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3 de diciembre de 2011

11 cosas que hacer en Nueva York (y IV-b): Downtown

Continúa desde la entrada anterior

P12803637. Cruzando el Puente de Brooklyn

Uno de los paseos imprescindibles en Nueva York se realiza por encima de uno de los puentes más famosos del mundo, el Puente de Brooklyn. Cuando se inauguró el 24 de mayo de 1883 se convirtió en el puente colgante más largo del mundo y en la obra realizada a mano más alta del continente americano. A mano, efectivamente. Durante 14 años, desde 1869, más de 600 obreros trabajaron en el puente. 27 de ellos murieron como consecuencia de las obras.

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Y ahora nosotros disfrutamos de su presencia. Nos desplazamos en metro hasta Brooklyn Bridge City Hall y desde allí recorremos los primeros pasos, en paralelo al tráfico neoyorquino que no va al mismo nivel que los peatones (que sí van al mismo nivel que los ciclistas, que pasan continuamente). Cruzar el puente es un placer, no sólo por la sensación de atravesar el río East por un puente legendario sino por las fantásticas vistas que proporciona tanto de Brooklyn como de Nueva York, del Lower Manhattan y de puentes cercanos como el Manhattan Bridge.

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Las torres están decoradas con dos enormes y dobles arcos góticos de 83 metros de altura cada uno. Cada torre se eleva sobre un gran cajón neumático que permite mantener una zona seca en su interior para el mantenimiento del puente. Entre los 27 muertos de la obra del puente se encontró el mismo diseñador del mismo, John A. Roebling, un ingeniero inmigrante alemán que lo inició pero no pudo verlo terminado. Murió como consecuencia de una infección al caer al agua o bien de un aplastamiento por parte de un transbordador (depende de la fuente).

El caso es que le sustituyó su hijo Washington que también cayó enfermo de la llamada enfermedad del buzo durante la obra (es decir, una embolia gaseosa por descompresión). Le sustituyó su mujer, Emiliy, quien bajo su supervisión entre fuertes dolores y parálisis finalizó la obra.

P1280372Entre las muertes famosas en este puente (tradicional lugar de encuentro de manifestantes de todo tipo) no puedo evitar recordar la muerte de Gwen Stacy, la primera novia de Spiderman y a quien el Duende Verde, con la inestimable colaboración de John Romita Sr, Gerry Conway y Roy Thomas como editor.

Y nosotros nos acordamos de ella mientras paseamos por el puente, por entre los imponentes cables de acero galvanizado con zinc (para protegerlos del viento, la nieve o la lluvia). Cables de acero que contrastan con las personas que los miran, entre los corredores, los turistas, los ciclistas, los trabajadores que van y vienen de un barrio a otro o de aquellos como la chica de la foto, que aprovecha para pintar una de esas vistas maravillosas que he comentado.

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No se tarda en recorrer más de 20 ó 25 minutos. De vez en cuando hay miradores desde los que ver Nueva York mientras te sobrevuela un helicóptero, numerosos ferries navegan por el East River y algún cormorán se sumerge en las heladas aguas del río, como lo ido R. Odlum, la primera persona en saltar desde el puente, en 1885. Por supuesto, murió poco después de una hemorragia interna.

P12705228. Woolworth Building y City Hall Park

Muy cerca del inicio del Puente de Brooklyn se encuentra el City Hall Park, la antigua zona verde de Nueva York (donde pastaba el ganado hace 300 años), donde se ubicaba el famoso museo de excentricidades de Phineas T. Barnum (que ardió en 1865) y donde se leyó la Declaración de Independencia en 1776. Ahora es un parque público  bonito y relajado, con numerosas ardillas grises (y alguna que otra rata) retozando entre sus arbustos y donde se alza una estatua dedicada al político, científico e inventor Benjamín Franklin.

P1270527Rodean el parque algunos edificios realmente sorprendentes. Por supuesto, el propio Ayuntamiento, el City Hall con su fachada en mármol del XIX. Algunos de los típicos brownstones de gran tamaño.

P1270529Pero sobre todo el Woolworth Building, el edificio más alto de la ciudad de 1913, un gran rascacielos de estilo gótico idea de Frank Woolworth, quien en 1879 abrió un nuevo tipo de tienda en la que los compradores podían ver y tocar las mercancías en oferta y donde todo costaba 5 centavos. Él se hizo rico y el comercio minorista no volvería a ser el mismo.

P1270534Lo más famoso del edificio ahora es su vestíbulo, de mármol y lleno de filigranas y relieves dorados.

Lamentablemente no es sencillo entrar en él (de hecho, la mayor parte de los visitantes lo que van a buscar son las caricaturas que incluyó el arquitecto Gilbert del propio Woolworth en él).

9. NYPD Police Museum

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Nueva York es un cúmulo de iconos y tópicos. Los taxis amarillos, los rascacielos, las hamburguesas, los depósitos de agua o el metro. Pero también los conocidos coches blanquiazules de la New York City Police, la NYPD que tantas veces se menciona en películas y series ambientadas en la ciudad.

Y para disfrutar de ello a tope nada mejor que recorrer las salas del New York City Police Museum (www.nycpolicemuseum.org/). La verdad es que es un museo muy divertido, con numerosas actividades para echar unas risas, desde el área de entrenamiento al calabozo P1270458enrejado pasando por la pared de la rueda de reconocimiento.

Pero también tiene un buen número de exposiciones permanentes fantásticas. Y alguna de ellas, emocionante. Salas dedicadas a las armas (desde las de filo hasta colecciones amplias de pistolas), salas P1270467dedicadas a los vehículos, las motos, los uniformes (donde destaca este cuadro que recoge los uniformes policiales de 1900 de jefes de policía de todo el mundo).

P1270468Pero sobre todo destacan dos de ellas. Una, dedicada a los atentados del 11-S, con numerosos recuerdos de aquella jornada, en especial de los policías que fallecieron en acto de servicio cerca de las torres. La puerta de una furgoneta policial (la de la derecha), walkie-talkies quemados, chapas identificativas, gorras… recuerdos sacados de entre los escombros acompañados de las fotos de aquellos que dejaron la vida bajo los mismos.P1270450

 

 

 

La otra exposición emocionante es la denominada Hall of Fame, en la que se exponen las placas identificativas de todos los policías de Nueva york que han muerto en acto de servicio. Es curioso ver la evolución de los apellidos de estos policías, cambiando con el paso del tiempo e introduciendo sonoros vocablos latinos, italianos, irlandeses o africanos según el año que observemos.

P1270439Y para terminar, nada mejor que pasarse por la tienda oficial del museo, que está repleta de coches policía, uniformes, gorras, camisetas, esposas y marionetas de los muppets. Por supuesto, no tardamos en hacernos con una.

El museo, por cierto, está muy cerca del South Street Seaport, nuestra próxima parada.

10. South Street Seaport y el Pier 17

P1270486El abandonado puerto de Nueva York se ha transformado en una de las zonas más entretenidas de la ciudad, con música ambiente, con terrazas, con espectáculos, con impresionantes vistas del Puente de Brooklyn y con algunos puntos de interés.

En primer lugar, el Titanic Memorial Lighthouse, un faro construido en 1913 en memoria de los fallecidos en el hundimiento del RMS Titanic. Justo detrás se encuentra el South Street Seaport Museum, que aprovecha los edificios históricos del área para narrar el pasado marítimo de Nueva York. El Museo también incluye, como era de esperar, barcos.

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Se trata de barcos de vela de mástil alto, como el Ambrose de la derecha o el Pioneer, construido su casco con hierro y destinado a transportar la arena de las minas. Estos barcos se sitúan delante de un gran complejo de tiendas, restaurantes (y el propio museo) ubicado en el Muelle 17, esto es, el Pier 17, con sus tres plantas de tiendas y puestos de comidas. P1270498

P1270493A la entrada se ubica una taquilla donde se pueden contratar viajes. Lo curioso es que esta taquilla es la antigua cabina de mando de un remolcador. Por las cercanías se pueden ver tiendas donde artesanos construyen o restauran barcos de madera o cualquier recuerdo de índole náutica.

Pero quizá lo mejor del Pier 17 son las fantásticas vistas que facilita del Puente de Brooklyn:

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11. Brooklyn Heights Promenade

P1280395Al otro lado del East River nos espera el barrio de Brooklyn, un barrio… más barrio, con calles pequeñas y casas de dos pisos estilo brownstone. Recorremos sus calles con nombres de frutas, encantados con las casas bajas, las escaleras de entrada, las ventanas a pie de calle.

Brooklyn era una zona agrícola hasta que se dispuso aquí la terminal del transbordador hacía Manhattan, momento en que comenzó a convertirse en zona residencial. P1280414Las casas que ahora vemos nos retrotraen al siglo XIX y de hecho hay un espíritu romántico en estas calles de casas de madera, barro y piedra arenisca.

En algunas de ellas han vivido escritores de renombre cuyas obras todavía nos encandilan. Las aventuras y desventuras de Holly Golightly en Desayuno en Tiffany’s fueron escritas por Truman Capote en el nº 40 de la calle Willow (a la izquierda) mientras que en el nº 155 Arthur Miller escribió alguna de sus obras maestras (a la derecha).

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Muy cerca de allí se puede disfrutar de una de las mejores vistas de Nueva York. Se trata de Brooklyn Heights Promenade. Promenade significa paseo junto al río, sólo que en este caso el río es el East y lo que está enfrente es Manhattan, el Downtown, Wall Street e incluso la Estatua de la Libertad.

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Pronto reanudamos nuestro recorrido por Brooklyn, entre los cafés y boutiques de de Montague Street, por los muros de Iglesia de Santa Ana y volvemos después por metro hacia el corazón de Nueva York, hacia la Quinta Avenida, Times Square, el Empre State.

Pero no podemos olvidar esta maravillosa visión, digna del mejor Woody Allen, que se queda atrapada en nuestras retinas como lo hace así mismo la capital del mundo, con sus exageradas dimensiones en todo, con sus pequeños detalles, sus hoteles de fábula, sus tantas cosas por ver. Es la ciudad que por su grandeza, siempre se queda pequeño el tiempo que tienes para disfrutarla.  P1280419

27 de noviembre de 2011

11 cosas que hacer en Nueva York (y IV-a): Downtown

1. Coger el ferry a Staten Island

P1280662Una de las atracciones más populares de Nueva York es tomar el transbordador hacia Staten Island. Y es de las más populares no sólo por las magníficas vistas a las que da lugar sino porque es gratuito. Las gentes se agolpan en la terminal, muchas de ellas de vuelta del trabajo (lo cogemos por la tarde). Otros somos turistas que tratamos de infiltrarnos entre la multitud. La terminal es moderna y confortable y hay algunas tiendas para comprar algo para comer.

P1280593Hemos llegado hasta aquí desde la estación de metro de WhiteHall St. South Ferry, que nos dirige fácilmente hacia los Ferries para Staten Island que no es sino otro barrio de Nueva York.

Y, como es gratuito, no hay ni asiento reservado ni cubierta a la que dirigirse de forma preferente. Desde la terminal de Manhattan hay ferries prácticamente cada media hora a lo largo del día (algunos menos los domingos). P1280599Así que cuando atraca el ferry que llega desde Staten y nos abren las puertas para acceder al barco, al Spirit of América, que se llama, la muchedumbre asciende hacia la enorme mole anaranjada que es nuestro transbordador.

Hay que buscar sitio rápidamente, sobre todo en las cubiertas exteriores. Y, además, es mejor no sentarse pues enseguida se van a poner otras personas delante, en las barreras, para poder disfrutar de las vistas y del viento durante todo el recorrido. P1280602En realidad no son más de 25 minutos lo que dura el trayecto entre ambas terminales, apenas 8 kilómetros de disfrute gratuito en una de las ciudades más caras del mundo.

El ferry funciona desde 1905 y a pesar de todos los intentos de alcaldes diferentes, sigue sin tener coste alguno. Más de 19 millones de viajeros anuales cruzan lo que en realidad es el río Hudson, de una anchura sorprendente, entre Manhattan y la terminal de St. George. Y el viaje merece la pena, por las vistas, la brisa, la gente, la rapidez y la gratuidad.

P1280615Lo mejor, por supuesto, son las vistas. La Estatua de la Libertad se yergue poderosa en mitad del camino, con la antorcha resplandeciente iluminando al mundo. Por delante de ella pasan numerosas embarcaciones, desde las de la policía hasta enormes barcos de carga; el estuario del Hudson y del East soporta un tráfico acuático de grandes proporciones. Y es te tráfico es otro de los puntos fuertes de la visita. Porque pájaros y aves marinas, la verdad es que se ven bien poquitas. Por supuesto, alguna gaviota y algún cormorán pero poco más. Quizá la vista se detenga más con las embarcaciones que se cruzan con el transbordador que con las aves.

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Y es que es un placer ver como cruza delante de ti otro ferry hacia o desde Staten Island. Los neoyorquinos los denominan commuter vehicles. A nosotros, y entiendo que al resto de visitantes, nos alucinan las enormes masas anaranjadas y sucias que recorren una y otra vez el camino. P1280628La llegada a Staten Island (como la posterior arribada a la terminal de Manhattan) también nos sorprende, con unos muelles demasiado llamativos como para no pasar desapercibidos. Unos cuantos commuter vehicles duermen a la espera de su nueva salida.

En la terminal de Staten Island nos espera un gran acuario… y poco más. La verdad es que la mayoría de las guías te proponen ver alguna cosa del barrio-isla, pero nos merece más la pena volver hacia Manhattan, sobre todo porque lo podemos hacer en el mismo transbordador en el que vinimos, apenas 15 minutos después de nuestra llegada y, claro, sigue siendo gratuito. Así que tomamos el ferry con mucho más conocimiento que la última vez y nos buscamos una posición de lujo: la proa del barco.  P1280627Y así, con un viento de cara potente, pero encantados con la experiencia, recorremos de nuevo los 8 Km con una nueva perspectiva. Leemos que esta línea de ferries la puso en marcha alguien que nació en la misma Staten Island: Ni más ni menos que Cornelius Vanderbilt, uno de esos archimultimillonarios que se hicieron a sí mismos y que aprovecharon aquell  Y atracamos en Manhattan con una visión extraordinaria del Downtown que pasamos ahora a recorrer. Wall Street con sus elevadísimos rascacielos nos espera, echando de menos las torres gemelas y fijándonos en algunos detalles interesantes. Así pues atracamos en la Terminal de Whitehall y caminamos hacia…   P1280657

 P12705672. Wall Street, buscando la Bolsa, los Cuatro Árboles y el Toro.

P1270578Dicen que es aquí donde comenzó la historia de Nueva York, aquí donde el holandés Peter Minuit compró en 1626 a los indios algonquines la isla de Man-a-hatt-ta por collares y abalorios baratos.

Wall Street, precisamente, viene del muro (wall) edificado para evitar que esos mismos indios volvieran a entrar en la isla.

Y precisamente es aquí donde se encuentran algunos de los hitos históricos más importantes de la ciudad, tanto de sus comienzos como del pasado cercano.

Y es aquí donde mejor se testa el futuro brillante que tiene Nueva York, en este entramado de rascacielos y edificios de alturas mareantes, tanto de principios de siglo XX como de primeros del XXI. Una evolución que se nota en los reflejos de los acristalados gigantes, que tienen el ladrillo rojo como vecino del más actual de los estilos arquitectónicos.

P1270557Pasear por Wall Street supone, casi todo el rato, ir mirando hacia arriba. Tal es el poderoso influjo de estos maravillosos edificios en los que trabajan aquellos de los que muchas veces, demasiadas veces, depende el futuro de nuestra sociedad. Las películas de Oliver Stone supongo que son mero reflejo de lo que encierran estas moles por las que pasear aturdido. De vez en cuando surge alguna cosa curiosa, de las que el barrio está lleno.

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Es el caso de dos de las iglesias más conocidas del Lower Manhattan. La primera de ellas, la pequeñita escondida en medio de la cascada de cristal de los rascacielos cercanos, es la Saint Elizabeth Ann Seton Shrine, construida sobre la casa donde vivió entre 1801 y 1803 la que se considera la primera santa de origen norteamericano y fundadora de la primera orden de religiosas americanas. Hay que agradecerle el albergue para mujeres irlandesas sin hogar que ayudó a construir en una época difícil.

En otro lado de Wall Street se sitúa la Trinity Church, una iglesia episcopaliana que ocupa el origen de la calle Wall Street y que es una de las más ricas del mundo, pues parte de los terrenos del Downtown son suyos. En su momento debía representar un edificio imponente, pues fue de los primeros en situarse en el futuro mar de rascacielos que es esta parte de la ciudad. Hasta 1860 fue el edificio más alto de la ciudad gracias a su aguja de 85 metros, perfecta para guía de navegantes y espléndido toque final del estilo neogótico con el que está realizada esta iglesia, la tercera construida en este mismo lugar.

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El caso es que Wall Street impone. El corazón de las grandes finanzas de Nueva York está aquí y por eso pasan atareados encorbatados por entre sus calles, que parecen desfiladeros por los que actualmente está a punto de estamparse el capitalismo del que hace gala la ciudad. Y entre tanto edificio gigantesco encontramos dos de los símbolos del barrio.

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En la plaza donde se ubica el Chase Manhattan Bank se ubica una famosa escultura de Jean Dubuffet denominada Four Trees que, a pesar de su gran tamaño, queda desdibujada bajo la sombra de los grandes rascacielos que la rodean.

Precisamente la construcción de un edificio cercano a éstos, el Equitable Building en 1915, quitó la luz a todos los edificios con los que compartía espacio. Por ello, a partir de aquel momento se aprobó una ley que obligó a retranquear cada rascacielos que se construyese en Nueva York.

P1270586El otro gran símbolo de la ciudad es el “Charging Bull”, una escultura que homenajea el empuje de la economía del barrio y que fue dejada una noche de diciembre de los años 80 en medio de Wall Street. El autor, Arturo di Modica, y unos amigos la dejaron allá sin permiso y obstruyendo el tráfico. Ahora está cómodamente asentada al norte de Bowling Green para uso y disfrute de los cientos de turistas que se hacen una foto con el toro que carga.

P1280671Como carga la Bolsa. Pero antes de llegara a ella, entre Wall Street, Broad Streeet y Nassau Street se alza el Federal Hall, construido como Casa de Aduanas en 1842 es un edificio de estilo clásico que alberga una exposición sobre la constitución estadounidense y que tiene al mismísimo George Washington en forma de escultura de bronce delante de sus escalinatas.

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Cuando éste juró su cargo como primer presidente de los USA en 1789, miles de neoyorquinos se juntaron aquí para dar vivas al nuevo héroe nacional. Héroe que suele observar la fachada también clásica de la Bolsa, del New York Stock Exchange, uno de los lugares más importantes del mundo, y no sólo por su aspecto de edificio con tradición. Por cierto, al lado se alza el nº 26 de Broadway, construido como sede de la Standard Oil Trust y coronado por una enorme lámpara de aceite.

P12704263. Tomar algo en la Fraunces Tavern

Y entre la multitud de edificios de altura se encuentra una pequeña manzana con edificios comerciales típicos del siglo XVIII de factura clásica y de portes moderados. Y entre ellos se encuentra la reproducción de un famoso edificio de la zona, la Fraunces Tavern, una réplica exacta del edifico construido en 1719 y en el que George Washington despidió con una cena de gala a sus oficiales en 1783, discurso incluido.

P1270429Fue el 4 de diciembre de 1783 y Washington se despedía de los oficiales de la Continental Army después de que los británicos renunciasen al control de la ciudad. “Con el corazón lleno de gratitud y amor me despido de Ustedes. Deseo ardientemente que sus días venideros sean tan prósperos y felices como gloriosos y honorables han sido los precedentes”. Los británicos se habían marchado.

El edificio sobrevivió a la Revolución y quedó deshabitado y ruinoso hasta que en 1904 la Sociedad Sons of the Revolution adquirió el inmueble y lo convirtió en lo que es hoy, una reconstrucción impresionante de la taberna original (se suele decir que fue el primer intento local en conservar parte de la historia de Estados Unidos).

P1270432El caso es que la Fraunces Tavern (http://www.frauncestavern.com/) sigue sirviendo como pub y te puedes tomar tranquilamente una cerveza mientras esperas a subir al piso de arriba donde se ubica el Fraunces Tavern Museum (www.frauncestavernmuseum.org) dedicado a la historia del país, con numerosos dibujos, pinturas y objetos originales.

Nos sorprendió gratamente la sala dedicada a la historia de la bandera americana. Pero también algunos documentos y piezas de la época. Por ejemplo, parte de la cola del caballo de bronce sobre el que montaba la estatua DSC01192del rey Jorge III que se alzaba en el cercano Bowling Green, el considerado primer parque de la ciudad, y que con la Independencia fue hecha pedazos y fundida para servir de munición. Bueno, al menos no toda ella.

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Pinturas, grabados y reproducciones de estancias de la época completan un pequeño museo un pelín caro de visitar pero que creo que merece la pena. Te puede acompañar un guía si fuera de tu interés, transmitiendo toda la viveza que esperas de alguien a quien le apasiona la historia de los Estados Unidos. Pero de recuerdos o guías del museo, ni está ni se les espera.   

4. Battery Park y Castle Clinton

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Y ya que hemos pasado al lado histórico del Downtown, ¿por qué no darnos un paseo por el Battery Park? Se trata de una antigua plaza de baterías de artillería del siglo XIX. Ahora es un parque precioso, con paseo marítimo desde el que otear vistas maravillosas de la Estatua de la Libertad y de Staten Island así como el inicio de un barrio moderno de 37 Ha y representativo del empuje que ha tenido esta zona en los últimos años.

P1270258Pero en su momento había una batería de cañones que protegía el puerto de Nueva York. Y el puesto defensivo de la artillería, circular, era el Castle Clinton, construido en 1807 (el nombre viene del alcalde DeWitt Clinton, de la época en la que se edificó). En aquel momento se encontraba a casi 100 metros de la costa pero sucesivos drenajes le han llevado a unirse a tierra firme y pasar por varias curiosas fases, siendo un teatro de moda, centro de inmigración previo a Ellis Island, sede del Aquarium de Nueva york (antes de marchar a Coney Island) y ahora, centro P1270257de reunión para todos aquellos interesados en visitar dos de los iconos de la ciudad, la Estatua de la Libertad y Ellis Island. Los billetes para el transbordador se compran aquí.

Por cierto, ninguno de los 28 cañones del fuerte se utilizaron nunca en combate.

5. Estatua de la Libertad y Ellis Island

DSC01184Poco que añadir a las entradas dedicadas a la Estatua de la Libertad (aquí) y a Ellis Island (aquí).

Nueva York representó desde sus inicios el puerto de entrada para un número ingente de inmigrantes europeos (sobre todo) que buscaban un futuro mejor en un país por hacer. Y como tales seles aplicaron diferentes filtros de acuerdo con la época de la que se trate. Al principio la entrada era libre. Al final, casi imposible.

A describir las historias personales y globales de aquella época se dedica uno de los mejores museos de la ciudad, el que está ubicado en Ellis island y al que dedicamos la entrada anterior (aquí).

Y por otro lado tenemos a Lady Liberty, aquella cuya luz de libertad ilumina al mundo y a los cientos de visitantes y turistas que nos acercamos maravillados a un monumento de excepcionales dimensiones y características. Y las expectativas se cumplen aunque parezca mentira (aquí).

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Quizá lo más divertido de esta visita es que el viaje se hace en barco, que las vistas de Manhattan son asombrosas, que el gentío lo cubre todo, pero que la diversión y el aprendizaje también. Ver bien ambos monumentos te lleva prácticamente toda una jornada pero merece totalmente la pena el precio a pagar pro ello.

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6. Tributo en la Zona Cero

P1270547P1270545El lugar donde se encontraban las Torres Gemelas se denomina Zona Cero y es cada vez más reducido pues los edificios dañados por el acto terrorista de 2001 se están volviendo a ocupar. Por las calles cercanas algunas personas te venden recuerdos de los atentados en forma de libros con fotos u objetos alusivos a las dos torres que no soportaron el impacto de los aviones.

En la actualidad es un área en plena reconstrucción. Un buen número de grúas ocupa parte del paisaje: se está construyendo la Freedom Tower o One Wolrd Trace Center, una gran Estación e Intercambiador de Transportes (diseñada por Santiago Calatrava, probablemente llena de pinchos blancos) y un Parque Memorial, recientemente inaugurado (http://www.911memorial.org) que provoca una enorme emoción. La próxima vez que vayamos por NYC ya estará también inaugurado el Museo y será un punto fuerte de la visita.P1270546

P1270540Por cierto, como testigo mudo de aquella hecatombe queda la Saint Paul’s Chapel. Washington, con quien no dejamos de encontrarnos, rezaba aquí.

P1270548Ahora sirve de recuerdo permanente al 11-S, pues sobrevivió milagrosamente a la caída de las torres, que estaban enfrente y sirvió como centro de apoyo para los voluntarios en aquellas aciagas fechas.

Continuará.