27 de julio de 2009

Obras maestras de los Museos Nacionales de Irlanda

P1130022Así, en plural. Porque el Museo Nacional de Irlanda tiene varias sedes con diferentes disciplinas. Ésta de la foto es la sede dublinesa del Museo de Arqueología, en Kildare Street. Muy cerca, en Merrion Street, está el  Museo de Historia Natural, ahora cerrado.

Y más alejado, en los cuarteles de Collins Barracks, el Museo de Artes Decorativas. Tuvimos suerte, pues ahora mismo en Collins Barracks hay una exposición con los tesoros del Museo de Historia Natural dado el cierre por reformas que impide verlos desde hace años.

Todavía más alejado, en el Condado de Mayo, y en medio del campo como debe ser, se encuentra el Museo de la Vida en el Campo. Ahí ya no pudimos llegar.

Y además, está la National Gallery of Ireland, que aunque no forme parte estrictamente del Museo Nacional, sí que recoge una muestra pequeña pero muy rica de la historia de la Pintura. Así que dejémonos llevar por todas estas colecciones de las que hacen gala los museos irlandeses. La pena es que no dejen hacer fotos en ninguna de ellas (bueno, nos saltamos un poco las normas, preguntando, eso sí, en la exposición de Historia Natural), por lo que toda imagen tendrá que salir del saco sin fondo de la red. Por cierto aquí está parte de la información: www.museum.ie.

overview_britishprehistory_iron3Museo de Arqueología

Se trata de un edificio amplio y luminoso. Para entrar, una rotonda de columnas clásicas puramente neoclásica que pretende emular al Panteón romano. El gran patio principal acoge la tienda, muy bien surtida y con algunos recuerdos realmente buenos que ya están en nuestra estantería. La tienda está rodeada de preciosas columnas de mármol traídas de las mejores canteras irlandesas. Y justo después, ya comienza el disfrute.

El Museo presenta varias exposiciones permanentes.Irlanda prehistórica, El oro de Irlanda, Irlanda vikinga, Medieval… así como pequeñas exposiciones dedicadas a Roma y al Antiguo Egipto. Como hay tanto que ver, nos centramos en las piezas más importantes, comenzando por la exposición más sorprendente de todas: Kingship and sacrifice.

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Y es la más sorprendente porque es la que presenta los restos conservados de varias momias que pasaron siglos conservadas en ciénagas irlandesas. Este tipo de momias (bog bodies, las llaman) han aparecido por varios países europeos, hallándose varias en Irlanda.

Las más conocidas son el Hombre de Oldcroghan y el Hombre de Clonycavan, si bien la exposición cuenta con más cuerpos. Y su razón de ser no es otra que demostrar que estas momias proceden de rituales de sacrificio de la Edad del Hierro (200-400 antes de nuestra era) relacionados con la soberanía de algunos territorios. De esta manera, estos sacrificios humanos se realizarían en áreas limítrofes significativas, probablemente asociadas a algún rey o soberano de la época. El grado de conservación de algunos de ellos es tan impresionante (sobre todo las manos del Hombre de Oldcroghan) que no te deja indiferente. Esto de mirar a la cara, directamente, a tus ancestros produce cierto vértigo (el mismo que provoca mirar a los secos ojos de Ramsés II directamente en el Museo de El Cairo).

Corleck-head La Primera sala está dedicada a la Irlanda Prehistórica, donde además de las pìezas comentadas en la entrada sobre Newgrange, encontramos alguna cosa muy curiosa, como la cabeza de piedra trifacial de la Edad del Hierro encontrada en Corleck o la embarcación antigua mejor conservada de Irlanda, una larguísima barca de roble de más de 15 metros realizada a partir de un sólo tronco en torno a 2500 antes de nuestra Era. Fue hallada en la Turbera de Addergoole, Lurgan (Galway) y a su llegada al museo en 1902 atrajo muchas miradas. Ahora cubre todo un lateral de la exposición.

En esta misma sala se encuentra la exposición “El oro de Irlanda” (preciosos objetos de la Edad del Bronce en oro), así como la llamada “Los Tesoros”, donde se pueden observar algunas de las piezas más famosas de la colección.

Broighter001

Destacan, sobre todo, los objetos procedentes del llamado Tesoro de Broighter (Derry). Hacia el siglo I a.C. los artesanos celtas irlandeses producían objetos de gran calidad, sobre todo armas y atavíos personales.

En el Tesoro de Broighter se han encontrado collares, adornos de cuello, pendientes, calderos pero sobre todo una pequeña embarcación votiva en oro que se ha convertido en el símbolo del museo. Se trata de un modelo de barco que, al igual que el resto de piezas del Tesoro, podrían haberse utilizado como ofrendas para el Dios celta del Mar, Manannán Mac Lir.

ardagh-chalice Y muy cerca de éstas se sitúan las piezas del otro tesoro conocido del Museo de Irlanda, el Tesoro de Ardagh, entre las que destaca su Cáliz. Dos cálices y cuatro broches dorados de plata fueron hallados en Ardagh (Limerick) formando parte de un tesorillo escondido en torno al año 900 d.C.

Fue hallado cuando un joven campesino cultivaba patatas en 1868 en un fuerte circular donde los monjes esconderían el tesoro ante alguna incursión vikinga de los siglos IX ó X. El Gran Cáliz de plata de Ardagh es del siglo VIII y está bellamente ornamentado.

La Irlanda Vikinga es la siguiente parada del recorrido. Los vikingos permanecieron en Irlanda desde 795 dC hasta 1170, cuando, convertidos al cristianismo y fusionada su cultura con la celta, su presencia se diluye. Aún así dejaron huella indeleble en el país. La exposición comienza con modelos de barcos vikingos y continua con armas, cerámicas, objetos artesanales, religiosos o de trabajo. Llama la atención un poderoso esqueleto vikingo de casi dos metros así como las cadenas de 10 metros de longitud de un esclavo.

ballin También destaca una espada vikinga hallada en Ballinderry, del siglo IX dC, en una villa de un noble irlandés medieval (crannog las llamaban), con mango de plata y en cuya hoja aún se lee el nombre del herrero que la creó: UFLBEHRT, quien las exportaba desde las tierras del Rhin. Se desconoce si el término hace mención a una persona particular y a sus descendientes o a una escuela de herreros.

De la exposición sobre la Irlanda Medieval, que es la que más nos gustó, guardo buen recuerdo de algunas piezas significativas y características de la época en la que los anglo normandos, allá por el siglo XII, se hicieron con la Isla. La categorización de los hombres de aquella sociedad en bellatores (los que luchaban), oratores (los que rezaban) y laboratores (los que trabajaban) se aprovecha para dividir la exposición en tres áreas: Poder, Oración y Trabajo, es decir, de la vida de los señores a la de los agricultores pasando por los obispos. La portada en hueso de ballena de un libro del siglo XVI hallado en Donabale (Dublín) es la pieza que más me interesó.

P1140187Museo de Historia Natural

El Museo de Historia Natural lleva cerrado unos cuantos años por reforma. El antiguo edificio de Merrion Street, de 1857, está sufriendo una profunda restauración.

Cuando ya creíamos que no íbamos a poder ver nada, se anunció la exposición “The Dead Zoo at Large” (donde está tomada la foto, pidiendo permiso a los vigilantes) que reúne algunas de las piezas más importantes del dead zoo Museo y las exhibe temporalmente en otro de los Museos Irlandeses, el de Artes Decorativas de Collins Barracks, lugar, por cierto, muy interesante.

Se trata de un antiguo cuartel transformado en Museo.

La estrella de la exposición, como no podía ser de otra forma, es el esqueleto fósil de un Ciervo Gigante (Megaloceros giganteus), hallado en Irlanda y procedente de otra Irlanda, parecida a la actual pero de 100.000 años atrás.

GetImageEste esqueleto, convenientemente tratado para su conservación (lo que le da ese aspecto ennegrecido o grisáceo que le caracteriza), es la pieza central de la exposición, que reúne algunas otras de singular valor:

- Una piedra de la luna, recogida en la última misión del Apollo, así como meteoritos y restos de elementos del sistema solar.

- Una amplia colección de insectos e invertebrados, cuyas vitrinas están cubiertas por manteles para evitare que les afecte la luz.

- Un buen número de animales disecados (desde un camellito del zoo hasta familias de tejones, martas y otros animales característicos de la campiña irlandesa). De ahí que llamen a este Museo el Zoo Muerto.

P1140191 - El único ejemplar de serpiente que ha sido hallado en Irlanda (una humilde culebra de collar que vete tú a saber cómo llegó a parar aquí).

- Y lo que más me sorprendió: un ejemplar disecado de Lobo Marsupial o Tilacino (Thylacinus cynocephalus), extinguido en pleno siglo XX. El animal está en un estado perfecto, tal y como se recoge en la única grabación que del Lobo de Tasmania se conserva (http://fogonazos.blogspot.com/2007/04/el-ltimo-tilacino.html). Por cierto, entre los otros especímenes de la exposición se encuentra el loro que no puede volar, un ejemplar de Kakapo, que a día de hoy está en grave peligro de extinción.

Cuando vuelvan a abrir este Museo y si volvemos a pasar por Dublín, sin duda nos acercaremos a ver cómo queda la cosa.

Galería Nacional de Irlanda

Pieter Brueghel El Joven pintó,hacia 1620, esta Boda de Campesinos, una de las obras más ocurrentes y humorísticas con las que cuenta la National Gallery of Ireland. Se trata de una representación chusca y alborotada, en la que se quieren representar los siete pecados capitales y que fue un tema recurrentemente realizado por el artista. Es una obra única dentro de la escuela de los Países Bajos, y como tal está en el Museo.

Porque, al recorrerlo, uno no puede más que opinar que han conseguido un repertorio de obras magnífico, con representación de casi todos los grandes autores de la historia de la pintura. Yo me quedaré con algunas, muy llamativas. Siguiendo por los países del norte, me quedo con algunas de las obras holandesas del siglo XVII más bonitas o llamativas de la Galería.

steen20 Por ejemplo, este Maestro de Escuela de Jan Steen, de 1665, un verdadero prodigio pictórico. Un maestro de escuela castiga a un chavalín que no prestaba atención pegándole con una chuchara de madera a modo de varilla. El resto de la clase reacciona con una mezcla de humor y aprensión.

Jan Steen fue un pintor bastante prolífico y uno de sus motivos más habituales fueron las escenas cotidianas, como la que aquí se presenta.

Otros maestros holandeses presentes en la Galería son Hootch, Metsu y el mismísimo Vermeer.

Johannes Vermeer sólo dejó 35 pinturas en vida. Esta es una de las mas celebradas. Se trata de Mujer escribiendo una carta, con su doncella, de 1670.

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En la Holanda del siglo XVII, el tema pictórico de la escritura de cartas tenía una fuerte demanda. A menudo estaba relacionado con temas de amor, lo que le hacía más solicitado que otros ámbitos. En este cuadro de Vermeer, la mujer contesta una carta mientras la doncella observa la luz que entra por la ventana, la misma luz que ilumina el cuadro desde su interior.

Al fondo, un cuadro de “La búsqueda de Moisés” que quiere simbolizar la confianza en el proceder divino. Man-Writing-a-Letter-1662-65-large

Vermeer fue olvidado durante siglos hasta su recuperación como artista de primer orden en pleno siglo XX.

Temas similares abordaba su contemporáneo, Gabriel Metsu, del que destaco una obra de 1663 muy relacionada con la anterior: Un hombre escribiendo una carta. Esta obra tiene su pareja, Mujer leyendo una carta, también de 1663.

La precaria naturaleza del amor hace que Metsu incluya siempre en sus obras referentes a este tema, otros cuadros de paisajes, habitualmente marinas con tormenta. Metsu se reveló como el mejor especialista en el tratamiento de objetos y texturas bajo las luces de interiores en los que sus protagonistas se afanaban en escribir o leer cartas de amor.

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La Mulata de Velázquez es uno de los platos fuertes de la Galería. Es, posiblemente, el lienzo más temprano que pintó y que le sobrevivió. Se suele fechar en 1617, cuando Velázquez contaba con 18 años.

De hecho, hay varias copias de este cuadro que representa a una muchacha de color que esta preparando la cena en la cocina. En el ángulo superior izquierdo se observa una escena a través de una ventana, esta parte se descubrió en 1933 al someter a una limpieza el lienzo. En ella se revela una mesa de comer con Cristo de frente y un hombre con barba a su izquierda, iconografía que representa la cena de Emaus, aunque parece que falta otro personaje a la derecha de Cristo como corresponde a este pasaje, por lo que se piensa que el cuadro se prolongaría hacia la izquierda.

abraham  i els tres angels Portrait_of_Antonia_Zarate_ca_1805 La escuela española está bastante bien representada, desde Murillo a Zurbarán, desde Picasso a Gris pasando por una curiosa obra de Navarrete “El Mudo” (Abraham y los tres ángeles, de 1576, encargado por Felipe II para que decorara la Habitación de invitados de El Escorial, en el que Abraham alzo la vista y vio a tres hombres al lado suyo. Eran tres ángeles que le venían a decir que no sacrificara a su hijo, que todo era una prueba de Dios para probar su fidelidad).

Y, por supuesto, Francisco de Goya, con un llamativo retrato de la actriz Antonia de Zárate pintado en 1805, cuando contaba con poco más de 30 años (murió poco después).

CaravaggioTakingOfChrist De la escuela italiana, sólo seleccionaré un Caravaggio, el Arresto de Cristo. Se trata de un pedido que le hicieron a Michelangelo Merisi sobre la traición de Judas.

Caravaggio pintaba directamente, sin la ayuda de dibujos preparatorios. A pesar de eso, la realidad que comunica el cuadro, con las texturas de las armadura, de las prendas, de las caras apenas iluminadas es realmente fascinadora.

Tanto como los numerosos cuadros que pueblan las salas de la National Gallery of Ireland (www.nationalgallery.ie/). Por falta de tiempo no pudimos acercarnos a los maestros ingleses y franceses ni a los irlandeses, tan desconocidos en nuestro ámbito.

morisot21 Sin embargo, sí nos dio tiempo a pasear por entre las obras de los impresionistas que guarda la Galería: Berthe Morisot (en la foto, con El corpiño negro, de 1876), Renoir, Monet, Sorolla… en un pequeño resumen de lo que se puede ver en el Musée d’Orsay.

Un pequeño recorrido tan rápido como nuestros pies en las salas de los Museos Irlandeses, en Dublín. Tendremos que volver a ver lo que nos quedó en la paleta.

25 de julio de 2009

11 cosas que hacer en Dublín

P1120984 1. Saludar a Molly Malone

Es curioso que el icono de Dublín no sea James Joyce, el nuevo Spire o el Temple Bar. Con quien se hace fotos todo turista de pro es con la pescadera Molly Malone, que con un busto más que acogedor, saluda desde la esquina de Grafton Street. Su leyenda es discutible, pero muy conocida: ofrecía pescado, mejillones y marisco por la mañana y, posiblemente, ofrecía otros servicios, más personales, por la tarde.

Molly Malone ha sido homenajeada con canciones, espectáculos, leyendas y una estatua que llama la atención y que, aunque no es especialmente bonita, sí se ha convertido en la compañía con quien todo el mundo quiere aparecer fotografiado.

2. Pasear por las calles de estilo georgiano

P1130030 Una de las características más encandiladoras de las calles dublinesas es el combinado de colores que presentan las puertas de entrada a las casas de la época Georgiana. amarillos, verdes, rojos y azules luchan enconadamente por llamar la atención. Y lo logran, sobre todo porque son entradas enmarcadas en paredes de ladrillo visto más humildes o apacadas que las puertas que dejan entrar a sus propietarios.

Lo divertido está en el origen de dicho colorido, proponiéndose dos opciones para el mismo, a saber,

a) Se cuenta la típica historia en la que un marido llega a casa y encuentra a su mujer con otro hombre en la cama. Ofuscado, mata a uno de ellos o a los dos para descubrir posteriormente que los efectos del alcohol son muy malos y que se había metido en la casa de un vecino, sospechosamente similar a la suya. Los colores de las puertas tratarían de resolver este entuerto.

b) La otra teoría tiene que ver más con la alegría que transmiten estos colores vivos y variados. Alegría por lo que debería ser luto. En Irlanda te suelen contar, con razón evidente, lo que es estar sometido al yugo del imperialismo británico y cómo se ordenó pintar de negro las puertas de las casas como motivo de luto por el fallecimiento de Jorge VI. Los irlandeses prefirieron celebrarlo con vivas y vivos colores.

3.Cruzar el Ha’penny bridge

P1140032 Hasta 11919, medio penique costaba el paso por el Puente que unía los dos lados de Dublín, separados por el curso del río Liffey. Se suele decir que el lado Norte es el rico y donde habita la gente con posibilidades y el Sur donde se concentra la parte baja de la sociedad…

Numerosos puentes cruzan el río, de bonitas riberas con edificios históricos (sin árboles, por supuesto), algunos llamativos como el Puente de O’Connell que es más ancho que largo y otros novedosos como el de Calatrava, que sigue las pautas de este conocido arquitecto español para todos sus puentes.

Pero es el Puente del Medio Penique, el Ha’penny bridge en jerga dublinesa, el que más se reconoce en guías y en conversaciones y el que es permanentemente cruzado por un buen número de personas, unos que van de compras a un lado u otros que visitan las barrios antiguos del otro lado, haciendo un precioso arco sobre el Liffey.

4. Visitar la catedral protestante

P1140114 Aquí es donde Häendel tocó por primera vez el Mesías, se afanan en contarte en Christ Church, la Catedral protestante de la muy religiosa Dublín de la, a su vez, muy religiosa Irlanda. Sus paredes guardan cientos de años de historia basados en la decisión de un rey que decidió enconarse con la política papal a raíz de un quítame allá ese divorcio con Ana Bolena (qué gran serie, por cierto, Los Tudor, que se suele rodar aquí).

El exterior es sobrecogedor e impresionante. Tuvimos que esperar  a que abrieran pues, aunque publicitaban una determinada hora de comienzo, finalmente las puertas se abrieron casi una hora después. Pero ello nos facilitó acercarnos a la catedral católica y poder comparar… de la visita a la Christ Church me quedo con la limpieza y belleza de sus líneas interiores, con el sepulcro del héroe irlandés Strongbow, con las curiosas momias del gato y la rata que quedaron atrapados en el órgano de la catedral en un curioso acto de inmortalización de la cotidianeidad o con las lápidas de los marinos enterrados (qué buena la del cirujano que recuerda a Stephen Maturin).

5. Visitar la catedral católica

P1140058 Aquí  es donde Häendel tocó por primera vez el Mesías, se afanan en contarte en Saint Patrick’s Church, la Catedral católica de la muy religiosa Dublín de la, a su vez, muy religiosa Irlanda. Esto no es un deja vû, ¡es que en ambas presumen de lo mismo¡

Sólo que esta vez llaman la atención cosas diferentes a la catedral protestante. Su exterior también es sobrecogedor y, casi diría que más espectacular, con esa picuda torre impresionante que la caracteriza. Por dentro no todo es tan limpio y amplio. De hecho, el interior de la catedral de San Patricio es un auténtico Parque Temático centrado en la persona de Jonathan Swift, quien fue deán de la catedral.

P1140120 El autor de “Los viajes de Gulliver” tiene, a mayor gloria de su nombre, su tumba en la catedral, la tumba de su amiga del alma (¿amor platónico? ¿Amante real?) Stella, sus cartas, ediciones de sus libros, sus máscaras mortuorias, una copia de su cráneo, restos de sus vestiduras, esculturas y escritos varios. Además de paneles informativos al respecto. Y todo ello, integrado apelotonadamente en el interior de la bonita catedral.

Y  a ello se unen numerosas esculturas de fallecidos conocidos en las sociedades que los enterraron aquí, símbolos como la puerta a través de la que se dieron la mano enconados enemigos para acordar la paz, rosetones y vidrieras impresionantes.

6. Asistir a un espectáculo de baile irlandés

¿Será el equivalente a asistir a un tablao flamenco en una visita a España? ¿Pensarán los irlandeses lo que pensamos de los guiris que asisten a semejante turistada?

Me da igual, disfrutamos de lo lindo con este trasunto de Lord of the Dance, de Riverdance o de cualquiera de los espectáculos que han recorrido (y recorren) el mundo llevando el baile irlandés a todos lados.

P1140091 No sólo es alegre, es portentoso. Y llamativo, al fin y al cabo los brazos no los mueven prácticamente, todo es un ejercicio basado en el trabajo de las piernas y los pies hábilmente impulsados para conseguir sonidos, movimientos, cruces, chasquidos y piruetas con las que el público vibra y se emociona.

Es una música alegre. Es un baile alegre. Es un ejercicio asombrosamente bien realizado. Es un placer para los sentidos, desde luego.

7.  Buscar el Libro de Kells en el Trinity College, ¿quizá en su Biblioteca?

Vas a ver un libro medieval, uno de los pocos que quedan bien conservados, se calcula que puede ser del siglo VIII. Hay otros incunables aquí, numerosos libros a cuidar, respetar y exponer de forma controlada. Y están aquí, en el Trinity College, una de las instituciones más conocidas de Dublín y de visita obligada según todas las guías.

P1140028 Y ya lo creo que es visita obligada, sobre todo por una de las cosas que menos se mencionan en ellas: su impresionante Biblioteca. Pero no adelantemos acontecimientos. El Trinity College, en pleno centro de Dublín, se fundó en época de Isabel I y durante muchos, muchísimos años no se permitió estudiar entre sus paredes a alumnos católicos (papistas, que dirían los irlandeses antiguos). Pero aún pasaron muchos años más antes de que dejaran entrar por entre sus vetustas puertas a mujeres.

Es famosa la estatua aquel decano que dijo que no habría mujeres estudiando allí mientras siguiera vivo. Dicen que un día después de su muerte, éstas accedieron finalmente al Trinity y ahora la pétrea mirada de su escultura tiene que asistir a la entrada de las chicas estudiantes.

Del Libro de Kells, espléndido ejemplo de arte en papel, El significado de sus páginas se explica en los paneles informativos. Y menos mal, pues muchas veces es difícil de dilucidar qué pasa en sus intrincados dibujos y páginas.

Y de aquí subes a la Biblioteca, donde se expone la famosa arpa irlandesa que aparece en todas partes del país pero que, sólo de entrada, te sobrecoge profundamente. No dejan hacer fotos aquí pero es una imagen que se te queda grabada por la grandiosidad que transmite.

8. Tomar algo en el Temple Bar ¿una Guinness?

Dicen que ahora está en el barrio que más se ensucia, que sus calles terminan cubiertas del equivalente al botellón irlandés y que sólo merece la pena acercarse para verlo. Pero es que, si Dublín está llena de pubs tradicionales, el Temple Bar es el pub. Es la imagen tradicional del ocio irlandés, del lugar común donde se encuentra la gente y los amigos.

P1140017 Es más probable que ahora se encuentren aquí los turistas pero no por ello deja de perder encanto. Poder no ha perdido, gran parte de la manzana donde se encuentra tiene comercios o establecimientos relacionados con el Temple Bar (que, además, da nombre al barrio donde se ubica).

Y ¿qué tomar aquí? Pues una pinta de Guinness, por su puesto, de negra y espumosa cerveza, el más icónico alimento del cuerpo y del alma que Irlanda provee. Sino te da tiempo a visitar la fábrica de cerveza Guinness (como fue nuestro caso), no es mala idea tomarte una cerveza negra bien fría en una pub irlandés, y si puede ser el Temple Bar, mejor. Aunque no te bebas una cerveza ni borracho, fíjate.

Y cuando acabe la noche siempre puedes desayunar donde puedas el habitual Tradicional Full Irish Breakfast, consistente en morcilla, lomo, huevo frito, salchicha, champiñones y demás ricos y dietéticos manjares para empezar el día con alegría.

9. Encontrar a Oscar Wilde en St’s Stephen’s Green y a James Joyce en O’Connell

P1130024 Ya hemos visto a Molly Malone. Ahora, acerquémonos a St. Stephens Green, un precioso parque en el centro de Dublín donde los patos y las gaviotas nadan por los estanques y riachuelos a los que dan sombra enormes árboles. Y por allí, encima de una norme roca aparece, con gesto cínico, con ironía mal disimulada y excéntrica (y colorida) forma de vestir, aparece digo una de las más famosas figuras de origen dublinés, el mismísimo Oscar Wilde. Muy cerca de otras bonitas esculturas que le complementan a la perfección.

Y si quieres continuar buscando escritores famosos (en Dublín hay un museo al respecto incluso) puedes acercarte a la parte nueva y, muy cerca del novísmo Spire, buscar la efigie en piedra de James Joyce de quien dudo que su Ulises se lea mucho pero quien se considera maestro indiscutible de la literatura.

P1130048 Y allí está, esperando que llegue su día porque en Dublín es tradición que el 16 de junio se celebre el Día de Leopold Bloom, aquel en el que realmente transcurre el Ulises de Joyce y los interesados recorren las calles de la ciudad pasando por todos aquellos lugares por los que transita el protagonista del libro.

Dublín es una ciudad de literatos. También George Bernard Shaw vivió aquí, y aquí posiblemente escribió el Pigmalion en el que se basó My Fair Lady.

10. El Museo Nacional de Irlanda (todos ellos)

Resulta que el Museo Nacional de Irlanda tiene varias sedes, en función de la tipología de objetos que guarde. No dejan hacer fotos, para mi desconsuelo, pero las salas son amplias y las piezas principales son localizables y presentan suficiente información. El Museo Arqueológico de Kildare Street está francamente bien, con algunas cosas espectaculares, como las momias de la exposición Kingship and Sacrifice (véase la entrada realizada al efecto).

P1140182 El Museo de Historia Natural está cerrado por obras de restauración pero sus piezas principales se reúnen en una exposición dentro del Museo de Artes Decorativas de Collin Barracks, unos antiguos cuarteles que acogen ahora una muestra sorprendente.

Y no olvido la National Gallery of Ireland, muy completa a pesar de su pequeño tamaño, con obras desde Velázquez a Modigliani, de Morisot a Rembrandt.

11. Ir de compras por Grafton Street

P1120986 Sin duda es la sensación de Dublín, pasear por Grafton Street en un día soleado. Acá y allá músicos cantan en directo (recordándonos inmediatamente a Once), artistas callejeros fabrican perros de arena en el suelo y una multitud callejea entre puestos de flores y tiendas de moda. Hay que comprar en Avoca, desde luego. Pero también en Pennys y en el centro comercial de St Stephen’s Green, cerca de la puerta por donde se accede al bonito parque urbano.

El ambiente es cautivador. Atrás quedan las tristes pero emocionantes historias del logro de la independencia irlandesa que te cuentan en cualquier tour, te explica cualquier taxista o te recuerda la huella de las balas en los edificios donde tuvieron lugar las últimas luchas de Michael Collins, Valera y compañía.

P1130007 Atrás quedan también los barrios donde U2 forjó su leyenda musical, donde las paredes recogen pintadas, donde desaparece la belleza del centro. Aquellos garajes donde ensayaban se cambian ahora por los modernos hoteles frente al Liffey de los que son propietarios.

Y justo al lado, Forbidden Planet. Quien dijo que en Dublín no se podía ser absolutamente feliz. Sería Jonathan Swift, quien odiaba particularmente la ciudad que le había visto nacer y a quien se le dedican ahora tantas cosas. Quizá debería pasarse ahora por su ciudad y maravillarse ante todo lo que contiene.

17 de julio de 2009

Irlanda paleocristiana: Glendalough e Innisfallen

P1130149 A Irlanda no llegaron los romanos. "Hibernia", como así la denominaban, les debió parecer demasiado fría y lluviosa como para tratar de conquistarla. Por eso, las tribus celtas que habitaban la isla no se romanizaron y la influencia que tuvo la cultura latina fue muy reducida.

De ahí que sorprenda ver lo profundamente que arraigó aquí el cristianismo cuando llegaron a costas irlandesas los primeros evangelizadores post-romanos. Las costumbres y religiones paganas que tan acentuadamente mantenían los celtas irlandeses desaparecieron poco a poco mientras el cristianismo ampliaba su influencia donde no llegaron ni Júpiter, ni Juno ni Minerva.

Hay un buen número de yacimientos paleocristianos en Irlanda. Nosotros nos dirigimos a uno de los más famosos, el Monasterio de Glendalough (localizado en el Parque Nacional de las Montañas de Wicklow) y a uno de los más escondidos, la Abadía de la Isla de Innisfallen, en el Parque Nacional de Killarney.En ambos casos, quedamos prendados de lo idílico del entorno que les rodea y de la belleza que emana de las propias construcciones.

P1130133 Y es que el Conjunto monacal de Glendalough está ubicado en un paraje natural de notable lirismo. El valle de los dos lagos, en el Condado de Wicklow acoge este yacimiento único cuya restauración en 1878 nos regaló la presencia de iglesias y edificios de los siglos VIII-XII que el devenir de la historia había derruido y olvidado.

Glendalough se encuentra 46 km al sur de Dublín, donde el río Glenealo se une al río Glendasan, bajo los lagos Superior e Inferior.La ruta para recorrerlo se puede hacer en ambos sentidos, de los lagos al monasterio o al revés. Nosotros partimos del Lago Superior, desde el que se ve un paisaje asombroso. Durante la última Edad del Hielo, Glendalough contaba con un único y enorme lago. El paso del tiempo hizo que se creara una especie de delta cuando ríos de roca y cieno fueron colapsando parte del gran lago convirtiéndolo en dos. De ahí su nombre en gaélico, Gleann Dá Loch, la cañada de los dos lagos (The glen of the two lakes).

P1130137 Accedimos a una preciosa cascada, Poulanass waterfall, rodeada de árboles: hayas, robles, abedules, avellanos, serbales. Muchos de ellos se han utilizado de forma tradicional para conseguir carbón vegetal, si bien no pudimos ver ninguna de las habituales pilas de madera cuyo interior se consume en fuego para dar lugar al carbón.

Muchos de los árboles son jóvenes, a otros se les ha cortado la copa para que resurjan sus tallos con fuerza. Es un modo de manejo del bosque que actualmente se está abandonando para dejar crecer con libertad a los robles y demás árboles. Al fin y al cabo, estamos en un Parque Nacional.

Continuamos nuestra ruta, rodeados de bosques. De vez en cuando va apareciendo aquí y allá alguna ruina, algún edificio, alguna señal de que nos acercamos al yacimiento restaurado de Glendalough. Y entonces, una vez pasado el Lago inferior, éste aparece en el horizonte.

P1130151 De hecho, lo que aparece es la puntiaguda punta de la torre del complejo, grisáceo contraste con el verdor de los árboles que la circundan. Es un sitio muy visitado, y está abarrotado de gente. Aún así, es imposible no encontrarle encanto.

Wikipedia lo define así: “El conjunto monasterial fue creado por San Kevin en el siglo VI continuando su labor monástica hasta la disolución de los monasterios en 1539. La mayoría de los edificios fueron construidos entre los siglos VIII y XII siendo restaurados en el siglo XIX. El monasterio se convirtió en un importante centro de peregrinación tras la muerte del santo. El complejo sufrió varios ataques vikingos pero el peor saqueo se sufrió en 1398 por parte de los ingleses.”

P1130156 Nada más entrar, aparece el contundente volumen del pequeño oratorio denominado St Kevin’s kitchen. Se trata de una pequeña iglesia del siglo XII que conserva moderadamente bien el cuerpo principal (la nave) y un pequeño coro, todo de piedra, al igual que el vertiginoso tejado a dos aguas que la imprime ese carácter antiguo y sorprendente que tanto gusta a los visitantes. Adosada tiene una pequeña sacristía.

La Torre, que ha ejercido el papel de campanario muchos años, se construyó bastante después de la edificación original. Dice la leyenda que aquí es donde dormía San Kevin. Pero la leyenda debe estar muy equivocada, pues si esta iglesia es del silgo XII y San Kevin es del siglo V, algo no encaja.

El caso es que Glendalough, siempre según la leyenda, fue fundado por San Kevin a finales del siglo VI como un lugar de retiro. Aunque la existencia de San Kevin es comúnmente aceptada, la mayor parte de las historias sobre su vida están envueltas en mitos y leyendas (véase dónde dormía). Para cuando San Kevin murió, en 618, ya había un monasterio firmemente establecido, que seguiría en uso hasta el siglo XV y que, incluso hoy en día, es lugar de peregrinación.

P1130164 Enseguida te ves rodeado de tumbas. La cruz celta destaca por su abundancia en el enorme número de lápidas que cubren los suelos del monasterio, desde St Kevin’s Kitchen a la catedral.

Los monasterios celtas se suelen diferenciar de los monasterios continentales en que los cementerios celtas incluyen las tumbas en el interior de su terreno, no fuera de las ciudades o de las áreas monásticas.

P1130168 Tal es el caso de Glendalough. Y lo sigue siendo pues mucha gente continuó enterrándose aquí en siglos posteriores. Creo que ahora está bastante controlada la cosa, por miedo a que las tumbas terminaran comiendo terreno a los caminos. Por cierto, hay algunas lápidas que son meras piedras casi sin labrar: pertenecen a difuntos fallecidos durante la hambruna de 1848-52.

Destaca sobre las demás cruces, la imponente Cruz de San Kevin, tallada en granito a partir de un bloque de piedra único. Es muy alta y el brazo horizontal de la cruz mide más de un metro. hacen siempre la misma broma: dice la leyenda que quien abraza la cruz vuelve a San Kevin. Ellos mismos son la prueba: vuelven cada dos por tres.

Y siempre aprovechan para contar los posibles orígenes de la cruz celta, derivada natural de la cruz latina tradicional. La teoría más aceptada procede de la integración del sol como símbolo pagano para la mejor introducción e integración del cristianismo en la temprana edad media. Otra opción: que represente la corona de espinas de Cristo. A mi me gusta más la opción a. Por cierto, esta gran Cruz de San Kevin no tiene espacios abiertos entre el círculo y los brazos de la cruz, lo que la hace diferente de las habituales.

P1130173 Caminando entre lápidas se llega a la denominada Catedral. Se trata de la iglesia más grande de Glendalough y una de las más grandes de las iglesias paleocristianas conocidas en Irlanda. La iglesia fue dedicada originalmente a San Pedro y San Pablo y dejó de ejercer como catedral en 1214.

Cuenta con nave, coro y sacristía y cada uno de ellos pertenece a épocas diferentes, todas ellas entre los siglos X y XII. Pero lo más llamativo de la Catedral es que contiene algunas lápidas paleocristianas y medievales tempranas muy llamativas.

P1130174 Una de ellas tiene una doble inscripción pidiendo oraciones tanto para Diarmuit como para Maccois. Pero a nosotros nos sorprendió una tumba bastante posterior, la de Walter Byrne quien falleció el 6 de marzo de 1750 a la avanzadísima edad, para la época, de 106 años.

Saliendo de la Catedral, a la derecha, te encuentras con el monumento más importante de Glendalough, la Torre Circular. En verdad, está permanentemente presente en la visita, tal es su altura y la presencia que consigue. Pero verla de cerca es especial.

P1130179La cosa no es baladí, se trata de una torre cilíndrica de más de 30 metros de altura. La Torre ha sufrido mucho con el paso del tiempo. Su tejado cónico, por ejemplo, es una reconstrucción de 1876, fiel al original que quedó destruido muchos años atrás.

La entrada está situada a 3 metros de altura (estas torres también tenían la finalidad de refugio en caso de ataques, por lo que se subía por una escalera de mano, y una vez dentro, se retiraba y se esperaba al final del asalto), tiene 5 plantas. La planta más alta tiene 4 ventanas, cada una hacia un punto cardinal, y además de vigilancia también servía como campana de la catedral. (Fuente: http://fertxu.wordpress.com/2006/12/05/glendalough).

Desde luego, la altura de la torre la hace imponente y es la referencia que todos los visitantes vamos buscando. Desde luego, viéndola uno asume que en la Irlanda medieval, estas torres sirvieran como campanarios, como almacenes, como lugares de refugio en momentos de ataque o cualquier otro uso que sus propietarios quisieran darle.

Recorremos, llovizneando, los últimos pasos rodeados de cruces celtas y tumbas hasta la entrada al complejo monástico, también en ruinas pero excelentemente conservada (es el único ejemplo existente hoy en día de doble puerta de entrada y probablemente se parecería a una torre, cuando fue construida entre el siglo X y el XII).

P1130366 El otro yacimiento cristiano temprano que nos pareció encantador e interesante fue la Abadía de Innisfallen. Quizá su encanto viene de su ubicación. Se encuentra en la isla de Innisfallen, en medio del lago Lough Leane del Parque Nacional de Killarney. Está muy lejos de Glendalough, si bien comparte con él los verdes y azules del paisaje que le rodea. Lástima de no haber podido visitar el yacimiento de las Islas Skellig, pero debimos conformarnos con éste, que también tenía cosas que nos contentaron el corazón tras la visita.

Llegar ya es emocionante, en la barca a motor, surcando las aguas del inmenso lago Lough Leane. Aunque parecen unas ruinas cualquiera, pronto se ganan tu interés, aunque sólo sea por la historia que representan.

P1130375 La Abadía de Innisfallen fue fundada en el siglo VII por San Finan El Leproso, que fue el que trajo por primera vez monjes a buscar la paz, la oración y el retiro espiritual en la difícilmente accesible isla de Innisfallen. Sin embargo, la isla fue reiteradamente atacada por los vikingos… y reiteradamente reconstruida la abadía por los monjes, por lo que hoy en día no hay restos evidentes de los primeros tiempos de la construcción.

En el siglo XII, el clan de los O’Donoghue hicieron lo mismo, atacar y destruir el monasterio y los monjes volvieron a reconstruirlo poco a poco. Desde luego, algo debía tener la abadía para ser fruto de tanta atención destructiva.

A partir del siglo XII se hicieron cargo del asunto los monjes agustinos, quienes convirtieron la Abadía de Innisfallen en el Priorato de Santa María, reconvirtiéndose la antigua fundación en el centro de aprendizaje más importante de la zona y de Irlanda en aquellos oscuros tiempos. De ahí le viene el nombre a la isla, de Loch Léin, el Lago del Aprendizaje,tal y como comenté en la entrada acerca del Parque Nacional de Killarney.

P1130370 Precisamente aquí es donde se escribieron los Anales de Innisfallen. Se trata de una crónica de la historia medieval de Irlanda (aunque también hay un pequeño apartado dedicado a la Irlanda pre-cristiana).

Actualmente estos manuscritos se encuentran en Oxford y contienen más de 2500 entradas que se extienden entre los años 433 y 1450, aunque se cree que realmente fueron escritos entre los siglos XII y XV. Se calcula que hasta 39 monjes escribas colaboraron de forma sucesiva en su redacción.

P1130381Con tanta destrucción y reconstrucción, la mayor parte de los edificios del yacimiento son de los siglos XII y XIII. Uno de los edificios más bonitos del conjunto es una pequeña iglesia de estilo romanesco (un estilo arquitectónico de transición que incorpora aspectos tempranos del románico y avances del gótico posterior) que se localiza cerca de la orilla del lago.

P1130384La puerta de entrada es doble y está cubierta de inscripciones con cabezas de animales grotescos y formas circunflejas. Pero en su interior guarda un pequeño tesoro. Se trata de una cruz celta, también con grabados, hallada en el fondo del lago Lough Leane.

Nos dio tiempo a rodear la isla, con numerosas ruinas y restos tanto arqueológicos como naturales, desde curiosas lápidas antiguas con cruces celtas grabadas a árboles caídos en medio de la espesura.

P1130389El barquero que nos acercó a la isla nos contó el tradicional cuento chino (¿irlandés?) en el que unos ¿estudiosos'? de lo paranormal grabaron psicofonías en la noche que pasaron solitos en la isla de Innisfallen. Como nos contó muchos chistes y se portó bien le dimos la propina equivalente al pasajero fantasmal que nos habría acompañado desde Innisfallen hasta Ross Castle, de donde salen las barcas que acercan a los visitantes a la Isla.

Un último comentario para otro yacimiento similar pero más avanzado en el tiempo. Se encuentra cerca de Innisfallen, también en Killarney. Es la Abadía de Muckross fundada en 1448 por los franciscanos.

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Está cerca de Muckross House, de la que ya hablé en una entrada reciente. Está relativamente bien conservado, si bien el tejado hace tiempo que se perdió.

Este convento también ha sufrido numerosas destrucciones y reconstrucciones de lo que hay quedan unos restos tan cautivadores que mucha gente se ha rifado ser enterrado aquí. Y se paga mucho por ello, aunque por ahora está prohibido. Las lápidas, por cierto, son a cual más ingeniosa para llamar la atención.

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El enorme tejo no está en el centro del Claustro por casualidad. Hay viejos y venerables tejos en numerosos antiguos cementerios y conventos o monasterios de toda Irlanda. El Claustro, por cierto, está muy bien conservado.

Este convento estaba dedicado a la Santísima Trinidad y mantenía una imagen de la Virgen. Enrique VIII, como es bien sabido, decidió cerrar en 1541 tantos monasterios y conventos como necesidades económicas tenía y Muckross Abbey no fue una excepción.

Caminar ahora por su refectorio, dormitorios, capillas y pasadizos es una experiencia sólo igualable a la de pasear por su llamativo cementerio, plagado de cruces celtas. Las mismas que han configurado el paisaje de tantos yacimientos, conventos y monasterios cristianos de los que ahora Irlanda hace gala.