27 de noviembre de 2010

La Berrea en el Parque Nacional de Cabañeros

P1230543 Como es bien sabido, más que verse, la berrea se oye. Y, más que oírse, la berrea del ciervo realmente se siente en más de un sentido. Ya está avanzada la madrugada cuando salimos hacia el Parque Nacional de Cabañeros a experimentar las sensaciones que genera el cortejo de los machos de ciervo. Estamos a finales de octubre y, en teoría, ya deberían ir desapareciendo los berridos nocturnos y sin embargo, como hace buen tiempo, vamos a tener todo un concierto.

P1230528 Aunque nos hemos agenciado un excelente guía propio (Vicente, de Natura indómita http://www.naturaindomita.com/), las reglas del Parque Nacional son claras: no podemos entrar a nuestro aire. De acuerdo, nos parece bien, pues todo lo que sea controlar el paso ingente de turistas a un área protegida sólo puede ir en su beneficio. Pero aún así hay algo que nos falla estrepitosamente: nuestro conductor, al que llaman “el galgo”.

Es un tipo adusto y casposo en el sentido real de la palabra. Casi no nos dirige la palabra en todo el recorrido y prácticamente para cuando nuestro guía propio se lo solicita. Lleva los aparejos correspondientes: prismáticos, guías… pero no las usa, se limita a conducir por el Parque y nosotros deseamos que nos hubiera tocado otro: por ejemplo ése guía que se ve utilizando un pinganillo para la mejor explicación de lo que se ve. Es cierto, tenemos mala suerte, pero es que hemos pagado por entrar y no pasa nada si esa mañana el águila imperial está perezosa: nos sentimos defraudados por la nula colaboración del conductor.

P1230501 Cabañeros es una verdadera maravilla, no sólo el paisaje del bosque mediterráneo o de la dehesa (la raña, que llaman aquí) sino porque el amanecer proporciona un placer todavía mayor. Es noche cerrada, hemos parado en medio de ninguna parte a ver si oímos algo. Y vaya que sí, lastimeros y bravos berridos se perciben en la lejanía. Hace bastante frío y el horizonte poco a poco se va tiñendo de rojo oscuro, blanco y amarillo.

Y es entonces cuando nos conmueve la berrea del ciervo y cuando nos damos cuenta de la maravillosa experiencia que proporciona. El sol, de un color rojo intenso, sale poco a poco en el este. El frío eriza nuestra piel mientras las totovías y calandrias trinan dando la bienvenida a nuestro sol. Al fondo, los machos de ciervo se hacen notar mientras el suave perfume de los cantuesos y tomillos, ya con las flores marchitadas, se combina con el arco iris nocturno del amanecer.

P1230537 El sol aparece ya por entero, detrás de las inmensas y maravillosas copas de las encinas y los ciervos berreantes, anteriormente ocultos en la arboleda de la noche, se hacen visibles y nos damos cuenta de lo que ha significado la protección de Cabañeros desde su proclamación como Parque Nacional. Hay ciervos, literalmente, por todas partes. Se cruzan por la carretera, pastan en las cercanías, entrechocan sus cuernas a modo de juego, nos observan, imponentes mientras el sol amanece detrás de ellos como cada mañana.

P1230527 La imagen es inolvidable: un viejo macho de poderosa cuerna vuelve la cabeza en el momento en el que el sol se torna rojo anaranjado. Sólo por esta imagen (inaccesible para nuestras cámaras) ya ha valido la pena el madrugón y el aguantar al conductor casposo. Los grandes machos se pasean por entre las hierbas agostadas desde hace meses pendientes aún de las hembras que puedan añadir a su harén.

P1230531 Éstas corretean de aquí para allá, algunas veces con cervatillos, a la espera de integrarse en algún grupo (los machos pueden tener a su disposición hasta 50 hembras).

Éstos berrean y se hacen notar, están en celo y es el momento del año del que depende su privilegiada vida donjuanesca. Y el bramido no es sino indicador de su potencia sexual y de la capacidad del ciervo para cubrir varias hembras. Por eso luchan entre sí (si bien estos machos jóvenes de la foto sólo están jugando a hacerlo, como entrenamiento para el futuro). Y, tal y como dije, los hay en todas partes.

P1230529 La población de Ciervo (Cervus elaphus) es muy elevada en el Parque Nacional. Aunque hay que tener en cuenta una cosa importante: la mayor parte de ellos se concentra en la raña, allá donde las hembras ramonean en busca de las primeras bellotas que el otoño deja en el suelo de la dehesa.

El año ha sido bueno, ha llovido bastante y por eso los animales están sanos y fuertes. Y es un auténtico placer observarlos en directo; nosotros y el resto de visitantes del parque, que son unos cuantos. Hay que tener en cuenta que es la época del año que más personas solicitan la visita a Cabañeros y los todoterrenos de la empresa encargada de las rutas (de diferentes tamaños, volumen y guías mejor o peor capacitados) recorren los caminos de la raña y de los encinares cercanos.

P1230541Obligamos a parar a nuestro decepcionante conductor. Y nos alegramos, pues no sólo vemos los ciervos más de cerca o a una larguísima familia de jabalíes corriendo por la raña, también vemos rapaces. Vicente pone el telescopio y por arte de magia, iluminados aún por la luz de la luna una pareja de Cernícalos Primillas (Falco naumanni) se despereza en el único árbol muerto de las cercanías. Qué espectáculo tan bello (e imposible de retratar con mi cámara). Vicente entonces localiza otra pareja de rapaces, pero a una maravillosa contraluz del amanecer que nos sobrecoge. Ya sólo por eso merece la pena haber entrado al Parque Nacional.

P1230540 En otra parada un visitante estúpido se acerca ufano con una enorme seta arrancada de la sombría del encinar. Curioso: su guía sólo le sonríe. El nuestro murmura más tarde algo sobre la multa que debería haberse llevado. En cualquier caso, y aunque parezca obvio, nuestro guía patán no dio ni una sola indicación al comenzar la ruta.

P1230555 Ruta que por cierto continúa por el valle en busca del Águila Imperial que anida en las cercanías y de los buitres de un cortado cercano, pero ni hay suerte ni el tipo la busca. Al menos me quedo con las imágenes de los baños de los jabalíes y de las todavía coloradas Calluna vulgaris y Erica australis, localizables en las zonas más soleadas del parque. Atrás dejamos las umbrías de melojos y quejigos, las planicies herbosas de la raña y los jarales conquistadores de los ámbitos más antropizados.

P1230566 Volveremos a Cabañeros, quizá de otra forma. Mientras tanto, aprovechamos para recorrer el área cercana al Parque, por ejemplo la preciosa Chorrera de Horcajo, un salto de agua de 15 metros que realiza el arroyo de la Chorrera en el término municipal de Horcajo de los Montes, muy cerca del Parque Nacional.

P1230559 Es una postal bonita y el acceso hasta ella caminando merece la pena, pues pasa del bosque mediterráneo abierto a la umbría con pozas creadas por la misma cascada.

Nuestro objetivo (buscar plantas carnívoras) no se cumplió, pero a cambio pudimos disfrutar de buitres negros sobrevolándonos, helechos reales (Osmunda regalis) –en la foto de abajo-, alguna Macrolepiota (bueno, por su talla y fase de crecimiento podría ser una Lepiota a secas), algunos melojos y unas jaras muertas que, pese a parecer quemadas, habían sido atacadas por un hongo (lo cual nos sorprendió, pues realmente parecen abrasadas).

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Después de la comida (por cierto, cómo se lo curran los de Natura Indómita, que bien organizado y qué rico todo), nos damos una vuelta por algunos puntos interesantes para visitar en las cercanías de Almagro. Por ejemplo, por el Monumento Natural del Maar de la Hoya de Cervera.

El Campo de Calatrava es conocido, sobre todo, por ser referencia en geología, dado su origen volcánico. Aunque las erupciones volcánicas del Campo de Calatrava dejaron de suceder hace un millón de años, todavía quedan algunas manifestaciones, como los escapes gaseosos sulfúricos o carbónicos que aparecen en la Laguna de Cervera, en medio de este Monumento Natural. Estos escapes suelen salir a la superficie en forma de fumarolas (raro en el Campo de Calatrava) o de manantiales burbujeantes cuando se mezclan con aguas subterráneas (los suelen llamar aquí Hervideros). Y de ahí salen las típicas aguas agrias de la zona¡

P1230587 El caso es que el Maar de la Laguna de Cervera es un volcán hidromagmático. Hace muuucho tiempo sucedió una erupción y el magma al ascender entró en contacto con una capa de agua, que se evaporó inmediatamente, aumentando exponencialmente la presión interna del subsuela y explotando todo a lo grande: roca, material volcánico y vapor y dejando un hueco en el que ahora se asienta la laguna.

P1230592 ¿Y porqué venimos a esta laguna? Pues para ver esa abubilla del camino, ese aguilucho cenizo que nos sale al paso y ese aguilucho lagunero que sobrevuela el agua en busca de alguna presa. Por las gaviotas y los patos que recorren la vegetación mientras las garzas otean en un picacho de la laguna a ver si pasa algún pez.

Pero si el Maar de Cervera es un placer para los sentidos, más lo es aún el Embalse de la Vega del Jabalón en Granátula de Calatrava. En un embalse en buenas condiciones se suele concentrar un número tal de especies que es difícil poder compararlo con otra cosa.

P1230595 Y en nuestro caso fue verdaderamente espectacular, pues antes incluso de ver garzas reales, garcillas bueyeras y demás avifauna en el camino se nos cruzó una hembra de Meloncillo (Herpestes ichneumon) con su cría agarrada a la cola. La rapidez con la que cruzaron impidió realizar alguna foto, pero queda grabada en nuestra memoria la típica imagen de la serpiente gigante que recorre los herbazales y que no es sino la familia de meloncillos en busca de alimento.

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Vamos despacio por el camino que circunda el Embalse. Las más fáciles de ver son las ardeidas: garzas y garcillas que esperan pacientemente en los sauces y tarays (o directamente en el agua) a poder hacerse con alguno de los pececillos que por allí nadan.

Gorriones molineros y tarabillas (como el macho de la imagen) se posan en los palitroques de las retamas y sauces mientras en la lejanía un gran grupo de cormoranes grandes se aposta, ya al atardecer, para descansar.

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En los cables de los tendidos una gran cantidad de tordos ocultan a un invitado, un precioso alcaudón real camuflado entre los negros pajarillos que en ocasiones se convierten en plaga.

Hay algunos que denominan plaga a nuestras cigüeñas. Encontramos un par de ellas muertas al lado de una torreta de la luz, de hace unos días. Este tipo de instalaciones no son sino un peligro ubicadas en un lugar como éste, en el que hay más aves por metro cuadrado (y metro cúbico) que en la mayor parte del territorio cercano.

P1230617 Un andarríos chico refleja su imagen en la charca en la que busca alimento a nuestra izquierda mientras sobrevuela un aguilucho lagunero en las cercanías.

La verdad es que es un recorrido encantador que aprovechamos mucho más al hacer una parada y ver cómo el rosado atardecer hace que las aves se resguarden en la laguna mientras la luna asciende sobre el embalse, la misma luna que esa misma mañana se escondía mientras un sol inolvidable ascendía en Cabañeros y los ciervos llevaba ya horas bramando en pos de las hembras que formaran parte de su harén.

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