidos a la autoridad de un Abad.

Y, ay, esta autoridad se va a ver mermada en numerosas ocasiones entre el siglo XI, momento en el que está documentada históricamente la presencia de monjes en el Monasterio y la desamortización de Mendizábal, en octubre de 1835, momento en el que éstos desaparecen.

P1270025P1270024La primera en la frente: 1169, el rey Alfonso VIII entrega el “lugar llamado Santa María de Aguilar, con sus dominios, fuentes, molinos y todo lo que le pertenece” a la Orden de los Premostratenses, una orden austera y rigurosa pero no precisamente dedicada al trabajo manual, que desprecian, sino al trabajo digamos que pastoral y de gestión económica eficaz de sus bienes y rentas.

P1260979Los monjes que allí vivían demandaron en sucesivas ocasiones a la autoridad eclesiástica la injusticia de la decisión hasta que en 1173 un tal Cardenal Jacinto, legado papal, les acalló fallando a favor de los premostratenses. Pero los pleitos no acabaron aquí: la expansión territorial del monasterio llevó a sucesivas revueltas y juicios por parte de los afectados a cuenta de los beneficios de la iglesia. En 1209, por ejemplo, los monjes estuvieron tres meses encerrados por temor a las revueltas del personal administrado.

P1270027Y sin embargo (o quizá a consecuencia de) es en esta época cuando se considera que Santa María la Real de Aguilar alcanza su apogeo, con un tardo-románico excelso y propio de los siglos XIII-XIV, momento en el que se realizan los impresionantes capiteles de su iglesia y de su claustro. Tan impresionantes que fueron víctima directa del afán coleccionista de unos (hay un capitel, por ejemplo, en el Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard), de la locura y estupidez humana de otros, que destruyeron algunos y de la desidia administrativa que ha caracterizado a nuestro país durante tanto tiempo.

P1260982Algunos de estos capiteles se pueden ver en el Museo Arqueológico Nacional (es famoso el llamado Caballero Victorioso) pero también en el propio Monasterio convertido ahora en Centro de Interpretación del Románico, instituto de secundaria e instituto de artes y oficios. P1260996Y es que después de muchos siglos de rentas abundantes (el XIII), rebeliones internas (el XIV: en 1323 los monjes se sublevan contra su abad en complicidad con cientos de pobladores de la zona, arrasando tierras y dependencias), pestes negras y guerras civiles (como la de los Trastámara), euforias económicas (el XVII, con títulos y privilegios para todos los monjes) se llega a un siglo XVIII en el que el Monasterio alcanza la presente forma, preludio de la mencionada desamortización en 1835 y posterior abandono y ruina.

Hubo varios intentos de restaurar el complejo (en la Segunda República y en 1964) hasta que en 1978 y liderados por el arquitecto y dibujante José María Pérez González “Peridis” se impulsa un proyecto que hace soñar a muchos, que despiertan de él con la sensación del trabajo bien hecho. Y nuestra visita se realiza en el marco de este excepcional interés, el de convertir Santa María la Real en el emblema del ROM, el Centro de Estudios del Románico (www.santamarialareal.org).

P1270017P1260995Pasear por el Claustro, por la Salona, por el Claustro Superior… dejarse llevar por la realidad en piedra de los capiteles, por la luminosidad de la Iglesia del Monasterio son placeres que se deben agradecer a la Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar.

P1270003En el Centro de Interpretación, ubicado en la Iglesia, se puede observar una maqueta a gran escala con la construcción en 1200 de la ermita de Revilla de Santulián, prácticas iglesias y ermitas de la zona en madera que se pueden abrir para comprender los secretos de su fabricación así como una luminosa exposición de capiteles del Monasterio o sepulcros de gran calidad técnica (como éste, de Pedro Díaz de Castañeda, del año 1338).

Si bien es cierto que desde el Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo irradió la cultura hacia toda la comarca (irradiaron la cultura y los canteros y artesanos que dejaron su huella por las ermitas de la zona), este Monasterio no es el único lugar visitable de Aguilar de Campoo (lástima que las antiguas fábricas de galletas o la actual de Siro no sean visitables a gran escala). También están las Iglesias de San Andrés y Santa Cecilia, a los pies del Castillo de Aguilar. Y es que esta población fue un enclave fundamental durante la Edad Media y de ahí la gran concentración de iglesias románicas en su derredor. P1270044 Pero nosotros decidimos hacer una última visita a un Monasterio que tiene connotaciones diferentes a los visitados hasta ahora. Se trata de la Iglesia de Santa María la Real de Mave. Y es que ahora esta iglesia pertenece a un complejo hostelero que la ha restaurado e integrado en su labor diaria de posada y restaurante de nivel. Se trata del llamado “El Convento de Mave“ (http://www.elconventodemave.com).

P1270056 Como es habitual, hay que pedir la llave para visitarlo, en el propio restaurante, donde no te ponen ningún problema (llegar allí sí que puede suponer un problema por la facilidad para perderse).

Y al entrar la tecnología se une con la arqueología al hallar una puerta de sofisticada factura como acceso a una iglesia románica del siglo XIII, muy restaurada en el XVIII y con unas capillas cubiertas de pinturas murales de los siglos XIV y XV que recuerdan poderosamente a otras tierras, y no precisamente de la Cristiandad.

P1270076Dejamos Mave y el resto de Ermitas Románicas (como ésta de al lado, rupestre, de Olleros) muy conscientes de que el simbolismo de las figuras que ahora admiramos con deleite se nos escapa, que los artesanos y fieles de la Edad Media vivieron estas obras como propias y como símbolo de una manera de vivir la vida muy alejada (menos mal) de la actual, con un estilo que mezclaba a un tiempo del arte clásico romano con el arco de medio punto y la bóveda de cañón y una representación de lo divino como parte del día a día y parte a su vez de lo desconocido.

Y, aún más, siendo conscientes de que la fiebre constructiva de la época románica ha llegado a nuestros días en más o menos mejores condiciones gracias a que la pobreza se asentó en estos lugares antaño de primer orden. Y esa carencia se tradujo en la imposibilidad de crecer económica o territorialmente y las iglesias y ermitas se quedaron como estaban, símbolo de un pasado que en su momento pareció viejuno y ahora es fuente de interés para todo aquel con un poco de sentido común.

15 de julio de 2011

El bosque fósil de Verdeña

clip_image002Visto así, tal cual en el campo, no parece que sea nada más que las formas al más puro azar que forma la arenisca de esta pared vertical cercana al municipio de Verdeña, en Palencia. Hay que tener los ojos muy entrenados para poder interpretar que lo que estamos viendo no es sino el rastro, la huella de una catástrofe que sucedió hace millones de años. Y sus víctimas, al menos aquellas de las que hay pistas, fueron los árboles de un bosque del Carbonífero.

clip_image004Hace 300 millones de años un bosque de Sigillarias y Cordaites situado cerca de un delta fue, literalmente, arrasado por una fuerte y repentina inundación que arrancó los troncos de los árboles que allí crecían, dejando huérfanos los tocones con las raíces, algunos de árboles realmente longevos.

Se trataba de una comunidad floreciente, una zona costera con condiciones suficientes como para albergar ambientes lacustres, bosques de zona húmeda y playas.

Estamos en el Carbonífero, en plena Era Paleozoica, origen de las masas de petróleo y carbón que nuestra derrochadora sociedad necesita ahora como el comer. Es un periodo con una concentración especialmente alta de Oxígeno en la atmósfera (sobre el 35%, según wikipedia) lo que favoreció el crecimiento sostenido tanto en superficie como en altura de numerosas especies de helechos arborescentes y primitivas gimnospermas. Entre ellos destacan, entre los primeros, los Lepidodendron y las Sigillaria; entre los segundos, las especies del género Cordaites.

clip_image006Y ambas especies, Cordaites y Sigillaria están presentes en nuestro bosque cercano a la playa, ese bosque que hace fue arrasado hace 305 millones de años consecuencia de un fuerte movimiento sísmico (algo tendría que ver la falla tectónica sobre la que se encontraba) que hundió la zona costera sobre la que se asentaba. Y es que el Carbonífero es un periodo muy activo en muchas cosas, en la activa colonización de insectos y anfibios de la tierra firme (las famosas libélulas gigantes pululaban entre bosques como el nuestro) pero también activa desde el punto de vista tectónico pues aquí se fraguó el supercontinente Pangea a partir de la llamada Orogenia Hercínica. Por cierto, no faltaron grandes glaciaciones que cubrieron gran parte del megacontinente…

clip_image008Y mientras tanto, en este apartado lugar de uno de los continentes que luego formarían Pangea, nuestro bosque fue arrasado por el mar. Cuando el tiempo pasó, todo volvió más o menos a la normalidad y un nuevo delta ocupó el antiguo y nuevos bosques crecieron sobre los restos de los arrancados por el seísmo.

Los restos de estos nuevos bosques (de las mismas especies que antes) asentados año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio en las someras y tranquilas aguas de zonas lacustres cercanas al delta conformarían en el futuro que es hoy los depósitos de carbón que un buen día serían explotados a cielo abierto en un monte al oeste de Verdeña (Palencia).

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Y desde allí salimos a la búsqueda del bosque fósil por una senda no demasiado bien identificada (únicamente en el panel inicial) de apenas 3 kilómetros pero, eso sí, atravesando paisajes asombrosos. El recorrido se hace en poco menos de una hora y media y es muy cómodo.

Se comienza atravesando el pueblo (intuitivamente, la verdad, pues como ya digo la señalización es pobre). Se cruza hacia el oeste, pasando por bonitas casas de piedra y una fuente antigua para terminar recorriendo un antiguo canal de agua bajo la sombra de los árboles de la zona. Detrás comienza a vislumbrarse una vista realmente bonita, acrecentada por la espléndida primavera que hemos vivido en 2011.clip_image016clip_image018

Un bosquete de melojos jóvenes acoge un sotobosque herbáceo bastante extendido en el que destaca algún Arum maculatum, algún Polygonatum odoratum e incluso alguna Fresa espontánea entre un verdor aprovechado por las preciosas babosas negras del género Arion tan características de los parajes del norte peninsular. clip_image012

clip_image014También hay flores espléndidas, no sólo las amarillas de las matas de piornos o las rosadas de los brezos (muy probablemente, Daboecia cantabrica), sino también preciosos narcisos y orquídeas de varias especies, todos ellos enmarcados en un paisaje espectacular.

clip_image020Y entonces llegamos al bosque fósil y, a pesar de haberlo leído anteriormente, nos quedamos sorprendidos al encontrar una pared vertical repleta de grietas. El bosque es vertical y no es un concepto fácil de asimilar… en aquella explotación a cielo abierto se retiró una capa de carbón y apareció esta pared de arenisca vertical y, milagro, se conservó y ahora está expuesta a los interesados.

clip_image022Por cierto, los paneles informativos que informan sobre el yacimiento están en un estado deplorable. Sé que estamos en plena crisis económica y que el dinero se debe dedicar a aspectos más importantes que un yacimiento en medio de ninguna parte, pero la impresión es pésima. No lo es tanto tratar de interpretar la pared, lo que rápidamente se convierte en un reto.

clip_image024La capa de carbón ocultaba un suelo de vegetación fósil que en su momento ocuparon troncos caídos y tocones con raíces abandonados. Estas estructuras pasaron a convertirse en marcas estrelladas (los tocones) y en marcas longitudinales (los troncos) que hay que buscar entre el sinnúmero de grietas de la pared. Como comentaba anteriormente, pertenecieron a dos géneros de plantas bien diferentes.

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En primer lugar tenemos a las Sigillaria (a la izquierda), pertenecientes al grupo de los licófitos, criptógamas de los que hoy en día quedan fósiles vivientes como las Selaginellas, el Isoetes o un grupo amplio de licopodiales (todas ellas, en cualquier caso, de porte herbáceo, muy alejadas de las altísimas Sigillarias que poblaban los bosques del Carbonífero tardío (de 20 a 30 metros de altura se les calcula).

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Entre las Sigillarias encontramos Cordaites, (a la derecha) mucho más parecidas a las coníferas actuales. Ambas especies de plantas (que no árboles entendidos como los actuales) dejaron las huellas de sus sistemas radiculares en las marcas en estrella más visibles en el muro.

Estos sistemas de raíces (llamadas Stigmarias) son muy típicos de los bosques de licopodios del Carbonífero y consisten en una serie de raíces principales (las Stigmarias) que se van bifurcando progresivamente y en las que se insertan unas estructuras denominadas “raicillas”.

clip_image026Algunos expertos identifican dos generaciones de tocones en función del tamaño de las marcas estrelladas. De hecho, han identificado una mayor proporción de marcas pequeñas, que denotarían plantas jóvenes en crecimiento y competición por el sol, frente a otras grietas mucho más grandes que pertenecerían a una generación mucho mayor de plantas y cuyo tamaño impediría a los jóvenes salirse con la suya (y por eso los jóvenes están más desperdigados y los tocones grandes más ordenados).

P1260855 Otra teoría indica que los jóvenes crecieron cuando los mayores ya habían muerto y ocupaban el espacio disponible que dejarían las enormes raíces de éstos (que podían llegar a medir hasta 5 metros de diámetro).

Entre las marcas en estrella llaman la atención las huellas longitudinales de troncos, presuntamente segados por la catástrofe que arrasó el bosque (y dispuestos en su misma dirección). Hay incluso un tronco con una rama en la que es, se supone, más fácilmente visible esta dirección de arrastre.

Dejamos atrás la pared fósil para reencontrarnos con la belleza del paisaje actual con vistas maravillosas como las del Mirador de La Pernía desde el que se pueden ver en días claros las cimas más elevadas del macizo central de los Picos de Europa. Los renacuajos de sapo en las charcas, el colorido mixto de los brezales, las hojas verdes y tiernas de los melojos y las estructuras calizas que afloran en los campos no son sino la esencia de la Montaña Palentina, que tantas y tan curiosas cosas puede ofrecer.

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