Dentro, todo se hace oscuridad de repente. No se ve nada, la falta de luz es absoluta. Se oye el cálido acento irlandés de la guía que nos acompaña explicando qué es lo que pasa. La luz va entrando, poco a poco. Se ilumina progresivamente el suelo y, posteriormente, el fondo del pasadizo. Las vemos reaparecer poco a poco: nos rodean piedras milenarias que conforman una gran bóveda que no ha hecho aguas en miles de años (y mira que llueve en Irlanda).
Me recuerda la iluminación, en condiciones similares, de las cuatro estatuas de dioses egipcios (Ptah, Amón, Ra-Horatje y Ramsés II) en la última cámara de Abu Simbel. Exclusivamente en época solsticial y relacionada con asuntos religioso-astronómicos. Quienes lo hicieron, sabían lo que hacían. Sabían que el día más corto del año, el solsticio de invierno, tenía una significación especial. Lo sabían. Y construyeron estos complejos para demostrarlo.
Estamos dentro de Newgrange, el monumento arqueológico más importante de Irlanda. Está en el Condado de Meath, al norte de Dublín. Hay numerosas excursiones organizadas, al fin y al cabo, aunque no sea gran cosa para ojos no avezados, representa un estimulante refrendo para la confianza en el ser humano. Al fin y al cabo, si en nuestro pasado remoto fuimos capaces de construir las pirámides y, según el Carbono 14, incluso antes que ellas estos monumentos funerarios, entonces somos capaces de cualquier cosa.
Las pruebas delatan que Newgrange se construyó cerca del 3200 antes de nuestra era. Es muy antiguo. Newgrange pertenece a un grupo de yacimientos similares que se enmarcan en el Complejo Brú na Bóinne, junto con otros túmulos gigantescos: Knowth y Dowth. Acceder a Newgrange es relativamente fácil, todo está muy preparado desde un centro de visitantes creado ad hoc. Este mismo centro facilita el acceso a Knowh. Dowth está más complicado, la visita es casi particular. Las de Newgrange y Knowth son guiadas, aprendes más (siempre que lleves bien el inglés, claro).
Se trata de construcciones realizadas con un fin probablemente funerario, si bien no se han encontrado restos humanos directamente inhumados en sus galerías. Sí se han hallado restos de cremaciones, probablemente realizadas en el exterior (en el interior no hay pista de techos ahumados o quemados). Pudieran ser de venerables ancianos de la tribu, grandes guerreros o sacerdotes de la época. No se sabe, pero sí que sus restos reposaban en las oscuras galerías de los túmulos, entre piedras gigantescas y símbolos extraños cuyo significado se reconoce.
Aunque Newgrange es llamativo y está muy bien restaurado, creo que Knowth sorprende más, el paisaje que las rodea es igualmente idílico, las características del túmulo principal son más llamativas en Newgrange, pero Knowth cuenta con hasta 17 túmulos más pequeños, satélites del principal. El color verde de las cúpulas contrasta con el hormigón de la restauración que las soporta, pero también con las numerosas piedras tatuadas que las circundan.
Estas construcciones han vivido mucho. El gran túmulo neolítico de Knowth, de 3200 a.C. está hecho de capas de piedra, tierra y vegetales aplastados y se construyó, al menos el principal, para contener dos tumbas, una localizada al éste y otra al oeste. Mide más de 90 metros de largo y 12 de alto.
Miles de años después, durante los siglos VII y VIII, una doble muralla protegía, en lo alto del túmulo, a un asentamiento real. Y es que Knowth fue un centro político importante en la época paleocristiana, siendo la capital de uno de los muchos reinos que poblaban aquella Irlanda, el Reino de los Brega del Norte.
La tierra fue cubriendo las 17 tumbas y el asentamiento creció hasta el punto de convertirse en una granja o monasterio cisterciense con casetas aledañas en época medieval. De hecho, aquellos monjes cistercienses dieron la bienvenida a los normandos conquistadores en la alta edad media.
De la Edad Media es también un pequeño nevero donde los monjes guardaban aquello que querían conservar. Supongo que no sabían que éste estaba ubicado en el borde del gran túmulo neolítico. En el siglo XVI, Knowth fue abandonado. Los túmulos neolíticos esperarían enterrados cientos de años a ver la luz de nuevo.
La restauración que se les ha realizado es espectacular. El sitio es limpio y abierto, con caminos para pasear entre los túmulos, verdes por el tapiz que les cubre. El paisaje que le circunda, con ríos, árboles, bosquetes y praderas es francamente encantador.
Las piedras que rodean los túmulos están envueltas en el típico misterio asociado a sus inscripciones, cuyo significado aún se desconoce. Líneas, círculos concéntricos, espirales, zigzag, cuadrados… aparecen sin un argumento lineal aparente en las losas de piedra.
Más de 300 losas lo convierten en un yacimiento único en Europa occidental, dado que representa la cuarta parte del arte neolítico de este tipo conocido en el continente.
Las piedras están grabadas por los dos lados, de forma que las inscripciones podrían leerse tanto hacia afuera como hacia dentro, entiendo que por parte de los inhumados en su interior. Algunas de estas piedras llegan a pesar más de 4 toneladas y probablemente fueron transportadas desde un lugar alejado más de 10 kilómetros.
Las excavaciones comenzaron en 1962. El arqueólogo George Eogan se centró en el túmulo principal y fue descubriendo, primero, un corredor de 34 metros que conducía a una cámara central, y después ya en 1968, otro corredor de 40 metros en la cara opuesta y que conducía a otra cámara que no está comunicada con el primer corredor. Nadie había pasado dentro desde hacía miles de años. Las dos cámaras están separadas por un espacio tan pequeño que los arqueólogos que trabajan en ellas se oyen los unos a los otros. George Eogan ha sugerido que las dos tumbas se orientaron probablemente a propósito hacia el sol naciente del 20 ó 21 de marzo y el sol del atardecer del 22 ó 23 de septiembre.
Nuestra sorpresa vino al poder visitar el interior del túmulo, accediendo por la entrada este de la tumba, donde hay un pequeño habitáculo informativo. Allí, nuestro guía nos contó cosas muy curiosas sobre Knowth.
Nos quedamos sobre todo con dos cosas. En primer lugar, un hallazgo sorprendente, una enorme piedra también tallada que posiblemente serviría de altar. Su tamaño es enorme, por lo que ha sido imposible sacarla del corredor este, donde se encuentra. Esto la concede más importancia aún, pues posiblemente el túmulo se construyese alrededor de esta piedra, dada la dificultad de introducirla a posteriori.
Otro hallazgo interesante es el de esta pequeña cabeza tallada en sílex que sirviera probablemente de mango o maza en un palo, que entraría por el agujero que pudiera representar la boca. Este objeto está en el Museo Nacional de Irlanda y sorprende el delicado trabajo realizado en una pieza de unos 80 mm.
Fue hallado en el corredor éste, cerca de la entrada (entrada que, por cierto, fue destruida por los primeros cristianos que poblaron la zona cuando trataron de dejar atrás cualquier aspecto pagano de la vida).
En el exterior aparecen algunas estacas de piedra también labradas sobre espacios donde se han hallado numerosos huesos de animales, lo que podría representar algún tipo de ritual. El mismo, u otro parecido, al que se asocia a la gran cantidad de cuarzo traído de muchos kilómetros a la redonda que aparece desparramado en algunas partes del yacimiento. En el cuarzo, el sol se refleja intensamente.
Una de las cosas que los arqueólogos valoran más de Knowth es el gran número de piedras bellamente decoradas que cubren los corredores. En esto coincide con Newgrange, sólo que la entrada al corredor al gran túmulo de Newgrange sí está abierta al turismo.
Y allí que nos llevan, la visita está muy regulada y tanto para Knowth como para Newgrange, está muy centralizada desde el Centro de Visitantes. Parece que mucha más gente visita Newgrange, es el yacimiento neolítico más importante de Irlanda y está restaurado con gusto y, espero, con fidelidad al que pudiera ser el original.
El gran túmulo de Newgrange, éste sí saqueado y en estado ruinoso, fue descubierto accidentalmente en 1699, y uno de los primeros en entrar en ella fue el estudioso galés Edward Lhuyd (1670-1708), que dejó escrito lo siguiente: "Para entrar por primera vez tuvimos que arrastrarnos; pero a medida que avanzábamos, los pilares laterales iban siendo cada vez más altos, y al entrar en la cueva vimos que tenía unos 6 m de altura. A cada lado había una especie de celda o compartimento; y otro más, exactamente frente a la entrada."
La galería por la que entró Lhuyd mide más de 18 m de longitud y termina una cámara funeraria consistente en, a su vez, otras tres pequeñas cámaras resvestidas de grandes piedras. En el alto techo abovedado, las piedras -100 o más- están perfectamente equilibradas y se mantienen en su sitio sin necesidad de argamasa; en cinco mil años sólo se han roto dos. Esta perfección de diseño y ejecución demuestra que los que construyeron Newgrange, hacia el 3200 aC, eran magníficos artesanos.
Newgrange es también un enorme túmulo construido, como Knowth, de piedra, arena y vegetación de cerca de 85m de diámetro y 13,5m de alto. Fuera se conservan 12 de las posiblemente 38 grandes piedras de más de 2 metros que debían formar un anillo alrededor del gran túmulo. Este círculo de piedra fue construido unos 1000 años después de la estructura original.
La base del túmulo está afianzada sobre 97 grandes piedras dispuestas horizontalmente, algunas de las mismas, como sucede en Knowth, cubiertas de grabados con espirales, zigzags y otros símbolos. La más famosa de todas ellas es la gran piedra de la entrada. Esta fenomenal piedra presenta un gran número de grabados de espirales triples, dobles, círculos semiconcéntricos….
También hay tallas en diversas piedras del suelo y de la bóveda, incluso en tramos de la superficie no apreciables desde abajo. La mejor de las tallas del interior es una triple espiral en el sector inferior de una de las piedras verticales. Esta talla es muy conocida y en ella se basan la mayor parte de recuerdos que se venden de Newgrange y del mundo pre-celta.
Sobre la entrada se sitúa una especie de doble galería con tejadillo, que es la que precisamente permite el alineamiento del sol naciente en el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, que ilumina durante más de 20 minutos el interior de la tumba.
La cámara funeraria mide 6.5 x 6.2m y tiene forma de cruz, con las ya mencionadas tres pequeñas cámaras. En ellas se sitúan grandes piedras a modo de altar, una de las cuales está rota. La bóveda de 6 metros de alto cubriría la inhumación de, al menos, dos enterramientos y tres cuerpos incinerados habiéndose hallado también pendientes, cuentas de collares, hojas de pedernal y huesos (algunos labrados). Como el techo no está oscurecido por el humo, se entiende que las cremaciones fueron realizadas en el exterior.
Tanto Newgrange como Knowth (así como Dowth, que no pudimos visitar) son túmulos funerarios que posiblemente también ejercieron el papel de templos donde se celebró la unión con la naturaleza, el calendario astronómico y el respeto a los antepasados, que yacían, rodeados de mensajes labrados en piedra, en las más grandes construcciones de su época.
Durante muchos siglos perdidas, ahora se muestran en todo su esplendor al público que, ávido de presenciar los grandes momentos solsticiales que las caracterizan, están obligados a participar en una lotería que les da un billete para el 21 de diciembre, a primera hora de la mañana, cuando, si el tiempo lo permite, pueden asistir a un fenómeno asombroso de la historia del hombre.
Pero en Irlanda, ya se sabe, llueve mucho, y los últimos años las nubes no han dejado entrar el hálito luminoso que se representa cada día de forma artificial para los visitantes en Newgrange.