28 de diciembre de 2008

Fauna extinta en el Natural History Museum de Londres

oowensi002p11878. Sir Richard Owen, una de las mayores autoridades de Europa en osteología, identifica, a partir de un único fragmento de hueso de una de sus patas al Moa Gigante de Nueva Zelanda (Dinornis maximus), un ave que desapareció en el periodo Holoceno.... es decir, en el que vivimos actualmente, sólo que el hombre fue uno de los más directos responsables de su extinción.

Cuando los maoríes llegaron a Nueva Zelanda hace 1.000 años comenzó la caza de este enorme pájaro que llegaba a medir casi 3 metros de alto y que desapareció definitivamente, se cree, en el mismísimo siglo XIX.

P1100642Más tarde Owen daría nombre ("lagartos terribles" significa) a los dinosaurios y además colaboraría activamente con el Museo que ahora muestra de forma espectacular el esqueleto de este Moa Gigante (además de algunos enormes huevos de esta especie), el Museo de Historia Natural de Londres.

El mismo edificio del Museo ya sorprende. Está situado en South Kensigton, en Londres, cerca del Museo de la Ciencia y del Victoria & Albert's Museum. Nada más salir del Metro ya ves la enorme mole del precioso edificio diseñado por Alfred Waterhouse en 1866. El Museo fue creado a partir de la excelente colección del médico Sir Hans Sloan (también creador del British Museum, pero sobre todo recordado como introductor en Inglaterra del chocolate a la taza jamaicano). Cuando el Museo Británico se quedó pequeño, las colecciones de historia natural se trasladaron a este edificio realizado ex profeso para contenerlas.

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Es un bonito edificio de estilo victoriano decorado precisamente con aquello que estaba destinado a albergar: fauna y flora en un ala; fósiles y minerales en otra. Todo, de acuerdo con los planes de Sir Richard Owen, que ejerció de director del mismo.

Y cómo cumple con las expectativas, madre mía. Nuestra intención era visitar el Museo aprovechando la magnífica exposición "Darwin: Big Idea, Big Exhibition" (de la que haré en breve una entrada), pero el museo nos ganó a poco de entrar (sólo nos defraudó su presunto restaurante).

Y es que en el amplio y luminoso salón central se ubica la primera de las muchas maravillas con las que cuenta el NHM. Hay que recordar que éste se precia de tener entre sus colecciones muestras y objetos que en su día pertenecieron (o fueron, incluso, recogidos por) a Darwin, a Lyell, a Owen y a tantos otros que hicieron a la Inglaterra del siglo XIX la referencia en el ámbito científico.

P1100597 Allí, en el gran vestíbulo central hay una enorme, larga (26 metros) e impresionante réplica del esqueleto de un Diplodocus, el dinosaurio de mayor longitud de los conocidos hasta hoy.. Y alrededor, otra colección insuperable de fósiles (pero también de réplicas) de animales mucho tiempo atrás desaparecidos y que pueblan el imaginario común de un buen número de estudiantes, aficionados y científicos.

Y no me refiero sólo a los dinosaurios: el dodo (Raphus cucullatus) también está allí. Y otras muchas especies extinguidas en época más o menos reciente (en muchos casos, como el Moa de Nueva Zelanda, por la influencia directa del hombre). A primera vista impresiona su tamaño, desde luego no me esperaba que estas aves isleñas llegaran a tener estas dimensiones. Por otro lado, quizá sea razonable: es el típico efecto de gigantismo asociado a la evolución en islas.

P1100611 Dos réplicas de dodos nos esperan en la galería dedicada a las aves (aunque hay un esqueleto original en el vestíbulo central). Uno es el Dodo de la isla de Mauricio y el de la derecha el Dodo de la isla de Reunión.

En ambos casos, a finales de la década de 1660 habían desaparecido por completo gracias a una eficaz combinación de marineros hambrientos, marineros y cazadores aburridos, gatos y ratas.

Al lado de los dodos, otras aves recientemente extinguidas: la paloma migratoria americana, el Alca Gigante, el Pico de Marfil mexicano... y otras a punto de hacerlo, como el Kakapo, el loro no volador neozelandés que está en vías de desaparición inmediata. Es emocionante ver recogidas en una sola vitrina tan importante elenco de especies que no creo que vuelvan a pisar nuestro planeta. Aunque los dodos sean réplicas (hay tan pocos restos en el mundo), el resto de aves sí son especimenes disecados de aquellas que una vez sobrevolaron nuestros cielos.

P1100644 Y es que el Museo de Historia Natural de Londres reúne tal colección de fauna extinta que me dejó hechizado. Es cierto que hay galerias imprescidibles, como la de los Primates, la del Cuerpo Humano o la de la Historia de la Tierra, pero ya sólo con las naves laterales del vestíbulo central tuve suficiente.

Los grandes mamíferos del Cuaternario sorprenden. Hay un cráneo de Mamut lanudo bien conservado, una cuerna de Megaloceros imponente, sendos esqueletos de Glyptodonte (el armadillo gigante del Pleistoceno) y de Glossoterium robustum (arriba, un gigante vegetariano que se extinguió hace más de 5000 años). Pero además, en las salas interiores hay más mamíferos gigantes....

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Un Dientes de Sable (arriba a la derecha, probable Smilodon) y un epatante Arsinoitherium en la zona dedicada a los Mamíferos (en la que se ubica una réplica gigantesca de una Ballena Azul). El esqueleto de Arsinoitherium es tan formidable que quita el hipo.

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Este gran embritópodo de dos cuernos vivió en África hace 35 millones de años. Se descubrió en El Fayum, tradicional yacimiento arqueológico, muy cerca de donde la reina Arsínoe II tenía su palacio. Por ello, le dieron su nombre a esta especie habitante del bosque tropical.

Los embritópodos son un Orden extinto de mamíferos del Oligoceno parecido a los rinocerontes, pero con cuernos de hueso, no de pelo.

El Arsinoitherium del Museo de Historia Natural es P1100706francamente impresionante, como lo es el Lémur Gigante ubicado en la zona de Primates (foto de la derecha) o el Megatherium de una de las alas del P1100629 Museo cercana a la galería de las aves,foto de la izquierda).

Con cuatro metros de altura, el perezoso gigante fue uno de los herbívoros más grandes de Sudamérica, donde habitó entre hace 100.000 y 11.000 años.

Darwin cuenta en sus diarios del Beagle como pudo recuperar algunos cráneos de Megatherium en Argentina que eran utilizados como diana para disparar por los gauchos de la zona. Si Richard Owen le describió y nombró, al igual que hizo con el Glyptodonte, el armadillo gigante de la inmensa armadura corporal.

De hecho, el Megatherium no está bien ubicado en el Museo de Historia Natural, pues se encuentra en la galería de los Fósiles de Reptiles Marinos. Se trata de una larga e iluminada galería cuyas paredes están cubiertas de los más grandes fósiles de plesiosaurios, ictiosaurios, mosasaurios y cocodrilos marinos que se pueda uno imaginar.

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Este gigantesco plesiosaurio con sus grandes palas que le facilitaban el desplazamiento fue uno de los muchos fósiles hallados por Mary Anning, pionera en la búsqueda de fósiles.  

Mary Anning vivía cerca de los acantilados de la costa de Dorset, en el Sur de Inglaterra. mary anning Allí encontró un buen número de fósiles prácticamente completos, estableciendo un próspero negocio con su venta. Su reputación científica también creció, considerándose ahora una de las mujeres importantes en la historia de la paleontología.

P1100625Muchos de los especimenes que encontró se encuentran en las paredes de esta galería y son sencillamente espectaculares. Los Ictiosaurios son los más habituales.

En el vestíbulo central se encuentra un fósil de lagarto marino (traducción literal de Ictiosaurio) en tres dimensiones, pero los de la pared de esta galería no desmerecen en absoluto.

Sorprenden sus grandes ojos y mandíbulas alargadas, con dientes afilados, lo que les identifica como algunos de los depredadores mejor especializados de las Eras en las que dominaron los mares.

P1100654Era otros tiempos aquellos, las Eras Secundaria y Terciaria, momento en el que eran los Dinosaurios los que abundaban en nuestro planeta. El Museo de Historia Natural dedica una gran parte de su exposición a los Dinosaurios, presentando algunos de los esqueletos más cautivadores que recuerdo.

Tres enormes esqueletos de dinosaurios dan la bienvenida al visitante, un Triceratops como siempre lo había soñado (a la derecha), un Braquiosaurio enorme y portentoso (abajo, a la izquierda) y la piel fosilizada de un poderoso Anquilosaurio (abajo, a la derecha). 

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El Museo de Historia Natural de Londres es sinónimo de dinosaurios. La galería donde se encuentran es oscura y sombría, se recorre en una pasarela de metal que permite observar con detenimiento los numerosos esqueletos de dinosaurios con los que cuenta el Museo. Algunos de los que más nos llamaron la atención fueron:

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Tuojiangosaurus multispinus, el primer estegosaurio hallado en China. Este ornitisquio era un pacífico herbívoro que se defendería de los depredadores gracias a los pares de extensiones óseas de su espalda y del final de la cola. Medía 6,67 metros de longitud.

Estamos ante el holotipo de la especie, hallado en Zigang (China), fosilizado allí desde hace 157 millones de años, en el Jurásico Superior.

P1100660 Baryonix walkerii, un saurisquio depredador, uno de los fósiles de los que el Museo se siente más orgulloso, pues se trata del más completo dinosaurio carnívoro hallado en Europa en el siglo XX. Sus características más importantes son sus largas garras y el cráneo, similar al de los cocodrilos. 9 años de trabajo han permitido extraer, desde el Cretácico, a este depredador que habitaba por lo que es hoy Surrey, en Inglaterra, hace 125 millones de años.

P1100662 Iguanodon atherfieldensis. Éste es uno de los primeros dinosaurios en ser descritos y sus restos se exponen en el Museo. Se han hallado Iguanodontes en muchos lugares de Europa, de esta especie en concreto se sabe que era un "pequeño" herbívoro que podía andar bien a dos patas o, en ocasiones, con las cuatro. Con cinco metros de altura es también el holotipo de la especie, que vivió allá por el Cretácico, hace 125 millones de años.

Las salas dedicadas a los dinosaurios incluyen un camino informativo rodeado de vitrinas con cráneos originales, réplicas e incluso figuras alusivas a la forma que debieron tener estos grandes reptiles en función de la época en la que se investigaron.

P1100677Además, el público se sorprende ante un par de velocirraptores y un gigantesco Tyrannosaurus rex móviles, figuras animadas, con movimiento y con sonido sorprendentemente reales.

Aunque no tuve tiempo de buscar uno de los fósiles más famosos del mundo, el de la considerada como primer ave, Archaeopteryx, la visita a la zona de dinosaurios fue bastante satisfactoria, como también lo fueron las áreas de Mamíferos o la del Cuerpo Humano.

Fueron, sin embargo, los restos de animales extintos los que más me llamaron la atención, bien por su espectacularidad o bien por el sentirse verdaderamente honrado por poder verlos. O por ambas razones, en muchos de los casos.

P1100646 Dejo para el final uno de esos ejemplos, un ejemplar espectacular por su tamaño y del que sentirse orgulloso por poder haberlo visto. Se trata del Celacanto, el fósil viviente.

Ha perdido su azul intenso variando al beige provocado por el formol, pero no deja de representar un limitado hálito de esperanza en este recopilatorio de fauna extinguida en una u otra época.

Redescubierto en 1938, sus aletas lobuladas sorprendieron a quienes tuvieron noticia de él tras atraparlo un carguero en el Océano Índico. Sólo se tenía conocimiento de él por el registro fósil. Ahora ya se han identificado al menos dos especies de este enorme pez que simboliza a la vez la fuerza y la debilidad de la vida. De la debilidad de la misma dan fe todas las especies mencionadas en esta entrada....