Hace diez años, la Sociedad Europea de Aracnología decidió designar una araña europea del año con el fin de "promover el conocimiento y la conservación de las arañas". En nuestro país, la Sociedad para el Estudio y la Conservación de las Arañas (SECA) es quien traslada esta iniciativa al ámbito español.
Desde el año 2000 la Sociedad Europea lleva seleccionando especies de arañas de características muy diferentes como medio para trasladar ese interés a los ciudadanos europeos. Entre las especies que se han seleccionado hasta ahora destacan, por ejemplo, Argiope bruennichi (la espectacular Araña Tigre), Pholcus phalangioides (la araña de patas largas compañera de los opiliones de nuestras casas) o Misumena vatia (una araña cangrejo de la Familia Thomsidae que cambia de color según la flor donde se disponga).
El caso es que éste año, la Sociedad Europea ha decidido dejarlo un poco más abierto y ha indicado a las Sociedades nacionales que elijan como araña del año a la especie que ellos consideren más interesante de entre las del Género Tegenaria, perteneciente a la Familia Agelenidae. Las Tegenarias son arañas cosmopolitas y antropófilas, muy ligadas a la presencia del ser humano y habituales compañeras de viaje del mismo.
Y esto no es solo una metáfora. De hecho, la especie seleccionada por la Sociedad de nuestro país, Tegenaria domestica, es una araña bastante abundante y que ha sido transportada por el hombre por todo el mundo.
La razón de seleccionar a Tegenaria domestica nos la contó el pasado 1 de abril Miguel Ángel Ferrández, presidente de la SECA, en una conferencia sobre esta iniciativa europea en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Independientemente del éxito de la convocatoria o de los curiosos asistentes a la misma, durante la charla, Ferrández trasladó el interés por las arañas al público y contó alguna cosa curiosa de las Tegenarias ibéricas, todo parte de esta iniciativa de fomento del conocimiento y la conservación de las arañas.
La diversidad de los quelicerados (de las arañas, para ser más exactos) es enorme y sólo está detrás de la amplísima diversidad de los insectos o de los ácaros. Pero además de las diversidad hay otra variable (a decir verdad, muchas otras, pero bueno) que marca las políticas de conservación en los países de nuestro entorno y es el nº de endemismos que cada uno tiene (lo cual luego se traslada a las Comunidades Autónomas en una vertiginosa confluencia de intereses políticos y conservacionistas). Del género Tegeneraria hay varios endemismos en la península ibérica, hasta 10.
Pero hay otras muchas distribuidas a lo largo y ancho del mundo, como es el caso de Tegenaria domestica (en el dibujo de la entrada) o de su pariente mucho más abundante Tegenaria atrica (en el segundo dibujo).Las arañas del género Tegenaria son cosmopolitas en todo el sentido de la palabra, aparecen en ubicaciones de un rango de temperaturas amplísimo, viviendo desde el ártico a los desiertos africanos, pero siempre asociadas a la vivienda humana.
Son arañas de patas largas, peludas y con un dibujo en el opistosoma muy característico de cada especie (el opistosoma sería el equivalente al abdomen de un insecto, uno de los dos tagmas de los quelicerados junto con el prosoma, que es donde se situarían los ojos de las arañas -que no tienen cabeza diferenciada-).
A Tegenaria domestica la describió un discípulo de Linneo, Clerk, en 1757 (el Museo de Ciencias guarda en su Biblioteca la edición original del autor con unas ilustraciones espectaculares) y fue una de las primeras arañas en ser descritas. La identificación de las arañas, por cierto, se realiza basándose en sus genitales, con diferencias suficientes como para establecer holotipos (la especie tipo que la define). En nuestro país se encuentran varios holotipos y el Museo guarda algunos de ellos. Por ejemplo, de Tegenaria bucculenta, típica de los robledales y descrita a partir de un ejemplar hallado en El Escorial.
Otra de las arañas del Género más frecuentes en nuestro país es Tegenaria parietina, de ámbito doméstico pero de fácil identificación por su gran tamaño y largas patas. Y es curioso porque los estudios realizados establecen con relativa facilidad los medios por donde se mueve cada una de las especies.
La estación del año también influye, cómo no, en la distribución de las arañas salvo en el caso de las de ámbito doméstico en el que el factor temperatura deja de ser una variable crucial.
La tela de las Tegenarias es otra de sus características más particulares. De acuerdo con la Wikipedia, "Las arañas domésticas del género Tegenaria construyen telas en forma de sábana, que en los edificios se sitúan normalmente en las esquinas de los cuartos. Este es el lugar más fácil para la sujección de la tela, así como para ubicar su típico refugio en forma de embudo. El refugio se construye en un lugar protegido (un agujero o grieta), mientras que el resto de la tela puede extenderse bastante en la habitación. Inmóviles en su refugio es donde estas arañas, de hábitos nocturnos, pasan la mayor parte del tiempo.".
Y es que las Tegenarias son arañas sedentarias, que viven en las guaridas al final de sus telas en forma de mantel en lugares umbríos y oquedades (no pocas especies son de hábitos cavernícolas).
Taxonómicamente, tienen ocho ojos dispuestos en dos líneas rectas y seis hileras desiguales de las que fluye su hilo.
Ninguna Tegenaria aparece en el Libro Rojo de especies amenazadas, pero esto también puede ser debido a la carencia de información y el reducido número de aracnólogos de nuestro país. Como Miguel Ferrández, presidente de la SECA y que accedió al final de su conferencia a aclararme porqué había elegido a Tegenaria domestica como araña del año en lugar de T. atrica (mucho más abundante y conocida) o T. inermis (cavernícola).
¿La razón? Buscaba la sorpresa. Alguien no iniciado entendería que T. domestica sería muy frecuente (por su cognomen; no lo es: T. atrica lo es mucho más) y quería llamar la atención sobre este punto.