El Alcázar de Toledo, de malhadada fama por su protagonismo durante la guerra civil española, sirve ahora para otros fines, mucho más pacíficos.
Es la sede de la Biblioteca de Castilla La Mancha, la más importante de la Comunidad. Fue una decisión política bastante hábil, en mi opinión.
Desde 1998 la antigua fortaleza militar, palacio, cárcel, Academia de Infanteria y Museo se ha convertido en Biblioteca. Sin embargo, la próxima inauguración del Museo del Ejército recién trasladado desde Madrid va a suponer otro cambio más, éste muy profundo, en el Alcázar de Toledo.
La Biblioteca ocupa la planta superior y los cuatro torreones del Alcázar. Un detalle curioso: la Biblioteca se encuentra en la planta superior del alcázar, en la sexta. Y sin embargo no hay seis plantas; el que lo definió contó con los sótanos y plantas subterráneas. Un buen número de manchegos cruza sus puertas a diario para consultar uno de los mejores fondos bibliográficos de España. Además, el servicio que presta la Biblioteca es de un muy buen nivel de calidad, con compromisos al usuario bastante ambiciosos.
La joya de la biblioteca es la Colección Borbón-Lorenzana, que con 379 incunables, 101.140 libros impresos entre los siglos XVI al XIX y unos 1.000 manuscritos de los siglos XI al XIX.
El cardenal Lorenzana fue una de las personalidades más importantes de la historia de la ciudad y dejó su huella en esta institución.
De hecho, recorriendo su interior se pueden encontrar antiguas salas de biblioteca en las que se guardan precisamente esos incunables (como la de la fotografía). En otros casos, se han aprovechado estanterías del seglo XVIII para albergar la gran colección de libros específicos sobre Castilla La Mancha que se pueden consultar pero no prestar.
Nada tienen que ver estas salas antiguas con la amplísima y llamativa Sala General de Lectura, la principal. A los lados, los escudos de Castilla-La Mancha; en el piso superior más incunables y libros de acceso restringido. En el piso principal, tan iluminado, numerosos usuarios disfrutan de unas instalaciones espectaculares.
Otro elemento destacado son los Torreones. Los dos que flanquean la fachada norte se han utilizado, uno para hemeroteca y otro para los procesos internos de catalogación de fondos y control de adquisiciones.
Los de la fachada sur se destinan, uno a zona de encuentro y cafetería y otro para sala de reuniones y de exposiciones temporales. Precisamente a la cafetería acudimos, pudiendo disfrutar no sólo de cosas ricas sino de otro de los grandes atractivos de la Biblioteca: sus vistas.
Las vistas de la llamada Ciudad de las tres culturas son sobrecogedoras y proporcionan un marco perfecto para dar por finalizada la jornada no sin antes visitar la mediateca, la sala infantil, la sala de castilla la mancha y tantas otras oportunidades de profundizar en lo mucho que han cambiado las Bibliotecas desde que, al menos en mi caso, de niño las visitaba.
Basta con acercarse a su web: http://www.jccm.es/biblioclm/ y dejarse llevar por tanta información de interés.