Recién estrenada la sexta y última temporada de Lost (Perdidos), los aficionados damos cuenta de la cuenta atrás. Esto se acaba, el viaje ha sido extraordinario y atrás quedan imágenes y escenas imborrables que guardaremos en el álbum de recuerdos. Es cierto que no todo en el viaje ha sido de nuestro agrado, que algunas historias que nos han contado los guías no terminan de gustar, algunas paradas han estado de más y ciertas situaciones van más allá de lo rocambolesco.
Pero el espectáculo gana. Hace poco tuve la oportunidad de revisionar casi por completo todas las temporadas prácticamente de seguido. Y tengo que decir que me gustó más aún si cabe, todo parece estar mejor cohesionado de lo que le pueda parecer al espectador ocasional. Y este es el verdadero punto débil de la serie: la complejidad de los guiones provoca una desbandada masiva si no se tiene oportunidad de hacer un seguimiento continuo. Y el tiempo (dilatado) entre temporada y temporada es un impacto directo en la línea de flotación de la serie.
Pero para aquellos fieles (entre los que me incluyo) estas esperas merecen la pena, como también lo hacen las escenas inolvidables que hemos ido coleccionando año a año.
Y como muestra de este interés, la Fnac acaba de recopilar un buen número de piezas originales de la serie, aprovechando la espectacular campaña que Cuatro ha realizado para promocionar la serie (sólo hay que recordar el excepcional teaser-trailer que prepararon y que tanto gustó a los creadores de la serie).
Y la verdad es que es una exposición (si cabe llamarla así) muy pequeña, con seis o siete vitrinas en donde se acumulan numerosos objetos que nos hacen regresar a aquellos momentos clave que a los aficionados aún nos tocan la fibra sensible.
El paseo por las vitrinas es agradecido. Están presentes algunas de las fotografías más famosas que han aparecido en la serie (la de Desmond y Penny, la de Nadia –la novia de Sayid- o la del grupo en los años 70 en el Episodio Namaste); las cartas que han marcado grandes momentos (la del joven Sawyer, la de Penny a Desmond, el mensaje que Locke le dejó a Jack para abrir después de su suicidio); algunos de los objetos más reconocibles como marca de la serie (la colección de artículos Dharma, el anillo de Drive Shaft de Charlie, el puñal de Locke, tarjetas de visita de Sun…) pero también algunos de los objetos que parecen dirigirnos un guiño a los que nos gusta la serie (las vírgenes del avión perdido, la caja de música de Rousseau, las tarjetas de embarque tanto del Oceanic 815 como del Ajira, el billete de lotería o el juego de 4x4 de Hurley, el teléfono móvil de Naomi) o algunos objetos representativos de los principales personajes de la serie (las gafas de Sawyer, el avión de Kate, los pasaportes de Ben Linus).
En fin, un superpoblado universo de pequeñas cosas que explican un fervor generalizado entre los lost-adictos, que ponen en marcha webs, que se bajan los episodios en cuanto se emiten en los Estados Unidos, que discuten sobre las pistas que se van dando en cada uno de los episodios de las seis temporadas con las que cuenta la serie.
El final está cerca, la serie ha pasado de la utilización de flashbacks, a los flashforward que dan nombre a otra serie y a los actuales Flashsideways de la sexta temporada, en una forma de narración a la que estamos más que acostumbrados los lectores habituales de cómic (Días del futuro pasado, por ejemplo) pero que llamó poderosamente la atención por su inhabitual utilización en las series de Televisión.
Hace unos meses se inauguró la gran exposición de Star Wars. Tiempo antes, una dedicada a El Señor de los Anillos. De ambas dejé debida mención en este blog. ¿Porqué no hacerlo también de la serie que en el futuro seguro que facilita la creación de una exposición de gran formato?
Y allí encontraremos las raíces de la serie de Damon Lidelof, J.J. Abrams y Carlton Cuse, lugares como la Escotilla, la avioneta de los traficantes, la estatua del más que probable Dios Sobek, el campamento de los otros o el despacho de Eloise Hawking, la bomba Jughead o cualquiera de las estaciones Dharma.
Y nos reencontraremos con momentos como el episodio “The constant” (probablemente el mejor de la serie), el “Not Penny’s boat”, el “We have to come back, Kate” o el origen de la entradilla de la serie, presentación de esta gran aventura de ciencia ficción, amor, redención y misterio. A ver cómo acaba.