7 de febrero de 2011

Los Iguanodontes de Benissart y otras maravillas del Museum des Sciences Naturelles de Bruselas

P1250160El Museo de Ciencias Naturales de Bruselas (http://www.naturalsciences.be/) es uno de los museos de historia natural más ricos del mundo. Se ubica en el Parque de Leopoldo, en el Barrio Europeo, bastante cerca del Parlamento Europeo y demás edificios públicos de la Unión. Encontrar la entrada ya es otra cosa, te arriesgas a recorrer palmo a palmo el Parque,entre los graznidos de cuervos y gaviotas, circunvalando otros edificios y el edificio mismo del Museo (autodenominado por ellos mismos como Museum) hasta dar con la entrada.

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Y es una entrada típica de Bruselas, dos grandes dinosaurios pintados en las paredes que acogen la escalera de acceso hasta llegar a la puerta principal donde se encuentra el protagonista de la visita, uno de los dinosaurios más humildes de todos, de los menos publicitados y sin embargo, de los más importantes para la historia de la ciencia: el Iguanodon.

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El Iguanodon es el símbolo del Museum, del Museo de Historia Natural de Bruselas y la razón es entendible. En su interior se guardan algunos de los esqueletos de Iguanodon más asombrosos que he visto: los Iguanodontes de Benissart.

La historia comienza en marzo de 1878 en la mina de carbón de Benissart, en Sainte Barbe (Bélgica). Los mineros estaban cavando a 322 metros de profundidad cuando hallaron una bolsa de arcilla y, en lugar de rodearla, decidieron cavar a su través. Unos días más tarde hallaron lo que pensaron eran restos de árboles cubiertos de oro. En realidad se trataba del más impresionante yacimiento de huesos de Iguanodon (cubiertos de pirita) que se conoce. Un telegrama que aún se guarda informó al Museo de Historia Natural del hallazgo.

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En la planta sótano del Museo se reproduce la historia del descubrimiento así como algunos de los huesos de Iguanodon encontrados en la mina tal cual se han hallado. Al fin y al cabo estamos hablando de más de 30 individuos de la especie Iguanodon bernissartensis y al menos uno de una especie más pequeña, Iguanodon atherfieldensis.

Sacarlos de allí fue toda una odisea. El recubrimiento de pirita provocaría su rápida destrucción al contacto con el aire. Por ello, y cubiertos con papel húmedo protector, los restos fueron cortados y sacados en bloques numerados para ser reconstruidos en el exterior.

P1250214Unos pocos años después, en 1883, se montaron algunos esqueletos en el Museo. Los primeros fueron mostrados en la antigua sede del Museo, el Hotel-Palacio de Nassau, en una caja de cristal que en la actualidad ha evolucionado hasta un modo de exposición realmente espectacular. En su momento, la reconstrucción de los esqueletos supuso un esfuerzo enorme y mucha paciencia, dada la falta de práctica y de conocimiento al respecto. Aún se guardan curiosos cuadros que hacen mención a ello.

En este, por ejemplo, el paleontólogo Louis Dollo y el técnico Louis de Pauw supervisan el montaje del primer Iguanodon en las antiguas dependencias del Hotel-Palacio de Nassau mientras otros Iguanodontes se montaban en un par de capillas cercanas…

Y lo hicieron confiando en que la postura bípeda que tomaba el dinosaurio fuera la real (ahora se sabe que caminaban a cuatro patas, aunque pudieran disponerse perfectamente sobre las dos traseras. Ensamblaron los huesos en un armazón de hierro y el público que lo pudo ver quedó asombrado.

P1250169El gran número de esqueletos de Iguanodon que comenzaron a reconstruirse obligaron a cambiar la sede del Museo al gran edificio del Parque de Leopoldo que ahora ocupa. Y los Iguanodones están expuestos maravillosamente. Actualmente se exponen 8 ejemplares de Iguanodon benissartensis, de más de 5 metros de altura y más de 6 de largo. También está el “pequeño” Iguanodon atherfieldensis con apenas 4 metros de largo y también de ancho.

P1250159Están ubicados en una impresionante caja de cristal, enorme y que realza la magnificencia de los esqueletos de la mejor colección de Iguanodones del mundo. Pero en la mina de Benissart se encontraron también otros fósiles: más de 3000 restos de peces, una salamandra, seis tortugas de agua dulce (Chitracephalus, Peltochelys, en la foto), cuatro cocodrilos (como este Bernissartia fagesii), piñas, restos de helechos y hasta de un Cycadacea. Ah, y hasta 280 coprolitos de dinosaurios de la época.

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Su grado de conservación es bastante bueno. Todo debió ocurrir en una cálida y pantanosa zona hace 125 millones de años, momento en el que una avalancha de arcilla arrolló (posiblemente en varias ocasiones) a la fauna y flora de la zona y además de manera muy rápida, de forma que evitó el contacto con el aire y la luz que hubieran degradado los cuerpos.

P1250170 Estas capas de arcilla se dispusieron sobre una previa de carbón. El mar que cubrió en el Cretácico esta zona acabó por proteger lo que, como consecuencia, millones de años después terminó siendo la Caverna de los Iguanodontes.

Los Iguanodontes de Benissart están expuestos en la mayor de las Galerías de Dinosaurios de Europa, más de tres mil metros cuadrados de copias de esqueletos de un buen número de especies, con animaciones, fósiles complementarios y un grado de detalle en la exposición que ya quisiéramos en nuestro país. Un gozo para los aficionados, vaya.

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Pero si nos detenemos en fósiles, Benissart no es el único yacimiento bien representado aquí. También lo es el de Messel, cerca de Frankfurt.

Las piezas de este lugar expuestas están comprendidas en una especie de “Estrellas de la historia del Museo” dentro del apartado dedicado a los 250 años del mismo. Desde el Gabinete de Curiosidades de Charles Lorraine (gobernador austriaco de los Países Bajos en el XVIII) hasta hoy, el Museum de Bruselas puede enorgullecerse de haber apostado por la investigación, la conservación y el estudio del medio.

P1250211 14 “remarckable items” se muestran en esta pequeña sala, desde los tradicionales animales naturalizados hace más de un siglo (y procedentes muchos de ellos de la afición del momento: la caza) hasta fósiles de interés como los de Messel. Entre los disecados, no puedo dejar de mencionar el precioso Tilacino que se muestra solitario en una vitrina de cristal.

Este pobre lobo marsupial fue donado en 1871 por un naturalista australiano, Morton Allport (típico producto de su época: abogado, pionero, estudioso, biólogo, naturalista), años antes de su desaparición (la muerte del último ejemplar tuvo lugar el el 7 de septiembre de 1936 en el Zoo de Hobart en Tasmania).

El Lobo marsupial está acompañado de alguno de los vídeos que de él quedan (precisamente, del ejemplar muerto en 1936), fotografías de la época (entre ellas, la más antigua de todas referente a la caza de uno de ellos) y textos alusivos.

Más cosas: los fósiles de Messel, Alemania, que están aquí precisamente porque fueron paleontólogos belgas del Museum los que participaron en los trabajos. Son fósiles asombrosamente bonitos: una serpiente, una rana, un murciélago (Palaeochiropteryx sp), un ave (Messelornis sp)… todos ellos con 47 millones de años de edad; pero sobre todo un pequeño herbívoro arbóreo peculiar: Kopidodon macrognathus.

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Una reproducción del “Bélgica”, el primer barco de exploración que pasó todo un año (invierno incluido) en la Antártida (de 1898 a 1899); los curiosos “Huesos de Ishango”, de hace 20.000 años y hallados en el Congo (probablemente, P1250216 la primera calculadora del mundo), dos gorilas disecados de la época en la que el Congo aún era P1250208 Belga o el elefante disecado que abre la exposición (procedente del antiguo Zoo que se ubicaba en el Parque de Leopoldo) completan, entre otros, estas piezas fundamentales de la historia del museo.

De la misma forma, y un pelín escondidos en la gran exposición acerca de los primeros humanos se hallan los impresionantes esqueletos originales de algunas de las especies de mamíferos más habituales del periodo glaciar, desde el Mamut lanudo al Oso Cavernario pasando por el rinoceronte lanudo, el León Cavernario y el inevitable Alce Irlandés con sus poderosas astas.

P1250275 P1250276 El esqueleto de Mamut procede de dos ejemplares adultos que fueron hallados en 1860 en el río Nete en Lier (Antwerp) -también se hallaron un pequeño mamut, una hiena de las cavernas, un caballo…-; el caso es que en esa época el único mamut montado estaba en San Petersburgo con lo que éste de Bruselas alcanzó gran notoriedad y mucha gente del continente se acercó a verlo. Y lo montó precisamente Loius de Pauw, el mismo que años después montaría los Iguanodontes de Benissart.

P1250277 Por otro lado, en las cavernas de Goyet se hallaron numerosos huesos de leones (de 5 ejemplares) y osos de las cavernas (miles de restos, pero 6 ejemplares completos, entre ellos una cría). Todos los osos debieron morir exhaustos una vez se acabaron sus reservas durante el periodo de hibernación.

Cerca se encuentra la Galería de Mamíferos, donde están representadas todas las Órdenes salvo una: la de los Cetáceos. Y es que ésta recibe un trato muy especial, con una sala amplísima dedicada especialmente a ballenas, rorcuales y cachalotes (acompañados de focas, sirénidos y el resto de animales que, hace mucho tiempo, sobre 50 millones de años, decidieron volver al agua desde la tierra que hacía siglos habían conquistado). La exposición de los esqueletos de ballena es sobrecogedora, están todos juntos ampliando la magnificencia que ya de por sí tienen individualmente. Paseamos entre los restos de las ballenas dentadas (Odontecetos) y las de barbas (Mysticetos), entre las belugas y los leones de mar, los delfines, los dugongos, los manatíes, los narvales y las orcas.

P1250239La gran Ballena azul es la más impresionante, pues es un enorme ejemplar de 21,2 metros de largo. Las barbas con las que atrapa las miles de gambitas del kril no las tiene dispuestas (deberían estar colgando del maxilar superior) pero aún así el esqueleto es de los que te quitan el hipo.

Y justo a su lado, su congénere lejano del Orden de los Cetáceos, el Cachalote, la mayor de las ballenas dentadas (si se le puede denominar ballena, claro). Y tampoco se queda corto, pues llega hasta los 20 metros de largo. Su estructura craneal es muy peculiar: debe sostener un órgano denominado melón que alberga una gran cantidad de aceite. Pues bien, este aceite solidifica cuando el cachalote se sumerge a grandes profundidades, a más de un kilómetro, por ejemplo en busca de calamares gigantes.

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Continuamos paseando por las salas de los cetáceos. Vemos el esqueleto de una ballena pigmea (pocos museos cuentan con esqueletos de esta especie) o el del León Marino de Steller (Eumatopias jubatus), no el de la Vaca Marina extinta, no. P1250247 Se trata del más grande de los leones marinos llegando a medir casi 3 metros y, como suele pasar, una de las especies en mayor peligro de extinción debido a múltiples causas, desde la caza y la degradación del hábitat hasta enfermedades asociadas a parásitos.

La salida a la exposición de los cetáceos linda con una fenomenal recreación de los polos al más puro estilo del Museo de Historia Natural de Milán (http://isla-muir.blogspot.com/2010/06/maravillas-del-museo-di-storia-naturale.html). Se trata de sendos dioramas que representan la fauna del Ártico, a un lado, y del Antártico, enfrente. La verdad es que están espléndidamente realizados y uno se pregunta constantemente ante la necesidad de incorporar animales disecados a este tipo de colecciones (salvo aquellas piezas de valor histórico o las procedentes de zoos o similares).

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Recorremos las exposiciones de biodiversidad en Bélgica y en el mundo (Biodivercity, en buen juego de palabras) para terminar en una de las Galerías más prestigiosas del Museum, la Galería de la Evolución. En ella se hace un meticuloso recorrido por la historia de la vida, desde hace 3,5 millones de años para acá, con fósiles excepcionales y animales naturalizados de potente belleza.

P1250258Los grandes cambios y los cambios pequeños y progresivos, algunos fósiles del Cámbrico de Burguess Shale, una impecable colección de Trilobites y hasta un ave fósil del Cuaternario ofrecen una visión generalizada pero completa de la evolución por selección natural, el credo de todo científico que se precie.

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Y la Galería finaliza con todo un divertimento, una especie de What if? en el que se muestran posibilidades a donde la evolución puede converger dentro de 50 millones de años, P1250270 cuando el clima y la disposición de los continentes sea diametralmente distinta a la de la actualidad. Así que ahí aparecen extraños pájaros voladores de grandes patas y monos marsupiales colgando de la rama de un árbol.

Retour à la page d'accueilUn final de visita más que curioso, más que las reducidas posibilidades que tiene la tienda del museo en la que, eso sí, me hice con una camiseta con el logo del Museum: sí señor, todo un Iguanodonte de Benissart.