Tal y como dice su publicidad, la sensación con la que uno sale del musical “Hoy no me puedo levantar” es de buen rollo y alegría… siempre y cuando seas un fan de Mecano (o por lo menos te gusten alguna o todas sus canciones) y no te fijes demasiado en lo horroroso que les ha quedado el guión.
Es cierto que algunas coreografías son espectaculares. La inicial de Hoy no me puedo…, por ejemplo, o la curiosa mezcla de “Laika” y “Eungenio Salvador Dalí”. Pero el argumento, ya de por sí sencillote, no da para mucho, sobre todo cuando la sesión está trufada de algunos chistes que no hacen demasiada gracia y de sobreactuaciones consentidas al elenco de actores.
Sin embargo, tiene momentos de gran calado, “Un año más”, “Mujer contra mujer”, “Aire”,”El fallo positivo” o “Una rosa es una rosa” son temas (siempre adaptados) muy conseguidos y que hacen vibrar al público, no sé si porque nos hacen revivir los momentos en los que escuchamos por primera vez estas canciones o porque el musical logra impactar. Quizá sea una mezcla de ambas cosas. El añadir canciones de los hermanos Cano por separado, como “Lía” de José María o “Vivimos siempre juntos” de Nacho, es un acierto.
La escenografía, la recogida múltiples mensajes en el guión a conceptos marca Mecano como “El 33” o “El 7 de septiembre” son puntos fuertes de la obra que gustan a los que algo recuerdan de una época en la que Mecano marcó parte de nuestras vidas.
Es cierto que algunas coreografías son espectaculares. La inicial de Hoy no me puedo…, por ejemplo, o la curiosa mezcla de “Laika” y “Eungenio Salvador Dalí”. Pero el argumento, ya de por sí sencillote, no da para mucho, sobre todo cuando la sesión está trufada de algunos chistes que no hacen demasiada gracia y de sobreactuaciones consentidas al elenco de actores.
Sin embargo, tiene momentos de gran calado, “Un año más”, “Mujer contra mujer”, “Aire”,”El fallo positivo” o “Una rosa es una rosa” son temas (siempre adaptados) muy conseguidos y que hacen vibrar al público, no sé si porque nos hacen revivir los momentos en los que escuchamos por primera vez estas canciones o porque el musical logra impactar. Quizá sea una mezcla de ambas cosas. El añadir canciones de los hermanos Cano por separado, como “Lía” de José María o “Vivimos siempre juntos” de Nacho, es un acierto.
La escenografía, la recogida múltiples mensajes en el guión a conceptos marca Mecano como “El 33” o “El 7 de septiembre” son puntos fuertes de la obra que gustan a los que algo recuerdan de una época en la que Mecano marcó parte de nuestras vidas.
Lástima de guión forzado y lastimoso (qué raro en David Serrano) y de cierta sobreactuación de actores. Pero por lo demás, es cierto que la sensación con la que, al menos yo, salí del Teatro Movistar (qué idiotez mercadotécnica) fue de satisfacción y un estado de ánimo muy positivo. Quizá fue porque me tiré la última media hora cantando y dando palmas. Claro.