25 de septiembre de 2009

Éfeso / Yacimientos del Egeo turco (I)

P1150671 Recorremos la costa del Mar Egeo en Turquía. Las islas griegas están enfrente, tan cerca tan cerca que casi se pueden tocar. Lesbos se ve perfectamente y de hecho hay un tráfico habitual entre ambos países (tradicionales enemigos, habría que decir también). A un lado y a otro de la invisible frontera tuvo lugar el nacimiento de nuestra actual forma de pensar. Se dice pronto, pero hace cientos de años, en las ciudades de las actuales Grecia y Turquía, se sentaron las bases de la filosofía y de la ciencia y el hombre cambió la opinión que tenía sobre sí mismo y sobre lo que le rodeaba.

Por ello, pasear por entre los templos y edificios de Éfeso, Pérgamo, Hierápolis o Aphrodisias no puede convertirse más que en una experiencia gozosa, sentir que tus pies pisan las mismas calles que aquellos que dieron un paso adelante en la evolución de la sociedad humana. Se trata, en definitiva, de un verdadero privilegio que permite además conocer diferentes escenarios, diferentes ciudades, diferentes entornos, todos pertenecientes a un mismo y asombroso mundo antiguo.

Comencemos el viaje visitando la ciudad más importante de la antigüedad en el Egeo, Éfeso.

Éfeso

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IXOYE Jesucristo, Hijo de Dios Salvador. Esta inscripción realizada de forma apurada en un antiguo banco te da la bienvenida a la gran metrópoli del Egeo antiguo, a Éfeso.

Con las letras de IXOYE, por cierto, se puede construir la forma de la cruz en el círculo de al lado, quedando por debajo el tradicional pez, todo ello simbología paleocristiana de primer época, realizada por alguno de los primeros cristianos, mucho antes posiblemente de los concilios que se desarrollaron aquí.

Éfeso se ha considerado tradicionalmente como la gran ciudad de la antigüedad en la zona, la capital de Asia, en pugna constante con Pérgamo. Un puerto de mar de importancia excepcional que vivió su edad de oro durante la época romana. Su historia es dilatada en el tiempo; desde la fundación mítica por las amazonas hasta las ocupaciones de lidios, persas, macedonios, Éfeso siempre aparece como la referencia a conquistar para luego conservar, pues su Templo de Artemisa, una de las siete maravillas de la antigüedad era continuamente reconstruido después de su conquista o destrucción. debía ser imponente, tanto, que después de la reconstrucción de Alejandro Magno fue considerado una de las maravillas del mundo. Fue Antípatro de Sidón quien dijo:

P1150750 “"He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grande"”

Los godos no posaron sus ojos, más bien contribuyeron decisivamente a su destrucción en 262 dC, quedando reducido a cenizas en 363 por un incendio y a un remedo de lo que fue, casi una burla, después del pirateo de los presuntos arqueólogos del XIX. En el British se guarda alguna columna, similar a la que se eleva en su ubicación real, bastante alejada del yacimiento de Éfeso, una pobre imagen para lo que debió ser y representar.

P1150604 Volvamos, pues al yacimiento, ubicado en la actual ciudad de Selçuc, del que sólo se ha excavado apenas el 12% y aún así se considera una de las mejores ruinas grecorromanas para visitar.

Bien pensado, el recorrido es bastante corto pero hay tantas cosas que ver que el tiempo a dedicarle se prolonga más de lo esperado. La visita comienza en el área política y administrativa. Del Ágora no queda prácticamente nada, pero sí del Odeón, una estructura familiar en los yacimientos grecorromanos del Egeo.

Los teatros siempre estaban al aire libre mientras que en los pequeños odeones como éste estaban techados. Estatuas de Artemisa y de Eros decoraban sus paredes mientras tenían lugar representaciones o conciertos para públicos reducidos. Pero el Odeón tenía otro papel fundamental: aquí se elegían los parlamentarios (llamados algo así como boules, por eso el edificio es también llamado Bouleuterion) y los ministros de gobierno de la ciudad. Al fin y al cabo, esto es el área administrativa y en esta zona se concentraban los poderes públicos, pero también los religiosos.

P1150611Al lado del Ágora, donde se reunían los tribunales, se encontraba el Hogar sagrado de Vesta, donde las Vestales guardaban el fuego sagrado símbolo de la ciudad, que nunca cambiaba de sitio. Las vestales dedicaban más de 20 años de su vida al servicio del sacerdocio y sus condiciones de vida eran complicadas y obligadas a mantenerse vírgenes durante el mismo. De hecho, los que se acercaban al Templo a por fuego sagrado marchaban raudos y veloces por no contaminar el área sagrada (de ahí viene la expresión turca “Viniste a sacar fuego”, equivalente a nuestra “Visita del médico”).

11-Artemisa En el Museo Arqueológico de Selçuk, en la ciudad que finalmente sustituyó a Éfeso y que desgraciadamente no pudimos visitar, se muestran algunas de las estatuas de la Artemisa Anatolia que se ubicaban aquí.

No olvidemos que existe cierta evolución en la adoración de las diferentes diosas de Anatolia, comenzando por la Kubaba neolítica que se puede ver en el Museo de las Civilizaciones de Anatolia, continuando con la Cibeles frigia o la Artemisia Griega que, en un hábil ejercicio de sinergia religiosa, fue fusionada con la Cibeles frigia convirtiéndose en la Artemisia anatoliana, diosa de la fertilidad como demuestran los muchos testículos de toro que la cubren (otras teorías prefieren hablar de pechos). Curiosamente, y en esta evolución religiosa, la siguiente Diosa en ocupar espacio de adoración es la mismísima Virgen María que fue formalmente denominada como Theotokos, madre de Dios, en el concilio ecuménico que tuvo lugar aquí mismo, en Éfeso, en 431 dC.

P1150762 Necesario es referirse en este momento a la cercanía de la mítica Casa de la Virgen, ubicación supuesta donde ésta murió. De acuerdo con la Biblia después de la muerte de Jesús, Juan y María se dirigieron a Éfeso, donde supuestamente tuvo lugar su dormición (muerte de la Virgen).

La casa, muy restaurada, está cuidada y recogida y su visita, aún con masificación, es sumamente interesante. P1150759Comienza con un pozo en forma de pez, el conocido símbolo cristiano, cuya agua se repartía entre las casas mediante un sistema de saneamiento. Estas casas estaban en alto para evitar males mayores en época de persecuciones.

La presencia de fuentes con agua bendecida, una pared para dejar deseos, una estafeta de correos desde la que enviar postales con el sello de la Casa o numerosos puestos de venta completan la pequeña visita.

P1150738 También cerca de la Casa de la Virgen se sitúa la Basílica de San Juan, una de las más grandes de Oriente, ordenada construir por los Emperadores bizantinos Justiniano y Teodora. Se supone que en su ábside central se ubica la tumba del apóstol, más leyenda que hecho cierto (Justiniano mandó construir la Basílica aquí por dicha suposición). Pero al fin y al cabo Juan murió por esta zona, después de escribir sus evangelios en Patmos y dedicárselos, precisamente, a los efesios.

P1150736 Paseando por entre sus columnas (algunas mantienen las cruces latinas inscritas en ellas), por su nártex y su exonártex, admirando el precioso paisaje del rededor, uno trata de imaginar dónde se ubicaría el puerto que dio fama y valor a Éfeso para convertirla en una de las ciudades más ricas del Oriente y que más y mejor saquearon los cruzados de la IV Cruzada en 1204, tesoro de la muy cristiana Basílica de San Juan incluido.

Pero volvamos al Ágora de Éfeso, aquí se mantienen en pie todavía un par de columnas del Prytaneion, equivalente al actual Ayuntamiento, y en donde se guardaba el fuego sagrado de la ciudad que he comentado anteriormente. La llegada del cristianismo supuso la desaparición de ésta práctica y este lugar se convirtió en una Iglesia. P1150614Las diferentes columnas que aparecen por toda la zona muestran capiteles de lo más variado: dórico (lo más raro), jónico, corintio, compuesto (jónico más corintio) además de algunos estilos locales.

Seguimos adelante por un suelo todavía enlosado de mármol. A aquellos que hemos paseado por Pompeya, por Herculano, por Ostia Antica… no nos sorprenden las calles romanas en estado visible, pero sí la permanencia del mármol en amplísimos tramos; esto sucede en Éfeso a gran escala. P1150620 La mayor parte de avenidas conserva este solado para solaz de aquellos que lo pisamos y, por ejemplo, nos fijamos en las canaladuras, agujeros y dibujos rallados que los antiguos realizaban para evitar resbalones y caídas por deslizamiento sobre el mármol.

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De hecho, estamos en una de las avenidas más importantes de Éfeso, la Calle de los Curetes. Se trataba de una calle porticada, con techados al los lados y un mármol que se calentaba en verano a diferencia del mármol libanés del que estaban construidas muchas de las estatuas que decoraban la calle, situadas siempre entre columna y columna. P1150648 Las estatuas pertenecían a personajes importantes de la historia de Éfeso mas la única que se conserva es la de un médico, Aleksandros, que trabajaba en el Asclepion (hospital) de Éfeso.

Una curiosidad: las inscripciones que aparecen en los pedestales de estas estatuas no se refieren al retratado y esculpido sino más bien son citas de obras de grandes filósofos como Heráclito. Curetes, por cierto, eran los sacerdotes que sacaban en procesión a la Diosa Artemisa.

P1150624 El “buen pastor” del mundo pagano, Hermes con un cordero, aparece en un miliario de la Calle de los Curetes haciendo esquina con el símbolo de Asclepios/Esculapio, quien vivió en Pérgamo. Al fin y al cabo, Hermes es el Dios de los comerciantes pero también de los viajeros, pastores y ladrones y a él estaba dedicada la bonita plaza que nos encontramos al poco de andar. Sólo que esta plaza lleva ahora el nombre de Plaza de Domiciano a quien se le dedicó el Templo que ahora se está reconstruyendo (con estos templos, interesados, se ganaban favores de parte del Emperador homenajeado).

P1150630 Se trata de un templo de estilo romano, con dos pisos, e incluye una fuente también dedicada al hijo de Vespasiano, a quien homenajeó el constructor local (llamado Pollio) que facilitó el acceso al agua de Éfeso a través de un acueducto de más de 14 km.

Por ello Pollio está enterrado al lado del Templo, en una tumba construida en 13 dC con financiación del pueblo de Éfeso, agradecido. Pollio y Domiciano comparten la Plaza con un Templo dedicado a Memmius, el nieto de Sila y con un espléndido relieve de la Diosa de la Victoria; Niké.

P1150653 Continuando por la Calle de los Curetes y una vez pasadas las puertas de Herakles (donde aparece el semidiós con sus características pieles del León de Nemea) se accede a la Fuente de Trajano. Como curiosidad, mantiene una pequeña piscina y el pie monumental de una estatua del Emperador con globo terráqueo como símbolo de poder al lado. Accediendo por la fuente se llega a los Baños de Vario (también llamados Baños de Eskolastika por una estatua de mujer hallada en su interior). No deja de tener cierta ironía visitar un antiguo baño romano (los griegos no prestaban mucho interés en esto) en un yacimiento sito en la nación que siglos después del olvido medieval recuperaría dichos baños haciéndolos suyos. Al fin y al cabo los baños turcos no son sino un remedo de los antiguos baños romanos.

P1150644 Mientras volvemos a la Calle de los Curetes, nos recuerdan que los romanos de Éfeso llamaban a la puerta… cuando iban a salir de casa, para evitar dar a alguien, pues las puertas abrían hacia fuera. Unas bastante bien conservadas letrinas públicas con mosaico alrededor y canalizaciones para traer aguas limpias y expulsar las sucias al mar nos hacen recordar las letrinas vistas en yacimientos romanos. Pero también nos hace recuperar la imagen del paciente sirviente que se acerca a las letrinas antes de que su dueño acuda para ir calentando el mármol y coger el mejor sitio, cerca de la fuente de agua limpia…

P1150660 Muy cerca está uno de los monumentos más importantes de Éfeso, el Templo de Adriano, del siglo II dC. Cuatro pedestales (que fueron ocupados por estatuas de bronce de Diocleciano, Maximiano, Constancio Cloro y Galerio) dan acceso a cuatro columnas de estilo corintio cerradas por un precioso frontón.

Los relieves con los que cuenta son muy interesantes, pues recogen a Tiké para la Victoria, a Medusa para que proteja el templo, una Amazonamaquia (en Oriente era un tema muy habitual, como el de la Gigantomaquia que aparecerá en próximas entradas), homenaje a aquellas amazonas legendarias que fundaron la ciudad para su reina, Efesia.

P1150663 Otro de los mitos iniciáticos de la ciudad también está recogido aquí: se trata de la leyenda de Androklos y el jabalí: un hijo del rey de Atenas, Androklos, preguntó al Oráculo antes de salir de viaje dónde podría fundar una nueva ciudad. “Un jabalí y un pez te ayudarán” le dijo el otro. Y efectivamente, un día de pesca Androklos hizo un fuego para cocinar los peces asustando a un jabalí. Allá donde lo mató en su huida, fundó Éfeso.

P1150665 Éfeso que, además de puerto, también tenía importantes recursos de la agricultura, gracias al cercano río Meandros (de donde viene, por las características de su cauce, la denominación de meandro). Pues bien, en el Templo de Adriano aparecen tanto el río que da vida como ésta misma, en forma de fértiles testículos de toro como los de la Artemisa Anatoliana.

P1150702 Enfrente del Templo de Adriano, y al lado de la tumba de una de las muchas Arsinoes de la historia, se encuentran un buen número de casas dispuestas en la ladera cercana a la calle. Pagando por separado de la entrada oficial se pueden visitar, pudiendo admirar los frescos de algunas paredes, los mosaicos de sus suelos o la estructura general de las casas, que incluye un conjunto complejo e integrado a lo largo de la historia de villas, basílicas, pozos y casas que están dando mucho trabajo a los arqueólogos que trabajan en el área cubierta.

Y, justo al lado, se encuentra la estrella de todo el yacimiento, la Biblioteca de Celso, la tercera más importante de la antigüedad después de Alejandría y Pérgamo. El hijo de Celso(Iulius Celsus Polemaeanus para ser más exactos) la construyó como homenaje a su padre, erigiéndola sobre su tumba. Guardaba en su interior del orden de 50.000 pergaminos, convirtiéndose en la segunda biblioteca más importante cuando Marco Antonio decide regalarle a Cleopatra el contenido de la Biblioteca de Pérgamo. Menudo disgusto debieron tener los habitantes de la antigua capital del Reino.

P1150661 Lo que vemos hoy no es sino la reconstrucción que hicieron los arqueólogos austriacos (la fachada se vino abajo en un terremoto del siglo X) de este gran edificio que mantenía amplios espacios entre sus paredes para que corriera suficientemente el aire evitando la natural humedad de cualquier pueblo costero y protegiendo las obras de su interior.

 

P1150680 Las estatuas de los nichos de la fachada principal son copias, las originales están en Viena (a donde fueron llevadas a principios del siglo XX), y representan las virtudes con las que contaba Celso: la sabiduría (Sophia), el carácter (Areté), el razonamiento (Ennoia) y el conocimiento y la experiencia (Episteme). En la puerta media, muy posiblemente se ubicaría una estatua del mismo Celso.

Por cierto, enfrente de la Biblioteca se ubicaba un burdel. La excusa de consultar pergaminos en la biblioteca debió estar al orden del día en la antigua Éfeso. Un burdel que, además, contaba con publicidad críptica en una calle cercana: “Si tienes el corazón triste, gira a la izquierda y encontrarás mujeres” dice una especie de jeroglífico escrito en el suelo que no pudimos ver.

P1150711 Formando conjunto con la Biblioteca de Celso se halla la entrada al Ágora comercial, por las Puertas de Mazeus y Mithridates. Hay varias leyendas que se refieren a estos dos personajes. Bien fueran esclavos o rebeldes locales detenidos, Augusto les dio la libertad y les fue tan bien en su vida posterior que le dedicaron estas puertas (a él, a Livia, a Julia y a Agrippa). Se trata de la Puerta Sur al Ágora, que está en muy pobres condiciones.

P1150723 Una calle de mármol une la Biblioteca con el gran Teatro de Éfeso, el más grande de Anatolia, con espacio para 25.000 personas. Teatros más antiguos ocuparon el sitio que ahora cubre el teatro romano, construido entre los reinados de Nerón y Domiciano. La verdad es que es sencillamente espectacular, con sus cuatro pisos y su conservación apropiada.

Dicen que fue aquí donde San Pablo en su segunda visita a Éfeso proclamó a la audiencia la necesidad de acabar con los antiguos dioses paganos. Un tal Demetrius comenzó a corear el nombre de Artemisia, siguiéndole los otros 20.000 asistentes. San Pablo fue entonces encarcelado por escándalo público.

P1150724 Saliendo del Teatro, la antigua Calle del Puerto (o Calle Arcadiana por su restaurador tardorromano) nos lleva a la salida de una ciudad mítica, cuya ubicación portuaria entre oriente y occidente la llevó a ser la capital de facto de Asia.

El cristianismo, que llegó tarde a esta ciudad que mantenía credos paganos, los terremotos, el alejamiento progresivo del mar (ahora, a 6 km) y los aluviones del río Meandros que lo colmataban, la malaria o el crecimiento de ciudades cercanas como Esmirna o Mileto dieron al traste con la gran urbe de la antigüedad.